Ya nada es igual, todo alrededor mío ha cambiado. Quiero pedir ayuda a los seres mas divinos de este mundo para que me ayuden a mi y a mi hermana, pero cada vez que trato de rezar llega el recuerdo de la noche en la que perdimos todo.

No nos ayudaron en ese momento ¿por que deberían de hacerlo ahora?

Vivo junto con mi hermana Jun en el prostibulo Tenshi desde que mis padres fueron asesinados. Al principio ella era la única que trabajaría, sin embargo al dueño le parecí "un ángel de alas negras" y también debo de trabajar.

Lo que uno debe de hacer para comer.

Debo de admitir que mi familia siempre tuvo un hogar grande lleno de lujos innecesarios; el dinero parecía salir de todas partes, nunca debimos de preocuparnos, siempre sobraba.

Ahora cada quien lucha por lo suyo.

¿Cómo llegue a este lugar? No lo recuerdo muy bien, no lo quiero recordar, tiene menos de un mes y estoy tratando de olvidar como termine aquí y el día de hoy, mi primera noche de "trabajo".

El prostibulo es un edificio viejo con solo tres pisos; los dos primeros es donde se trabaja, el tercero es para dormir si no hay clientela, comer y el baño. Está alumbrado por luces tenues, con muchos cuartos, algunos con decoraciones especiales (que son los mas caros) y otros, como el que me toco, simples con una cama y sabanas rojas. En el se puede encontrar lo que sea, hay para todos los gustos: niños, jóvenes, adultos, sexo no definido, gordos, flacos, robustas, anémicas, celulíticas, de todo tipo de cabello, tez, color de ojos y sexo. Se encuentra en los barrios mas bajos de la ciudad pero tal como su mercancía se puede ver todo tipo de compradores. Las personas solo llega a la recepción, muestran el dinero que traen, piden lo que quieren y les dicen a que habitación deben de ir.

Son las siete de la tarde, se abren las puertas para el ansioso publico. Oigo unos pasos recorrer los pasillos y susurros que se cuelan por las paredes.

No se por que estoy nervioso.

Bueno... en realidad si.

Es tan vergonzoso admitir que a mi "dulce" edad de quince años será mi primera vez. Me dieron unas instrucciones de cómo debería de actuar, pero la más valiosa fue la de mi hermana "Deja tu mente en blanco, así duele menos", creo que eso es lo que haré ya que ella tampoco tenía experiencia cuando llegamos aquí.

Alguien se detiene enfrente de mi habitación. Me levanto de la cama donde he estado sentado esperando. No se abre la puerta, la sombra sigue sin moverse.

Entra si tienes que entrar, vamos, entra ya.

Maldita sea se siguió de largo.

¿Que estoy diciendo? No debería de enojarme. Mejor así, que nadie venga a verme, que a nadie le guste, que nadie tenga el dinero para pagarme.

Debo de calmarme, estoy sobreactuando.

Me siento nuevamente en la orilla de la cama.

No tengo noción del tiempo, he dejado el reloj de mi padre en el tercer piso; me recomendaron no bajar nada de valor; no debo de confiar en nadie.

Ya empezaron los asquerosos sonidos. ¿Qué hago para distraerme?

Contare ovejas...

No, me quedare dormido.

Canto una canción...

¿Qué canción?

La que sea...

No recuerdo ninguna...

Mejor un cuento.

Sí, uno típico de la región...

¿Cuál?

El que sea...

Los gemidos me están volviendo loco...

Ya sé...

Había una vez en los bosques cercanos a esta ciudad unas cuevas donde habitaban unos monjes...

¡La manija esta girando¿Qué hago!

Calma Ren, no hagas nada, deja que ella haga todo.

¡Maldita sea! Mi respiración esta agitada.

La puerta se abre...

¿Qué! Este es un error, un hombre acaba de entrar a la habitación. Es alto y delgado, su cabello rubio cae en su rostro sin tapar sus ojos surcados por ojeras y su ropa parece ser la de un doctor... es lógico, trae una bata.

-Buenas noches- dice con voz amable.

-Buenas noches- respondo. Sigue parado delante de la puerta. Tal vez sea ha confundido de cuarto- Disculpe... creo que sea ha equivocado de habitación.

-¿Qué? Me dijeron que viniera aquí, a la doscientos tres... Tu eres el nuevo ángel ¿no?

Estoy sorprendido.

-Usted quiere... ¿quiere estar conmigo?

-Claro- cierra la puerta y camina hacia mi - me encantaría estar contigo- se quita la bata y la deja caer.

No lo puedo creer, voy a... a... a estar con un hombre ¡un hombre! Esto no puede ser.

-Disculpe pero yo... ejem... señor...

-Dime Fausto.

-Si... digo no...- yo sigo sentado y él esta enfrente de mi, no puedo pararme, sus piernas chocan con mis rodillas- Yo no puedo... estar con usted... yo nunca he estado... con... con un hombre - de hecho con nadie, aun así ¡un hombre! No puede ser.

-Pues en la recepción nunca me dijeron que solo trabajaras para mujeres... aseguraron que eres uno de los pocos que trabajan para ambos sexos.

¿Qué¿Quién dijo eso¡No¡De ninguna manera!

-Perdone pero creo que se han equivocado, yo no hago eso- Hago ademán de pararme pero él pone su mano sobre mi hombro.

-Estas nervioso por ser tu primera vez con un hombre- susurra-... pero ya veras... te gustara.

¡No¡Ni loco! Tengo que salir de aquí.

Me detiene antes de que trate de levantarme y me recuesta sobre la cama. Está encima de mi, sus manos a cada costado mío. Tengo que salir. Su rostro muy cerca, su aliento huele a alcohol.

¡Maldito borracho déjame ir!

Pongo mis manos sobres su pecho tratando de que se quite de encima.

-No pongas esa cara de asco.

-¡Déjame ir!

-¡No te resistas!

-¡NO!

Me ha golpeado en la cara. Lo empujo pero esta muy pesado. Me vuelve a golpear. Comienzo a moverme frenéticamente debajo de él.

-¡Deja de moverte!

-¡Déjame ir¡Déjame ir!

-¡Quédate quieto!

Me toma de las muñecas, me lastima. Sigo moviéndome. ¡No quiero hacerlo! Me jala hasta casi quedar sentado y me empuja contra la cama, siento los resortes golpear mi espalda. Me vuelve a levantar y me azota con mas fuerza.

No debo dejar... que... me toque...pero no puedo... no debo...

-¡Deja de gritar!

¿Qué hago¿qué hago!

Me toma del cuello, no me deja respirar, no tengo fuerza, siento que me vuelve a levantar, me carga hasta la cabecera, su mano sigue en mi cuello, ya no puedo gritar, cierro los ojos, un fuerte golpe en la cabeza me nubla el pensamiento.

Caigo... siento que caigo... no se si hay fondo... solo caigo.


Espero que les guste.

Lara