Disclaimer: Uta No Prince Sama le pertenece a Broccoli, aunque eso cambiará dentro de algunos años.
Advertencias: Se supone que angst, pero digamos que por ahora sólo es como... "Negatividad".
Para: La comunidad Minutitos en Livejournal.
Aclariones y/o comentarios: Quise probar el género angst con este claim porque... Siento que Tokiya es el personaje con el que más encaja este tipo de temática. So, espero no divagar tanto a medida que publique los demás capítulos...
Los aplausos lo tenían harto. Los gritos de las fans enloquecidas, también.
Ver un nombre falso en las pancartas y en los anuncios de sus conciertos era verdaderamente desesperante. Saber que quien triunfaba no era él, sino un impostor con rostro alegre y palabras cursis.
¿Cómo había permitido que llegara tan lejos?
Muchas veces soñó con terminar con Hayato; decirle la verdad a todo ese público.
¿Y qué obtendría si lo intentaba?
Fracaso, desdicha, nada.
La tortura más agridulce que jamás había experimentado, estaba ahí, carcomiéndole el alma y los sueños.
Sus canciones, representantes de un corazón apenas palpitante, lo hacían caer en la cuenta de lo bajo que estaba cayendo. Cada melodía escondía una súplica poco articulada.
La fama ya no significaba nada desde que su música dejó de brillar.
Tokiya se despertó aquella mañana pensando en que no había ninguna solución a su problema. Hayato lo opacaría durante toda su vida y no había nada que hacer al respecto.
Los reflectores se apagan a su alrededor; la ilusión de cantar una verdadera canción como Ichinose Tokiya se estaba esfumando frente a él.
Afuera, su representante lo estaría esperando con una maleta llena de ropa y demás accesorios personales. Era día de grabación.
Por la ventana podía ver la limosina de siempre, dispuesta a transportarlo hasta los estudios más recónditos.
Hayato había llegado tan lejos con sus líricas que se podía dar el lujo de viajar a donde él quisiera, pero ése no era el único privilegio; también se le permitía apoderarse de un cuerpo que no le pertenecía.
