Bueno…la verdad en FF soy más una lectora (y comentadora) que una escritora, de hecho, esto es lo primero que me atrevo a publicar, es una idea loca que vino a mi mente debido a la escasez de ItaHina, por lo mismo no sé si habrá continuación o cuando eso haya de suceder.
Importante: como pueden ver, este capítulo está editado, principalmente porque no encajaba con mi idea del resto de la historia, la verdad no cambia demasiado, simplemente era por mi comodidad.
Naruto y sus personajes no me pertenecen.
Prólogo: El inicio del Juego
Todo comenzó de forma inocente, pero no duró así mucho tiempo...
Las reuniones entre los dos clanes más grandes y poderosos de Konoha no eran algo poco común, tampoco lo larga y tediosas que estas eran
La reunión entre dos de los clanes más grandes y poderosos de Konoha llevaba horas desde su comienzo, en esta ocasión al igual que en las anteriores, la presencia de los herederos era un requisito, después de todo ellos serían quienes llevasen aquel ritual en el futuro y debían conocer desde ya el protocolo y lo que se esperaba de ellos.
Itachi y Hinata, aguantaban todo aquello de forma estoica, con una gracia y dignidad que eran atípicas en niños de su edad. Sabían cuál era su papel en aquella reunión y lo representaban a la perfección, después de todo habían estado presentes en ellas desde que fueron considerados lo suficiente maduros para no llorar en el proceso.
En un inicio ambos contaban con cuidadores, que se encargaban de protegerlos y cuidarlos, pero pronto los adultos se dieron cuenta que aquellos niños eran demasiado bien portados para necesitar que alguien los cuidara y decidieron que era correcto dejarlos solos, después de todo ¿Qué les podría ocurrir?
Esta decisión, las circunstancias, la curiosidad y el aburrimiento, dieron inicio a un juego que duró años.
Era así que los herederos representaban su papel a la perfección, se mantenían como estatuas que adornaban el cuarto de reuniones, tranquilos y silenciosos al menos que alguien les preguntara su opinión.
Pasaban horas así hasta que una voz, generalmente de uno de sus padres, les "sugería" salir a jugar, para que los adultos pudiesen hablar de asuntos más serios en paz.
Entonces ambos herederos se paraban graciosamente, inclinaban sus cabezas en respeto a los mayores y salían de aquel cuarto con paso suave. Todo era hecho con un decoro y elegancia que satisfacía a sus clanes... hasta que estaban fuera de las miradas atentas de los adultos, sus pasos se tornaban ligeros y rápidos y dejaban de ser estatuas para volver a ser niños.
Entonces, Itachi tomaba la mano de su pequeña Hime y la llevaba a su habitación, donde se entretenían sin necesidad de juguetes ni dinero, donde iniciaban un juego que los liberaba del estrés de ser constantemente perfectos, donde dejaban de ser herederos y eran ellos mismos por horas, mientras sus padres continuaban su reunión, completamente ignorantes de sus jadeos disimulados.
