Capítulo 1

Cuando el juego termina mal…

- Harry, ¿Te encuentras bien amigo?

- Si... no es nada Ron

- Pero no haz cenado nada... – preguntó extrañado Ron

- No tengo apetito. Mejor me voy a la cama. Nos vemos al rato

- ¿No quieres que te lleve algo de comer por si te da hambre?

- No Ron, gracias.

Apesadumbrado y cansado Harry salió del Gran Salón con dirección a la Torre de Gryffindor. La tranquilidad de los solitarios pasillos le daba un poco de paz a su pobre corazón que había soportado muchos golpes. El más reciente de todos, fue algo que nadie, inclusive él se esperaba y como tal, era algo que ni siquiera Ron podía enterarse. Al llegar al retrato de la dama gorda, Harry se encontró con alguien a quien definitivamente no esperaba ver ahí.

- Hola Harry

- Er… Hola…

- Te ves cansado – dijo la chica con preocupación - ¿Te sientes mal?

- No, no es nada

- Podría acompañarte a la enfermería...

- No, en verdad solo necesito descansar un poco.

- Bueno. Cuídate

La chica se fue caminando y el ojiverde la siguió con la mirada hasta que se perdió tras un pasillo. Después de eso, entró a la sala común y se tumbó en su sofá favorito al lado de la chimenea. Era muy difícil tener que fingir frente de ella. Tener que aparentar que estaba cansado y mentirles a todos, pero esa era la única solución que había encontrado a su problema. De pronto, se escuchó el murmullo de los chicos que regresaban de la cena. Harry no quería saber nada más de nadie y corrió hasta su dormitorio. Ahí, sin ponerse la pijama, se recostó sobre la cama, se tapó y cerró las cortinas para aparentar que estaba dormido. Unos pasos subieron hasta la habitación y se detuvieron al llegar frente a la cama de Harry

- Harry, ¿Estás dormido? – preguntó Ron

- Eso es lógico ¿no? – respondió Hermione que llegaba tras de él

- ¿Estas segura que Ginny te dijo que se veía muy mal? – preguntó de nuevo Ron

- Pues eso fue lo que ella dijo, que se lo había encontrado a la salida de la sala común y que no tenía muy buen aspecto.

- Tal vez fue porque no ceno...

- No lo sé. Mejor dejémoslo descansar, mañana veremos si sigue enfermo o no.

- De acuerdo.

Hermione y Ron salieron de nuevo de la habitación de los chicos. Harry espero otros segundos más para poder moverse. Se había tapado de pies a cabeza para que no notaran que no se había puesto la pijama, que no se había quitado los lentes y lo más importante, que tenía los ojos abiertos. Pero es que cerrar los ojos, para él, era ya una tarea imposible. Cada vez que lo intentaba, la imagen de un hermoso ángel sonriéndole le llegaba a la memoria, e inevitablemente sentía ese vuelco en el estómago que lo hacía abrir los ojos. El chico del cabello rebelde escuchó como poco a poco sus compañeros de habitación entraban y se alistaban para dormir. Todos preguntaban por la salud de Harry y Ron solo decía que era cansancio producto de los entrenamientos de Quidditch. Por fin, después de esperar casi una hora y de verificar que hasta el último de sus compañeros de habitación estuviera dormido, el joven Potter se levantó de la cama, y salió de la habitación, de la sala común y de la torre de Gryffindor.

Por los pasillos, una vez más encontraba un poco la tranquilidad que su corazón necesitaba. Si seguía así, no soportaría por mucho tiempo. Sin saber a dónde podría ir, Harry invocó a la sala de los menesteres que había usado el año pasado para los entrenamientos del Dumbledore's Army y a diferencia de la habitación que apareció en ese entonces, la de esta ocasión era completamente distinta. Era una alcoba. Harry sonrió y entró en ella esperando poder conciliar el sueño, sin embargo, una vez más, el rostro de su ángel aparecía. Recostado en la cama, con los brazos bajo la almohada, Harry recordaba los sucesos de la semana pasada, mismos que habían dado inicio a todo su problema.

Era viernes por la noche. En la sala común de Gryffindor había estudiantes de diversos cursos intentando hacer deberes, sin embargo, el frío del invierno hizo desistir a muchos en el intento hasta que tan solo quedaron unos cuantos, entre ellos, el trío maravilla y Ginny que hacían deberes, Seamus y Dean que jugaban ajedrez, Lavander y Parvati que charlaban animadamente y Katie con Andrew que discutían las jugadas para la próxima temporada de Quidditch.

- ¿Y qué sucedió con Dean? ¿Ya no sales con él Ginny? – Preguntó Hermione mirando a la pelirroja y a Harry

- Ahora no Hermione – respondió Ginny en tono cortante

Harry y Ron detuvieron las labores y miraron a Hermione y luego a Ginny. Ambas se veían muy tranquilas y continuaban trabajando en sus deberes.

- ¿Por qué no quieres contar lo que te paso con Dean? – preguntó Ron

- Porque no es tu asunto hermanito

- ¡¡Eres mi hermana, claro que es mi asunto!! – exclamó Ron

Todos los ocupantes de la sala común dirigieron las miradas hacia el lugar en donde estaban los cuatro chicos. Hermione y Ginny miraban a Ron a punto de matarlo y Harry no entendía mucho de lo que estaba pasando en esos momentos.

- Muchas gracias por interrumpirnos Ron – sentenció Katie – nos vemos en los entrenamientos...

- Pero... pero... – balbuceó Ron

- Mejor cállate Ron – dijo Hermione y siguió con sus deberes

- Espera Hermione – interrumpió Lavender que miraba a Ginny y a Dean maquiavélicamente – ya que todos interrumpimos lo que estábamos haciendo y aprovechando que es viernes por la noche, por qué no jugamos a algo

- Tengo cosas más importantes que hacer que jugar Lavender – dijo Hermione

- Espera Herm – susurró Ginny – vamos a ver qué es lo que tiene en mente. ¿A qué vamos a jugar Lavender?

Lavender miró a Dean y le guiño un ojo. Parvati sonrió y empezó a hablar como si ella hubiera propuesto la idea del juego.

- Jugaremos "Verdad o Reto", pero necesitamos la colaboración de todos los que estamos aqu

- Con nosotros cuenten – dijo Dean y ayudó a Seamus a guardar el ajedrez. Luego se acercaron a donde estaban las chicas.

- Con nosotros también – sonrió Katie y empujó a Andrew hasta donde estaba los demás.

- ¿Y qué pasa con ustedes? – preguntó Seamus a Hermione, Harry, Ron y Ginny – vamos Hermione, vamos a jugar un poco

- Además necesitaremos un poco de tu ayuda Hermione, para poder realizar un conjuro antiengaños

Hermione miraba a Ginny que le sonreía. Ron y Harry las miraban a ambas sin entender las miradas que las chicas se estaban echando.

- Ya de acuerdo, nosotras jugamos – comentó Hermione

- Pues nosotros también - dijo Ron un poco exaltado al ver la forma en la que Seamus miraba a Hermione.

Los cuatro chicos llegaron hasta la mitad de la sala en donde ya estaban los demás sentados en el suelo en círculo. Lavender le dio unos dulces a Hermione quien los encantó en esos momentos. Luego se los regresó a Lavender que repartió uno a cada uno de los integrantes del juego. Una vez que se comieron el dulce, Parvati empezó a hablar de nuevo

- Con ese dulce nos aseguramos que aquí no se diga ni una sola mentira. A todo aquel que lo haga le saldrán granos en el rostro igual que a Marietta cuando nos traicionó el curso pasado. Ahora si, explico en que consiste el juego. La varita girará en el aire, a quien le toque la punta tendrá que elegir entre decir una verdad o hacer un reto. Los retos o las verdades las impondrá la persona a quien la varita haya señalado con el otro extremo. Si alguno no dice la verdad ya sabe lo que le pasará y si no llegan a cumplir el reto los demás le pondremos un castigo

- Suena fácil – sonrió Ron

- Suena peligroso – susurró Harry mirando las miradas extrañas entre Parvati y Lavender.

- ¿Alguna duda? ¿No?, entonces, vamos a empezar – dijo sonriente Lavender que colocó su varita a unos 10cm del suelo y empezó a girar rápidamente.

La varita se detuvo en dos personas: la punta señalaba a Harry y el otro extremo a Parvati. La chica sonrió maliciosamente y Harry empezó a sentirse nervioso.

- Empezamos muy bien el juego. ¿Verdad o Reto Harry?

El chico de cabello rebelde no podía pensarlo mucho: si decía Verdad lo más probable era que le preguntaran sobre Cho y no quería decir nada sobre ella. Era preferible un reto. Siempre había sido mejor con las pruebas.

- Reto – dijo Harry

Parecía que Parvati y Lavender estaban esperando esa respuesta. Ambas sonrieron y Parvati continuó.

- Bien, entonces te reto a que beses a Ginny.

Harry y Ginny se pusieron blancos. Ginny miró rápidamente a Hermione que se encogió de hombros y luego dirigió una mirada furtiva a Dean que parecía estar gozando con lo que iba a ver. Harry no sabía qué hacer.

- Ah!! No, yo así no juego – dijo Harry intentando salvarse del problema – además, Ginny es mi amiga.

- Tú quisiste jugar, ahora te aguantas – señaló Dean – quiero ver si eres capas de besar a la que fue mi novia... demuestra que Ginny no te produce asco y repulsión.

El comentario despectivo de Dean hizo que la sangre se le subiera a la cabeza a Harry y a Ron que se levantaron al mismo tiempo dispuestos a pelear y a golpearlo por lo que había dicho.

- Hey! hey!, un momento – dijo Katie – Dean, basta de ese tipo de comentarios, y si todos aceptamos jugar, vamos a tener que aguantarnos a lo que nos pregunten y a lo que nos pidan hacer, así que se calman y sigamos con el juego

- Vamos Harry, te toca besar a Ginny – sonrió Andrew que parecía estar en complicidad con Dean

- Vamos Potter, es muy fácil besar a una chica – dijo Dean

En esos momentos y sin previo aviso, Dean tomó del rostro a Parvati que era la chica que tenía a un lado y la beso. El ojiverde inmediatamente miró a Ginny que estaba pálida y desconcertada. En la mirada tenía reflejada la duda por la acción que el que había sido su novio estaba realizando en ese preciso momento, justo frente a ella.

Dean soltó a Parvati que seguía sonriendo como si nada hubiera pasado. Después, ambos miraron a Harry esperando reacción alguna pero antes de que pudiera hacer o decir algo, Ginny se levantó del círculo.

- No esperaba menos de ti Dean – sonrió amargamente y segundos después salía por el retrato de la dama gorda.

Harry no dijo ni una sola palabra más y echo a correr tras la pelirroja. Tenía que encontrarla, sabía que estaba mal, que estaba sufriendo. No escuchó a Hermione y a Ron salir tras de él, sin embargo, si obedeció la orden de Hermione cuando le dijo que fuera a buscarla a la torre de astronomía mientras ellos buscaban por los terrenos del colegio.

Cuando llegó hasta el lugar en donde hacían sus observaciones una imagen lo detuvo en seco. Ginny estaba sentada, recargada en una pared mirando hacia el cielo, la luz de la luna la iluminaba solamente a ella como si fuera un enorme reflector. Harry se acercó poco a poco a ella mientras la chica se limpiaba las lágrimas y le sonreía.

- ¿Cómo estás? – preguntó tímidamente Harry

- Supongo que estaré bien – sonrió Ginny – lamento que ese par de idiotas te hayan metido en ese predicamento

- ¿Predicamento?

- No debieron haberte pedido que me besaras – siguió Ginny haciendo caso omiso al comentario de Harry – no es fácil besar a alguien que no te gusta. Pero me la pagarán esos dos, lo único que querían era ponerme en evidencia... ¡¡Cómo los detesto!!

- ¿Y por qué querían ponerte en evidencia?

- Como sabrás yo salía con Dean hasta que un día lo vi besándose con Parvati. Ninguno de los dos me negó que estaban saliendo y todavía tuvieron el cinismo de decirme que nadie podría fijarse en mi, que entendían a Michael por haberse ido de mi lado y consolar a Cho y...

La voz de Ginny se cortó de pronto. Sus mejillas se ruborizaron tal y como él recordaba que había sido la primera vez que la había visto en la estación de trenes hacía ya seis años.

- Y... continúa Ginny

- Y que te entendían a ti por jamás fijarte en que yo existía – respondió Ginny en un susurro

- ¡¡Pero que estúpidos!! – exclamó Harry – yo siempre he sabido que existes... ¿qué no se acuerdan que te saqué de la cámara de los secretos?...

- Eso no importa ya. Son un par de idiotas que lo único que quieren es hacerme sufrir, en verdad lamento que te hayan pedido semejante castigo

- ¿Qué castigo?

- Pues... lo que te dijeron, que tenías que...

- Ah!! – interrumpió Harry – pero eso no era castigo Ginny, yo si te hubiera besado con gusto.

Ginny miró a Harry confundida y el chico del cabello rebelde sintió un vuelco en el estómago. ¿Qué era lo que había dicho? ¿Fue su inconsciente el que había hablado? ¿Por qué se sentía tan nervioso cuando Ginny lo miraba de esa forma?

- ¿Qué acabas de decir?

Harry miró a Ginny que esperaba una respuesta a todas las dudas que había en su cabeza y que habían sido provocadas por su culpa, porque no sabía la razón por la cual había dicho lo que había dicho. Y cuando lo pensaba bien, Harry sentía que efectivamente, besar a la menor de los Weasley no sería gran problema para él, por el contrario. Un poco más decidido pero sumamente nervioso, Harry sonrió a la pelirroja que seguía esperando respuesta.

- Que besarte jamás sería un castigo para mi.

Ginny miró a Hary inmóvil. Harry, que ya no sabía de dónde salían las palabras y el valor, tomó el rostro de la pelirroja y lo atrajo hacia el suyo. Tierna y suavemente, Harry besó a Ginny. Él solamente había besado una vez antes y sin embargo, en esta ocasión parecía saber exactamente lo que estaba haciendo.

- ¡¡Harry!! ¡¡Ginny!!

Los gritos de Hermione y Ron hicieron que ambos se separaran. Ginny se levantó y limpió la túnica. Luego miró tiernamente a Harry y en un arrebato de espontaneidad lo abrazó y susurró al oído unas cuantas palabras

- Muchas Gracias Harry

Después se dirigió a donde Hermione y Ron se acercaban. Harry no recordaba muy bien lo que había pasado después. No recordaba cómo había llegado hasta la sala común ni al dormitorio. Lo único que podía recordar era que a partir de ese momento, cuando cerraba los ojos, la imagen de ese hermoso ángel que había visto en la torre de Astronomía se aparecía en su cabeza. En las noches, si realmente podía concentrarse, podía evocar el aroma de su piel, el dulce sabor de sus labios y la ternura de sus palabras

Ahora, recostado en la sala de los menesteres, aún con la posición inicial en la que había empezado a recordar, podía sentir como el aroma del perfume de Ginny Weasley inundaba la habitación por completo.

- Sabía que iba a encontrarte aquí.

Harry se levantó sobresaltado y se sentó sobre la cama de la habitación que se suponía estaba solo a su disposición. Su corazón latía a mil por hora y sentía su respiración agitada. Ante él y como si sus pensamientos la hubieran invocado, su ángel había llegado a rescatarlo de esa soledad.

- ¿Sigues sintiéndote mal verdad? – preguntó preocupada Ginny – vamos, te acompaño a la enfermería

- Madame Pomfrey no puede curarme Ginny – respondió Harry una vez que recuperó el aliento.

- ¿Por qué? ¿Es Vol… quien-tú-sabes?

- No, él no tiene nada que ver en este asunto.

- ¿Entonces? Sabes que puedes confiar en mi verdad

- Si… pero no tengo el valor de decirte lo que me pasa – dijo Harry que a cada segundo se sentía más y más embriagado por el aroma del perfume de Ginny, sentía que si lo olía un par de minutos más, olvidaría todos sus modales y se lanzaría sobre de ella a robarle un beso

- Entonces es asunto de chicas… me lo suponía

- ¿Eh? Er… chicas… no… bueno, la verdad es que… yo…

- Lo sabía – sonrió tímidamente Ginny – mira si lo que pasó entre nosotros la semana pasada te produjo algún problema con alguna de las chicas yo estoy dispuesta a hablar con ella y….

- ¡¡Otra chica!! – interrumpió abruptamente Harry – No Ginny, mi problema no radica en los celos de nadie. Lo mejor será que te vayas

- Pero Harry, yo…

- Créeme, lo mejor será que te vayas… o no, mejor quédate, el que se va soy yo.

Harry tomó sus gafas y salió como relámpago de la habitación dejando atrás una Ginny mortalmente confundida.

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Holas a todos!! o

Este es mi primer intento de ff Harry y Ginny largo. Generalmente escribía solo songfics pero ya es tiempo de que escriba una de por lo menos más de 6 capítulos… en fin, espero que me den sus opiniones sobre esta historia y muchas gracias por leerla… Ah!! y lean mis demás historias!!

Un abrazo

Andy