Los personajes y todo lo referente a Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama, yo sólo juego con ellos.

Las explicaciones sobre este fic son muy extensas, así que las daré abajo. La idea central giro entorno a una teoría que tengo y pues, por lo último que se ha visto en el manga, ya no es viable, pero tengo mi imaginación, word y tiempo libre, por si quieren darle una oportunidad.

Dedicado a Sasha SV;, gracias por apoyar mis locuras.

Fic situado en el capítulo 99. Divergencias respecto al canon, usando diversas teorías como base.

Espero que les guste. Nos leemos más abajo.

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¿Dónde está Mikasa?

El caos presente del exterior erizó nuevamente la piel de Jean. Aunque no lo admitiera, apenas lograba mantener a raya su nerviosismo. Aprendió el discurso y lo recitó frente a la Comandante Zoe hasta hartarse, sin embargo, todavía sentía las manos sudarle, los acelerados latidos de su corazón en sus oídos y un insufrible calor en todo el cuerpo. Recorrió unos centímetros la cortina; notando a sus compañeros evacuando a los diplomáticos más importantes, manteniendo la calma y sin levantar sospechas.

—¿Ya saben dónde está Eren? —Soltó un suspiro de alivio al ver a Sasha asentir.

—Floch encontró su escondite y lo mantienen vigilado. Ya han iniciado el operativo para desalojar los alrededores.

—Realmente espero que no haga una estupidez. —El monólogo de Will continuó de fondo en el escenario, pronto tendría que salir a escena y representar un papel que no le correspondía. Ahí debería de estar Levi, incluso Mikasa, quienes representan mejor que nadie la fuerza y el poder de la isla, aunque eso tampoco significaba que fuesen adecuados. Joder, ninguno de ellos era un maldito héroe. Sólo querían vivir el resto de sus vidas con tranquilidad. En ese momento, otra persona cruzó por sus pensamientos. No podía recordar cuándo fue la última vez que la vio—. Por cierto, ¿dónde está Mikasa?

—Después de la cena de ayer, me ha costado ubicarla. —Sasha se arregló la coleta, intentando rememorar el día anterior—. Ahora que lo mencionas...

—Es hora, Kirstein. —Cualquier respuesta, fue apagada por la voz rasposa de Levi. Jean tragó, el nerviosismo regresó; sólo tenía que actuar.

Fingir.

Después de la noche anterior, tenía un sabor amargo por seguir siendo tratados como demonios, cuando sólo eran víctimas de las circunstancias. Se preguntó cómo es que Mikasa había tolerado ese trato en Hizuru. Sin embargo, dudaba que dijesen directamente una palabra en su contra o de forma despectiva; no cuando esos potentes irises plata podían dispararse como armas, menos con su inmutable semblante que imponía ante cualquiera, ni que hablar de su preciosa boca que parecía…

Definitivamente Jean todavía tenía un ligero y platónico enamoramiento.

Aceptó el miedo tan humano que sentía. Revisó el equipo de maniobras que usaba debajo del traje; la presión de las nuevas correas provocaba una peculiar incomodidad en él. De verdad esperaba no tener que usarlo. Escuchó con atención el relato sobre la historia. Se mordió la lengua; con esa versión, ¿quién no los consideraría demonios?

Mantuvo la compostura y se encaminó al escenario.

—Jean, espera. —Sasha se apresuró a entregarle el sombrero que ocultaría la mayor parte de tu rostro—. Aunque Yellena haya distraído a los guerreros, es mejor evitar que te reconozcan por ahora. —Lo colocó en su lugar. Tragó en seco cuando las luces comenzaron a apuntarlo.

¿Por qué estaba ahí? Aun con la obvia respuesta, un miedo latente la empañó.

Las luces cegaron sus ojos; vislumbraba sombras, el ruido lo aturdía y deseó ser capaz de huir de ahí. Sintió el peso de todos los erdianos de la isla en sus hombros. Siguió al pie de la letra las coreografías previamente ensayadas.

—Hubo un marleyano que vio un modo de prevalecer en esta situación. Nada más ni menos que el Gran Helos. Enderezó la espalda, cuidando de no levantar tanto el rostro que ocultaba tras el sombrero. La narración continuó, sin embargo, la descripción de Helos dista completamente de él—. Manipuló información con destreza. —Armin debió ser quien interpretara a Helos, pensó, recordado las sutiles manipulaciones que el -ya no tan pequeño- rubio realizó desde que lo conoció.

Al ver al Rey, no pudo más que recordar la fragilidad de Historia siendo reina. Vaya que el curso de las situaciones afecta más a unos que otros. Sostuvo un semblante sereno. Quería sentir asco por las palabras de William, pero sabía que era un mal necesario. Bufó mentalmente ante la ironía de sus propios pensamientos. Él no era Armin, ni el Comandante Smith para creer aquello.

—El hombre que se rebela en contra de la paz, su nombre es… Eren Jaeger.

Reconoció el estruendo propio de una transformación y el suelo agrietándose.

Maldito Jaeger, pensó, quitándose el abrigo, mostrando el equipo nuevo, no tardó en jalar a Will a su lado y activar el equipo, alejándose del escenario destruido.

—E-es el titán. —El color abandonó el rostro del Tybur. Jean lo dejó a salvo, bajo la protección de Sasha. Meditó sus acciones; las órdenes eran claras y directas. Sabía que Eren haría un atentado contra Marley para obtener el poder del titán martillo de guerra, leyeron sus movimientos por meses desde que escapó de la vigilancia de la Legión.

—Ten cuidado, Jean —pidió Sasha, intuyendo sus próximas acciones. Eran plenamente conscientes del efecto de sus decisiones en el futuro. El aludido asintió, antes de activar el equipo.

El caos en las butacas cercanas al escenario era atroz. Podía ver los cuerpos atrapados de civiles que no alcanzaron a correr; mientras sus compañeros seguían evacuando a los demás, él tendría que hacerse cargo de Eren. Lanzó uno de los ganchos al titán, impulsándose a rodearlo, de forma rápida y concisa apuntó a la nuca, una gran mano se interpuso en su camino. Apenas logró mantener el equilibrio cuando fue lanzado por el aire.

Era uno de los mejores veteranos de la Legión sí, lo aceptaba, no obstante, no había punto de comparación con los soldados más fuertes de la humanidad.

Vislumbro el rostro impasible de Levi a lo lejos, aproximándose hasta él.

—Distráelo —pidió, sin dejar de observar a Eren—. Conoce las estrategias mejor que nadie, lo tomaré por sorpresa, así será más fácil de someter sin que noten mi presencia. Es cuestión de segundos —Y con esa penetrante mirada olivo, advirtió—; no dudes.

Las palabras se quedaron atoradas en la garganta de Jean. Se colocó de pie e hizo lo pedido, distrayendo a Eren, quien inició la búsqueda de Will Tybur, quien se suponía era el poseedor del titán martillo.

Los ojos grises que un día brillaban con una vivaz hambre de venganza, tenían una luz apagada con más misterios y temores de los que habría preferido ver. Logró engancharse cerca del rostro del titán y comenzó a regañarlo como en antaño. Las palabras, aunque bien intencionadas, sonaban huecas y sin sentido para Eren.

La actuación de Levi fue tan efímera y contundente, que apenas Jean fue capaz de percibirlo; así como entró a escena, desapareció. Ni siquiera Eren fue capaz de anticiparlo. Y antes de perder la oportunidad, se abalanzó hacia atrás, cortando el área de la nuca y dejando al portador a simple vista.

—Que manía de complicar la vida a los demás —murmuró, forzando a Eren a salir del titán—. Más vale que no hagas ningún movimiento estúpido —advirtió, colocando una cuchilla sobre la garganta de él.

—¿Tanto tiempo tardaron? —Se burló, voz apagada, sin emociones y Jean se preguntó si era el mismo bastardo suicida que conoció durante la instrucción militar. Aunque definitivamente seguía siendo un bastardo.

—Asesinaste a muchas personas, Eren; civiles inocentes, incluso niños.

—¿No se supone que Mikasa debería de decir eso? —Cuestionó, para molestar al muchacho. Eren pareció buscar en los alrededores, ignorando el caos que provocó; donde antes era el escenario, cientos de personas corrían por sus vidas, buscando un refugio. Un amargo recuerdo se instaló en la boca del estómago, logró espantarlo con una frialdad exasperante y preocupante—. Por cierto, ¿dónde está? —Y esa era en parte la verdadera pregunta. Jean suspiró cansado. La voz de Sasha desde los escombros lo sacó de su estupor.

—¡El discurso! —En ese momento, Jean fue consciente de la decena de luces que se enfocaban en él. Sometió una vez más a Eren, aparentando control. Se aclaró la voz un par de veces antes de recitar con vehemencia.

—¡Mi nombre es Jean Kirstein, de la Isla Paradise! —El alboroto incrementó; sabía que era un mal momento, sin embargo, era la única oportunidad que tenía—. ¡Provengo de la Isla maldita, la sangre del demonio corre por mis venas! ¡Y la sed de libertad también! —Alcanzó a tomar un breve respiro. Las palabras de Armin y Hanji retumbaron dentro de su cabeza—. ¡Hemos sido víctimas sin conciencia de los errores cometidos en el pasado sin tener oportunidad de redimirnos! ¡Y esta noche, siguiendo los ideales de libertad, estamos aquí para detener al enemigo de la paz y devolver la calma a la humanidad! —Se quitó el disfraz que empleó en la obra, dejando al descubierto el nuevo uniforme de la Legión de reconocimiento—. ¡Por eso necesitamos unirnos para vencer un mal en común!

—Gran discurso —interrumpió Eren, empujando la cuchilla de Jean y reintegrándose al titán.

—Esta vez no, Jaeger.

Sin embargo las palabras salieron demasiado tarde. Una enorme mano envolvió el cuerpo de Jean antes de poder reaccionar; el calor era inefable. Sintió como el puño comenzaba a cerrarse en torno a él. Detrás de bambalinas, Levi dio la señal para que el primer escuadrón de contención activara el nuevo equipo de maniobras. El cielo fue surcado por legionarios dispuestos a detenerlo.

—Las órdenes son claras. —Levantó la voz para hacerse escuchar sobre el tumulto provocado. Esperó desde su lugar, era fundamental mantener bajo perfil, como si no existiera y en caso de emergencia, actuar en dúo con Mikasa.

Mikasa.

No había visto a la mocosa desde la noche anterior, cuando se escabulló de su habitación. Había querido seguirla, pero de alguna maldita forma le pidió que confiara en ella y en las decisiones que tomaría. Y si confiaba en su juicio, ¿por qué se sentía tan nervioso?

Reconoció el sonido de las cuchillas contra el endurecimiento titán.

—Tch. No lo va a poner fácil —musitó, revisando su equipo. Llamó a Sasha—. ¿Dónde está Ackerman? —Vio reflejados en los ojos de la soldado sus propios miedos y preocupaciones—. Sigan el plan, tenemos que contener a Eren y llevarlo de regreso a las murallas.

El gancho salió desplegado por el estrellado cielo, lo enganchó en la parte posterior de la nuca. No sería su principal objetivo sacar a Eren de golpe, pero si debilitarlo como lo hizo algún vez con la mujer titán.

La batalla fue constante. Espadas contra cristal. Levi frunció los labios, molesto. Maldición, había comprendido a Eren, incluso protegido porque lo creyó la última esperanza para la humanidad, pero ahora, con todo el caos y destrucción que creó…

—¡Sigue con el discurso, Kirstein! —Ordenó, esquivando las manos del titán que buscaban aplastarlo. ¿Cuándo se había invertido los roles? Jean pareció titubear, pues quería seguir apoyando a sus compañeros—. ¡Es una orden!

Mientras las palabras de Jean resonaban entre cortadas, Levi utilizó su último recurso. Algunos soldados del primer equipo de contención comenzaron a perecer en manos de Jaeger; y era un acto que no podía permitir.

—¡Señor, las lanza relámpago están listas! —Avisó Braus, señalando al escuadrón bajo sus órdenes. Asintió.

—¡Disparen a discreción! —Nubes de humo, estruendos y gritos se esparcieron por el escenario. Poco importó la precisión del ataque, Jaeger se movió a tiempo, evadiéndolo—. ¡No permitan que se acerque a los civiles!

Jean siguió contemplando con impotencia lo sucedido. A la mierda el discurso y la buena imagen, tenía que ayudar a sus colegas a como diera lugar. Sin embargo, se vio burdamente interrumpido por los disparos provenientes de una de las azoteas de la zona de internación. Los proyectiles estaban dirigidos tanto a ellos como a Eren.

—Señor —llegó hasta Levi—. Los soldados marleyanos han iniciado el contraataque. Es necesario contener a Eren lo antes posible.

—¿Crees que no lo sé, Jean? —Musito molestó. La pelea comenzaba a prolongarse más que lo estimado y sería un problema muy grave si el ejército lograba rodearlos—. ¿Dónde está Mikasa?

Una explosión distrajo su atención. Más que nunca necesitaban de ella para lograr someter a Eren. Se suponía que ese era el plan, más dudaban -solo un poco- que la chica fuese capaz de lograr del todo su cometido.

Levi volvió a activar su equipo para verificar que sucedió. Jean no tardó en seguirlos, dándose cuenta que la destrucción iba en aumento. Un edificio a sus espaldas había comenzado a incendiarse. Buscó implacablemente cada rostros entre sus hombres, además de las bajas a causa de Eren, eran obvias las personas que faltaban…

—¡Qué sucede!

—¡Mikasa! —El nombre fue coreado con alivio cuando la escucharon a la distancia y para su suerte, se acercaba apresuradamente.

—¿Por qué todavía no pueden contener a Eren? —Cuestionó llegando hasta sus compañeros., aunque intentó camuflajar sus verdaderas intenciones, falló al notar las expresiones llenas de cansancio de sus colegas. Otra explosión resonó. Tenía que terminar con aquello. Sin esperar alguna indicación, siguió su propio instinto. No podía dejar mucho tiempo a su aliado solo. Si Levi llegaba a verlo…—. ¿Puedes quedarte quieto un maldito minuto? —La mayoría se sorprendió con la habilidad con la cual Mikasa logró extraer a Eren del titán; aunque sus compañeros de la 104 notaron algo muy distinto en ella, parecía nerviosa.

—Pensé que nunca aparecerías —comentó Eren, con una asquerosa melosidad que provocó que Mikasa rodara los ojos—. Se ha decolorado un poco, pero me alegro de que todavía la uses —señaló la bufanda alrededor del cuello de la muchacha. La aludida lo fulminó con la mirada.

—Es hora de ir a casa, Eren.

—Todavía no.

—Me importa poco —contestó en un tono que asustó a más de uno y que impedía replicas—; te arrastraré a la Isla de ser necesario.

Un rayo cruzó el cielo provocando una explosión e interrumpiendo su regaño. Un cuerpo comenzó a formarse a la distancia. Eren empujó a Mikasa lejos de él antes de volverse a incorporar y emprender el camino.

Mikasa sólo esperaba no tener que responder preguntas de una forma tan apresuradas por las idioteces de Eren.

La batalla apenas comenzaba.

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¡Hola! Esta historia nació desde febrero, la habría plasmado desde entonces si el semestre no me hubiera arrollado tan brutalmente. Ya son vacaciones, así que, ¡a darle con todo!

Como mencioné arriba, la idea surgió hace muchos capítulos donde se sugería que para obtener niños Ackerman con sangre real no era necesarios Levi e Historia -si, ya sé que actualmente están usándola de incubadora humana, dejen soñar a mi yo de hace meses- así que desarrolle esta teoría. Incluso le escribí un OS llamado Indiscutible -por si quieren leerlo- donde cerré todas las ideas de forma apresurada. Acá las desarrollaré correctamente.

Ah, si, el que avisa, no traiciona; entre las múltiples parejas a tratar son el Rivamika, Zekasa, EreHisu, Aruannie entre otras, por si no les gusta, les ahorró el mal sabor de boca o por el contrario, quieren explorarlas, los espero con los brazos abiertos.

Si llegaron hasta acá, tienen un lugar un especial en mi corazón... y más si me quieren dejar un review.

¡Nos leemos luego!