Séptimo año.Baile de fin de curso.

Uf. Enserio, iba a cargarmelo, le lanzaría una maldición Imperius para que el mismo se rebanara el pescuezo y así nadie podría inculparme a mí. ¡Diablos! ¿Cómo podía un ser humano ser tan repelente? ¡Estaba tan furiosa!

Y en cuanto a esa engreída hortera de Regina Zabbini, iba a ponerla en su lugar. No la aguantaba, no porque anduviera siempre cerca de Malfoy y Albus, sino simplemente porque era una inepta, siempre con esa sonrisa de falsa superioridad y sus respuestas bordes, ¡A mí! Que bastante caridad era que siquiera respirara su mismo aire. ¡Y encima se moría de envidia! Vamos que eso lo entendía porque era más cutre que un artículo de Rita Skeeters.

Y no es que fuera rencorosa, pero todo lo que me habían hecho pasar en primero no se olvidaba fácil. De niña era demasiado tonta para defenderme por mí misma, ahora tenía claro que nadie me podía humillar. Y ahora era cuando más manía me tenía Zabbini, cuando la había bajado bien fuerte de su pedostal. Ajá, sí quise decir eso.

No sabía cómo diablos había llegado el estúpido rumor a oídos de Zabbini de que yo sentía algo por Scorpius, pero la cosa es que desde que lo supo, no dejó de intentar ligárselo a troche y moche. A esa ni siquiera le gustaba de verdad Malfoy, para empezar porque dudaba de que ese cerebro de mosquito le pueda gustar alguien más que ella misma, y segundo porque su único afán en la vida era buscar la forma de intentar superarme. Digo intentar porque obvio no lo conseguiría, o sea ni siquiera somos de la misma galaxia.

La verdad yo no quería que ese rumor llegara a oídos de nadie más, ni que la gente empezara a elucubrar movidas trambólicas así que intenté hacerme la indiferente al máximo, durante todos los ridículos lanzamientos de fichas a Scorpius. Pero cuando en la fiesta se había pegado a bailar con él de forma tan descarada y encima el otro imbécil le había seguido la corriente, ya ardí.

Por eso me había salido al jardín a tomar el aire, necesitaba no hacer ninguna venganza estúpida, ni rebajarme a ningún nivel como mujer segura de sí misma.

Me ajusté y coloqué bien mi vestido rojo, y saqué mi espejo para revisar mi maquillaje. Mis ojos como que ardían del esfuerzo de no llorar. Obvio no iba llorar por un inepto que ni me bancaba yo misma.

Además este era mi último mes en Hogwarts, estaba a punto de graduarme y luego sólo tendría que dedicarme a lo que me gustara. Y bueno aunque sabía que no era un pensamiento coherente ya Malfoy ni estaría cerca de esa tipa ¡Y yo menos! Por fin lejos de toda la gente envidiosa y carcomida.

Aunque indubitablemente estaba muy triste también de dejar mi hogar por tantos años y aventuras, y tal vez por eso todo me afectaba tanto, y también estaba a días de mi periodo; al menos si eran buenas excusas, ¿o no?

-¡Rosie!

Me giré sobresaltada por los gritos de mi mejor amiga.

-Qué pasa, no chilles.

-¿Qué te pasa a ti?- Respondió.- Fuiste tú la que te viniste corriendo afuera.

-No vine corriendo, sólo quería tomar aire. Me asfixian tantas feromonas por allí, ¿sabes? Soy una persona hipersensible.- Ironicé.

-Ya y nada tendrá que ver que Zabbini haya confundido a Malfoy con una barra de Pole Dance.-Dijo.

La miré mal.

-Gracias por la imagen, Sam.

Sam río y me abrazó.

-Estamos tan guapas hoy. – Dijo coquetamente.-Vamos a demostrar a esa ranchera como se baila.

Reí. Adoraba a esta tarada.

-Está bien, pero antes déjame decirte que no voy a poder ser tu pareja de baile. –Musité.

-¿De que hablas, Ro?

-Ya lo verás, rubita.- Y la lancé un beso antes de dirigirme hacia el Gran Comedor.

El salón estaba abarrotado y la gente baila muy pegada porque estaban poniendo una canción más lenta y romántica.

Lo bueno del baile del séptimo curso es que no había profesores ya que todos estábamos por graduar y se daba por hecho, que ya mayores de edad. Y sólo estaban Los Premios Anuales que eran los encargados de avisar si surgía cualquier problema. Y lo menos bueno era que la magia no se aceptaba ese día, para evitar incidentes que se habían ocasionado en años anteriores. Mi prima Molly si se había ganado ese año el título de Premio Anual. A mí ni me había gustado ser Prefecta cuando me dieron el titulo así que no es algo que me defraudara mucho.

-Ahí están.-Dijo Sam, refiriéndose a nuestros amigos.

Vislumbré a mi primo Albus junto a Maximus Nott, el primo de Malfoy, y Lorcan Scamander, y a su lado, sentado, a Scorpius, que al parecer ya había terminado su baile erótico con Regina.

Nos acercamos a ellos, pasando por la pista llamativamente.

-¿Dónde os habíais metido?- Preguntó mi primo, fijando su vista en mi amiga de forma involuntaria.

-Fuimos a tomar un poco de aire.- Respondí.

Al se aclaró la garganta virilmente y se dirigió a Regina.

-¿Te vienes a bailar, Reg?

Mi mejor amiga asintió coquetamente y le tomo la muñeca a mi primo favorito.

Yo suspiré risueñamente y me acerqué a Lorcan.

-Lolo me duele la cabeza de tanta música cursi.-Me quejé apoyando mi mejilla en su hombro.

-Y a mí, nena; por eso creo que iré a buscarme un trago.- Se giró a nosotros tres.- ¿Os apetece algo?

Negué con la cabeza.

Me pareció sentir la mirada de Malfoy sobre mí, pero me negué a girarme para comprobarlo.

-¿Qué te cuentas, Max?- Le pregunté dulcemente a Nott.

-Pues no demasiado, al menos hasta ahora.-Y al decir eso, me sonrió de lado, seductoramente.

Reí, exageradamente coqueta.

-Cuando acabe esta canción, prometo entretenerte.-Bromeé.

Me guiñó su ojo izquierdo.

-¿Piensas enseñarme El Baile del Hipogrifo?

-De una forma que nunca has visto.- Gorjeé.

Cuando Max y yo fuimos a bailar no pude evitar fijarme en Malfoy y en como su mirada gris nos taladraba. En cuanto se dio cuenta de que le descubrí, miró hacia otro lado de forma orgullosa. Fantoche albino.

Max y yo bailamos muy pegados las siguientes dos canciones, de forma que estaba segura de que le habría servido al tipo para subir su temperatura corporal.

-Necesito sentarme, Nott.- Me excusé separándome lentamente de él.

Cuando llegué a nuestra mesa, tome asiento, y Malfoy aún seguía en el mismo lugar que le habíamos dejado. Max en cambio se había quedado bailando y mis otros amigos aún no volvían.

Me arreglé un poco el pelo y me miré las rodillas por unos largos segundo como si allí hubiera un mensaje del universo para mí.

-Estás más ridícula de lo habitual.- Escuché decir a Malfoy.

Alcé mis cejas.

-¿Hablas contigo mismo, también?

-Te lo decía a ti, pelirroja.-Respondió.

-Gracias, es que necesitaba estar a juego contigo.-Ironicé.

Scorpius río entre dientes.

-No sabía que las camisetas se llevaban ahora sin nada debajo.-Bromeó.

Le miré con mi mejor cara de aburrimiento.

-Es un vestido, idiota.-Fruncí mis ojos fingiendo concentrarme.- Tú en cambio estas perfecto disfrazado de camarero. Aunque si tratabas de ir de Pingüino , yo te habría recomendado unos zapatos naranjas, para dar dramatismo.

-¿Has comido lengua?-Bromeó Scorpius.

-La de tu primo.- me burlé.

-Tiene mejor gusto.- Y su tono sonó algo borde.

-Mejor que tú seguro.- No pude reprimirme.

Me miró sonriente.

-¿Celosa, Weasley?

-Sí de los extraterrestres, que están en distinto planeta que tú.-Bufé.

Malfoy sonrío.

Con su estúpida y atractiva sonrisa.

-Pareces enfadada.-Dijo.

-Pues estoy siendo simpática.-Me burlé.

La verdad era que después de ver su mala cara cuando bailé con su primo, ya no estaba tan molesta.

Hablando del Rey de Roma, por la puerta se asoma; se sentó a mi lado Max.

-¿Bien las conspiraciones?- Dijo Max en broma, hacia nosotros dos.-¿Quieres volver a bailar, R.W?

Antes de que pudiera responder, Malfoy se adelantó.

-Ahora es mi turno macho.

Me sorprendí, y avergoncé, aunque lo segundo lo tape con mi suprema cara de ironía.

-¿Quién dijo que quería bailar contigo, Malfoy?-Pregunté con sorna.

-Los extraterrestres.-Respondió.

Y se dirigió a la pista de baile antes de que pudiera decirle nada más.

Me levante para seguirlo con un sonoro suspiro y despedí a Max, poniendo mis ojos en blanco.

Malfoy me tomo de la cintura, y yo coloqué mi mano tras su cuello, antes de comenzar a movernos al ritmo de la música.

La incitación y la sorpresa me invadieron momentáneamente.

¿Este tío estaba bajando las mano a mi trasero?

Pero sus manos bajaron más abajo, y Malfoy jaló la tela de mi vestido hacia más abajo.

¡Me estaba tapado, el grillado!

-Idiota.