Ikuto es mi Amo
Summary: Han pasado tres años desde que Ikuto se marchó en busca de su padre. En ese tiempo pasaron muchas cosas, el padre de Amu queda paralítico y siendo incapaz de trabajar la familia de esta entra en una grave crisis económica. La peli rosa se ve obligada a buscar trabajo de mucama en una mansión, pero no sospecha que el amo al que servirá sea Ikuto.
Mensaje de la autora: Mi primer fanfic con un Amuto, adoro esta pareja, dejenme sus comentarios por favor ^^
Advertencia: Este fanfic puede contener algunas escenas pervertidas conforme avancen los capítulos.
Disclaimer: No me pertenece Shugo Chara ni ninguno de sus personajes, todos pertenecen a sus respectivos autores.
CAPITULO 1: Mi primer día como doncella de una mansión
Fanfic by Pinkbutton
La chica de cabello rosa se encontraba sobre su cama, pensativa mientras observaba el techo. Habían pasado 3 años desde que Ikuto se marchó en un viaje para buscar a su padre. ¿Cómo le habría ido? Pensaba ella. Sentía cierta frustración si se ponía a pensar que en todo ese tiempo no le había llamado tan si quiera una vez. ¿Por qué habría de hacerlo? Pensó la peli rosa. Después de todo ella había elegido a Tadase, era normal. Tadase estaba cada vez más ocupado, sumergido en los estudios desde que se fue a Viena, la llamaba casi diario, pero no era lo mismo.
-Amu-chan—le llamó Mikki-, ¿no te vas a dormir? ¿No era mañana cuando ibas a tu entrevista de trabajo?
-Es por eso que no puedo dormir—dijo la chica de ojos color ámbar mientras se acurrucaba de lado-, no he podido encontrar trabajo desde hace mucho tiempo, estoy desesperada, si no me contratan no podré pagar la universidad, mis padres ya tienen suficientes gastos con Ami, desde que Papá tuvo ese accidente, las cosas se pusieron muy difíciles.
Mucha cosas habían pasado durante eso tres años, su padre había tenido un grave accidente y había quedado paralítico, fue un grave golpe para Amu. Las consecuencias económicas fueron devastadoras. Su madre tuvo que mudarse de ciudad para conseguir un buen trabajo y mantener a sus hijas, su padre se fue con ella, por lo cual Amu estaba sola en casa.
-¡Animo Amu-chan!—exclamó con ánimo Ran agitando sus pompones-, ¡Te van a contratar!
Al siguiente día, Amu no escuchó el despertador, por lo cual se levantó muy tarde y al ver la hora en el reloj se sobresaltó, agarró una rebanada de pan tostado y salió disparada con un papel en su mano. En pánico veía la dirección del lugar.
-Yo no veo nada—decía Amu desesperada-, esta es la calle, ¡No hay ninguna casa aquí!
-Allá—dijo Mikki apuntando con su pequeño dedo, la boquita abierta y el rostro sorprendido.
Era una mansión detrás de la reja, enorme hasta donde los ojos alcanzaban a llegar. Ella tocó el timbre y una voz salió de la caja pegada a la pared.
-¿Si?
-S-soy Hinamori Amu—tartamudeo nerviosa-, vengo aquí por el trabajo de mucama, llegué algo tarde pero, espero que todavía me puedan entrevistar.
La puerta se abrió inmediatamente y Amu llegó a la puerta principal tras caminar varios minutos. Una doncella abrió la puerta, con delantal y todo, le dijo que la acompañara. La mansión era espectacular por dentro, por un momento Amu pensó que podrían vivir cientos de personas ahí si se deseaba. Los techos eran altos y candelabros colgaban de los techos, uno podía ver su reflejo en los mosaicos del piso y numerosas figurillas costosas se hallaban por doquier.
La sirvienta abrió una gran puerta con manijas doradas y en el interior había una oficina elegante, detrás del escritorio una silla volteada de espaldas y cuando esta se giró, Amu no podía creer lo que veían sus ojos.
-Ikuto…-murmuró perpleja, casi petrificada, no tenía palabras en su boca.
-¡Ikuto!—exclamaron las tres charas al uni-sono.
El joven de ojos color zafiro y cabellos azules le miró ligeramente sorprendido.
-Nunca creí que nos encontraríamos en estas circunstancias—le sonrió el chico con un gesto felino y observándola con sus ojos penetrantes agregó con una sonrisa traviesa-, a pesar de que han pasado algunos años sigues teniendo el busto plano.
Las mejillas de Amu se encendieron como farolillos y justo cuando estaba a punto de reclamar furiosa, se calmó.
-¿Qué haces aquí?—preguntó ella incrédula, controlándose.
-¿Aquí?—preguntó Ikuto mirando a su alrededor y soltó una pequeña risa-, Aquí vivo, esta es mi casa. Lo que no entiendo es qué haces tú aquí, se supone que deberías estar estudiando ¿sabes que esto es un trabajo de tiempo completo?
-¿Vives aquí?—repitió sorprendida y con calma añadió-, estos tres años has sacado provecho, parece que a mí no me ha ido tan bien.
-¿Por qué lo dices?—preguntó el chico con cierto interés.
-No quiero hablar de eso—dijo ella desviando la mirada y con desilusión agregó-, supongo que iré a buscar trabajo a otro lado.
-Espera—le detuvo Ikuto con voz firme-, ¿no quieres el trabajo?, por ser tú te pagaré 10 veces más.
La chica se detuvo en seco, estaba a punto de cruzar la puerta cuando escuchó eso. Diez veces más ¿por qué? Ella le volteó a ver con desconfianza, mientras Ikuto le veía fijamente, esperando respuesta.
-¿Harías eso por mí?—preguntó ella
-Debes quedarte en la mansión día y noche—dijo Ikuto con una sonrisa que se dibujó entre sus comisuras-, además debes hacer todo lo que te diga.
Era mucho dinero, con eso podría pagar la universidad el próximo año y seguramente los estudios de Ami, si lo rechazaba no volvería a tener otra oportunidad así. La chica aceptó, sus compañeras le mostraron su cuarto y ella desempacó las maletas que fue a traer. Era extraño, ver a Ikuto de nuevo, era más extraño saber que estaba trabajando para él. ¿Cómo se volvió tan rico? ¿Cómo fue que ella se volvió tan pobre? Pensó con cierta tristeza.
Misako, la ama de llaves, le dio su uniforme, debía empezar cuanto antes. Amu se lo puso. Era un vestido negro con cuello y puños de encaje, el largo llegaba hasta los muslos, medias negras y unos zapatos del mismo color. En la cabeza usaba una diadema de encaje y una cinta negra que se anudaba al cuello.
-¡Te ves muy linda Amu-chan!—exclamó Sue con los ojos como estrellas
-Gracias—sonrió Amu y con cierto nerviosismo agregó mientras se miraba la falda-, pero me da la impresión de que esta algo corto.
Ella salió a hacer sus tareas. Misako le había dado una lista de cosas por hacer, estaba algo nerviosa pues había realizado quehaceres antes pero nunca en un lugar así. Entre la lista estaba el estudio de Ikuto, ella suspiró con dificultad, decidió dejarlo hasta el último, pero nada es inevitable en esta vida, así que caminó lentamente hasta aquel lugar después de haber realizado todas las tareas anteriores, ya estaba anocheciendo. Golpeó la puerta del estudio levemente, y tras el silencio decidió entrar, era bueno saber que no estaba ahí. Comenzó a sacudir las estatuillas con el plumero cuando la sorpresa invadió sus mejillas que se tiñeron violentamente de rojo cuando sintió su falda levantarse. Al girarse, ahí estaba él, mirándole con esos pervertidos ojos azules, una sonrisa felina y lo que ella detectó como sucias intenciones.
-¿Q-qué estás haciendo?—se estremeció la peli rosa bajándose rápidamente la falda, dejando la mano de Ikuto en el aire, quien aun esbozaba su sonrisa.
-No puedes culparme—se rió el felino-, jamás te había visto con uniforme de mucama.
-¡Eres un Pervertido!—le gritó enfadada completamente roja.
-Uh-oh, no no—dijo él negando con la cabeza y el dedo índice-, recuerda que soy el amo de la casa, no puedes hablarme así, debes hacerme caso en todo—y con un tono profundo y cierta seriedad agregó-, si yo quiero ver tu ropa interior deberás quedarte quieta. Además, siempre deberás responder con un "Si, amo"
Ella se quedó congelada ante sus palabras, la vergüenza recorría todo su cuerpo y sus latidos se aceleraban, sus mejillas sonrosadas no podían ocultar lo avergonzada que se sentía y la sensación de que Ikuto quería propasarse con ella le atemorizó.
-Si…amo—dijo ella con dificultad con la voz temblorosa completamente ruborizada
-No has cambiado nada—dijo soltando una leve risa, evidentemente le había jugado una broma-, sigues siendo igual de inocente que antes.
-Eres un tonto…-murmuró ella mientras temblaba, pequeñas gotas de agua comenzaban a invadir sus ojos. No sabía por qué lloraba, solo quería desahogarse, no le importaba si él se burlaba, solo quería dejarlo salir, el dolor que no había llorado en 3 años, sin nadie que la apoyara ni la consolara, con Tadase lejos y su familia también. Después de todo ese tiempo, volver a verle… ¿Por qué me dejaste?, quería gritarle. Después se recriminó a sí misma por pensar de esa forma, ella tenía a Tadase, fue a él a quien eligió, era normal que Ikuto se fuera.
-¿Qué fue lo que te pasó?—preguntó Ikuto mirándole con sus ojos profundos azules, denotando cierta preocupación-, ¿Cuál es el verdadero motivo por el que lloras? y ¿Por qué estás trabajando aquí cuando deberías estar estudiando?
Las tres charas, quienes estaban afuera de la puerta se miraban entre ellas con cierta tristeza, observando cómo Amu se cubría el rostro con las manos. Ella respiró hondo y luego esbozó con esfuerzo una sonrisa.
-Estoy bien—respondió Amu-, regresaré más tarde a limpiar tu estudio.
-No me pienso ir—dijo Ikuto tratando de presionarla
-Muy bien, limpiaré contigo aquí—dijo ella algo enfadada mientras sacudía, tratando de contenerse, mientras Ikuto esperaba que se quebrara, y descubrir qué es lo que le estaba pasando, pero ella no desistió, a pesar de que la mirada zafiro del joven la seguía por donde quiera que sacudía y limpiaba ella no derramó una sola lagrima, cuando hubo terminado entonces se marchó.
-¿Por qué me siento así ahora?—preguntó Amu a sus pequeñas amigas cuando estuvo a solas con ellas en su cuarto, tumbada sobre la cama-, ¿Por qué ver a Ikuto me pone de este modo?
-¿Ya no quieres a Tadase?—preguntó tiernamente Su con cierta tristeza
-Claro que lo quiero, pero ha cambiado—dijo ella con cierto dolor-,…hace mucho tiempo que no le veo, ha estado muy ocupado, a veces pienso que no desea verme, sinceramente cuando Ikuto dijo que se marchaba hace tres años, una parte de mí lo extrañó mucho, quería que llamara, cualquier cosa, pero nada y ahora que lo vuelvo a ver, me siento extraña, confundida.
-¿Por qué no le dices lo que sientes?—dijo Mikki-, quizá te sientas mejor.
-¿Qué le voy a decir?—respondió Amu encogiéndose de hombros
-Que tomaste la decisión equivocada—sonrió Sue con nostalgia provocando en Amu una ligera sorpresa, al darse cuenta de que realmente tenía fuertes sentimientos por Ikuto, a pesar de que todos estos años no supo nada de él, a pesar de que nunca le llamó, ella siempre estuvo pensando en él. ¿Por qué lo había reprimido tanto tiempo? Ahora lo sabía, no quería lastimar a Tadase, no después de que le rompió el corazón por primera vez, aquella vez que escondió a Ikuto en su cuarto sin decirle nada.
Exhausta, cayó dormida. Al día siguiente se sentía mejor, lo suficiente como para dar una buena cara el resto del día. No quería que Ikuto se preocupara por ella y mucho menos que empezara a hacer preguntas que ella no sabía responder. Mientras caminaba para realizar sus deberes Misako, el ama de llaves, le pidió algo que le dejó la nuca helada.
"Prepara el cuarto de huéspedes, la prometida del Amo Tsukiyomi viene hoy en la noche"
Esas palabras retumbaron en su cabeza y una fuerte punzada en su corazón se hizo presente, fue como si le cayera una cubeta de agua congelada en la espalda
¿Quien es la prometida de Ikuto? ¿Qué pasará ahora que Amu ha reconocido sus sentimientos por él?
Continuará...
Espero les vaya gustando, dejenme sus comentarios!
