Los personajes le pertenecen a Meyer.
Pretty baby
Capítulo 1
El sol en las ciudad caía directamente sobre mi auto, en la radio una canción de los Beach Boys se escuchaba suavemente, recordaba mi época como surfista despistado en las playas, cuando tenía veinte años y mi vida se resumía a las olas, a los coños dulces de las chicas de diminutos bikinis y a la cantidad de hierba que podía aguantar.
Puedo rasguñar en la memoria esa época en que ser joven era simplemente ir del día hacia la noche sin tener que pensar en papeles, ex esposa, hija pequeña que me miraba como si yo fuese un extraño y toda la mierda en que se convirtió mi vida. Si le hubiesen dicho a ese joven como sería su futuro, el comentario habría sido uno solo: ¡Vaya mierda!
Porque es una mierda, mucho dinero, cuatro autos, un cheque de manutención para Tania y todos esos clientes que engrosaban mi cuenta bancaria tan solo porque yo les quitaba de encima toda la basura que les rodeaba, era un sofisticado buitre carroñero al servicio de la gente millonaria, sobre todo, actores de cine y sus demandas: ex esposas, ex amantes, ex niñeras, publicaciones negativas y palabras ofensivas. Todo aquello que para gente del común era algo que se lidiaba con una charla, un golpe —y si eres extremo, con un tiro en la nuca— yo, el abogado de las estrellas, lo remediaba litigando con mi cháchara pretensiosa. Yo era el dador, el que hacia feliz a todos, el abogado del diablo y la puta de las leyes y no me iba mal. Tengo reconocimiento profesional y mucho dinero, formaba parte del circo de esta ciudad.
Un día tuve muchos sueños… muchos… ahora estoy aquí, rico, divorciado, padre de una niña y con mi destino de hombre brillante y su herencia de tradición política tirados a la basura.
Di la vuelta por Hollywood Bulevar, alargué mi mano hacia la radio, escuchar noticias sobre el show business era algo que no me importaba, pero hacia parte de mi trabajo, sonreía ante la ironía: un egresado de Yale, adorador de Charles Bukowsky —pasé sentado tardes enteras con amigos, fumando una muy mala mariguana, criticando un sistema de mierda que se basaba en lo superficial y en los sueños que la industria cinematográfica le daba a un país repleto de basura blanca y me sentí parte de la última generación de imbéciles que pensábamos que América era una bazofia y que debía ser explotada desde nuevo México hasta Canadá— todo un chico culto que detestaba el cine por darle a la gente razones de peso para no rebelarse y que, de acuerdo a lo que estipulaba la familia, debía ser senador por el partido republicano terminó convertido en un maldito Judas, por razones equivocadas.
Alargué mi mano para tomar el iPhone que con su tonada monótona me indicaba que mi secretaria me llamaba, me topé con una bragas de encaje de color lila que olían a coño depilado y a bronceador de coco… mi cita caliente, la chica de las grandes mamadas mecánicas… una hermosa periodista que a cambio de sexo caliente y sin compromiso, iba conmigo a sitios de moda y soñaba con que la contactara con los presidentes de las grandes cadenas de televisión. Era un buen trato, nada de dramas, no compromisos, solo una noche a la semana y todo estaba bien para mí.
El sexo romántico, con deseo y amor, hace años desapareció de mi lista de prioridades… lo dejé ir, lo sacrifiqué y me casé con la primera mujer que me aceptó… tenía que enterrar una obsesión… tenía que cuidar mi futuro y que mis aspiraciones políticas no se vieran empañadas por un sucio y negro deseo… para que una niñita de ojos oscuros, vainilla y zapatos de colegiala no terminara corrompiendo mi mundo y me llevara, con su mano de uñitas de nácar rosa, directo al infierno.
No mucho más de lo que ya ardía.
Ella que puso mi mundo de cabeza con sus quince años de edad, me volvió loco y me hizo caminar en la cuerda floja a mis treinta y ocho años, jamás había caído tan fuerte, jamás había sido tan desgraciado.
Editado por XBronte.
Pequeña historia que será escrita en el mes de agosto, actualizada si puedo todos los días, muchas gracias a todas por acompañarme en esta aventurita que salió al escuchar una canción, no pensaba escribir otra cosa hasta no terminar las otras historias, pero como está será super pequeña, pues aquí está. Un Olderward para quienes aman a un Edward mayor y con canas. Sólo será desde su punto de vista, ojalá la disfruten tanto como yo escribiendo esto.
