Prólogo
En un palacio majestuoso en donde se deslumbraba su forma aristocrática, pero en aquel momento no era para admirar ese enorme palacio, pues el futuro de Unova se encontraba en peligro, no solo de humanos, sino también para los pokémon. Los vínculos entre entrenador y compañero iban a ser rompidos por una organización que busca su felicidad, liberándolos de su unión, aquel motivo se debió para evitar el maltrato que sufrían al combatir con otros de su misma especie. Ellos buscan la paz y la armonía, ese fue el sueño que anhelaban, pero, eso significaría no más entrenadores.
Pero aquella idea no era la mejor solución, y eso nos preguntamos mi compañera y yo, ¿separar entrenador y pokémon, llegará a ser igual? ¿Acaso quieren separar nuestros vínculos con nuestros amigos y compañeros que nos acompaña en nuestra aventura?, lo pensé en un momento y llegué a una conclusión. ¡Claro que no! No iba a permitir que nos separen de nuestros amigos, y con esa respuesta en mi cabeza, mi compañera asintió en estar de acuerdo conmigo, entonces fuimos con prisa hacia el cuarto de la sala del trono, en aquel lugar se hallaba la persona causante y líder de la organización que buscaba separarnos de nuestros amigos para siempre.
—¿Cuánto falta para llegar al cuarto de trono? —le pregunté a mi compañera.
—Ya falta poco, tan solo debemos subir un piso más —respondió con un semblante triste.
Yo me di cuenta de ello, y le pegunté —¿Qué te ocurre?
Ella volteó a verme —¿Por qué? —no logre comprender a su pregunta, mi compañera bajo su mirada mientras seguíamos corriendo—. ¿Por qué tiene que pasar todo esto? ¿Y por qué él tiene que estar involucrado en esto?
Nos quedamos en silencio, no sabía que responder, pues yo también me lo preguntaba a cada momento en que avanzaba hacia ese cuarto. No podía comprender el motivo por el cual él estaba ocasionando esto a su región natal, cuando ambos lo conocimos, era una persona amable y bondadosa con nosotros y los pokémon, no tenía una respuesta clara.
—No lo sé —ella se quedó viéndome, y proseguí con voz decidida—. Pero lo sabremos cuando nos encontremos con "él".
Ella mostro un rostro lleno de seguridad, volviendo a ser la misma —Tienes razón —de pronto miro impresionada cuando contemplo una gran puerta—. Ya hemos llegado.
Nos detuvimos en seco para luego mirarnos mutuamente, estuvimos decididos a averiguarlo. Juntos abrimos la gran puerta y lo primero que vimos tras abrirla fue a "él" sentado en un trono como si de un rey se tratase.
—Bienvenidos. Los estaba esperando, mis dos grandes amigos —su voz sonaba tan calmada a pesar de lo que ocasiono, con aquella naturalidad que lo representaba.
Nos miramos confundidos, él sabía que era el causante de aquella tragedia y lo tomo como si se tratada de un juego. Intente decir algo, pero mi compañera se me adelantó.
—¿Por qué estás haciendo esto, N? ¿Por qué intentas separarnos de nuestros compañeros?
Él se levantó de su trono y dio unos cuantos pasos —Los pokémon no necesitan de nosotros, ellos tienen el mismo derecho de ser libres. Las personas dicen que lo hacen por amistad, encerrándolos en Poké Ball's para así entrelazar sus lazos y haciéndolos batallar con otros. A eso lo llaman ser unidos, y para qué... —se detuvo para vernos fijamente, y cuando prosiguió, nos sorprendimos con lo que dijo—. Solo para ser abandonados por ser débiles, por no ser lo suficientemente fuerte los dejan guardados, o incluso, siendo liberados por no mostrar ser útiles en algo.
Y con esa respuesta nos dejó mudos. Yo sabía a qué se refería, lo había vivido en carne propia, y sé cómo son los entrenadores con los pokémon, pero N no podía culpar a todos por los errores de otros. Vi a mi compañera, ella también sabia de esa misma crueldad.
—¡No puedes culpar a todos, N! Hay personas que todavía tienen un vínculo con sus pokémon, y eso lo sabes muy bien.
—Tienes razón —respondió con calma—. Pero tus verdades son muy débiles a comparación de mis verdaderos ideales.
—N, sé muy bien cómo te sientes. Durante mi viaje he conocido a personas crueles, pero también he conocido a personas maravillosas que solo se divertían con sus pokémon. Tienes que comprender que hay personas que nos le importa perder o ganar. Lo que verdaderamente les importa es pasarlo bien junto a sus pokémon —le dijo en un tono afirmativo, viéndola tan segura, sonreí pensando que hay esperanza en este mundo.
—Entonces... demuestren que sus verdades son más fuertes que mis ideales.
En ese mismo momento, el palacio tembló, destruyéndose el techo, nosotros quedamos anonadados como lo que vimos, siendo espectadores, observamos una nube negra que disparaba relámpagos a cada segundo. Mi compañera se quedó impresionada, pero yo sabía de quien se trataba, y eso era porque lo conocí al empezar mi viaje.
En frente de nosotros apareció un pokémon de aspecto negro y forma de dragón que descendió para colocarse por atrás de N.
¡GROAR…!
Su rugido hizo que nosotros retrocediéramos por el fuerte viento que este provoco.
Mi compañero miro con gran asombro —¿Ese pokémon es?
—Sí, es el pokémon legendario Zekrom —respondió N, sonriendo con gracia—. El pokémon de mis ideales.
Nosotros nos preguntábamos ¿cómo N pudo capturar al pokémon legendario? Y comprendimos sobre sus intenciones, avanzamos con determinación para confrontarlo y poner fin a esta tragedia. Aquella batalla que se librada por el futuro de los humanos y los pokémon.
N camino hasta llegar a unos metros de nosotros —Entonces, comencemos con el combate mis queridos amigos: Ash, Hilda.
En ese instante, nosotros actuamos con decisión mientras dirigíamos nuestras manos hasta llegar a nuestras respectivas Poké Ball's.
