Hacia meses que combatían y morían en aquellas tierras. El campo de batalla estaba cubierto de los cadáveres de hordas y alianzas en un territorio siempre blanco donde la nieve se unía a la sangre de orcos, trolls, humanos o elfos por igual.
Se llamaba Alterac Valley, ahora era llamado el infierno.
Muchos orgullosos miembros de la Horda habían muerto llegando a aquella conclusión, con ese pensamiento, ese ultimo pensamiento en sus mentes. Pero mientras pudieran luchar no debían pensar en tal cosa, ni siquiera planteársela, pues si querías vivir debías mantener tu mente centrada en una sola y única verdad absoluta en toda guerra: mata antes de que te maten y vivirás un día más, un día más cerca de ver el fin de aquella guerra infinita.
- Que Sargeras se los lleve- maldijo un brujo. Un pequeño imp daba saltos a su alrededor mientras movía su cabeza compulsamente de uno a otro lado.
- No vamos a tener tanta suerte- dijo un tauren sentado al lado suya mientras comprobaba el estado de su fusil y contaba los proyectiles con cuidado- Esos malditos alianzas no se acaban.
- Hay que matar a Stormpike, ese enano ha de morir- un no-muerto revisaba sus dagas y las limpiaba, quitándoles la sangre seca con sus huesudos dedos.- Muerto el pequeñajo incluso Balinda no sabrá que hacer. Aunque tampoco es que haga mucho, esa maldita maga no sale de Stoneheart…
- Pero todo el que entra acaba fulminado.- completó el brujo.
- Esas historias corren por todo el campamento del clan Frostwolf- les recriminó el tauren a ambos.- La mayoría tienen tanta verdad como oro esta bala- dijo enseñando uno de sus proyectiles de plomo.
- Verdad o no, si todo el que entra en Stoneheart muere… ¿quien diablos cuenta esas historias?- el capitán Galvangar se mantenía de pie con su arma desenvainada. En Iceblood Garrison no faltaba el día en que un grupo de alianzas decidiera tratar de matar al capitán de las tropas de Frostwolf.
Se encontraban sentados en el suelo de la estancia circular, donde solo se encontraban ellos 3 y el capitán. Aquellos 3 formaban parte de un pequeño y selecto grupo que se encargaba de dar pequeños pero certeros y destructivos golpes a las tropas de Stormpike a las órdenes del Teniente Stronghoof.
- Dejad de parlotear como viejas humanas y preparaos para recibir vuestras ordenes- el teniente hizo acto de presencia mostrando su formidable armadura de placas que protegía sus 2 metros y medio de bovino y fornido cuerpo. Era casi intimidante, pero aquellos guerreros que habían sido escogidos de entre los mas prometedores en los primeros tiempos de la guerra. Habían visto ya suficiente como para que intimidarles fuera un verdadero prodigio.- Drek'thar os ha encomendado una nueva misión, vuestro objetivo es asaltar Stoneheart Outpost- al tauren se le escaparon un par de balas al escuchar aquello.
- Drek'thar se ha vuelto loco- murmuró el asesino no-muerto.
- Somos 3, solo 3 contra una maga que controla los elementos con suma facilidad… ¿como pretende el comandante que asaltemos Stoneheart estando esa maldita mujer dentro?- el brujo orco alzó la vista hacia su teniente mientras su imp comenzaba a corretear por la estancia.
- Nuestra especialidad es destruir cosas… pero enfrentarnos a alguien tan poderoso nos sobrepasa.
- Dejad de quejaros como crías humanas. No atacareis Stoneheart directamente, el comandante sabe bien que la labor de asesinar a la maga debe de llevarse acabo por alguien capaz de batirse contra ella. Vuestra labor es aniquilar a los lacayos de stormpike de alrededor y dejar Stoneheart totalmente desvalido. Si controlamos Icewing y Stoneheart bunker La maga se quedará aislada y podremos matarla sin problema. Su principal fuerza proviene de los 5 tenientes que guardan el área.
- Lo sabemos, tuvimos un encuentro con el enano y uno de los elfos cuando tomamos snowfall- el no muerto seguía enfrascado en la limpieza de sus dagas.
- Además hay un humano y un gnomo protegiendo la puerta de Balinda- informó el brujo.
- Y otro elfo más que recorre el camino entre Icewing y el cementerio de Stoneheart.- el tauren había recogido sus balas y las había guardado en su bolsa, especialmente preparada para recoger las balas a gran velocidad cuando necesitara recargar.
- Debéis destruir Icewing y Stoneheart bunker para poder tener posibilidades contra la maga- resumió el enorme teniente.
- ¿Y cuanto cobraremos?- el tauren parecía interesado en esa parte de la misión.
- Bastante.
- ¿Cuánto?
- 5 oros y 60 platas, cada uno.
- Vaya ruina, espero que esa sea la oferta de prueba, mis 700 balas cuestan más que eso.
- Yo tampoco pienso arriesgar mi otra vida por ese precio.
- Soy demasiado bueno como para trabajar por tal miseria.
- ¿Y este es el grupo de elite de demolición¿La joya de Drek'thar?- una voz un poco chillona y con bastante mala leche implícita en cada palabra surgió de la entrada. Entró en la sala una sacerdotisa troll bastante atractiva para ser troll y con paso firme pero sugerente.
- Somos una joya cara, y nos jugamos la vida solos, no vamos en un batallón de 40 en la que tu vida depende de lo bien que combatan los otros y no solo tu- contestó el tauren sin acritud, como si no le molestase su condición de mercenario.
- ¿Cuánto queréis?- el teniente sabía que no podría regatear con ellos, los éxitos en el cementerio de Iceblood y en Snowfall demostraban que cobraran lo que cobraran lo merecían porque sus resultados eran excelentes.
- 20 oros y 40 platas, cada uno- contestó rápidamente el tauren.- Y estoy siendo muy barato.
- Eso es un asalto!- la sacerdotisa volvió a gritar taladrando los oídos de los presentes.
- Es un precio bastante razonable por dejar esta guerra prácticamente ganada para Frostwolf, muerta la maga las fuerzas de Stormpike se quedaran cojas.
- En eso tienen razón- les apoyó el capitán Galvangar que seguía la conversación desde su puesto.
- Está bien, se lo haré saber al comandante mañana por la mañana.
- Bueno, en ese caso la misión es, hasta donde he entendido, llegar, destrozar y huir, procedimiento Standard- se rió el tauren.
- ¿Y si la maga sale a defender a sus soldados?- el no-muerto tenia siempre la mala manía de encontrar trabas que, aunque improbables, representaban un serio riesgo si llegaban a producirse.
- En ese caso huiremos antes, no tenemos poder para enfrentarnos a esa maga.- contestó rapidamente el brujo con gesto serio.
- Habrá que matar a muchos alianzas, esos búnkeres no están desprotegidos- la troll comenzó a hablar ante la atónita y extrañada mirada de los allí reunidos- cada uno tiene un oficial y entre 4 y 5 arqueros con muy buena vista y puntería.
- ¿Pero tu de donde sales?- preguntó con aspereza el tauren- Teniente¿Quién es esta?
- Esta, cazador, es vuestra nueva compañera, os hará falta un poco de ayuda de los dioses para salir enteros de esta misión.
- Hay que joderse- murmuró el no muerto.
- Yo no pedí una niñera.- se quejó el tauren. El brujo tan solo suspiró y volvió su mirada de nuevo a su imp.
- Este golpe, de salir bien, nos dejaría en una posición ventajosa frente a la escoria de Stormpike- explicó el capitán Galvangar.- Podríamos dejar a la humana desvalida y sin posibilidad de pedir refuerzos.
- Pero antes habrá que matar a 3 tenientes, 5 si los que guardan la puerta de Balinda nos ven o se coscan de lo que pasa, 2 oficiales y entre 8 y 10 arqueros. El cuadro, tal y como se va pintando no es para lanzar las campanas al vuelo. Tendremos que matar a más gente de la habitual.- el asesino se resistía a creer que fuera a ser fácil y trataba de concienciar a sus compañeros de ello.
- Discutir ahora es algo totalmente innecesario- sentenció el capitán enmudeciendo a todos los demás con su imperativa y autoritaria voz- Vuestras ordenes han sido dadas y debéis cumplirlas. Por Drek'thar, por Frostwolf y por la Horda!
- Y por el oro- completó el tauren alzando su fusil.
- Fundamentalmente- le apoyó el brujo alzando su guadaña.
- Amén- finalizó el asesino levantando una de sus dagas.
- Vaya una unidad de elite…- el teniente bajo la cabeza con resignación y abandonó el cuartel mientras el capitán se reía a carcajadas.
La troll se sentía totalmente fuera de lugar pues ella era miembro del clan Frostwolf y veía en aquella misión una oportunidad de destrozar a los alianzas para gloria de su clan, cosa que a aquellos mercenarios parecía no importarle lo mas mínimo. Pero eran sus órdenes y había que cumplirlas.
