Disclaimer: Ni Los Juegos del Hambre ni sus personajes me pertenecen; son propiedad de Suzanne Collins. Esta historia participa del reto de los mini - fics de mayo del foro "El Diente de León". Personaje: Katniss Everdeen.
Memorias de papel
1. Celebraciones
Me despierta un leve zarandeo en el hombro, ligero como una pluma, pero insistente. Suspiro e intento seguir durmiendo, pero la voz de papá me llega en un susurro amortiguado, como si estuviera hablándome desde muy lejos.
— Despierta pequeña Kat — Susurra como una canción. — Tenemos un día largo por delante.
Me levanto de un salto, porque sé lo que un día largo significa. Va a llevarme al bosque de nuevo. Apenas hemos ido un par de veces, ya que a mamá no le gusta mucho. Sin embargo es un lugar maravilloso, lleno de colores, a diferencia de nuestro distrito, en donde todo es gris o negro como el carbón. Papá se ríe ligeramente mientras corro de un lado a otro buscando mis botas. Me hace señas de que no haga mucho ruido, ya que mamá y Prim podrían despertarse.
Hoy es un día especial. Bueno, probablemente no sea especial para el mundo, pero para mí sí lo es. Cumplo 8 años, y papá prometió que me llevaría a un lugar al que nunca habíamos ido como regalo de cumpleaños. La única condición es que mamá no se entere, porque no le agradaría demasiado.
— Feliz cumpleaños Kat. — Me dice papá cuando me abraza antes de emprender el camino. Noto que su mirada se entristece un poco, pero inmediatamente vuelve a sonreír y empezamos a caminar.
Primero cruza él la valla, tras comprobar que como siempre no está electrificada. Luego se agacha y me tiende la mano para ayudarme a pasar. Es un poco complicado, pero como soy tan chiquita no tengo muchos problemas. Sería genial quedarme de este tamaño para poder pasar fácilmente siempre.
Tomamos nuestros arcos (el mío parece un juguete en comparación con el de papá) y comenzamos a caminar. El primer tramo lo hacemos en silencio, así papá puede cazar algunos conejos y ardillas, pero cuando considera que ya tiene presas suficientes empieza a cantar, haciendo que los sinsajos guarden silencio.
Me sonríe cuando empiezo a cantar también. Juntos somos un dueto incomparable, aunque es su voz la que crea la magia en este lugar. Al cabo de un rato los sinsajos se nos unen, y el bosque se convierte en un lugar de cuentos de hadas, de esos que mamá suele contarle a Prim.
— ¿A dónde vamos? — Le pregunto al ver que nos salimos del sendero principal y empezamos a adentrarnos a un lugar que desconozco.
— Es una sorpresa. Vamos, todavía nos falta camino por recorrer.
Acepto gustosa su mano y lo acompaño mientras canta la canción del valle, ansiosa por llegar al lugar prometido.
.
Dos horas después y todavía no hemos llegado. Frunzo el ceño, molesta, y dejo de cantar. Papá me mira con una sonrisa divertida, pero no dice nada. Sigue cantando junto a los sinsajos, como si nada pasara. Quisiera decirle que volvamos, que no voy a poder pasar mi cumpleaños con la pequeña Prim. Pero no lo hago, porque en el fondo siento curiosidad por ver hacia donde me lleva.
— Ya falta poco. — Me promete. — Si volvemos ahora se perderá la magia.
Asiento e intento tragarme mi mal humor durante la siguiente media hora. Podría estar en casa jugando a las muñecas con Prim, que siempre me busca para jugar. Es tan pequeña y frágil que a veces temo que se rompa, que alguien la destruya. Luego me recuerdo que yo estoy para protegerla, ya que soy su hermana mayor. Eso dijo papá alguna vez.
— Cierra los ojos. — Me pide luego de un rato. — Yo te guiaré, no te preocupes.
Hago lo que él me indica y me dejo llevar tomada de su mano. Trato de descubrir dónde estamos, pero los sonidos son muy parecidos a los de todo el bosque. Sin embargo hay algo diferente, un sonido como de… ¿agua?
— Ya puedes mirar Kat. — Me dice papá. — Feliz cumpleaños.
Lanzo un gritito y salgo corriendo hasta la orilla del lago. El agua es casi transparente, y no se ve demasiado profundo. ¡Nunca había visto nada parecido! Meto las manos en el agua y compruebo que, aunque está fría, podríamos meternos.
Nos pasamos el día entre juegos y risas. Papá me enseña a nadar y, aunque el agua no es muy profunda, es muy divertido. También pescamos y yo lo ayudo a desenterrar saetas, la planta que me dio mi nombre. Me muestra un montón de plantas, y yo lo ayudo a recolectar.
Por la tarde cuando regresamos descubro que mamá ha comprado cuatro galletas en la panadería, para celebrar mi cumpleaños.
Me voy a dormir con una sonrisa en el rostro, con la pequeña Prim abrazada a mí.
Ha sido el mejor cumpleaños, pienso.
.
— ¡Mamá, despierta!
Siento un peso extra encima y cuando abro los ojos descubro a mis dos hijos encima de mí. Me abrazan, me llenan de besos y luego empiezan a cantar el feliz cumpleaños. Desvío la mirada, para evitar que vean una lágrima de emoción cayendo por mi mejilla y descubro a Peeta en la puerta de la habitación, con una gran bandeja de desayuno en las manos.
Me sonríe con dulzura, aun después de tantos años y, aunque sabe que odio mi cumpleaños, insta a los niños a que busquen mis regalos.
— No tenías que hacerlo. — Le digo juntando nuestras frentes cuando se sienta a mi lado, en la cama.
— Queríamos hacerlo. — Replica y me besa, haciendo que sienta mariposas aun después de tanto tiempo.
Nos interrumpen los niños, trayendo dos paquetes y un dibujo que ambos hicieron de nosotros cuatro, en el lago. El mismo lago que mi padre me enseñó años atrás, en otro cumpleaños. Contengo las lágrimas de emoción y me dejo abrazar por mi familia que, pese a todo lo sucedido, siempre va a estar aquí.
Feliz cumpleaños atrasado para Katniss! :D
