Capitulo 1: The Beginning.

Limbo City era una ciudad caótica, las calles están llenas de suciedad, los antiguos edificios parecían a punto de derrumbarse. Los demonios comúnmente se ven, al igual que muchas criaturas sobrenaturales caminando entre los demás ciudadanos.

"Hermoso lugar." Pensó sarcásticamente un hombre caminando por las sucias calles de la ciudad en esa pacifica noche. Un suspiro dejo unos suaves labios, mientras que un par de ojos azules-verdosos exploraban sus alrededores. Nunca dejando su guardia baja. Eran cerca de las 9:00 PM y la gente parecía haberse esfumado. "Con todo por lo que he pasado no me sorprende…" Y en realidad era cierto… No le sorprendería tampoco si un demonio le saltara en la frente… Haría lo que siempre hacia y lo eliminaría. El hombre iba vestido con unos jeans azules gastados, unas zapatillas negras, una camiseta de manga larga negra y un par de guantes negros sin dedos. Una pequeña mochila en su espalda. Un cuchillo bajo su manga derecha, una pistola Wing Shooter enfundada un su muslo derecho y una magnum Lightning Hawk en su muslo izquierdo. "Al fin unas vacaciones decentes en casi 10 años de trabajo y mira adonde vengo a parar". Volvió a pensar mientras se preguntaba si cuando llegara al menos seria recordado, después de todo no es como si hubieran pasado unos pocos años.

Cerró sus ojos cuando el viento jugueteo con sus rubios cabellos dejándolos caer en su ojo derecho. Cuando los abrió, se detuvo y alzo la vista para ver una señal con letras rojas y brillantes que decían "Devil May Cry" y una silueta femenina con sus manos detrás de su cabeza. El hombre camino hasta la puerta y toco. Al otro lado de la puerta se escucharon unos pasos, algunas maldiciones- "No sabía que esas palabras se podían usar de esa manera…" Pensó el hombre al escuchar los insultos- y un hombre diciendo algo sobre que sus clientes deberían saber abrir la puerta. El hombre dejo una ligera sonrisa ante esto, unos segundos después su vista se encontró con otro par de ojos, azules como el cielo que estaba oculto mientras la oscuridad tomaba su lugar, los cuales estaban totalmente abiertos, en sorpresa o incredulidad, el hombre no tenía ni idea.

Del otro lado de la puerta estaba parado e inmóvil un hombre alto, con cabellos blancos como la nieve que caían sobre sus ojos. Llevaba unos pantalones marrones con unos zapatos negros, una larga gabardina roja, llevaba unas fundas en su espalda- o eso es lo que el hombre dedujo- que estaban atadas alrededor de su pecho, no llevaba remera lo cual dejaba también ver un amuleto con una joya roja en el medio y una correa plateada. Llevaba una larga espada en su espalda, lo cual le hizo pensar que debió creer que llamaban por un trabajo.

El hombre de cabello blanco siguió mirando al hombre enfrente del como si fuera un fantasma y luego de unos minutos agito su cabeza recobrando la cordura y rompió el silencio. -¿Leon? ¿Eres tú?- Pregunto con una voz un poco grave y un poco insegura.

-No, soy su gemelo malvado, enviado aquí para destruirte… Cuanto tiempo Dante- Leon S. Kennedy dijo reajustando su mochila sobre su hombro con una gran sonrisa rozando sus labios.

Hace 1 año estuvo en el incidente en la Republica Oriental Eslavos, y luego de eso Ingrid Hunnigan, su informante en misiones, le aseguró que tendría unos meses de vacaciones. Le tomo un tiempo convencer a su mejor amiga desde el incidente en Raccoon City, Claire Redfield, de que estaría ocupado en las vacaciones-Leon quería a Claire muchísimo, casi como si fuera su hermana, pero algunas veces podía ser un poco fastidiosa y después de todo no tenía que pasar TODO su tiempo con ella… ¿Verdad?- y con ello a Leon le surgió la idea de viajar a Limbo City y visitar al hombre delante de él.

-¿Bueno, me dejaras pasar?- Pregunto burlonamente mientras observaba la entrecerrada mirada que el hombre, llamado Dante, le estaba enviando.

-Con ese sarcasmo tuyo no me cabe duda de que definitivamente eres tú, pasa…- Dijo, moviéndose a un lado.- ¿Qué haces por aquí?- Dijo Dante, notando la mochila que Leon llevaba colgada de su hombro izquierdo casi cayendo a su brazo."Tal vez un arsenal de armas para molestarme". Pensó para sí mismo mientras cerraba la puerta de su tienda.

-Bueno, me han dado unas pequeñas vacaciones y para quitarme de la espalda a una amiga por unas semanas pensé en visitarte después de tanto tiempo- Dijo como si fuera lo más obvio del mundo- Entonces ¿Me puedo quedar? Si no tienes lugar puedo buscar algún hotel- Dijo Leon analizando todo detalle de la tienda en la que estaba. Viejos hábitos mueren duramente.

-No te negaría la entrada a mi humilde morada y deberías saberlo, pero espero que te guste dormir en un sofá, ya tengo el cuarte de visitas ocupado. Y si no te gusta el sofá, siempre puedes dormir conmigo- Dijo Dante guiñándole un ojo con una leve sonrisa, ya sabiendo cual sería la respuesta.

Leon observo como el caza-demonios se sentaba en una silla detrás de un viejo escritorio, sus pies sobre el mueble y sobre su cara una revista. En el escritorio habían dos pistolas gemelas, una de negro ébano y la otra de blanco marfil, también había un teléfono antiguo junto con cajas de pizzas, una arriba de otra, unas cuantas revistas y lo que parecía el marco de una fotografía. A la izquierda de donde estaba parado había un tocadiscos tragamonedas en una esquina junto a una gran ventana, en la otra esquina estaba situada una escalera que llevaba al segundo piso, junto a la escalera estaba situada una mesa de billar enfrente de una puerta que posiblemente llevaba a la cocina. Y a su derecha había un hermoso sillón de cuero rojo; donde una pequeña mesa de café estaba situada enfrente del sillón, llena de revistas. En la pared que está detrás del escritorio había todo tipo de espadas. "Demoniacas". Pensó Leon al ver a la vieja espada del legendario Sparda, la Force Edge. Y lo que menos le sorprendió al agente es que el lugar estaba tan, pero tan sucio que podrías perder todo un brazo tratando de levantar la suciedad del piso.

-Prefiero el sofá, gracias- Leon dijo rodando los ojos. -Así que ¿Tienes visitas? O ¿Es otra de tus conquistas?- Dijo el sentándose en el sorprendentemente cómodo sofá con una ceja levantada y dejando su mochila en el suelo.

-Es un amigo, me ayuda con los trabajo- Dijo Dante dándole poca importancia.-Su nombre es Nero, lo conocí en un trabajo hace unos 4 meses- Dante era un mitad demonio, trabajando como caza-demonios... Por más irónico que pudiera parecer, Dante cazaba los demonios que andaban rondando y que lo único que hacían era matar a toda persona que se encontraran. Dante es uno de los hijos del legendario Caballero Oscuro Sparda, un demonio; y Eva, una simple humana.- Justo ahora está en una misión, llega mañana. Si quieres hacerme un favor irrítalo llamándole niño.- Dijo con una sonrisa malvada y frotándose las manos con una pequeña risa malvada y para luego volver a fijar su atención en su revista.

Leon rodo sus ojos y suspiró- El niño aquí pareces tú- Murmuro en voz baja, aun sabiendo que el caza demonios lo escucharía, y como para afirmar eso, Dante dijo:

-¡Te escuche!- Con la mirada entrecerrada, pero sin admitir que extrañaba ese tipo de peleas que casi siempre tenían hace mucho tiempo. - Sera mejor que te vayas a dormir, llegaste bastante tarde- Dijo sin emoción y fue hacia la puerta principal cerrándola con llave.- Nos vemos mañana- Fue lo último que dijo, haciendo un gesto de saludo, apagando la luz y subiendo a su habitación, dejando al agente a oscuras.

Leon se recostó en el sofá mirando el techo. "Bueno al parecer 25 años después aun me recuerda". Pensó cerrando los ojos y una media sonrisa malvada se formo en su rostro, cuando un último pensamiento malvado pasó por su cabeza, antes de dejar que Morfeo lo acobijara.

"Hora de molestarlo".

-XXX-

Dante subió las escaleras hacia un pequeño pasillo en la planta alta, tenía un total de cuatro puertas. Una de ellas era la habitación de Dante, la otra la de huéspedes, la tercera que estaba ubicada al lado de la habitación de huéspedes era el baño y la cuarta puerta estaba al fondo del pasillo donde la luz no llegaba, la puerta totalmente cerrada con llave y candado y aprueba de demonios, lo que hacía que la única forma de abrirla fuera con la llave correspondiente. Dante camino hacia su habitación y cerró la puerta. Se quito los zapatos y tiro sus pantalones por ahí, dejo su gabardina colgada en un gancho en la puerta y se dirigió a su cama. Dejo a Ebony bajo su almohada y se recostó en la cama. Antes de dormir trato de sobrepasar el shock que tenia al ver al agente que de seguro estaría dormido en la habitación de abajo. Hacía casi 25 años que no le veía, fue cuando aún era un pequeño niño de 7 años de conocimiento en el mundo, mientras que el agente le ganaba por unos 4 años. Una tarde hermosa de verano en la cual Leon había llegado a su casa para quedarse unos días.

Se puso a recordar en esos momentos, cuando su amable gemelo seguía vivo y cuando los tres habían destruido a piedrazos la casa de los vecinos.

Flashback

Era una hermosa mañana para los cinco habitantes de la casa. Sparda estaba en el trabajo al igual que su esposa Eva y no volverían hasta la tarde mientras que los tres niños de la casa estaban durmiendo pacíficamente en sus correspondientes camas sin preocupación de lo que pasaba en el mundo. Eran alrededor de las 1:25 PM de la tarde y los chicos seguían durmiendo, cuando el sonido de un vidrio romperse se escucho en la casa, despertando a los tres chicos de un golpe.

Los tres se miraron confundidos.

-¿Escucharon eso?- Preguntó el rubio a los dos albinos, los cuales asintieron. Vergil bostezo. -¿No es muy temprano para que esos idiotas comiencen a molestarnos?- Pregunto el mayor de los gemelos refiriéndose a sus vecinos. - No creo, nos quedamos dormidos.- Comento el menor de los tres obviamente queriendo volver a dormir…

-Bueno si tuvieron la amabilidad de despertarnos deberíamos hacer lo mismo y mostrarles los hijos de quien mandan en este barrio.- Dijo el rubio con una malvada sonrisa, levantándose de la cama y cambiándose de ropa, casi listo para la masacre que causarían…

-Aun me sigo preguntando quien es el verdadero demonio aquí…- Contesto el amante del azul mientras los gemelos se levantaban y cambiaban también.

Cambiados y preparados para la guerra los tres chicos se dirigieron al patio de sus vecinos lentamente, notando de que sus vecinos habían salido mientras se cambiaban.- Genial, hora de la venganza.- Dijo dulcemente Dante.

Con ello los tres comenzaron a romper con rocas todo objeto costoso o rompible de sus vecinos. Los tres estaban siempre peleados con los dos hijos de los vecinos y siempre buscaban una excusa para pelearse más. Alguna de las dos familias siempre lograba molestar a la otra, lo bueno para los dos semi-demonios y el rubio es que Sparda no los castigaría- según él era común en el comportamiento de un demonio ser malvado- y Eva de alguna forma u otra la dejaría pasar.

Así continuaron rompiendo todo lo que podían y pintando todas las paredes de la casa de un rosa muy chillón hasta que el auto de los vecinos se acerco.- Retirada.- Grito el amante del azul con los otros dos siguiéndole rápidamente. Cuando llegaron a la puerta Leon se detuvo con una idea en la cabeza y agarro una resortera.- Rápido denme la piedra más grande que tenemos.- Los gemelos no entendieron lo que quería hacer y con miradas confusas le dieron la roca y le ayudaron a arrojarla en dirección a una de las ventanas rotas de la casa. En la ventana estaba el hijo menor de los vecinos quien miro a través de la ventana al oír su nombre y en seguida fue golpeado de lleno en la cara por una piedra.- No te metas con los Sparda.- Los tres gritaron bien fuerte para ser escuchados por sus vecinos y felizmente entraron en la casa.

Más tarde Sparda y Eva habían llegado a su casa y al ver la destrucción de la casa de sus vecinos supieron quién había sido. Así que rápidamente entraron en la casa, cerrando la puerta.- Leon, Vergil, Dante… Venid aquí ahora.- Les grito la única mujer de la casa y esperó a que los tres bajaran las escaleras hacia la sala de estar. Los tres angelitos se sentaron en el sofá esperando a ser regañados y posiblemente castigados.- Así que destruyeron la casa de los vecinos, ¿Verdad?- Pregunto Eva con sus manos en su cintura pero con un tono bondadoso y amoroso. Los tres tenían las cabezas gachas y el amante del azul rompió el silencio.- Lo hicimos… Pero Leon le pego en la cabeza con una piedra al hijo de los vecinos.- Dijo rápidamente apuntando al rubio sentado a su derecha.- ¡OYE! Eso es traición.- Vergil le sacó la lengua mientras Dante reía.- Ejem.- Eva intervino e hizo que los tres volvieran a mirar al suelo.

Eva y Sparda intercambiaron una mirada y una sonrisa.- ¿Piensas lo mismo que yo, cielo?- Pregunto Eva dulcemente a su esposo.- Claro…- Le respondió el demonio y Sparda miró a los tres chicos con una sorprendentemente gentil sonrisa rozando sus labios. Y las cinco palabras que dijo sorprendieron a los tres chicos:

- Estoy orgulloso de los tres.

No hace falta en decir, que luego de eso las cinco personas que vivían en la casa estuvieron festejando toda la tarde.

End Flashback

Dante dejo salir una risa al recordar eso, esos buenos momentos que pasaron hace tanto tiempo y que de seguro murieron y fueron definitivamente enterrados el día en el cual a su madre le quitaron el corazón cruelmente un par de demonios.

El semi-demonio agitó ligeramente la cabeza de un lado hacia el otro y volvió a enfocar su mente en el agente. Cabe decir que con esas pistolas que le ha visto cargar ya no podía ser más el niño que conoció alguna vez."Tal vez un espía o un agente." El solo pensamiento le sacaba una pequeña sonrisa. Pero se paró a pensar que si él y Lady se conocían tal vez acabaría con dos balas en la frente y no una por día.

El semi-demonio no estaba por admitirlo en voz alta pero le reconfortaba que Leon estuviera vivo después de tanto tiempo y le agradaba volver a verlo. "Lastima que las cosas no pueden ser como hace 25 años". Pensó tristemente, pero luego de un rato volvió a su carácter de siempre y con una diminuta sonrisa y su mano debajo de la almohada, muy cerca de Ebony, el hijo menor de Sparda dejo que el sueño que estuvo acumulando durante todo el día le ganara y quedara profundamente dormido. Con algún que otro ronquido saliendo de sus rosados labios.