Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, salvo los personajes, como ya se ha mencionado anteriormente.

Hola ¿recuerdan mi promesa de no más fics hasta que terminara lo que tengo en proceso? Bueno, creo que quedó en el olvido junto con el año pasado, pero tomemos esto con un lado positivo, sólo es un pequeño one shot, sí, por motivo del 14 de febrero, y porque no podemos dejar morir al Tedly tan fácilmente ¡Viva el Tedly que nos ha dado patria! Ah no, que así no va ¿cierto? Perdón, bueno, se preguntarán ¿si es un one shot de San Valentín, por qué lo publica el 9 de Febrero? Bueno, pues sólo hay una respuesta lógica para ello y es: YOLO.

Bueno, pues esperando que el pequeño shot sea de su agrado, me iré, muchas gracias a quienes vayan a darle una oportunidad.

Ya lo saben, si encuentran algún desperfecto, no duden en comunicarlo en su review, si es que quieren dejar alguno.


La primera vez que lo vi, lo supe, que él era el hombre de mi vida, por supuesto que en esa época no podría expresarlo, principalmente; porque él estaba saliendo con mi prima Victoire Weasley; y esa no era la única razón para no expresarlo, sino porque él, es 10 años mayor que yo, aun así, esa tarde calurosa de vacaciones, cuando mi prima entró en su propia casa; sujetando la mano de ese extraño chico de cabello color miel, y brillantes ojos color ámbar, me detuve en lo que le decía a Hugo, mi primo; y es que no sólo su rostro me pareció llamativo, sino que la sonrisa en sus labios me cautivó, es a lo que le llaman; "Amor a primera vista".

Amor unilateral a primera vista, claro, mi prima le pidió que esperara ahí un segundo, así que no le quedó de otra que poner su vista en mí, la curiosa niña de escasos 9 años.

—Hola; soy Hugo –saludó mi primo – ¿y tú eres?

—Hola –sonrió –soy Teddy, el novio de… supongo que Victoire es su prima ¿cierto?

—Sí –aceptó Hugo –la mayor de todos.

—Bueno, pues soy el novio de su prima Victoire –se enfocó en mí –y ¿cuál es tu nombre? –sonrió.

—Lily… mi nombre es Lily L…

—Listo –me interrumpió Victoire –ya tendrás tiempo de tratarlo, Lily –sonrió nerviosa, sujetó la mano de Teddy, le dio un corto beso en los labios y lo guio al interior de la casa.

—Tío Bill explotará –dijo Hugo observándome de reojo y se alejó.

Esa fue la primera vez que mis ojos se toparon con él, jamás volví a sentir lo que sentí al verlo a él; cuando veía a otros chicos, simplemente el clic jamás llegaba, y eso me enfermaba ¿por qué? ¿Por qué Teddy? Habiendo muchos chicos en el mundo ¿Por qué él?

Tener 9 años al conocerlo fue una ventaja, ya que no tener la edad para Hogwarts, podía verlo más veces, gracias a que mi prima lo llevaba a todos lados con ella, y al parecer, fui de su agrado, ya que siempre, siempre, se sentaba junto a mí, y charlaba conmigo, como si para él no fuera una niña de 9 años.

—O—

Habían pasado 8 años desde aquella primera vez que nos habíamos visto por primera vez, y aunque Teddy era la clase de persona con la que te encariñabas rápido, y que de la que siempre caía bien, ya toda la familia lo había adoptado como uno más de nosotros, sin embargo, con quién mejor se llevaba, era conmigo y eso me encantaba, después de un tiempo, me había comenzado a llamar "Princesa", tal vez por la forma en la que mis padres, mis hermanos y los abuelos me trataban, no me interesaba, yo era su princesa; y a Victoire no le parecía importar, finalmente, yo era sólo una niña de 9 años, para nada una competencia.

Claro que ahora, ya era mayor de edad, a punto de terminar el colegio, claro que seguía sin ser una competencia, Teddy seguía viéndome como una niña pequeña, ya podía usar magia legalmente fuera del colegio, pero, para él, seguía estancada en la odiosa edad de 9 años.

— ¡Pero mira quién está aquí! –escuché su voz, así que giré rápidamente en su encuentro.

— ¡Teddy! –chillé de alegría, fui a abrazarlo primero a él, de todos, siempre a él primero.

—Es bueno verte, eres lo mejor de las vacaciones –sonrió.

— ¿Lo mejor? –Interrogó Vic, detrás de él, con una sonrisa divertida –hola Lily.

—Hola Vic –la abracé.

—Bueno, tal vez no lo mejor –sentenció con una sonrisa y supe a qué se refería, quise decirle que podría serlo, sí me viera de otra manera; pero que todo dependía de él, no de mí.

—Tus padres están en King Cross, nos enviaron por ti –sonrió mi prima.

—Genial –avancé, empujando mi carrito con el baúl.

—Yo lo llevaré, princesa –me empujó suavemente con la cadera y sonrió.

Avanzamos charlando alegremente sobre mis detenciones en Hogwarts, a causa de que me pillaron algunas veces haciendo bromas pesadas.

—Pensé que McGonagall no te dejaría venir estas vacaciones, Lily –se burló mi padre al verme.

—Yo pensé exactamente lo mismo –le abracé feliz, mi madre posiblemente desconocía la carta que el gran Harry Potter había mandado a la profesora McGonagall para que pudiera volver a casa esas vacaciones.

—A todos nos alegra que vinieras, princesa –sonrió Ted.

—Lo sé –le sonreí, observándolo a través de mis pestañas.

—Bien, es mejor marcharnos –sugirió Vic.

— ¿Dónde está Biggels? –cuestionó mi padre.

—Oh, sobre Biggels…

—Sigues compartiéndola con ese chico –rezongó mi padre, ganándose mi mejor sonrisa.

—Desde que Bittens fue asesinada cruelmente por el Sauce Boxeado hace medio año, Lysander ya no quiso una nueva ¿puedes culparlo?

Mi padre negó, a él le había tomado 6 años reemplazar a Hedwig, sonreí cuando ya no me siguió regañando, así que era una victoria más para mí, y mi trato como "princesa".

Llegamos a casa de los abuelos temprano para la comida, así que animé a Teddy a unirse a mis primos y a mí a jugar Quidditch, en lo que su novia ayudaba a preparar la comida.

—O—

Lily reía tan abiertamente, permitiéndome saber que sus dientes se habían alineado y ya no estaban chuecos, el viento meció sus cabellos sujetos en una coleta alta, dejándome saber, que el cabello le había crecido desde la última vez que nos habíamos visto en las últimas vacaciones, en realidad, toda ella había cambiado ¿Cuándo había dejado de ser esa dulce niña traviesa de nueve años para volverse una joven atractiva y linda?

—Buen partido señores –felicitó Hugo.

—Gracias –agradecí sonriendo.

—Fue gracias a mí –se señaló Lily a sí misma.

—Sí, sí, no hay duda de eso, princesa –le sonreí.

—Adulón –negó Hugo, marchándose, Louis y Fred lo siguieron, dejándome a solas con Lily, que se inclinó por la cantimplora, y llevándola a sus labios.

—Qué educación –sonrió – ¿quieres? –sonrió de nuevo, con una sonrisa coqueta, como la que había usado en King Cross más temprano.

—Sí, claro –sujeté la cantimplora y bebí.

Ella tomó su escoba y avanzó hasta el cobertizo del señor Weasley, así que la seguí.

— ¿Cómo saliste de Hogwarts? Tu padre nos dijo que la profesora McGonagall te lo había prohibido.

—Milagros, Teddy, milagros inexplicables de la vida.

— ¿Milagros o una carta de tu padre? –Ella elevó una ceja, consternada porque lo supiera.

— ¿Él te lo contó? –sonrió divertida.

—No, yo no se lo contaré a él.

—No, no, no, espera –me detuvo cuando iba a salir –yo no falsifiqué nada, si eso insinúas.

—Lo sé –admití -¿estabas ahí cuando dije que eres lo mejor de las vacaciones? –le sonreí.

No lo mejor –me repitió.

—Vamos princesa –estiré la mano divertido.

Salimos del cobertizo sonriendo, pasé mi brazo sobre sus hombros, acercándola más a mí, llevé mi rostro hasta su coronilla y hundí mi nariz en sus cabellos.

—Ahí están –habló Vic, le sonreí.

—Sí –solté a Lily y fui hasta ella, a besarla –gracias a la princesa, vencimos a Hugo y a tu hermano –Victoire sonrió alegre.

—Ya era hora de que alguien les devolviera los pies al suelo a esos dos –reímos.

Mi vista volvió a Lily, una vez que volvimos a quedar solos, su semblante era extraviado, así que fruncí el ceño, ella jamás era de la clase de chicas que se apagaban, sino más bien, siempre era alegre, divertida, llena de vida, no había nadie más como ella en toda esa entera familia, sí, todos eran alegres y divertidos, pero ella, ella era un caso especial, era de esas personas únicas en el mundo, con el don de contagiar toda su felicidad y energía.

— ¿Ocurre algo malo princesa?

—No, nada –sonrió sin dar importancia.

—Bien –murmuré, pero no le creí.

—O—

Suspiré abatida, Teddy y Victoire tenían media hora de besos, risas y caricias, y no podía creer que no pudiese ser suficiente mujer para él, principalmente, porque él no me había conocido ahora, a los 17, sino que la primera visión mía que tenía, era de esa niña regordeta, de cabello pelirrojo a mitad de las mejillas infladas, posiblemente, para Teddy, seguía siendo esa niñita de nueve años, para mi enfado, lucía increíblemente adorable con Victoire, de todo este tiempo, jamás los había visto pelear, o sabido de que ellos pelearon, eran perfectos el uno para el otro, y odiaba sentirme como me siento hacia él.

—Bueno, nosotros nos retiramos –anunció Vic, acercándose.

—Lily –me llamó mi padre –es tu turno de limpiar la cocina, vamos, podrás usar magia esta vez –sonrió orgulloso de que su pequeña niña, ya fuese mayor.

Sólo por esa razón fui alegre a la cocina, porque la verdad, no quería que Teddy se marchara ¿no podía irse sola Vic y dejarlo a él un poco más conmigo? Por supuesto que no, si yo fuera ella, tampoco lo dejaría cerca de una chica como yo, que sólo se detenía de hacer todo lo posible por conquistarlo, sólo porque salía con mi prima, de ser otra chica, ya me hubiese metido desnuda a su cama, o rogado que la dejara, era la peor de las personas al pensar así.

Agité la varita, y los trapos comenzaron a limpiar las migas, la escoba a barrer, sin embargo, yo me encargué de los trastes, sin magia alguna, bueno, quizás sólo para secarlos.

—Una princesa lavando trastes –la voz de Ted me sobresaltó, principalmente por los pensamientos que había tenido de meterme desnuda a su casa, cuando jamás había ido a su casa, quizá vivía con Victoire, además, creí que ya se había marchado.

—Me asustaste –me quejé.

—Lo noté, pero, no creíste que me iría sin despedirme de ti ¿o sí princesa?

—Siempre hay una primera vez –reí.

—Nos veremos mañana.

—Sí, supongo –sonreí.

—Que termines pronto, prometo no ensuciar muchos trastes la próxima vez.

—Alguien más los lavará mañana –sonreí –además, ya puedo usar magia –le recordé, porque parecía que ese detalle se le olvidaba mucho, y la visualización de Teddy viéndome como esa niña regordeta volvió a mí.

—No se nota –rió, sí, veía a la niña de cabello estilo hongo y cachetes inflados.

—Pero puedo –reí, observándolo a través de mis espesas pestañas rojas.

—Hasta mañana, sueña lindo, princesa –no, coquetear no era algo que se me diera muy bien, al menos no con él.

La mano de Teddy se colocó en mi espalda baja, así que giré, para besarle la mejilla como normalmente lo hacía, pero fuimos al mismo lado, así que cambiamos, girando el rostro un par de veces más, hasta que nuestros labios se pegaron un momento, haciendo que mi corazón explotara, como si de fuegos artificiales se tratara.

Nos alejamos rápidamente, él me observó un momento, sin saber que decir, para mi sorpresa, sus labios se presionaron suavemente sobre los míos, en un casto beso, que sin duda, tuvo mejor contacto que el accidental.

—Teddy, es hora de irnos –entró Vic, justo cuando sus labios habían perdido contacto con los míos, así que no me vio, besando a su novio.

—Te veré después, princesa –acarició mi mejilla y limpió mis labios, borrando o intentando borrar el rastro de los suyos sobre los míos.

Se alejó, y por un momento, creí ver que su cabello cambió de color, claro que no lo había hecho, era sólo mi cerebro atrofiado por ese casto, suave y hermoso beso.