En un lugar lejano del universo, una hermosa joven de cabellos rosas y piel tan blanca como la nieve, se dirigía a encontrarse con cierto hombre pelinegro.

-Ahi estas...-pronunció para si misma y humedeció sus labios antes de ocultarse tras un árbol.

-No es necesario que te ocultes Misa, puedo sertir tu ki- pronuncio serio.

-Vegeta...eres muy astuto- dijo y salio a su encuentro.

-¿Qué necesitas?

-A ti- dijo en tono seductor y rodeándolo con los brazos por el cuello (Ó.ó* ¡zorra!) y dándole un beso en la mejilla. - tu y yo estamos destinados, amor mio...

-Te equivocas- zafándose de ella- Yo jamás estaré contigo.

-¡Oh!, vamos Vegeta. Escuche que el rey exige un nieto y también que el planeta Clarck, aquel que les brinda la sustancia de las cámaras de recuperación, han comenzado a sospechar sobre la seriedad del primogénito del rey Vegeta- dijo intrigante, acto seguido le mostró una revista, la cual Vegeta hojeo unos segundos.

-Eso me tiene sin cuidado...-aventando la revista.

-Y no es solo eso querido, el planeta que tanta tecnología les brinda no es muy liberal que digamos...son tan conservadores que no bien oyeron el ''rumor'' sobre la dudosa sexualidad del príncipe, osea tu sexualidad, amenazaron a tu padre con romper el tratado de paz, ¡uy!

-¡Déjame en paz Misa!-

-¡Yo puedo hacer que se acaben tus problemas Vegeta!, ¡yo puedo ser tu esposa y darte ese hijo!- tomándole la mano.

-¡He dicho que no!- alzando el vuelo con furia.

''Estúpida urraca intrigante...¡maldita sea!, esos rumores...no puede ser, ¡estúpidos periodistas!''-pensaba molesto.

El rey tomaba una copa de vino en su despacho Luego de que Kakarotto y Vegeta acabaran con Freezer, había mucho que arreglar en el planeta, luego de sufrir la opresión decidieron solucionar buena parte de los tratados de forma diplomática.
Pero estaba especialmente preocupado por lo que se decía en la prensa saiyajin sobre el mayor de sus hijos. Si bien Table era considerado la oveja negra de la familia desde que nació por su bajo nivel de pelea y esa peculiar forma de ser, tan amable y relajado (aunque con gran número de seguidores), Vegeta no, él era la viva imagen del guerrero saiyajin por excelencia: orgulloso, frío y poderoso no un blandengue amariconado como a presa creía. Su deber ahora era terminar con eso antes de que la familia real se convirtiera en un circo, el respeto por la corona y varias alianzas estaban en juego, la decisión estaba tomada: El príncipe debía casarse lo antes posible.