Prólogo: Todo comenzó cuando…

En su último año participando en la categoría Junior arrasó con todas las competencias, llegando al Grand Prix final siendo el único favorito de dicha categoría, obviamente obtuvo el oro en la competencia sin mayores dificultades. Su próximo debut en la categoría senior comenzaba con el pie derecho y los ojos de la prensa estaban todos sobre él.

Eso duró aproximadamente cinco minutos, ya que cuando fue el turno de la conferencia de prensa de todo el equipo ruso de patinaje, dos componentes de dicho equipo decidieron lanzar una bomba mediática, o más bien, aquello se parecía más a un cataclismo.

– A partir del año siguiente dejaré de ser el entrenador del equipo de patinaje Ruso – Inició Yakov, el entrenador de todos los presentes, Yuri reaccionó a ello con disimulo, los periodistas harían un gran escándalo con titulares si exteriorizara todo lo que en ese momento quiere gritarle a su entrenador. Miro a Mila, Georgi y Victor "¡Estos imbéciles lo sabían!" pensó cuando vio sus expresiones- En lo que se busca un nuevo entrenador apropiado para el equipo seré reemplazado por Victor Nikiforov, quien tomará un receso de su carrera como patinador durante ese periodo de tiempo.

Eso sí que no pudo aguantarlo. Golpeó fuerte la mesa con ambas manos y se puso de pie con tanta velocidad que la silla cayó hacia atrás, dándole mucho más drama a toda la situación.

– ¿Esto es una puta broma, Victor? – Mila le tomó el brazo para calmarlo, no hubo caso – ¡No me toques, todos ustedes lo sabían! A la mierda, yo me voy – Sentenció el rubio antes de abandonar furioso la sala de prensa, los periodistas tardaron en reaccionar a la escena pero una vez lo hicieron las preguntas comenzaron a llegar de a millones.

–Pondré todo mi esfuerzo en mantener al equipo ruso en lo alto donde siempre ha estado, tenemos grandes talentos junto a nosotros y pido a todos que apoyen al equipo Rusia el año siguiente – Intervino Victor con ese nivel de profesionalismo que solo la experiencia y el talento natural le dieron, no hubo más preguntas y el equipo Rusia abandonó el lugar.

Yuri entró al baño furioso como nunca ¿Acaso no hay respeto alguno por su opinión? ¿Tan liviano es su peso en el maldito equipo que ni siquiera le informan sobre las decisiones importantes? A la mierda Victor y Yakov, comenzará a entrenar a solas y de seguro podría hacerlo mejor que estando al lado de esos dos calvos. – Mierda… Estúpido Victor – Pateó la puerta de uno de los baños, la fuerza fue tal que esta se abrió completamente dejando ver a una persona dentro del cubículo, estaba allí en un rincón en posición fetal. Yuri pudo reconocerlo, se trataba del patinador japonés con el que comparte nombre y que en la última competencia había tenido un desempeño terrible.

– ¿Qué diablos? – Yuri detestaba a las personas tan penosas, cualquiera tiene un mal desempeño y no hay que hacer de ello un gran asunto. El otro Yuri tenía un gran talento, por algo era conocido como el mejor de su país ¿Por qué diablos hacía todo ese teatro por un mal desempeño? La gente con tan poca tolerancia al fracaso simplemente no podía ser un deportista – Lo que me faltaba, un idiota dando lástima – Lo que más enojaba a Yuri es que antes del Grand Prix realmente admiraba al patinador japonés, el hecho de que compartieran nombre le daba deseos de derrotarlo y establecerse como el mejor Yuri, el Yuri número 1 – No puedo con esto, me voy –Sentenció, saliendo del baño de hombres con la misma violencia con la que entró.

Y como el peor día de su vida no podía quedar así a la salida chocó con otra persona, el estúpido mal Karma de encontrarse con medio planeta cuando lo que menos quería era eso. – ¡Ve con más cuidado, idiota! – Frente a él no había una persona, sino que tres, los reconoció casi enseguida. Se trataba de Jean Jaques Leroy, Leo de la Iglesia y Otabek Altin, patinadores de Canadá, Estados Unidos y Kazajistán respectivamente, eran conocidos en la prensa por ir a todos lados pegados como goma de mascar.

–Lo siento, creo que eres demasiado pequeño para que Beka te viera – Yuri estaba seguro que chocó con el tipo de Kazajistán pero quien tomó la palabra fue el idiota de Canadá – Continua, Ladies First – Las palabras del canadiense causaron risas en el Estadounidense y la ira de Yuri ya no podía aumentar más, en un colapso lanzó una patada que dio de lleno en la pierna del Kazajo que en todo ese rato no había dicho nada, no se disculpó y continuó el camino hacia su cuarto, donde si tenía suerte nadie lo iría a molestar hasta el dichoso banquete.

Maldito Yakov, maldito Victor, maldito Katsuki Yuuri. Con Yakov no había caso y Victor es un idiota, pero Katsuki Yuuri necesita una lección que le enseñe que el deporte no es para débiles y que es mejor que comience a endurecer su carácter o no llegaría a ninguna parte, aplastaría a ese idiota el año siguiente.

En el famoso banquete al que lamentablemente estaba obligado a ir estuvo todo el tiempo mirando las redes sociales, esos eventos no captaban su interés en lo absoluto– ¡Esto tiene que ser una maldita broma! – Twitter estaba hecho un escándalo por otra bomba mediática del mundo del patinaje, el idiota (También conocido como Katsuki Yuuri, patinador japonés) también decidió dejar el patinaje como si fuese una maldita tendencia y los rumores en los blog de fans hablaban de que al igual que Victor su retiro se debía a que iniciaría su carrera como entrenador, nada más y nada menos que del patinador kazajo a quien le había propinado una patada anteriormente (En realidad Yuri no recuerda si el chico se merecía o no la patada, pero definitivamente cree que sí, por tener amigos tan idiotas y ahora por arrebatarle el placer de derrotar en forma aplastante a Katsuki Yuuri)

–Esa boca, Yuri – Advirtió el peliplateado – Los patrocinadores no vendrán a hablar con nosotros si te escuchan maldecir

– ¿Y a mí qué? – Preguntó de forma insolente y Victor comenzó a dar un discurso al cual no prestó atención, ya que sus ojos captaron a Otabek Altin junto a su séquito. No había que ser un detective de primera para darse cuenta de algunas cosas, cuando el salió del baño el japonés seguía allí dando pena en un cubículo, cuando el grupo de idiotas entró el seguía de allí, a simple vista para él parecía un total aprovechamiento de la débil mentalidad del japonés para sacar un beneficio de ello. – Otabek Altin, eres un ser despreciable – Dijo después de acercarse al grupo, obteniendo como respuesta caras de confusión de los tres patinadores.

– ¿Disculpa? –Dijo el aludido, Yuri tuvo la oportunidad de escuchar su voz por primera vez.

–Creo que esa es la forma en la que los rusos dicen "Lamento haber pateado tu pierna fuerte, no te lo merecías" – Dijo el estadounidense sacando una carcajada del canadiense del grupo.

–Yo no me tengo que disculpar por nada, es el idiota de tu amigo quien me quitó la oportunidad de aplastar en competencia al japonés y curiosamente tú entraste al baño cuando estaba teniendo un colapso emocional, no hay que ser un genio para darse cuenta de lo obvio.

–Espera, Beks solo lo estaba ayudando, estás malinterpretando las cosas niño – Defendió Leroy

– ¿Tu amigo no tiene lengua que no puede defenderse? – El hecho de que los dos amigos del kazajo hablaran por él lo ponía aún más de los nervios, y cuando el canadiense iba a interferir, finalmente lo hizo el moreno.

–Creo que estás pensando demasiado las cosas, sí, vimos a Katsuki en el baño y lo ayudamos, tuve una conversación con él pero la decisión fue de él… Y si tanto te interesa saberlo él fue quien se ofreció a entrenarme ya que mi entrenador renunció, y Leo tiene razón, quien tiene que disculparse eres tú por patearme, tienes una zurda muy fuerte.

–No te creo nada – Con el índice apunto desafiante a Altin –Te juro que voy a aplastarte en cada competencia que vea y te humillaré en el próximo Grand Prix, eso si eres capaz de llegar, nada bueno puede salir de un idiota entrenando a otro idiota, la próxima vez que nos enfrentemos no será solo tu pierna la que voy a patear– Se dio la media vuelta con claras intenciones de usar una excusa estúpida para volver a su cuarto pero fue interrumpido por Mila que lo arrastró a bailar de un brazo.

– ¿Crees que le tenemos que hablar de esto a Yuuri? – Preguntó Leo a Otabek.

–Olvídalo, ya logramos mucho consiguiendo que viniera a pasearse en un rato al banquete, no es de importancia – Leo se alzó de hombros y le siguió J.J quien tomó copas de champaña para cada uno.

–No estoy seguro Beks, el enano parecía hablar bastante en serio – Agregó el canadiense dando un sorbo a su copa – Será entrenado por Nikiforov y si el tipo entrena tan bien como patina me parece una amenaza bastante seria.

–Si le tomara importancia a una amenaza siquiera estaría patinando, chicos, ni una palabra de esto a Yuuri y nos limitamos a atacar la mesa con la comida en tamaño miniatura y en el proceso me ayudar a mantener a mi entrenador lejos de hacer algo estúpido.

Demás está decir que no pudieron mantener a Yuuri lejos de hacer cosas estúpidas, para cuando el japonés puso un pie en el banquete las cosas fueron bien, pero duró solo hasta que tomó la primera copa de champaña, luego la segunda y para cuando el grupo de amigos se dio cuenta de que el nuevo entrenador de Otabek no tenía intenciones de detener su consumo de alcohol ya era demasiado tarde, este ya se encontraba bailando descontroladamente frotando toda su humanidad al cuerpo de Victor Nikiforov.

–Recuérdenme de nuevo como es que no vimos venir esto –Otabek intentaba ser discreto en sus intentos por alejar a Yuuri de lo que próximamente serían inmensos remordimientos sin embargo nada parecía funcionar.

–Leo encontró un muy buen meme en twitter – Le respondió Jean Jacques– Ve el lado positivo de todo esto, Yuuri parece haber olvidado por completo su crisis existencial ¡Hasta está sonriendo! Mira como disfruta de frotarse con Nikiforov, lo más probable es que lo olvide por la mañana ¿Ya olvidaste esta resaca el día que cumplí 18? Es algo así.

–Por favor, no menciones tu cumpleaños 18 – Leo y Otabek dijeron al unísono.

– Fue legendario, nenas.

–Creo que ya deberíamos intervenir, Yuuri está…

– ¡Yuuri no te quites la ropa! –Exclamó Leo– Si tienes razón, hay que llevarlo a la cama.

Lograr que el japonés durmiera fue otro problema, Otabek tuvo que quedarse con él en el baño por media hora mientras el otro vomitaba todo el alcohol que había ingerido en la última hora y por un momento olvidó la rabieta que Yuri Plisetsky había lanzado sobre su entrenador, sus amigos y él mismo. Pero cuando entre los tres lograron poner a dormir a un Yuuri Katsuki en estado de bulto, J.J volvió a poner el tema de conversación en el camino a sus respectivos cuartos.

–Todavía creo que el ruso hablaba en serio, por cómo te habló parecía odiarte mucho.

–Pues si iba en serio espero ataque con todo lo que tenga, yo responderé de la misma manera.

–Nuestro Beks es tan cool ¿Qué haremos, Leo? Pronto nuestro Beka nos opacará frente a todos.

–Te dije que debíamos comprarnos una motocicleta también– Bromeó Leo– La motocicleta agrega un 30% más de genialidad, ahora no tenemos como ganarle.

–Ustedes son un par de idiotas.

De vuelta con el equipo ruso Yuri tuvo la mala fortuna de compartir la habitación con Victor quien gastó toda la noche hablando estupideces tales como el lindo chico japonés que bailó con él en el banquete, quiso decirle que el japonés era un maldito cobarde pero estaba tan harto de todo que ni ganas de seguir lanzando odio le quedaron.

– ¡Yuri no le pedí su número! ¡Qué voy a hacer! – Chilló el peliplateado antes de que una sandalia cayera sobre su cabeza. – ¡Fue la mejor noche de mi vida y no-pedí-su-número! Yuri dime algo, no te quedes callado.

Días después se arrepintió tanto de no haber destruido las esperanzas de Victor, ya que siguió por cielo mar y tierra los pasos del japonés hasta que pudo encontrarse de nuevo con él en una de sus primeras competencias como Junior y para desgracia de Victor (Más su desgracia, ya que después tuvo que aguantar todos los berrinches del mayor) el japonés no parecía recordar nada de lo ocurrido en el banquete ¿Acaso su patinador no le hizo ver el ridículo que hizo? Al parecer Altin también era un idiota con su propio entrenador.

– ¿Acaso no le dijiste nada a tu entrenador de segunda de su ridículo en el banquete? Cada vez me sorprende más lo sin vergüenza que eres.

– Buenas noches Yuri Plisetsky ¿Cuál es mi delito esta vez? – Esta vez Otabek no tenía apoyo de sus otros dos amigos, fueron asignados a competencias en distintas partes del globo – Y estoy seguro que esta vez no he hecho nada.

– Eso – Unos metros más allá Victor intentaba hablar con Yuuri– Si mal no recuerdo en el banquete del Grand Prix tu entrenador le frotaba toda la humanidad a mi entrenador, no contarle sobre el ridículo que hizo es muy, muy desconsiderado de tu parte.

– ¿Acaso de tu boca no pueden salir más que malas palabras hacia mí? Lo comprendo, puede que no te agrade, pero tuve mis razones para quedarme callado – También cambió la vista de los intensos ojos verdes del ruso hacia los dos entrenadores– Parecen estar pasándola bien, aunque Yuuri está a punto de tener un colapso nervioso, pero estará bien mientras se mantenga lejos de la bebida.

– A mí no me engaña tu fachada de chico bueno, te estaré observando Altin.

– Y yo en serio esperaba en "Felicitaciones por tu medalla de oro" pero creo que nada amable puede salir en forma de palabras de ti

– Te recuerdo que aún tengo hasta el Grand Prix para aplastarte.

– Entonces nos vemos allí.

Después de esa competencia Victor no podía callarse porque al fin había conseguido el número del japonés aunque este seguía sin recordar ni un solo momento de la noche del banquete el ruso mayor no le dio importancia, la cosa desde ahí no hizo más que avanzar a un ritmo estúpidamente acelerado. Comenzó con unos simples mensajes a los cuales el peliblanco no podía tardar más de medio segundo en contestar, luego después de los entrenamientos Victor podía estar horas pegado al teléfono hablando con el japonés "Recuérdame otra vez por qué no te despedí cuando tuve la oportunidad" decía el rubio cada vez que encontraba al mayor con la vista perdida en su aparato móvil. Luego el japonés venía a visitar algunos fines de semana, luego la invitación se extendió a algunos entrenamientos y finalmente lo inevitable ocurrió.

– ¡Yurio! –Victor insistió en usar ese ridículo sobrenombre para diferenciarlo del otro Yuri– ¡Yuuri vendrá a entrenar a Otabek a Rusia! ¡Les dije que no había problema en compartir pista con nosotros! ¿No es genial?

– ¿Te pueden encarcelar por asesinato a los 15 años?

– No tengo idea Yurio ¿Por qué preguntas eso?

–Por qué estoy a punto de cortarte la cabeza con mis patines– Lo peor que podía hacer Victor es traer a su estúpido enamorado y a su mucho más estúpido pupilo a la misma maldita pista, realmente su entrenador era un idiota, tenía suerte de ser un buen entrenador– O mejor, si mato al idiota de Altin, te culparé a ti.

Su abuelo siempre le decía "Los amigos cerca y los enemigos más cerca" pero sinceramente no creía poder controlarse teniendo a la persona que peor le cae en el mundo tan pero tan cerca.

Notas de la autora

Como prometí iba a escribir algo cuando el semestre terminara, y aunque aún no termino, tuve un poquito de tiempo para estudiar y esto salió.

Quiero pedir que manden toda su energía positiva hacia mí que necesito un 4 en mi última prueba de fisiopatología para no irme a exámen, y la verdad es que tengo miedo. Espero que el fin de semestre no esté siendo muy duro con todos ustedes, ánimo para ustedes en lo que les queda también.

Yuri es una pequeña masa de odio adolescente y no sabe canalizarlo, en esta historia odiará con todas sus fuerzas a Otabek (a no ser…) y luego cosas pasarán. Estuve pensando en esta historia todo el semestre y espero terminarla en este poquito más de un mes que me dieron de vacaciones, también espero que sea de su interés y le den el apoyo que le dieron a mis otras historias, jeje

¡Saludos a todes!