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Hijo del Agua

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1: Blanco despertar

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Danny abrió los ojos. El techo que pudo enfocar después de un rato no le era conocido, y tampoco parecía ser el de un hospital. Sentía ruidos suaves, periódicos y extraños a su alrededor, y cerró los ojos, tratando de recordar qué había pasado.

Pero no lo recordaba.

Miró a su alrededor, y vio que estaba conectado a unas máquinas que medían su ritmo cardíaco y que regulaban su respiración. Fue entonces cuando tomó conciencia de las vendas que cubrían su cuerpo –las sentía entre su ropa y la piel- y de la máscara que llevaba sobre su boca y nariz y, a juzgar por el suero que le suministraban por vía intravenosa, había estado varios días inconsciente.

Algo le parecía familiar ahora en el techo, aunque sabía que no era un techo. Era demasiado oscuro como para ser de un hospital, y tampoco era de la casa de alguno de sus amigos. Ni de la escuela o de otro lugar que visitara en su vida cotidiana. Había visto antes ese estilo, uno muy personal. Pocas veces, sí, pero lo había visto antes.

Las ideas venían a su cabeza con lentitud, y cuando se dio cuenta de en dónde estaba, se sorprendió.

Era la casa de Vlad.

Su respiración empezó a agitarse. ¿Qué hacía ahí? ¿En dónde estaban sus padres y Jas? ¿Y Sam y Tucker? ¿Por qué no estaban con él? ¿Qué había pasado? ¿Acaso Vlad lo había secuestrado?

No, lo último no tenía sentido. Era muy diferente a su modo de actuar. Agudizó sus sentidos, tratando de ver mejor el lugar en donde se encontraba. Logró girar la cabeza después de un rato de intentarlo, y vio que estaba en una habitación grande. Reposaba en una gran cama, que parecía más para un matrimonio que para una sola persona. En cada una de sus esquinas, había una columna, que sostenía un "techo" (lo primero que había visto al despertar) desde el que caían cortinas verdes y doradas. Había una biblioteca que cubría la mitad de una pared, un escritorio con dos sillas, un armario y una cómoda, algunas plantas y, al lado de su cama, había dos mesas de luz, cada una llena de medicamentos de todo tipo.

Dios. ¿Qué había pasado?

Intentó recordar lo que lo había llevado a ése estado, pero todo era una banco de niebla para él. Nada. Eso era lo único que podía recordar. Nada de los últimos días antes de llegar a ése estado, y era desesperante.

La puerta que estaba a un lado de su cama se abrió, y entró una enfermera. Se sorprendió al verlo despierto.

-Oh, señorito, al fin ha despertado- dijo la mujer, entrada en años y regordeta, acercándose a la cama -¿Puede usted hablar?-

Danny trató de contestarle, pero al final negó con la cabeza. Su lengua se negaba a obedecer.

-¿Se siente bien?- el chico asintió, aunque se sentía confundido –Llamaré al señor para informarle que ha despertado-

Danny la dejó irse, y la enfermera salió tan silenciosa como había entrado. Suspiró y trató de pensar en cómo iba a enfrentar el encuentro con Vlad. Pero hasta eso lo agotaba, y decidió esperar a que el adulto entrara. Quizás él le dijera qué había pasado y por qué estaba ahí y no en un hospital, o en su casa.

Unos minutos después, sintió cómo unos pasos apresurados se oían tras la puerta, y Vlad entró, con una expresión que Danny no le había visto nunca. Parecía ansioso y, a la vez, aliviado. Sonrió cuando vio al chico con los ojos abiertos.

-¡Daniel, me alegra tanto que hayas despertado!- dijo Vlad, acercándose a la cama y tomándole una mano. Danny ni se molestó en moverse -¿Te sientes bien?-

Era la segunda vez que se lo preguntaban. Y Danny volvió a asentir, aún sin despejar la bruma de su cerebro.

-No sabes cómo me alegra el saber que estás despierto, Daniel- algo le empezó a molestar. Quizás la excesiva alegría de Vlad y su trato para con él –Estuviste dos semanas inconsciente-

Eso lo sorprendió. ¿Inconsciente? ¿Por qué?

El mayor vio la expresión extrañada de Danny.

-Si, Daniel, estuviste dos semanas en coma. Pero en la última semana te estabilizaste y te trasladé a casa. No tienes idea de cuánto me alivia el verte consciente-

-¿Qué... pasó?- lo dijo con esfuerzo, y Vlad apenas pudo oírlo por la máscara. Hizo una seña a la enfermera, quien le quitó el respirador, lo desconectó y lo dejó a un lado.

-Ya no necesitarás el respirador- dijo el adulto, eludiendo la pregunta. Los ojos de Danny seguían interrogándolo, pero él no le respondió –Debes descansar-

-Dos semanas- dijo el chico, dándole a entender que ya había descansado mucho.

-...-

-¿Por qué es...toy aquí?- le costaba hablar, pero no iba a dejarlo irse sin que le respondiera.

-Hubo una explosión, Danny-

El chico se tensó, y la respiración se le aceleró. ¿Explosión? ¿Cómo aquélla que habría iniciado su carrera hacia su yo malvado, según Clockwork?

-Fue el día en que se realizaba la feria escolar. Había un escape de gas en la cocina, y alguien tiró un cigarillo o un fósforo cerca. La... explosión- y le costaba hablar –afectó a toda la escuela, y hubo más explosiones en cadena, hasta que... llegaron al gimnasio, en donde estaba la gente que asistía a la feria-

Danny lo recordaba. Su padre había llevado algunos de sus inventos cazafantasmas... Y estaba tratando de enseñarle al público cómo se usaba el termo Fentom. Un dolor punzante empezó a atacarlo entre los ojos, y se tapó la cara con la mano que tenía libre.

Vlad no le dijo nada, pero apretó con más fuerza su mano.

-La mayoría de las personas que estaban allí resultaron heridas. Nadie quedó ileso. Y otras... Murieron a causa de la explosión o por la gravedad de sus heridas... Entre ellas...-

¡NO!

Danny sabía lo que Vlad le iba a decir, pero no quería oírlo. Se soltó de su agarre y se tomó la cabeza con ambas manos, haciéndose un ovillo. El adulto le puso una mano en la cabeza, tratado de calmarlo. El chico temblaba y pronto empezó a llorar. Vlad se turbó ante esto y, sin saber bien qué hacer, lo abrazó, con cuidado de no apretarlo mucho.

Danny lloró hasta quedarse dormido.

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-Por favor, señorito, coma- le decía Lisa, la enfermera, a Danny, quien no había probado bocado en dos días –Va a debilitarse y no se recuperará si no se alimenta-

Pero el chico no tenía ánimos ni para levantarse, por más que ahora pudiera hacerlo. El dolor físico era insignificante comparado con el que sentía adentro. No tenía ganas de existir, y más después de haberse enterado que no sólo su familia, sino también Sam y Tucker habían muerto.

-Daniel, come-

Esa voz lo sacó de su mundo antes que pudiera hundirse más en su depresión. Vlad estaba en la puerta, el Vlad que él conocía, y lo miraba serio. Se acercó con pasos firmes a la cama y le dijo a Lisa que podía retirarse, que él se encargaría. Tomó la cuchara y la metió en el plato de sopa que estaba sobre la mesa de luz. La acercó al rostro del chico –quien estaba sentado gracias a cuatro almohadas tras su espalda- y le ordenó que abriera la boca.

Danny no tenía ganas, pero igual lo hizo. Después de dos semanas a suero, el comer algo le dio una sensación extraña. La sopa estaba tibia, y le dio una sensación de calidez que se extendió por su cuerpo. Vlad no dejaba de mirarlo, y se aseguró que tomara la sopa hasta terminarla. Era poco más que media taza, pero por algo tenía que empezar a volver a comer.

-No voy a permitir que te abandones, Daniel- dijo Vlad, dejando a un lado la cuchara. Se levantó y lo miró de una forma que Danny no había visto nunca en él –Hay muchas cosas por hacer y otras de las que tengo que ponerte al tanto. Así que espero que demuestres ser hijo de tu madre y te recuperes pronto-

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Hace rato quería escribir esto, aunque las ideas no terminaban de conectarse. Pensé en hacer un original, pero el fin de "Mi sombra" me dejó con ganas de seguir escribiendo sobre Danny Phantom. Este Fanfic tendrá mezcla de diversas cosas, desde juegos de Rol, anime, gente que vi en la facultad o en las reunas, etc.

Este primer capítulo me dio la sensación de quedar "cortado" mas que terminado. En el próximo capítulo habrá más sorpresas, y se aclararán más cosas. Y falta mucho por descubrir. Por ejemplo, qué título le pongo a este Fanfic, porque no se me ocurre ninguno. Y al final, a mediados del cuarto capítulo, se me ocurrió "Hijo del Agua" Ya verán porqué.

Nos leemos

Nakokun