Watson entró en la habitación sin decir nada. Estaba enfadado con Holmes por haberle llamado de nuevo. Estaba muy ocupado con la boda y Mary no hacía más que insistirle que era el momento de romper los lazos con su amigo, al menos los que le obligaban a aparecer por sus casas a los dos de la tarde, sin haber tenido la oportunidad de comer.
Su amigo parecía no haberse enterado de su llegada, pues estaba enfrascado en la lectura de un grueso tomo, mientras fumaba su pipa. Watson se quedó ahí de pie esperando a ser recibido y saber que era tan urgente que no podía esperar hasta la tarde, cuando iba hacer la visita de todos los días.
"Sabía que vendrías." Holmes se dio la vuelta dando la vuelta al sillón. Dejó el libro sobre las rodillas y un momento más tarde cayó al suelo. Watson sonrió, Holmes y sus trucos.
"¿Qué es lo que quieres Holmes? Tengo muchas cosas que hacer."
"Y aún así has venido." Holmes se levantó y caminó tranquilamente por la habitación, como si estuviera pensando que era lo que iba a decir a continuación. "Tengo un caso y me gustaría comentarte un par de cosas que a lo mejor te podrían interesar."
"Vamos Holmes, te dije que no haría esto, que había terminado con tus casos."
"Lo se, lo se, pero este es especial, no se tiene algo que me tiene intrigado y tal vez tu puedas ayudarme. Mira." Holmes en enseñó a su amigo una hoja de papel, parecía antigua. En ella había manchas de sangre. "No es de hombre, pero no sabría decirte que de animal es."
"¿Y el misterio es?"
"Que apareció junto al cuerpo de un muerto y en él unas palabras extrañas, por más que intento saber cual es la relación entre todo esto, la verdad es que no se por donde seguir."
"Vamos Holmes, no me trates como si te hubiera conocido ayer, se que puedes solucionar este caso sin mi ayuda. Lo hacías antes de conocerme y lo harás cuando me haya casado con Mary. ¿Por qué me has hecho llamar?"
"Querido Watson…" Holmes suspiró. Por primera vez en su vida se encontraba sin palabras, sin contar las que no deseaba decir, la que tanto tiempo llevaba ocultándole a su amigo. "Muy bien, ¿quieres saber la verdad? Entonces te diré la verdad, pero no se si te va a gustar."
Respiró profundamente y se preparó para soltar la bomba. Sin embargo, el destino parecía haberse puesto de su parte. Una mujer gritó en la calle y un grupo de gente se arremolinó a su alrededor murmurando.
Holmes y Watson se asomaron a la ventana. Un hombre yacía en el suelo muerto, tenía sangre en su pecho y por los brazos, tanta que era imposible saber de que color era su ropa, pues ahora era de un color rojizo.
"¡Vampiro, ha sido un vampiro, lo he visto. Ha sido un vampiro."
Watson miró a su amigo. "Te juro que no lo había preparado. Pero ahora no puedes decirme que no te interesa este nuevo caso."
"¿Qué pasa con el anterior? Ese que te tenía en un callejón sin salida o algo así."
"Bueno, supongo que puedes esperar además ya se que el mayordomo mató jardinero por haberle visto besar a su mujer. Fue tan típico que dudaba que al final pudiera interesarte, sin duda este es mucho mejor. ¡Vamos!"
Holmes cogió su gabardina y abrió la puerta.
"Espera, espera, que ya se como va a terminar esto. El caso se alargará y cuando me quiera dar cuenta estaremos en alguna alcantarilla buscando a ese supuesto vampiro, mientras Mary me espera para cenar que sus padres."
"¿Y que hay de malo en eso?"
"Holmes, lo digo en serio, quiero una vida normal con Mary, ser un médico normal, con pacientes vivos su pudiera ser y no preocuparme sobre quien va a intentar dispararme o no."
"Muy bien como tu quieras, pero me gustaría que te quedaras aquí un poco más. voy a bajar, hablaré con la mujer que había visto al vampiro y me das tu opinión sobre lo que averigüe, nada más. Luego te vas a casa con tu prometida y cenas con tus suegros."
"Muy bien." Ahora fue Watson el que suspiró. "No se como lo consigues, pero al final terminas por convencerme de tus más extraños planes. Pero en cuanto vuelvas, me marcharé."
Holmes simplemente asintió y salió de la habitación.
Watson no se separó de la ventana. No iba a negar que le intrigaba saber a quien se le habría ocurrido hacerse pasar por un vampiro para cometer el crimen. Tal vez fuera que la obra de Bram Stoker estuviera muy de moda y alguien hubiera enloquecido con ella, pero realmente el caso le gustaba y en otras circunstancias estaría encantado de volver a formar equipo con Holmes para solucionarlo.
Pero ahora era distinto, estaba Mary, estaba el futuro que habían planeado juntos y en el no entraba Holmes. Lo vio aparecer en la calle y todo el mundo le dejó pasar para acercarse al cadáver. Le vio decir algo pero no lo pudo escuchar. Tan sólo vio que la gente hacía lo que él pedía sin rechistar.
Holmes tenía un encanto que pocas personas podían evitar, ni siquiera el propio Watson lo podía hacer y tenía que obligarse a si mismo seguir el camino correcto y no el que su corazón le dictaba. Lo miró moverse desde allí arriba, seguro de que Holmes estaba al tanto de todos sus gestos y movimientos, incluso podía suponer que conocía cada uno de sus pensamientos.
Y eso no le gustaba nada. Temía realmente, que su amigo pudiera saber lo que pensaba y sentía, temía que algún día dijera algo que, pese a desear con toda su alma, no sabía si estaba preparado para escuchar realmente. Sin embargo, esperaba que su amigo levantara la mirada y sus ojos se encontraran con aquellos que siempre encontraban la solución para los más difíciles problemas. Tal vez si lo hacía, Holmes resolviera el enigma más complicado de todos y que se escondía en el interior de Watson.
Alguien encapuchado moviéndose hacia el grupo de gente llamó la atención de Watson. Iba completamente cubierto con una capa y la cabeza cubierta no le dejaba ver su rostro. Sin embargo, la imagen de aquella figura le heló la sangre y le puso el vello de punta. Había algo en esa persona, algo que no era bueno.
Se acercó sigilosamente y conforme pasaba junto a la gente todos se apartaban de él como si tuviera la peste. Holmes no se había percatado de su presencia, pues las incisiones en el cuello de la víctima y el relato de la mujer era mucho más interesante para su amigo.
El nuevo personaje sacó algo de la capa, algo que Watson, desde allí arriba no pudo ver, pero que a la gente de su lado atemorizaba. Temió que fuera una pistola, por lo que aún a pesar de hacer que el sospechoso huyese decidió avisar a Holmes.
"¡Holmes detrás de ti!"
Al mismo tiempo que el detective levantaba la mirada, la mujer que le estaba relatando toda la historia, gritó. "El vampiro, allí está el vampiro." Y señaló la extraña figura a la que todo el mundo le había hecho un enorme círculo para alejarse de él.
Apartando a la gente que le rodeaba el hombre echó a correr y como no podía ser de otra manera Holmes fue tras él. Desde la ventana Watson se puso nervioso. Había algo en todo aquello que no tenía sentido, que no encajaba, pero no sabía lo que era. ¿Por qué había aparecido de repente el asesino en la misma escena del crimen? Si había visto a Holmes sabría que sin dudarlo lo iba a detener. Podía haber desaparecido unos días, haberse marchado sin más y nadie lo encontraría jamás.
Watson salió corriendo de la habitación en el mismo momento en el que se dio cuenta. Todo aquello era una trampa. El muerto no era más que un señuelo para atraer la atención de Holmes y así poder llevarlo a una trampa y él como un iluso había caído sin más, por el simple hecho de mostrarle algo interesante a Watson.
"Estas completamente loco." Murmuró Watson mientras corría por la calle, apartando gente a su paso, escuchando como muchos protestaban y rezando para no llegar demasiado tarde.
¿Por qué tenía que hacer todo aquello por él? Holmes era su amigo, siempre lo sería, por mucho que Watson se casara. Tal vez no trabajarían en ningún caso más juntos, pero seguían teniendo una fuerte amistad, que ni el matrimonio podría romper. ¿Entonces por qué lo hacía? ¿Por qué se empeñaba en retenerle a su lado y alejarle de la mujer que amaba y con la que deseaba casarse?
Entonces pensó en lo imposible. Muchas veces había creído que algo así podría ser posible e imaginarlo le hacía pensar cosas que no podían ser. Pero Holmes nunca le había dicho nada la respecto y había tenido muchas oportunidades. ¿Por qué tenía que sacar el tema ahora que se iba a casar?
Pero eso no importaba ahora, no cuando no sabía donde estaba su amigo, cuando Holmes iba hacia una trampa y parecía no haberse dado cuenta. Esperaba no llegar demasiado tarde.
Escuchó los gritos, aunque no pudo entender lo que decían. Reconoció la voz de su amiga y escuchó al otro hombre protestar. Se había metido entre los peores callejones de la ciudad y por un momento pensó en la posibilidad de perderse. Allí no vivía gente en absoluto respetable y si se encontraba con alguna de las bandas que se movían por allí, podía no salir vivo. Cuando todo aquello terminara, Holmes le iba a deber una muy grande.
Entonces los vio en medio del barro, peleando. Holmes llevaba una herida en la cabeza pero no parecía ser grave a simple vista. Se apartó cuando el otro hombre se lanzó hacia él para atacarle, pero cuando se revolvió se le tiró encima. Holmes cayó al suelo y se quejó, pero pudo quitarse de encima el peso de su atacante.
De nuevo el otro hombre sacó algo de su capa, mientras los dos se pusieron en pie. Se miraron fijamente y esperaron para ver lo que hacía el otro. Entonces sin haber podido llegar todavía, Watson lo vio todo como si ocurriera a cámara lenta. El hombre de la capa sacó una pistola, Holmes se quedó parado, pensando como salir de aquello. Sin embargo no vio la otra sombra que había aparecido detrás de él.
"¡Holmes cuidado!" El grito de Watson alarmó a su atacante que le apuntó a él y disparó.
Watson se refugió tras una pared, mientras sonaban tres disparos más. Entonces escuchó gritar a su amigo. No estaba acostumbrado a algo así, ni en la situaciones más peligrosas lo había oído gritar, pero aquello sonaba como un grito de terror.
Unos pasos corrieron en si dirección y en pocos segundos, Watson vio pasar de largo al hombre que le había disparado. No le vio, al menos así no tendría que enfrentarse a él. salió de su escondite con precaución, no fuera a ser que el otro atacante todavía estuviera allí.
Pero no, no había nadie, ni atacantes, ni Holmes, nadie. El callejón estaba completamente vacío y el silencio más absoluto era todo lo que podía escuchar. Al acercarse más vio dos manchas de sangre y en la oscuridad, un agujero, una salida de alcantarilla que no había sido tapada.
Se acercó a ella y se agachó. El olor era horrible y tuvo que taparse la boca y la nariz para poder soportarlo. Escuchó al fondo unas risas, pero estas, afortunadamente se alejaban. Miró a su alrededor, no quería que nadie le sorprendiera.
Escuchó unos gemidos, unos quejidos de dolor provenientes del fondo de la alcantarilla. Deseaba con todas sus fuerzas que no fuera Holmes, no podía soportar la idea de ver morir a su amigo por una tontería. Con todo lo que habían hecho, con todos los delincuentes a los que habían ayudado a la policía a detener y que por un despiste le hubiera ocurrido algo, era algo en lo que quería ni podía pensar.
Estaba oscuro allí abajo, apenas podía ver nada y el terrible olor no permitía estar allí mucho tiempo. Volvió a escucharlo, el mismo quejido y ahora que lo tenía cerca si que reconocía la voz.
"¿Holmes?" Dijo esperando una respuesta negativa. "¿Holmes eres tu?"
Durante los segundos que pasaron sin que recibiera ninguna respuesta, sintió que el corazón se le salía del pecho. Decidió bajar, fuera quien fuera el que estuviera allí abajo, seguramente estaría herido tras aquella caída y lo menos que podía hacer era ayudarle.
"Voy a bajar, así que quédese ahí, voy a ayudarle."
"Pues te vas a manchar la ropa y Mary se enfadará." Dijo Holmes desde abajo aguantando el dolor.
"¿Sabías que era una trampa?" ahora que sus ojos empezaban a acostumbrase a la oscuridad de abajo, Watson vio a su amigo.
Con una mano se protegía el costado, seguramente tendría alguna costilla rota y trataba de mover la pierna derecha, lo cual le causaba un terrible dolor, que le impedía hacer cualquier otro tipo de movimiento. Además, Watson pudo ver una mancha roja de sangre en su frente.
"¿Podrías sacarme de aquí?"
"Dime si lo sabías. Ya habías visto que esto era un trampa, sabías que un vampiro no había matado a ese hombre y que seguir al sospechoso te traería problemas. ¿Lo sabías o no?"
"Puedes ser, pero preferiría hablar de esto cuando esté fuera y no sienta las ratas intentando morder mi ropa."
Watson gruño. En ocasiones le daban ganas de darle una lección a su amigo y dejarle allí, que se buscara la vida por si mismo. Pero un momento después se lo pensaba mejor y decidía ayudarle. Ese era uno de esos momentos. Se quedó allí mirándole, si le ayudaba, al menos luego le debería una y tal vez le dejara en paz por fin.
Se sintió extraño al pensar eso, porque una parte de él, que prefería no saber lo grande que era, no quería que eso ocurriera, no quería que Holmes le dejara, tampoco lo quería dejar él y le dolía pensar que el resto de su vida estará al margen de su amigo.
"Espera, voy a buscar ayuda."
"Tranquilo no me voy a mover de aquí."
Watson desapareció de su vista. Estaba sólo en mitad de la alcantarilla apestosa y podía haberlo evitado, podía haber golpeado primero al hombre que se había acercado por la espalda, podía haber evitado que le empujara y que le golpeara en las costillas.
Pero no había pensado, no había pensado en el golpe o el dolor que podía llevarle romperse algo, no había pensando en el olor que mantendría consigo durante semanas o de las infecciones que pudieran causarle las ratas que lo rodeaban. No había pensado en nada de eso. porque tenía la mente demasiado ocupada en otro sitio, en el pensamiento de la soledad sin su mejor amigo y en un rostro que hacía tiempo que no podía quitarse de la cabeza, el mismo que había desaparecido de la abertura de la alcantarilla, el único que podía salvarle en ese momento. El único que siempre podía salvarle.
