.::La Ley de Murphy (Please Come Back From Me)::.

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Chapter 1: Prologo

BPOV

La negrura de la noche estaba presente en mi pequeña habitación. La habitación de adolescente, que yo, Bella Swan, poseía. Mis mejillas estaban ligeramente encendidas, mientras pensaba en la conversación con mi amor platónico desde hace unos tres años, Edward Cullen. Él era simplemente, perfecto. Tenía una hermosa mata de cabello color cobre que no seguía ningún tipo de pautas. Se cara era bella, sus ángulos, su mandíbula marcada, sus pómulos definidos, su nariz recta…Podía describirlo a la perfección. Sus ojos me confundían con ese extraño color esmeralda, el cual juraba solo lo poseía él en todo el mundo. Sus labios me volvía algo lujuriosa al imaginarlos besar los míos y recorrer cada centímetro de mi nivea piel. En conjunto su rostro parecía tallado por los mismos dioses para mostrar su increíble poder a los mortales y a sí afirmar que ellos realmente existían, pues Edward era muestra de ello. Claro estaba que su cuerpo no podía ser menos. Su cuerpo, al igual que su rostro, era perfecto. Ni muy musculado ni muy flaco. Por eso todas las chicas se quedaban embobadas viéndolo en la clase de Educación Física. Verlo correr era un espectáculo por el hecho de ver su precioso y bien formado culo. Todas y, algún que otro hombre, lo deseaban.

Pero yo no era nada.

Yo por mí sola era demasiado poca cosa para semejante ejemplar de hombre, ya que de adolescente tenía poco. Yo era de una estatura media tirando a baja. Mi cuerpo era delgado, pero no tenía apenas un poco de curvas para resultar atractivo, mi pelo era de un monótono color caoba y mis ojos eran aburridamente marrones. Mis ojos eran aburridos como yo. Antes de ir a alguna fiesta prefería la compañía de un buen libro. Antes de fumar o tomar alcohol, prefería una taza de chocolate caliente, o en su defecto café. Antes de gastarme un montón de dinero en ropa que estaba de moda, lo guardaba para poder ir a la universidad para el próximo año. Tenía dieciocho años recién cumplidos hace dos semanas, y este era su último año en mi adorado Forks. Sabía perfectamente que no repetía, ya que siempre estudiaba y sacaba buenas notas.

¡Así era yo, Isabella Marie Swan!

Una adolescente del montón, aburrida y prácticamente sin amigos. Solo tenía a mi buena amiga Alice, que era prima de Edward, pero ella a pesar de ser hermosa y delicada prefería estar conmigo, la torpe de Bella. Sí, era torpe. Andando sobre liso y con zapatillas me tropezaba, no pensemos lo que pasaría si usara tacones. Eso a Ali le causaba gracia. Alice vivía con sus tíos ya que sus padres murieron de un accidente de tráfico cuando ella tenía seis años. Se llevaba bien con Edward, casi como hermanos, pero ella en clase prefería estar conmigo, dado que decía que Edward estaba demasiado solicitado.

Claramente, Alice sabía de mi enamoramiento.

Los Cullen se mudaran a Forks hace tres años, y desde entonces fueron el centro de atención durante meses. La reputación de buen cirujano que tenía el padre de Edward, Carlisle, sorprendió a muchos al decidir mudarse a Forks. Esme, la madre de Edward y tía de Alice, era una respetada diseñadora de interiores que creo un pequeño negocio en el pueblo y daba clases de repostería. Edward era increíblemente bello, se le daban bien los deportes, sacaba buenas notas y era músico. Sí, músico, pues tocaba a la perfección la guitarra y el piano. Y Alice por ser perfecta. No era muy alta pero su cuerpo menudo tenía las curvas necesarias, su pelo era corto y con un desorden menos caótico que el de Edward, sus ojos eran de un intenso color verde que era el complemento perfecto para su sonrisa. Eran algo así como la familia más deseada y envidiada de todo Forks.

Suspiré. Edward era el perfecto caballero, ya que cuando iba a su casa con Alice el le hablaba y la trataba con respecto, cosa que muchos no sabían hacer en este siglo.

No era capaz de dormir, así que decidí bajar para tomar una taza de chocolate caliente y dejar de martirizarme.

La casa estaba en un extraño silencio, dado que Charlie y Renee se fueron de escapada romántica por una semana. Bajando las escaleras oí un fuerte trueno. Me sobresalté. A pesar de que en Forks llovía, prácticamente, todos los días, las tormentas eran menos usuales. Empezé a calentar la leche y encendí el televisor de la sala mientras esperaba. No echaban nada fuera de lo normal, algunas reposiciones, documentales… ¿porno? Al empezar oír lo gemidos de la rubia siendo embestida me sonrojé. Torpemente cambie de canal. Estaban echando una película de miedo. Se podía ver a la protagonista husmeando por, lo que deduje, era su casa. El timbre sonó. Enfocaron un reloj mostrando que era media noche. Con temor la protagonista se dirijo a la puerta. Desde el interior preguntó quien era y al no recibir respuesta saco la cabeza. No vio a nadie así que salio al porche. Cuando giró la cabeza vio como un hombre con el rostro desfigurado salía de la esquina con un cuchillo y una sonrisa malévola. Lo típico. Gritó como si eso fuese a salvarla. Ese pensamiento me causo gracia y no pude evitar sonreír. Vi como el reloj de la sala daba la media noche. La leche poco le faltaba… El timbre sonó. Un miedo irracional inundó mi cuerpo. Eso pasaba en la película. Me acerqué a la puerta lentamente, con el corazón latiendo fuertemente.

-¿Quién es?-pregunté lo más claramente que pude.

No recibí contestación. Fui corriendo al armario de los trastos, donde Charlie guardaba los anteriormente mencionados trastos, y saqué lo primero que vi. Un bate de béisbol. Volví a abrir a puerta, pero una fuerte ráfaga de viento hizo que se abriera de golpe asustándome. No había nadie. De un suspiro bajé la mirada. Sería una broma pesada de alguien. Deje el bate en la esquina de la puerta y me giré para volver al interior de la casa. Una mano tocó mi hombro.

-Isabella…-dijo una voz ronca.

Me quede estática. Cuando reaccione moví mi mano hacía la cara del hombre sin ver quien era. Error. Mi mano se estampó contra una nariz y haciéndome yo misma daño en la mano. Me incline hacía delante con mi mano rodeada con la otra.

-Bella, ¿se puede saber porqué me atacas?- preguntó una voz demasiado conocida para mi.

Lentamente me giré para ver a mi "atacante".

-¿Edward?


Esta historia es de mi autoría, pero los personajes son de la increíble Stephenie Meyer y no míos.

Hola! Bueno este es el primer capitulo, y quería advertir que tiene rango M por futuros Lemmons. Si pueden dejar las reviews con su opinión mejor, para saber por donde va la historia y bla, bla, bla… Gracias por leer y si puede ser iré actualizando cada semana.

Gracias por todo y besos.