Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Masashi Kishimoto


Él, ella y él


Capítulo I. Itachi


Era el Uchiha mayor cansado, agotado, celoso... Y es que frente a él estaba su "hermanito" y su novia llegando a casa, maldijo el momento en que abrió la puerta, les dedico una mirada y se fue de ahí, se encerró en su cuarto, se quito la camisa y se acostó en su cama, miro el techo, de repente su mirada se perdió, estaba llena de ira, respiro profundo. Él siempre había ganado en todo, siempre tuvo una competencia con su pequeño hermano, pero esta vez él había ganado, aunque Sasuke no lo supiera.

Siempre que iba a casa con esa niña... Sakura, no sabía porqué pero la quería solo para Él, no entendía porque no podía ser así, era un hombre guapo que tendría a la mujer que quisiera a sus pies, ¡a cualquiera más bonita que ella! Esa peli rosa lejos de ser perfecta o si quiera hermosa era ¿exótica? Tenía una gran frente, no tenía pechos voluptuosos, no era bella a primera vista, tenías que ver más allá, quizá sus ojos verde jade o su pelo rosado ¡como un chicle de fresa! O ¿era su piel? Blanca y tersa, quizá era su trasero porque ¡Oh que culo tiene la Haruno! Pero ¡NO, de ninguna manera era la mujer perfecta! Pero ¡maldita sea! La deseaba.

Maldecía cada noche que ella pasaba con él (si, con Sasuke), podía oír sus gemidos, sus gritos, como clamaba el nombre de "Sasuke-kun" cuando la hacía suya una y otra vez, estaba harto. Más de una vez había imaginado que era Él quien la hacía suya, que era su nombre el que gemía, era tan excitante alucinar su nombre saliendo de esos labios rosados "Itachi-kun" se oía tan bien. Más de una vez había desquitado su deseo, pero no solo, no, ese no era su estilo, lo había hecho con diferentes mujeres, una y otra vez, solía pasar que al llegar al clímax, a la cima del placer, gritaba su nombre "Sakura" a las jóvenes con quienes se revolcaba nunca les importa, ellas solo querían coger con el gran Uchiha Itachi para fardar con las amigas, Él solo buscaba una sesión de sexo para desquitar su ira y su deseo, las rameras iban y venían.