Hola ! he regresado con un pequeño one-shot, espero que les guste.

20 mayo 2014

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-Cállate estúpida- Sentí una cachetada tan fuerte que lleve ambas manos a mi mejilla esperando que su color detuviera el dolor que me provocaron, lo observé, su cara era de furia pura.

Le tenía tanto miedo…

-Tengo que salir-Le dijo al anciano con cara de mono que parecía cumplirle todos sus caprichos al pelirrojo.

-Tengo que huir- pensé

-Ya sabes que hacer- Le dijo.

-Sí- Respondió el anciano, por alguna razón el hombre me daba asco, no podía verlo a los ojos. Ambos me dan asco, pero el pelirrojo tiene algo que me aterra.

Algo siniestro.

-Ven- Me dijo el hombre sacándome de mis pensamientos, como no me moví, tomo mi brazo derecho y comenzó a arrastrarme. –¡Vamos, levántate perra!- Me gritó.

Ya debería estar acostumbrada a los gritos, llevo aproximadamente unos veinte días aquí. No sé si alguien me esté buscando o no, no tengo familia y casi no tengo amigos, probablemente nadie note mi ausencia.

Había una rubia de ojos azules en esta inmensa casa junto conmigo, no sabía su nombre ni porque estaba aquí sólo sé que lleva mucho más tiempo que yo, la pobre apenas podía ponerse de pie y tenía tantos moretones...

-¡Mojo…!-Gritó madame Druit, una mujer que ya pasaba de los cuarenta. –Lleva ese buró al cuarto de Brick.- Me estremecía en un mal modo escuchar ese nombre…aunque aún no sabía si ese era su nombre o solo un apodo, pues era tan duro con mi piel como si un ladrillo me golpeara.

-Ya voy, encárgate de encerrar a la mocosa- Dijo mientras me empujaba. De reojo, pude ver que la rubia nos observaba atreves de la puerta entre-abierta de la habitación de al lado, cosa sumamente extraña, pues estar en esos cuartos era como ser encerrado en una caja fuerte. Ví la oportunidad perfecta, el gran mueble de madera le estaba dando problemas al cara de mono, pues se le ocurrió la brillante idea de ladearlo y quedaba como una barrera en el pasillo y madame intentaba ayudarlo.

-¡CORRE!- Grité tal vez demasiado fuerte a la rubia y salí corriendo, ambas lo hicimos estoy segura, pues escuché su respiración agitada tras de mí.

El pasillo hacia la puerta me pareció eterno y sentía los pasos de Mojo tras de mí.

-¡Está abierta!- Grité con felicidad, pero ya no escuchaba su respiración tras de mí, solo sentía su presencia. Volteé, el anciano cara de simio tenía una de sus velludas manos en los labios de la rubia y con la otra sostenía una navaja.

-No- Susurré, el sólo sonrió y lentamente paso la navaja por el cuello de la rubia que solo lloraba mientras sentía la sangre bajar por su cuello.

No pude ver más y corrí lo más rápido que pude, no quería terminar como ella.

Abrí la puerta y sentí los cálidos rayos del sol por la mañana, pero no podía darme el lujo de admirar el extenso jardín y las bellas flores que adornaban la inmensa casa pues mi vida era más importante.

-¡Se escapó una!-Gritó un jardinero que apuntaba en mi dirección.

Voltee un segundo y pude ver a la bestia de ojos rojos aproximándose velozmente a mí, me iba a alcanzar y tenía miedo pues no sabía que haría conmigo, no sabía ni porqué estaba ahí o qué quería de mí.

Cada vez estaba más cerca.

Y más…

Y más.