CAPÍTULO I - INTRODUCCIÓN

Hola…

Soy ECO

Y en un momento de inspiración que vino a mí, nació INFIERNO, así que disfruten de su introducción.

Si les gusta y obtengo los suficientes reviews lo continúo, algo como una votación ….

Los quiero fanlectores…..

¿Han sentido el infierno?

No lo creo, porque el infierno es él y aún no lo conocen, aunque deben saber que es maldad pura y sin remordimientos.

Tiene una risa maliciosa y llena de perversidad, que surge del dolor ajeno, de los lastimeros quejidos de los condenados, del temor de Dios que se burla, de los llantos de los moribundos, del castigo injusto, de todo lo que nos hace daño.

Ella por su parte es una niña buena, un ángel de Dios si se pudiera decir, una encantadora muchachita llena de poder, pero con el corazón limpio y puro, ella es simple y suave como un pedazo de tela acolchada.

Ella es una princesa con el alma pura.

- ¿Cuántos años tienes Sakura? – dice un hombre de cabellos negros y ojos oscuros como el vacío del universo – me dicen tus padres que tienes diez.

- Si señor – dice la niña con una sonrisa en el rostro – tengo diez – y corre tras una paloma que se balancea algo lastimada al piso.

- ¿Qué pasa? – dice el hombre con algo de inquietud en el rostro – te preocupa ese animal aunque esté muy herido.

- Si – dice ella corriendo hasta que le toma con los ojos aguados – es mi culpa – solloza y se desploma en el piso para llorar su desgracia con desespero – la pobre ave se ha caído por mi culpa – siguió tratando de moverla para que viviera pero ya era tarde, su lastimado cuerpo se había detenido.

- Ya es tarde – dijo el hombre.

- Lo siento – dice ella con los cabellos en el rostro – debí haberla salvado.

- Hay ocasiones que nadie nos puede salvar – dijo el muchacho de quizás unos 16 años – y entonces en esos momentos debes resignarte.

- Es muy triste – dijo ella sin dejar de llorar.

- Así es la vida – susurró con las manos en los cabellos de la niña – pero, a veces podemos hacer algo – terminó con una sonrisa en el rostro.

- ¿Cómo qué? – dijo ella con un poco de esperanza - ¿Creé que se puede hacer algo? – y le miró ya sin lágrimas.

- Es posible – susurró algo presuntuoso mientras tomaba el ave sin cuidado y lo colocaba en el rostro de la niña.

De inmediato tomó su mano libre le agitó tres veces en ella, el pájaro de empezó a mover y salió volando sin control.

- Lo has salvado – gritaba ella descontrolada de emoción – eres un gran mago – gritó – has logrado salvarlo.

- Dime pequeña Sakura – susurró el hombre – tú qué harías si alguno de tus padres enfermara y no pudieras hacer nada por él, como con esa pequeña ave.

Ella bajó la mirada al piso, pero en un instante los ojos se le abrieron y le vio a él.

- Yo – dijo segura – te llamaría y así lo salvarías – gritó muy segura.

- Eso puede ser – dijo el satisfecho – pero debes saber una cosa. Este fue un regalo, pero no siempre es así.

- ¿Y cómo te podría pagar? – dijo ella lista.

- Eso lo sabrás cuando seas más grande – le contestó para acariciarle las mejillas – y cuando eso pase – dijo con la voz muy suave – vas a ser muy afortunada por haber sido seleccionada. Dulce alma pura. Ve con tus padres pequeña y recuerda: No hables con extraños.