Mil grullas de papel
En la cancha hay muchos enemigos con los que enfrentarse a diario, pero ¿Qué pasa si te encuentras con un enemigo mayor? Esa respuesta la guarda el corazón de Eiji –Leucemia, Osteosarcoma. Amistad.
N/A: Bueno, estoy decidida en finalizar esta historia costase lo que me costase. La historia de Sadako es real, una japonesa que murió a los 12 años de edad a causa de cáncer de leucemia provocada por una bomba atómica lanzada por los Estados Unidos el 6 de agosto de 1945, cuando su amiga le dijo sobre una tradición de hacer mil grullas de papel, que iba a permitir concederle un deseo por parte de una grulla.
Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece.
N/A: Quizá pueda tener un poco de Ooc, intento no hacerlos así, pero considerando la situación en la que están, hay cosas que cambian.
Capítulo 1
Continuidad: 001/100.
Título: Una grulla de papel.
Resumen: Una visita al doctor y una mala noticia.
—Kikumaru, ¿Podemos hablar en privado?
— ¿Nya? ¡Claro que sí, Sumirecita!
Con un suspiro, la entrenadora Ryusaki ignoro el apodo. Le indico con una seña acompañarla, una vez solos, la mayor hablo, la mirada seria cobró vida en su rostro.
—Necesito que me seas sincero. Eiji, ¿Hay algún problema familiar o alguna situación que va mal?
— ¿Problema? — Eiji dudo. No, que él sepa en su casa las cosas iban como siempre. Oh, bueno, quizá se refiera a… — Bueno, quizás… La verdad es que siempre tengo que ser el último en usar el baño por ser el menor, eso no es justo, por ello siempre llego tarde a las prácticas.
—Me refiero a… Eiji, el hematoma que tienes en el brazo ¿Cómo te lo has hecho?
Eiji pensó que responder, ni siquiera el estaba seguro de lo que era. Un día simplemente se levanto con un pequeño dolor punzante y al mirar se encontró con un pequeño morado alrededor de su brazo izquierdo.
—No lo se, nya. Pero me llevaran al doctor mañana.
—Bien. Sabes que cualquier problema puedes hablarlo con nosotros. Te puedes retirar.
— ¡Por supuesto que sí, Sumirecita! — hizo el signo de victoria.
…
La mirada circunstancial del doctor no señalaba una buena noticia. Con un suspiro el profesional hablo.
¿Qué había dicho?
Miro a su madre, sus ojos estaban cristalinos y la mano en su boca intentando reprimir el llanto. Volvió su mirada al doctor y supo que no era un sueño, no era una mentira. Kikumaru Eiji, 14 años, ha sido diagnosticado de cáncer.
…
Doblo delicadamente una hoja en varias partes, miro la forma que había adquirido el papel. Una grulla.
Una vez escucho una historia de una chica llamada Sadako Sakaki, una pequeña que sufría de leucemia a causa de una bomba atómica y, para pedir un deseo, se esforzó en hacer mil grullas de papel, sin embargo solo llego a 664 grullas antes de morir.
—Una grulla de papel…
Y empezó el conteo.
Continuidad: 002/100.
Título: Nueve grullas de papel .
Resumen: Una pequeña esperanza ante tanta oscuridad ilumina el corazón de Eiji.
N/A: Para quien no sepa. Yudan Sezu ni Ikou=No bajes la guardia.
Ryoma bajo la visera de su gorra. ¿Desde cuando costaba tanto contener las lagrimas?
— ¡Hoi, hoi! ¡Animo, no pasa nada, me recuperare y llegaremos juntos a las nacionales! ¿Verdad?
Una risa salió de los labios del pelirrojo ¿Verdad? ¿Verdad que estaremos juntos hasta las nacionales y seremos los número uno de Japón? Nee, Oishi, Fuji, Tezuka…
— ¡Claro que si, Eiji-sempai! ¡Vamos mamushi, di algo!— dio un codazo.
—Fshhh… — Sí, Eiji-sempai.
—Kikumaru…
—Tezuka buchou.
—Yudan Sezu ni Ikou
…
Las cosas no iban bien, ha pasado ya una semana desde la noticia y Eiji ha sido instalado en una habitación en el hospital central de Tokio. Ha sido diagnosticado de leucemia y la noticia cayó como pólvora en la Seishun Gakuen. No fue hasta hace unas horas en la mañana que le descubrieron otro problema.
Osteosarcoma.
También conocido como cáncer óseo, cáncer que se da en los huesos. Le habían hecho un examen físico palpando sus extremidades, encontrando una masa un tanto extraña en la rodilla izquierda.
Tenía miedo, mucho. Apenas tenía 14 años y un gran futuro por delante, aún había muchas cosas que no sabía, no había dado su primer beso y… aún no era el número uno en Japón, aun no ha ganado las nacionales con su equipo.
¿Podré llegar a ser la pareja de dobles número uno con Oishi?
¿Podré ver al O´chibi crecer?
¿Quizá ver al capitán enamorado de una linda chica?
¿O a Kaidoh y Momoshiro conversar como grandes amigos?
¿Tal vez volver al Kawamura Sushi?
¿Probar esos asquerosos brebajes que hace Inui?
¿O decirle a Fujiko que me acompañe a comprar un helado y que al final el termine pagándolo?
Kami… ¿Podré… seguir jugando tenis?
—Eiji-sempai, llegamos en cuanto pudimos.
El pelirrojo alzo la mirada, allí delante suyo estaban sus compañeros de equipo.
— ¡Hoi, Momo! ¿Cómo les fue en la práctica?
—Maa, todos queríamos terminar cuanto antes para verte, Eiji.
Fuji ya no sabía porqué le costaba tanto mantener su sonrisa, pero era fuerte, tenía que seguir sonriendo para Eiji. No. Tenía que sonreír para si mismo y pensar que todo estará bien.
—Etto… Eiji, nosotros hicimos esto para ti. —Kawamura extendió una caja pequeña.
El pelirrojo miro curioso, con una mirada aprobatoria de los demás procedió a ver su contenido.
—C-chicos… —se mordió los labios para no soltar el gemido de dolor y la angustia que sentía.
Un brazo le rodeo con sumo cuidado, a su lado Fuji acaricio con ternura su cabello, como siempre cuando estaba enojado o triste.
—Te estaremos esperando, recupérate, porque contamos contigo para las nacionales.
Las palabras de Inui expreso los sentimientos de esa caja, sentimientos puestos por los miembros del club.
…
Lo último que hizo antes de dormir fue mirar la caja en la mesita de noche, una pequeña sonrisa se esbozo en su rostro.
Dentro yacían ocho grullas de papel.
Continuidad: 003
Título: Veinte grullas de papel.
Resumen: Ya es hora de decir adiós a esa hermosa cabellera roja que tanto le gustaba. Ya era hora de decirle hola a la realidad que le mostraba el espejo.
—Doctor, ¿Podré seguir jugando tenis?
Ya esta, ya lo había dicho. Esas palabras que tanto le había costado preguntar y cuyas respuestas le causaba tanto temor saber.
—Sí las cosas van bien, podrás. Tenemos buenos progresos. Antes de empezar la quimioterapia debemos cortar esos mechones.
—Yo… no me importa el cabello, solo quiero… yo quiero seguir jugando tenis.
Cuesta mucho contener las lagrimas, pero ya había llorado mucho y aún dolía, siempre duele.
—Lo lograrás… Lo prometo.
—Gracias.
Y cueste lo que cueste… el doctor Tsukino no iba a romper su promesa.
…
La enfermera Aino le tendió el espejo. Delante de si un reflejo que nunca había imaginado ver, un rostro pálido y unos ojos tristes, un Eiji que nunca había pensado que iba a existir.
— No te preocupes, cuando te recuperes estoy segura que crecerá y estarás más guapo que nunca.
La voz de la vieja enfermera le llego seca, sin vitalidad. Seguro lo habrá dicho ya miles de veces a cada paciente que tiene.
Dios, dolía mucho verse en el espejo y darse cuenta que ya no era más ese niño infantil y siempre alegre.
Esa mirada le decía que ya era hora de la realidad. Fuera de toda esa pista de tenis que tanto ama, fuera del peloteo diario en las prácticas y los rivales tras la cancha, había un enemigo mayor, un enemigo que tenía que superar.
Continuidad: 004.
Título: Veintiocho grullas de papel.
Resumen: Los titulares y un poco sobre sus sentimientos con respecto al pelirrojo.
Oishi mira afligido su raqueta, extraña su compañero de dobles, extraña sus chistes malos y sus bromas.
Las canchas se sienten vacías, algo falta en ellas y ese algo es un pelirrojo llamado Eiji Kikumaru.
La concentración de los titulares se ha venido abajo, esperan con paciencia desesperada la hora de culminar la práctica e ir a visitar al pelirrojo, ya que hoy era su quimioterapia.
— ¡Mamushi! ¿¡Qué no vez que estás en mi camino!?
— ¿¡Qué has dicho idiota!?
— ¡Lo que has oído, estúpida víbora!
—Ya basta.
Y Fuji ya no ha vuelto a disfrutar de las peleas entre el par de segundo año, ya no ha vuelto a saborear con ganas el jugo de Inui ni ha intentado jugarle una mala pasada a algún novato de primer año.
El trio de novatos no ha estado comentando nada últimamente, solo han practicado lo necesario y recoger las pelotas con mutismo.
En las canchas ya no se oye el efusivo "¡BARNING!" de Kawamura y el capitán, el capitán ha mandado más vueltas de las necesarias sin importar qué ni la razón.
Inui ha pasado casi todos los días investigando sobre el cáncer y todo lo relacionado. Tiene una noticia para los chicos y, cuando la da, los ánimos se encienden y las preocupaciones no son tan pesadas.
Ha aligerado el pesar.
—El cáncer en la mayoría de los casos tiene cura. El porcentaje es superior al de 50%.
…
Cuando Tezuka dio por finalizada la práctica, lo primero que hizo Echizen fue huir, no quiere subirse a la camioneta de la entrenadora, no quiere ir al hospital ni quiere ver al pelirrojo.
Porque tiene miedo, tiene mucho miedo. Siente que lo va a perder de vista, que ya no existe ese gato pelirrojo que le pone ridículos apodos y dice siempre "O´chibi"
Aunque no lo demuestra, Ryoma le aprecia mucho, no es ese aprecio de compartir siempre cancha como el que tiene Eiji con Oishi, no es ese aprecio del gato de confiar ciegamente en Fuji, ni inclusive el aprecio de compartir unas ricas hamburguesas con Momoshiro.
Un aprecio de unión, porque el pelirrojo siempre ha sido eso, unión.
Y le duele porque teme que esa unión desaparezca, teme que todo salga mal, que los porcentajes sean equívocos y ya no exista un jugador acróbata para "fastidiar" sus mañanas.
Sus labios se unen en una delgada línea. Su mirada gacha y sus pasos van apresurados. Huye, corre, escapa… pero la realidad siempre será la misma. Una realidad aplastante.
Oh, Kami, duele saber que puedes perderle. Duele tanto.
Mada mada dane, Ryoma.
Continuidad: 005/100
Título: Treinta y cinco grullas de papel.
Resumen: Fuji es un tensai y comprende los motivos ajenos, por ello quiere ayudar a Eiji.
—Nya… ¿Y O´chibi?
El silencio se hizo sepulcral.
—Echizen tuvo una emergencia, pero dijo que te desea suerte y espera que te recuperes.
Fuji es bueno ocultando cosas, mintiendo. Aunque no le gusta, sabe que es necesario. A veces se necesita mentir para obtener ciertas cosas, y si esa mentira es capaz de evitar una tristeza más, el tensai mentiría cuantas veces sea necesario para lograrlo.
—Hoi, bueno…
La puerta se abrió.
— ¿Estás listo? — la enfermera llevaba una silla de ruedas.
—Mmm… sí.
Tenía que estarlo.
…
—Ryoma-kun, ¿Sucede algo?
Nanako siempre se preocupaba por las personas y su primo no era una excepción.
—No. —Sí.
—Ya veo… Ryoma-kun, si necesitas algo puedes decírmelo.
Sí, necesitaba un milagro.
…
Fuji se dirigía hacia lugar, específicamente la casa de Ryoma. Necesitaba hablar con él con urgencia.
Tocó el timbre. Unos pasos sonaron y se abrió la puerta.
—Oh, Fuji-san. ¿Buscas a Ryoma?
—Sí.
—Pasa, esta en su cuarto.
—Gracias, Echizen-san.
—Nanako está bien.
—Hai, Nanako-san.
Cuando llego a la puerta no se molesto en tocar. Acostado, dando la espalda, en la cama se encontraba el menor, acariciando a su gato con aire ausente.
—Echizen.
No respondió.
—Echizen.
Abrió sus ojos azules. Una foto se hallaba en la mano de Ryoma. Era la foto de aquella vez que fueron a ver el amanecer. Todos unidos.
— ¿Eh, Fuji-sempai? ¿Qué hace aquí?
—Quiero hablar contigo sobre… Eiji.
— ¿Qué sucede con él?
Ya no le hablas, no vas a visitarlos, huyes al tema e inclusive evitas pronunciar su nombre.
—Ha estado preguntando por ti.
—He estado ocupado.
—Claro… acostado pensando en todo esto, pero déjame decirte Echizen, quien tiene cáncer es Eiji, no tú, quién te necesita es él.
Ryoma no hablo.
— ¿No vas a decir nada? Espero que recapacites. Hasta luego Echizen.
Oyó el sonido de la puerta cerrarse. Y luego sollozo.
N/A: Bueno, este es el primer capítulo, desearía mucho que me dieran sus opiniones con respecto a esta historia, ya que este tema es muy delicado y quise probar con ello. Hoy se celebra el día del cáncer infantil. Se que Eiji no es un niño, pero sigue siendo un menor.
Atte. Ukime
