En la azotea de un edificio de 25 pisos, estaba una chica preparada para lanzarse, todos veían la escena estupefactos, ella se iba a lanzar cuando de repente.
-¡No lo hagas!-Se oyó la voz de un chico
-¿Qué haces aquí?-Le pregunto sin mirarle a los ojos
-Deteniendo esta idiotez
-No creo que puedas, estoy decidida y lo haré-Dice la chica firme
-Pero no…-Era tarde para hablar ya se había lanzado
La chica se lanzó sin miedo, sabiendo que iba a morir, cumpliendo su objetivo, recordando todo, todas las sonrisas falsas, todas las veces que en su habitación había llorado, sin que nadie se dé cuenta, las veces que intento ser feliz, por todos los que las rodeaban, los mismos que ni siquiera apreciaban lo que ella hacía por ellos, el mundo era obscuro, hasta las almas más inocentes eran corrompidas fácilmente, sin tener piedad de ninguna alma, eran corrompidas una por una, ¿Qué es la vida? ¿Qué es vivir? Y ¿Qué es la felicidad?, ella se lo pregunto siempre.
Ella simplemente se había cansado a escasos metros del suelo, se dijo así misma, ¿Qué sentido tenía vivir si nadie te aprecia? Ella había intentado ser la chica buena, siempre intentado ayudar a todo el que la necesitará, ¿para qué? Solo para que nadie la apreciara, el desprecio, tal vez eso la llevo a esto, o al menos fue lo que ella pensó; ella siempre sonreía, a pesar del dolor que ella sentía.
Ella se sentía sola, a pesar de que muchas personas las rodeaban, no tenía amigos, por más de que hablará con muchas personas, a pesar de ser tierna con ellos, para ella tan solo eran conocidos.
No sabía que era el amor, a pesar de que muchos chicos se le acercaban, a pesar de que muchos chicos se le declaraban, de los muchos se novios que había tenido, a ninguno le había amado, ni siquiera querido, tal vez solo los había aceptado para sentirse acompañada, o tan solo pensó que ellos se sentirían mejor.
Ella sonreía a pesar de que sus verdaderos sentimientos eran dolor y sufrimiento, no hay mejor antídoto que reír, pensaba sin saber que se haría más daño, sonreía y hacía sonreír a otros solo pensando en la felicidad de los demás.
Pues ya no había nada que hiciera feliz a la joven, pobre Miyako, a pesar de que sonreía tanto sufría más que nadie.
Antes de morir lo último que la joven escucho fue: -
-¡Miyako Te amo!-Grito desesperado Boomer, pero era tarde.
Bueno esta historia salió de una historia semi-real, espero que les haya gustado y si tienen algún consejo para mis historias dénmelos, por favor, hasta la próxima
