Nota: Los personajes y lugares le pertenecen al profesor Tolkien y sus herederos. Este fanfic es una mezcla entre El Señor de los Anillos y El Silmarillion
Porque los elfos no deben volar
—No lo tomes tan a pecho Mithrandir —decía Thranduil jugando con el diamante de su collar —te ves más joven así, ¿no es verdad Elrond, mi amigo? —dirigiendo la mirada hacia Elrond que hacía como que escribía en un pergamino.
Elrond no quería levantar la mirada para no tener que ver a Gandalf sin barba y echarse a reír como un infante, sin embargo la tentación era grande. —Sólo un segundo —se decía —puedo disimular por un segundo.
—Vamos Peredhil, contesta —dijo molesto Gandalf que ya había cumplido su parte del trato —no te hagas el que escribe, sabes bien que tu pluma no tiene tinta.
—¿Elrond, donde estás? —Se oyó la voz de Celebrian desde afuera.
—Díganle que no me han visto —dijo Elrond guardando sus pergaminos rápidamente —se supone que esta noche tenemos que ir a cenar a la casa de Galadriel y Celeborn para tratar algún tema aburridor
—Te comprendo —le dijo Thranduil por un momento solidario —sé bien a que te refieres, a mí tampoco me gustaría estar en tu lugar.
—Están adentro —dijo Legolas desde el jardín —Gandalf está con ellos.
—Gracias Greenleaf, eres un chico adorable —Dijo Celebrian pellizcando la mejilla de Legolas, luego abrió la puerta —¿Con que aquí te escondes? Vamos no pierdas el tiempo, los niños esperan —Dijo casi llevándose a Elrond de agarrado de una oreja. Luego se despidió diciendo —Mithrandir, te ves más joven, Thranduil, espero que vayas pronto a visitarnos con tu esposa y Legolas.
—Lo haremos uno de estos días —Dijo Thranduil amablemente —¿Puedes decirle a Legolas que entre?
Afuera estaba Legolas que conversaba con Elladan y Elrohir quienes estaban vestidos elegantemente con tiaras en sus negras cabelleras y una expresión de aburrimiento.
—Te digo Legolas que tienes suerte —Decía Elladan.
—Por lo menos a ti no te obligan a usar estos vestidos —seguía Elrohir —Estas túnicas están bien para Arwen, no para nosotros.
—Yo no entiendo que tenían de malo nuestras ropas de montaraces —Comenzó Elladan nostálgico.
—Te acuerdas como nos divertíamos cabalgando con los Rohirrim —decía Elrohir.
—Sí, y luego desaparecíamos de su vista —Dijo Elladan sonriente.
—Los pobres creían que éramos una especie de fantasma —Continuaba Elrohir.
Pero no pudieron seguir con su relato nostálgico porque pronto salió Celebrian acompañada de Elrond.
—Vamos niños, ya encontré a su padre —Decía Celebrian con un Elrond cabizbajo por delante —Legolas tu padre te llama.
—¿Ya está? ¡Qué bien! —dijo Legolas corriendo a su casa —me muero por ver a Mithrandir sin barba.
—¿Podemos ir también? —dijo uno de los gemelos
—De ninguna manera, ya estamos atrasados y tu padre todavía no se viste —Dijo tajantemente Celebrian.
—Pero mamá, ¿cuándo tendremos la oportunidad de ver a Mithrandir? —dijo Elrohir.
—No, no podemos hacer esperar a su abuela, saben que ha estado de mal humor últimamente —Dijo Celebrian apurando a los gemelos.
—¿Últimamente? Ha estado de mal humor los últimos mil años —Dijo Elrond rezongando.
—Bueno, no es su culpa sabes bien que desde que liberaron de los pasillos de Mandos a esos perversos hijos de Feanor no ha estado del mejor humor, y ese tío adoptivo tuyo, tampoco contribuyó en mejorarle el carácter —Respondió Celebrian.
Adentro Legolas pudo contemplar su obra, bueno en cierta manera era así, porque de no haber apostado con Gandalf que los elfos si podían volar sin ayuda de los Valar, la barba de Olorin no hubiera terminado en una palangana. Aunque también hay que dar crédito a Feanor y a sus hijos, pues sin su oportuna intervención Legolas no hubiera podido cumplir el reto que Gandalf le propuso.
Legolas se preguntaba que estarían haciendo ahora los hijos de Feanor, al ultimo que vio fue a Caranthir echándole una rana muy fea a Galadriel desde aquel aparato volador en el que casi se mata al saltar sin del acantilado cuando se enteró de la llegada de su padre.
En su afán de probar que Mithrandir se equivocaba incluso llegó hasta el mismo Mandos para ver a Curufinwe Feanaro, El espíritu de fuego, quien estaba sentado con la mirada perdida, tal vez recordando las crueles batallas o la luz de los silmarili, Legolas no sabría decirlo con certeza, pero de pronto la actitud de Feanor cambió completamente, y decidió ayudar a este elfo en su empresa, y ordenó a sus hijos cooperar en todo lo posible para ver que Legolas lleve a cabo sus deseos, sin entender realmente cual el interés de este elfo.
Los hijos de Feanor eran un caso serio, no se parecían en nada a las historias que contaban sobre ellos, los terribles asesinos de su raza, fraticidas, así eran llamados, pero él no los vio así. Tal vez estaban algo locos, pero no parecían ser los seres perversos que contaban las historias y las canciones. De hecho la última vez que los vio juntos estaban atacando entre los seis a Maedhros que finalmente perdió la paciencia y se batió en extraño duelo contra los seis juntos, ¿que habrá pasado después? Los seis parecían tener problemas para dominar a su exaltado hermano mayor, no por algo Maedhros los había sobrevivido, por lo menos a los cinco menores, las palabras de Celebrimbor no eran alentadoras en ese aspecto, decía que cuando Maedhros perdía la cabeza lo mejor era esconderse.
—Parece que te diviertes —fueron las palabras de Gandalf que hicieron que Legolas despertara de su sueño —Supongo que estarás feliz ahora.
—Para ser un Maia, querido Mithrandir, a veces no cuidas tus palabras, sabes bien que no debiste apostar tu barba con Legolas —decía satisfecho Thranduil —Vamos Greenleaf, di algo, ¿o estás otra vez soñando?
—Yo no —dijo Legolas algo avergonzado por dejarse llevar por sus recuerdos —sólo pensaba.
—Espero que no estés pensando en alguna otra forma de hacerme quedar en ridículo como hoy. —Dijo Gandalf.
—Si no te ves ridículo —dijo Thranduil —te ves bien. Bien raro ¿Tu que dices Legolas?
—Ridículo sería que bailaras en ropa interior por los pasillos de Mandos. —Respondió Legolas aun distraído.
—Ahora, eso sí sería divertido, ¿qué dices Gandalf, quieres apostar de nuevo? —preguntó Thranduil conociendo bien la respuesta, pero no quería perder la oportunidad de seguir molestando al maia.
—Thranduil eres el elfo más molesto que jamás conocí, no me extraña que Legolas haya salido así con un padre como tú —Dijo Mithrandir saliendo de la casa de Thranduil, cubriéndose el rostro con su capa para no ser visto por algún otro habitante de Tol Galen, pero vanos fueron sus esfuerzos porque afuera estaban Eonwe con Osse, que obviamente se enteraron de la noticia antes que nadie en Valinor y vinieron a verificar lo que sería la comidilla de los Valar.
—Olorin, te ves diferente —Dijo Osse sonriente.
—¿Perdiste peso? —dijo Eonwe disimulando mal su sonrisa.
—Ya sé, tienes un corte nuevo —Seguía Osse.
—No, yo creo que es su sombrero, ¿está más puntiagudo hoy? —dijo Eonwe.
—¡Basta, me oyen, no quiero oír ni una palabra más, y lo mismo va para ti Legolas Greenleaf Thranduillion, espero que estés contento! —dijo Gandalf que caminaba rápido pero que era seguido de cerca por Osse y Eonwe —Los elfos no deberían volar —Fue lo último que Legolas alcanzó a escuchar de las molestas palabras de Mithrandir.
—¿Por qué? —se preguntó entonces Legolas.
—¿Por qué qué? —preguntó Thranduil.
—Por qué los elfos no deben volar?"
—
Nota: Esta historia es la continuación, por así decirlo de un fic anterior que escribí, 'Si los elfos volaran', si no entienden nada de lo que pasa aquí podrían darse una vuelta por allí. No es necesario sin embargo.
