Nota: Sí, es un fanfiction de Fullmetal Alchemist, pero también es un universo extremadamente alterno¿Qué quiere decir esto? No hay madre resucitada, no hay brazos, piernas ni cuerpos cobrados por ninguna puerta que lleva a nuestro mundo, no hay militares maquiavélicos, pecados capitales, piedras filosofales, padres de 9304 años de edad, Edward y Alphonse ni siquiera son hermanos! Bueno, no sé, léanlo y compruébenlo.


AUSENCIA

Capítulo uno

... carbono, azufre, potasio...

Esas fueron las últimas palabras que pude leer antes de que mi vista flaqueara ya por enésima vez. Dos libros además del que estaba frente a mis narices se apilaban desordenadamente sobre el escritorio, y hacía un buen rato que el reloj había marcado las doce. Pero yo seguía aquí, encorvado en esta silla incómoda dentro de esta habitación iluminada apenas por la luz de una vela, memorizando ingredientes y fórmulas complicadas para cualquier ser humano.

En realidad, esto era para mí una rutina. Desde que mamá muriera, a mis tres años, había estado solo. Apenas puedo recordar la calidez de sus ojos y su voz sublime cantándome por las noches para que me durmiera(me siento culpable de que mi memoria no registre nada más acerca de ella). A partir de su muerte, papá se dedicó de lleno a su trabajo. Él era un alquimista, y uno de los mejores, según lo que decían. Trabajaba para el Rey, por lo que casi siempre se hallaba de viaje, y las raras veces que venía a casa se encerraba en la biblioteca a leer e investigar y era lo mismo que si no estuviese. Fue en esa misma biblioteca donde leí mi primer libro de alquimia.

Comenzó siendo una simple curiosidad, quizás preguntándome qué era lo que ocupaba tanto el tiempo de papá, o tal vez inconscientemente qué podría llegar a ser más importante que ver a su propio hijo. Pero con el tiempo empecé a entender esos dibujos y fórmulas que habían parecido tan inteligibles al principio, y poco a poco se fue convirtiendo en una pasión, hasta terminar siendo mi única actividad.

Supongo que no soy de las personas que podrían llegar a considerarse sociables o con facilidad para relacionarse con la gente, cosa que sirvió de cómplice. Al volver de la escuela y terminar mis deberes, como no tenía amigos, todo lo que hacía era encerrarme en la biblioteca y aprender... El único momento en que no podía hacerlo era cuando estaba mi padre. Recuerdo claramente la noche que me encontró durmiendo sobre uno de sus libros, "El misterio de la transmutación humana" creo que se llamaba. Casi enloqueció y me hizo prometerle que jamás volvería a husmear entre sus libros. Incluso utilizó alquimia para sellar la puerta de la biblioteca, y estuve varios meses sin entrar allí ni practicar, hasta que un día no pude resistirme más y rompí el sello(lo cual no me costó casi nada), para volver a mis andanzas alquímicas.

Fue de esa forma cómo a los 14 años ya sabía y podía hacer casi todo lo que decían las decenas de libros que allí había. Aunque había algo que me faltaba.

-¿Ed, estás aquí?- Una voz potente pero amena y el sonido de la puerta abriéndose me despertaron de pronto, haciéndome por poco caer de la silla.

-¡Al¿Acaso me quieres matar de un susto?

-¡Perdón, no quise asustarte!- el joven alto y risueño se acercó hacia mí estirando una pequeña bolsa beige. - Supuse que e­­­starías aquí y que no habrías cenado, por eso te traje algo.

Dentro de la bolsa había un estofado con un aroma increíble y un pedazo de pastel que se veía delicioso, todo hecho por él seguramente.

-¡Graaaacias¡Había olvidado el hambre que tenía!

Puede que no hubiese tenido muchos ni grandes amigos durante mi vida, pero no podría olvidar a Alphonse. Nos conocíamos desde pequeños, y desde que tengo memoria que habíamos estado juntos, siempre. De niños jugábamos los mismos juegos en el mismo parque, luego fuimos a la misma escuela y estudiábamos juntos, y ahora, que nada teníamos ya en común, seguíamos viéndonos como si algo invisible nos uniera. Podíamos pasar mucho tiempo sin hablarnos, incluso una vez estuvimos más de un año sin hacerlo, pero cuando nos encontrábamos nuevamente, charlábamos como si nunca nos hubiésemos separado. Había un lazo muy fuerte entre nosotros, entre nuestras almas. Y lo más importante, Alphonse me daba paz interior, que era lo que tanto necesitaba. Él era tan inocente, tan calmo; todo lo que yo no era. Lo que más me gustaba era verlo mientras trabajaba en la veterinaria, aquello era un espectáculo sedante, aunque hacía mucho que yo no iba a visitarlo. Era una suerte tenerlo cerca cuando venía para no terminar volviéndome loco entre fórmulas y elementos.

- Tu padre se fue de nuevo¿verdad? –preguntó, encogiéndose de hombros.

- Sí.

- Por supuesto... sino no estarías aquí a estas horas. Hace bien en prohibirte entrar¡te has vuelto todo un ermitaño! Si yo no viniera, nunca nos veríamos, ni cenarías...

Bajó la vista y puso una cara de tristeza que conmovería al mundo entero.

- ¡Vamos, no te pongas tan serio! – le grité abrazándolo bruscamente por el cuello. – ¡Me gusta más el Al que sonríe!

- ¿Qué... qué dices¡Ya, suéltame!

Comenzamos a bromear y a pelear como de costumbre, y así pasamos un buen rato hasta que el reloj dio las dos de la madrugada.

- Bueno, ya debo irme- dijo Alphonse poniéndose de pie. - Uno de los gatitos está enfermo y me da miedo dejarlo mucho tiempo solo.

- De acuerdo, te acompañaré a la puerta.

Salimos de la habitación casi oscura y abrí la puerta que daba a la calle, la cual estaba desierta pero inundada de una cálida brisa que invitaba a los insomnes a transitarla.

- ¿Quieres ir a algún lado mañana? Te van a salir canas si pasas otro día encerrado- comentó Al entre risitas.

- mmm... no lo sé.

- ¡Vamos¡Ya debes haberte leído más de tres veces todos los libros que tienes ahí¿Qué más tienes que hacer? Salgamos un rato y vivamos la vida.

- Ahora que lo dices, hace bastante que no le llevo flores a mamá. Podríamos ir un rato al cementerio.

Al decir eso, la cara risueña de mi amigo se ensombreció.

- ¡De acuerdo, sé que mis ideas no son tan divertidas como las tuyas! Es que no se me ocurre otra cosa qué hacer.

- ¡No hay problema! –volvió a sonreír. - Podemos ir allí temprano y luego recorrer los campos de alrededor. ¿A las diez te parece bien?

- Allí estaré.

- ¡Adiós! Buenas noches¡y vete ya a dormir que es muy tarde! – gritó desde el medio de la calle antes de dar media vuelta y desaparecer entre las sombras.

Adiós, Al, adiós...

Continuará...


Hola a todos! Bueno, éste es mi primer fic que publico en esta página y también el primer fic que escribo de Fullmetal Alchemist. Soy consciente de que no pasó absolutamente nada en el capítulo, es sólo que quería dar una especie de "presentación" de este pequeño universo alterno. Les prometo que el próximo capítulo tendrá más "acción".

Espero que les haya gustado y que me dejen comentarios n.n Saludos!