Capítulo I: Atsukashiyama
La lengua puede ocultar la verdad, pero los ojos – ¡jamás!
(Michail Bulgakov)
Durante la misión en Atsukashiyama, la segunda que tuvieron en ese período y donde mandaron al campo de batalla por primera vez a los tesoros de los Genji, Iwatooshi estuvo en contra de tenerlos en el mismo equipo, porque podrían lastimar a su compañero. Lo último fue lo que menos deseaba, fue lo que le motivó a pasar fracciones de segundos intentando discernir si las promesas soltadas por el nuevo compañero eran verdaderas.
La Naginata mantuvo la mirada sobre Hizamaru, bajandola unos centímetros mientras intentaba parecer discreto, porque aún cuando ellos, los Genji, le dijeron que esas órdenes secretas consistieron en cuidar de Imanotsurugi, no lo creyó.
Hubo algo que no le gusto, que le hizo nacer la curiosidad en mantener las irises sobre las facciones casi siempre serias de la Tachi menor.
Con el pretexto y la vida anterior que no estaba seguro de compartir, se quedó unos segundos más observando la pupila dorada. Al final bufó bajo sin lograr descifrar nada más que el enunciado estaba cargado de verdad y mostró los dientes. Nunca lo amenazó.
— Esto… Higekiri. — Otro silencio. El arma de Benkei cumplió en su deber de querer ver la expresión cambiada a una de decepción cuando un nombre que no pertenecía a Hizamaru fue mencionado.
— ¡Ese es el tuyo, hermano! — La Tachi menor no tardó en replicar y dar su atención al rubio.
— … Hmn.— La risa corta, los dedos de la diestra llevada al mentón y unos ojos a medio cerrar que advirtieron mudos al mayor. Iwatooshi no supo por qué.— ¿De verdad importa? Yoshitsune se está moviendo.
Con la convicción de que Higekiri nunca lo hizo a propósito, el otro hermano asintió y dio una reverencia corta al antes interlocutor para acudir lo más pronto posible a donde se encontraba el Amo anterior. Su deber había sido vigilarlo.
Iwatooshi detuvo por tercera vez la vista en la Tachi de cabello verde. Lo escrutó.
Observó los talones, la prisa de las piernas y lo apretado que le venía el traje a los glúteos que solo un tirón más y los podría partir.
— Iwatooshi, mi hermano me adora.
Y eso fue una declaración de guerra, estaba seguro.
