Bien dicen, que todo lo que empieza termina mal o puede terminar así.

Pero este no es el caso de Amou Kanade, un joven de cabello anaranjado rojizo con un estilo rebelde, pero que en realidad era tan rudo como un panda.

Ese día en especial, el joven Amou trabajaba en el parque de diversiones, a sus 19 años se mantenía solo y debía sacar dinero de poco en poco. Su trabajo en ese lugar era simple, ser la mascota característica del lugar, una morsa. Aunque caluroso, su gran traje de morsa café con ojos saltones le daba el dinero que necesitaba para subsistir, eso y su trabajo como tutor personal también le dejaba buen dinero.

Ese día en particular, hacía un calor de los mil demonios en el parque de atracciones. No había muchas personas en el parque por la misma razón, el calor era tan insoportable que hasta el piso parecía arder en llamas.

-De haber sabido que iba a llover fuego, pido el día y me quedo en la casa de Tsubasa –bufo el joven adentro de la botarga- Debería trabajar en otro lugar pero…me dan pases gratis para el parque y comida gratis…-suspiro y continuo su caminata a través del parque para ver si encontraba algun visitante que alegrarte el día.

POV Kanade

Como lo esperaba, no había ni un alma en el parque, a lo mucho había unos niños que no les importaba el calor y seguían jugando sin problemas en las diferentes atracciones. A veces me hubiera gustado aceptar el trabajo en el dojo del padre de Tsubasa, claro que hubiera tenido que levantarme más temprano, limpiar como ceniciento, tendría que ser el saco de box de Tsubasa, tendría que soportar los gritos del padre de Tsubasa…mejor me quedo como la morsa de este lugar, al menor no me gritan y puedo hacer todas las tonterías que quiera.

Aparte, si le digo a Tsubasa que me de trabajo… no dejara de burlarse de mí, me hará trabajar el doble y después se volverá a burlar con su sarcástica sonrisa de mujer.

¡Pero bien! Será seguir con el pequeño tour por el parque, alegrarles la vida a esos pequeños y traviesos niños que veo corriendo. ¡Que empiece mi ruta!

Primera parada, el carrusel: no hay nada nuevo, en realidad no hay nadie… ¡siguiente!

Segunda parada, la zona de comida: en otras palabras, mi lugar favorito ~

Hermosa y bella zona donde me alimento después de una larga jornada de trabajo.

Sonreí al ver mi amado lugar, pero de pronto escuche un irritante llanto. Busque la fuente de aquel ruido y vi a un niño pelinaranjo no menor de seis años llorando por su helado caído ¡hay es cuando la morsa entra en acción! Me encamine al infante, pero alguien se me había adelantado...una joven castaña, sumamente hermosa con ese vestido amarillo y ese cinto azul en forma de flores rodeando su cintura. Su cabello castaño claro largo debajo de los hombros, unos broches rosa pastel al costado izquierdo que era de donde la estaba viendo. Su piel no era ni muy blanca, ni muy bronceada, más bien era sonrosada.

La bella chica le había traído un helado al niño. Acaricio su cabeza e intercambio unas palabras con el niño que se veía feliz con su helado y la compañía.

Hipnotizado por la belleza de la chica, camine hasta su posición sin darme cuenta. La joven volteo y me sonrió amigablemente. Ahora sabia el color de sus ojos, color cerceta, lindos y amables ojos cercetas.

-Mira, Honoka-kun, es Morsa-san -la dulce voz de la chica me hizo estremecer. Su voz era tan delicada como la misma seda.

-¡Morsa-san! -grito el niño y corrió a abrazarme- ¿verdad que tu enviaste a Serena-nee-chan para traerme un helado?

Alce la ceja confundido y vi brevemente a Serena, que solamente coloco su dedo índice en sus labios. Entendí la señal y vi al niño con una sonrisa aunque él no la viera por mi máscara.

-Claro que si, Honoka-kun, Serena fue enviada por mí para salvar tu día -hable con una voz graciosa digna de mi personaje y acaricie su cabeza.

-¡Gracias, Morsa-san! -volvió a gritar eufórico, me soltó y corrió a abrazar a la castaña- Serena-nee-chan, gracias por traerme mi helado.

-No hay de que, Honoka-kun -ella sonrió amablemente.

-Deberías ser más cuidadoso, Honoka-kun –lo reprimí aun con mi voz chistosa de morsa- a ver, Honoka-kun, ¿Dónde está tu mamá? Debe estar preocupada por ti.

En cuando mencione a su mamá, el pequeño niño pelinaranjo comenzó a llorar, las lágrimas no cesaban de sus azulados ojos.

-¡Quiero a mi mami! –Honoka-kun dio un chillido bastante fuerte- ¿¡Donde esta mi mami!?

-Oye, oye, calmado. Todo estará bien –intente calmarlo, pero él seguía llorando frenéticamente.

-Honoka-kun, relájate –hablo la castaña con una voz calmada- no pasa nada –acaricio su cabeza y el pequeño parecía relajarse.

-¿Lo-lo prometes? –hablo con la voz entrecortada. Sus ojos estaban rojos al igual que su nariz.

-Lo prometo –la chica asintió y se levanto del piso para tomar la mano del niño- buscaremos a tu mami y todo estará bien, ¿de acuerdo?

-De acuerdo onee-chan –el pequeño ojiazul asintió con más energía y una sonrisa.

-Te ayudare a buscar a tu mamá –me ofrecí amablemente, pero Honoka-kun se oculto atrás de Serena- ¿Qué pasa?

-No iré contigo…-murmuro y lo vi confundido- yo quiero ir con Serena-nee-chan, no contigo…

-Eso no lo parecía hace rato –entrecerré los ojos y lo vi fijamente. De nuevo le daba las gracias a mi cabeza de morsa por dejar que la gente vea mis expresiones.

-Nadie quiere ir con una morsa…

-¡A si pues…!

-No discutan ustedes dos –intervino Serena- ¿les parece si vamos los todos juntos? –El niño la vio inconforme- Necesitamos a Morsa-san, el conoce el parque mejor que yo, si queremos encontrar a tu mamí, lo necesitamos a él, ¿de acuerdo? –hablo con su misma calmada voz y sonrisa encantadora.

Pero que buena manera de persuadirlo, en el momento en el que dijo eso, el niño se sonrojo levemente y asintió enérgicamente.

-Andando entonces –dije de la manera más amable que pude.

Ese niño si que era listo, cuando yo me acercaba fruncía el ceño y bufaba, pero cuando Serena le hablaba le sonreía con esos ojitos de niño bueno…eso debe de ser trampa, pero de cierta manera le tengo respeto, si yo estuviera en su posición, también haría lo mismo.

-¿Cómo es tu mami, Honoka-kun? ¿Sabes como esta vestida? –inquirió la chica y el niño cerró los ojos brevemente para hacer memoria.

-Mi mami es hermosa, casi como tu onee-chan –al decir eso, Serena se sonrojo levemente- tiene una sonrisa amable como la tuya, solo que mi mami tiene el cabello más largo y es de color gris. Creo que hoy trae un vestido verde como la oliva y un gran sombrero, pero no recuerdo el color de este.

-Lo bueno es que no hay tanta gente en el parque –argumente con un suspiro- y no los culpo, con este calor, ¿Quién quiere venir a este parque?

-¿No tienes calor? –Me pregunto la castaña- desde que buscamos a la mamá de Honoka-kun no te has quitado esa cabeza de morsa.

-La verdad si tengo calor, pero llega a un punto en el que te acostumbras –dije con cierta simpleza. A comparación de los entrenamientos con Tsubasa, esto parece el paraíso.

-Entiendo, pero si necesitas algo, por favor házmelo saber, hare lo posible por ayudar -¡Gracias mascara de morsa por ocultas mi sonrojo! Porque con esa sonrisa y esa voz, juro que me quedo como tomate.

-¡Hey! Onee-chan, deja de coqueretear con la morsa- al ver al niño, este tenía el ceño fruncido, parecía incomodo.

-No hacíamos eso, Honoka-kun –aclaro Serena- solo estábamos conversando.

-Pues no lo parece… -negó con la cabeza y suspiro- se parecen a mis padres. Es como cuando mami se preocupa por papi, y papi se sonroja como tomate.

-¿Cómo es tu padre, Honoka-kun? –ahora era mi turno de preguntar mientras seguíamos buscando a la madre de ese mocoso aprovechado.

-Bueno, mi papi es muy serio, a veces me da miedo…pero sé que me quiere mucho y por eso es estricto conmigo –dijo con una sonrisa en sus labios- el es asombroso, ama mucho a mami y a mí, ¡eso lo sé! Dice mami que, soy la viva imagen de mi papi cuando era niño.

-Eso es asombroso…

-Lo sé, el si es genial, no como tú, morsa –entrecerró los ojos y después desvió la mirada- de seguro debajo de esa mascara eres alguien feo con F de foca.

¡Ese niño! Para su información, yo me considero una persona sumamente atractiva ¡soy un excelente partido para cualquier mujer! Ese niño tiene suerte de que no pueda responderle como es debido, porque si no, las cosas que le diría si fuéramos de la misma edad…

-¡Ja! ¡Mira como me rio! –tuve que tomar todo mi autocontrol para no caer en la tentación y darle un golpe a ese mocoso mentiroso.

-¡Pues ríete porque es verdad!

-¡Tienes suerte de ser un niño y que no te pueda contestar como es debido!

-¡Da igual, cuando crezca seré tan fuerte como mi papi y ni te atreverás a tocarme!

Si las miradas mataran…es obvio que ese niñito ya estaría muerto y enterrado tres metros bajo tierra.

Nuestro duelo de miradas fue interrumpido por el carraspeo de la castaña-Hey, Honoka-kun, ¿esa no es tu mamá? –el niño y yo dirigimos nuestras miradas a donde ella indicaba.

-¡Mami! –fue lo que grito el mocoso antes de salir corriendo hasta los brazos de su madre.

-¡Honoka-kun! –grito la mujer que lo levanto en brazos para darle un fuerte abrazo.

La descripción del niño era casi perfecta, mientras más nos acercábamos, mas rasgos podía notar de la madre. Se le notaba a leguas que era una mujer con el aura que da Serena, ternura y amabilidad combinadas en su máxima expresión. Lo único que no describió Honoka-kun fueron sus hermosos ojos ambarinos roba suspiros…por primera vez, anhele tener su misma edad…

-Honoka-kun, te dije que no te apartaras de mi, estaba a punto de llamar a tu padre –reprimió la madre con cierta tristeza en su voz- no sabes lo preocupada que me tenias.

-Lo siento mami, no vuelve a pasar –le tuve cierta lastima al ojiazul, se veía arrepentido por preocupar así a su madre.

-Que no vuelva a pasar, ¿si? –el niño asintió y la mujer lo bajo de sus brazos y nos vio con una dulce sonrisa- les agradezco mucho por ayudar a Honoka-kun.

-No hay de que, es un placer ayudar –hablo Serena con una sonrisa- Soy Serena Cadenzavna Eve, es un placer conocerla.

-¡Yo soy Morsa-san! –alzando mi chistosa voz y mi mano.

La señora rio brevemente- Soy Sonada Kotori, el placer es todo mío. Serena-san, Morsa-san –volvió a reír en cuanto repitió mi apodo- de nuevo, les agradezco por cuidar de mi pequeño y traerlo conmigo.

-No hay de que, Sonada-san –le dije amablemente- Honoka-kun es buen niño, solo algo hiperactivo y torpe.

-En eso último se parece a su papá –la peligris volvió a reír y tomo la mano de su hijo- hablando de él, es hora de irnos, no quiero que se preocupe.

-¡Pero mami…! Yo quiero seguir jugando con Serena-nee-chan –el ojiazul frunció el ceño, pero su madre simplemente rio de nueva cuenta.

-Te prometo que te traeré al parque cuando termines las clases, ¿de acuerdo?

-¡Esta bien! –grito emocionado.

-Ahora despídete, Honoka-kun.

-¡Claro! –el niño soltó la mano de su madre y abrazo a la castaña - Serena-nee-chan, gracias por todo- le dijo con una gran sonrisa que pensé que también me dirigiría a mi también, pero cuando me vio frunció el ceño y entrecerró los ojos- a ti también, Morsa-san.

-No sabes el placer que me da, tu partida –la madre no lo tomo a mal por mi tono de voz, pero el niño si entendió el mensaje porque me saco la lengua.

-Serena-nee-chan, debo irme, por favor, no le hagas caso a la morsa, ¿me lo prometes? –pidió con esos ojitos de niño.

Serena rio levemente y asintió- lo intentare. Pero tú debes prometes tener cuidado y no separarte de tu mami, ¿de acuerdo?

-Lo tendré, ¡de veras! –con una sonrisa, el niño la dejo de abrazar y tomo la mano de su madre. Así fue comenzó a irse con su atractiva madre.

-¡Cuidado con el helado! -grito con una risita la chica.

Solo atine a sonreír enternecido, pese que había tenido problemas con el niño, me alegra saber que esta con su madre, con su muy hermosa madre.

-Gracias por ayudarle, Serena -sin querer pronuncie únicamente su nombre sin honorífico, bajo la cabeza de morsa pude ver su cara de confundida- Oh, lo lamento yo...

-No te preocupes, no me molesta -dijo con una tierna sonrisa- es solo que me sorprende que no estés usando la voz de morsa.

Suspire aliviado al escuchar sus palabras- Menos mal, pensé que te habías molestado.

Serena río levemente y sostuvo con fuerza el cuaderno que estaba en su brazo izquierdo- Tienes linda voz, deberías usarla en vez de la voz de morsa.

-A-Ah pues...-mis mejillas ardieron rápidamente. No sabía si era por su dulce voz, por su mirada o por el cumplido o por todo eso junto- eso fue sorpresivo -rasque la cabeza de morsa con mi mano.

-Eres gracioso -la castaña volvió a reír- podría apostar que en estos momentos estas sonrojado debajo de esa cabeza.

-Ay, pero como les gusta molestar a la morsa -reí de manera nerviosa.

-Es divertido, Morsa-san- hay estaba de nuevo esa elegante sonrisa -me gustaría seguir conversando, pero tengo que buscar a alguien- Serena se dio la vuelta con gracia y comenzó a marcharse.

-Espera, espera -rápidamente me coloque al lado suyo- ¿A quién buscas? A lo mejor conozco a esa persona

-Uhm, es posible -se la pensó un momento con los ojos entrecerrados- ¿Tu conoces a...?

La ojiverde no pudo terminar su pregunta porque su celular comenzó a sonar.

-Perdona Morsa-san, es mi hermano -se disculpo mientras observaba su celular- espérame poquito -asentí y ella tomo la llamada con una sonrisa de lado.

La vi con más atención mientras tomaba la llamada. Tenía una sonrisa diferente a la que me le había dado al niño y a mí hace unos momentos, era una sonrisa cargada de cariño y respeto, era como la sonrisa que tenia Hibiki cuando veía a Tsubasa. Pero esa sonrisa cambio a una de regaño, casi como la que hace Chris con Tsubasa cuando no quiere salir con alguien.

Entonces, Serena se giro para verme y me vio con una sonrisa de disculpa- Lo lamento, esto tomara un poco –hablo con cierta pena mientras colocaba su mano en la bocina del celular- mi hermano es algo complicado.

-Entiendo, no te preocupes –asentí levemente- tu habla con él, yo iré a hacer mi recorrido, si necesitas algo estaré en la zona acuática por si no encuentras a esa persona –le dije con sinceridad.

-Te lo agradezco, nos vemos –asintió, se fue caminando con su celular en la oreja y una cara algo molesta.

Me encogí de hombros con una media sonrisa al verla partir a otro lugar del parque. Me da curiosidad que paso para que cambiara su actitud, pero no es que tuviera el derecho a preguntarle. Así que mejor me retire a la zona acuática del parque, con suerte, aquella bella chica castaña ojos cerceta, iría a ese lugar y podríamos hablar un poco más.

Tercera parada, juegos acuáticos: en el tobogán era donde más niños había, jugaban sin apuro. Algunos niños que me veían sonreían alegres, yo me acerque para saludarlos y jugar con ellos...pero esos malvados niños ¡me tiraron al agua! ¡Me pusieron el pie y me tiraron! Hijos de su paquisauria madre, ¡soy un tipo en una botarga de morsa, no soy una morsa!

Lo bueno es que logre agarrarme de la barandilla de seguridad antes de hundirme por completo. Los mendigos niños no dejaban de reír. Suspire frustrado, todavía que me tiran, ni me ayudan a subir ¡No es fácil con este traje de morsa! Intente impulsarme, pero era difícil con lo pesado que se había vuelto la botarga, ni siquiera lograba ver con claridad.

-¡Santo cielo! -escuche un fino grito femenino sumamente familiar -Déjeme le ayudo, Morsa-san -la chica tomo mi mano y comenzó a halar de ella para ayudarme a salir.

Gracias a ese pequeño impulsó logre salir de la piscina. No supe que paso, pero esa chica me había retirado la cabeza de morsa. Comencé a jadear por la falta de aire, lo bueno es que no había tragado agua.

¿estas bien? -escuche la voz preocupada de la chica que me ayudo.

Levante la mirada y vi un ángel, un bellísimo ángel...

-Creo que estoy en el cielo…-balbuce al ver unos bellos pero preocupados ojos cerceta- Gracias Dios, por enviar un ángel tan bello –sonreí tontamente.

-No digas tonterías, vamos, despierta –aquel dulce ángel me sacudió, su voz sonaba preocupada, pero en ese momento no le daba importancia.

-Solo déjame cerrar los ojos y podremos irnos…-poco a poco, comencé a cerrar los ojos.

No me hubiera molestado morir en esos momentos, claro que estaba exagerando, pero así lo sentía en esos momentos. Cuando faltaban milímetros para que mis ojos estuvieran completamente cerrados, sentí un dolor punzante en la mejilla. Abrí los ojos sorprendido y adolorido, el golpe me hizo reaccionar eso está claro, pero me sorprendió que la persona que me había golpeado era nada más y nada menos que Serena, la dulce jovencita que había visto hace unos momentos. Pero no tenía una sonrisa ni una mirada preocupada, al contrario, tenía una cara de enojada que podría rivalizar contra la de Chris.

-¡Tonto! –Bufo molesta- No puedo creer que digas esas cosas –frunció el ceño como una niña haciendo berrinche.

-Yo… lo lamento –pose mi mano sobre mí enrojecida mejilla y me senté en el piso- no quería asustarte.

-Pues lo hiciste –negó con la cabeza y se sentó al lado mío- no digas esas cosas, jamás –sentencio con una seria mirada.

-Entiendo pero…-acaricie mi mejilla con una mueca por el dolor que me producía tocarla- ¿era necesaria la bofetada?

-Necesitabas despertar de tu transe –dijo simplemente.

-Había otras maneras de despertar a las personas…

-¿Cómo cuales?

-Al estilo de la bella durmiente –dije entre dientes.

-E-eso…jamás –desvió la mirada. Estaba levemente sonrojada.

Reí mentalmente, no imagine verla sonrojada. Ella misma daba la entrada a que la molestara.

-¿Qué tiene de malo? Con besito en la mejilla hubiera bastado –comente de la manera más casual que pude. Ella se giro a verme y me vio incrédula- ¡Aja! ¿A poco quieres un beso en los labios? –indague con una picara sonrisa.

-¡Claro que no! Yo…

-Al menos merezco un besito, después de semejante golpe -acaricie mi mejilla que aun ardía- tienes buena mano para los golpes, ¿lo sabías? -inquirí con un puchero.

La castaña me miro con un sonrojo en las mejillas. Pero en unos instantes, sonrió de manera traviesa- ¿Solo un beso? -asentí un tanto confundido por su pregunta y su sonrisa- Entonces te daré un beso.

-¿Eh? ¿Enserio? -no podía creerlo. Pero no había rastro de duda o mentira en su voz o mirada.

-Si, como disculpa por el golpe que te di -paso la punta de su dedo índice por sus suaves labios.

Ella... ¿ella enserio me quería besar? Si paso su dedo por su labio... ¿¡Un beso en los labios!? Bueno, no es que me queje, seria todo un placer, pero...es algo inesperado.

-¿Lo quieres? -pregunto con una voz calmada y esa traviesa sonrisa. Asentí tontamente- Entonces, cierra los ojos. No me mires así, soy algo tímida, cierra los ojos -pidió de manera amable.

Tal y como ella pidió, cerré mis ojos, esperando el roce de esos tersos labios...un tacto que jamás llego. A cambio, una mano tomo la mía que estaba en mi mejilla, la bajo y recibí un suave beso en el área afectada.

Abrí los ojos desconcertado y ella río sonoramente- no me veas así, tú mismo dijiste que querías un beso en la mejilla y eso sería suficiente.

Me sentía tan, idiota al pensar que en verdad me besaría en los labios. Mi cara debió ser muy chistosa porque no paro de reír.

-No te rías de mi inocencia -bufé inconforme con el beso y me levante del piso.

-No le culpes por hacerte una broma. Fue inevitable -imito mi acción y se levanto del piso- deberías admitir que fue divertido -me sonrió inocentemente.

Mi inconformidad había sido reducida con aquella sonrisa y mi mueca había sido remplazado por una sonrisa- es cierto, fue una buena broma, eso debo admitirlo.

-¿Verdad que si? Se me ocurrió en el momento -tomo su cuaderno del piso y me volvió a ver- ¿te quedaras así?

-¿Como así? -me di un breve vistazo- es cierto, estoy empapado -con la emoción del momento, hasta se me había olvidado la condición de mi botarga- tendré que retirarme a cambiar, ¿me acompañas?

-¿Disculpa? -parpadeo incrédula y después sus mejillas volvieron a sonrojarse.

-¿Que sucede? -arque la ceja con duda - solo iremos a los vestidores. Tú te quedas afuera mientras yo me cambio de ropa.

-E-eh...pues...

Sonreí enternecido por su sonrojo. En cierta manera me recordaba a Tsubasa, ella era igual cuando tenía cinco años. Pero a diferencia de mi peliazul amiga, Serena despertaba otro tipo de sentimiento. Tenía ganas de sacarle más sonrojos como lo hacía con Tsubasa, pero no por molestarla, solo la quería ver así de linda e inofensiva.

-¿Entonces? -tome la cabeza de la morsa- ¿Vamos? Así me cambio de ropa y te ayudó a encontrar a esa persona que buscas -la intente convencer con la mejor sonrisa que pude.

POV Serena.

No sé como me deje convencer, ahora estaba esperando a un chico que en si no conozco afuera de los vestidores. Y es el chico que por poco beso, si no fuera porque al final me arrepentí y bese su mejilla...es inevitable cuando tiene una sonrisa tan atractiva con esos bellísimos ojos carmesís. Si mi hermano me viera ahora, lo más probable es que me regañaría y posiblemente me prohibiría salir de la casa por meses, aun tengo esa cara de enamora de cuando nos vimos por primera vez. Pero no puedo darme el lujo de ser castigada, necesitó encontrar a esa persona y este chico me puede ayudar.

Después de regañar a mi hermano por rechazar a otra chica con tanta crueldad, perdí tiempo y ahora no sé dónde buscar a esa persona.

-"Siendo sincera, la verdad es que el joven es bastante apuesto y tiene una hermosa sonrisa"

-Estoy listo.

Esa era la voz del joven, que traía una camisa blanca con estampados en rojo y unos jeans. Se ve mejor sin esa botarga de morsa, aunque solo trae ropa simple, la verdad es que no se ve mal.

-Lo lamento Serena, no encontraba mi ropa de reemplazo -se disculpó con una leve sonrisa- Tsubasa vino de visita en la mañana y la escondió.

-¿Tsubasa? -pregunte confundida. Tenía una sonrisa un tanto extraña al hablar de esa persona.

-Es una persona importante para mí, solo eso.

Por como sonríe, puedo intuir que es su mejor amigo o casi hermano. Para que entrara al vestidor y cambiara su ropa, debe ser hombre, ¿verdad?

-"No creo que una mujer sea capaz de entrar así como si nada a un vestuario con hombres"- pensé sin hacerme la idea de que eso pasará.

-Pero bien, mejor dime a quien buscas -preguntó con una carismática sonrisa.

Debía admitirlo, tiene una hermosa sonrisa...

-Ah claro, este...-aclare mi garganta y abrí mi cuaderno donde tenía apuntado su nombre- busco a Amou Kanade.

-¿Amou Kanade? -inquirió con una sonrisa divertida. ¿Abre dicho algo gracioso?

-Si, busco a Amou Kanade -dije algo confundida por su sonrisa- tengo entendido que es tutor y necesito ayuda en algunas materias.

-¿Tienes problemas con alguna materia? -enserio, esa sonrisa me parece extraña. Se parece a la que hace Kirika-chan cuando Shirabe-chan le hace de cenar.

-Si, principalmente en literatura japonesa e historia local.

-No son materias muy difíciles -entrecerró los ojos como si estuviera pensando.

-Lo son cuando no naciste en este país -mencione con cierta tristeza.

-¿No eres de aquí? -parecía perplejo.

-No, soy de Londres, me crié allí con mi hermano y mamá.

-Suponía que no eres de aquí por tu acento y tu apellido, pero no de tan lejos -parecía analizar cada palabra que decía, como si conjugará un plan- ¿hace cuanto que vives aquí?

-Hace dos años, pero en veces viajamos a nuestra antigua casa. Con el tiempo y los viajes no alcanza para aprender la cultura de este lugar, aun batalló con algunas cosas.

-En ese caso -el joven aclaro la garganta y extendió su mano con una gran sonrisa- Amou Kanade, un placer. Serena Cadenzavna Eve, será un honor ser tu maestro.