Saludos lectores! ^^
Los invito a leer mi nuevo Fanfic sobre el dúo OuRyuumon & Gaiomon xD un par de personajes que integré hace poco a mi lista de fandom y del que me gusta muchísimo escribir. En parte porque son muy extraños y opuestos, y se prestan a mi imaginación para poder escribir cierta comedia y humor negro (por parte del personaje malvado x3 ) Está cronológicamente ubicado tras la guerra de "La nueva era", después de "Tácticas de guerra" pero antes de "Help me". En todo caso no es necesario leerse todo esto para entenderla, pero sí me gustaría que se pasaran y me dejaran sus opiniones x3
El siguiente es un fanfic de 8 capítulos ya finalizados, basado en la extraña amistad de estos dos digimons Generales de la Armada, y de la manía de Gaiomon por la tortura psicológica que ejerce en su amigo OuRyuumon. Junto con "Tácticas de guerra" este se convierte en el segundo Fanfic de una compilación de pequeños fics sobre estos dos llamada "Los juegos mentales de Gaiomon", dentro de cual viene incluído este fic. Espero les guste y me dejen sus comentarios! ^^
Comedia. Gaiomon x OuRyuumon. Los personajes pertencen a Bandai ya sus respectivos autores. Esta historia no tiene fines de lucro, solo los hago por diversión y amor al arte (?)
Pero ¿qué pasó anoche?
1.- Doce vasos de sake.
Era esa una noche sin estrellas. Sin embargo, el barrio chino estaba completamente encendido aún a esas horas –cerca de las cuatro de la mañana— y parecía que seguiría ese animoso ritmo hasta el amanecer. Eran pocos los locales que se decidían a cerrar, emocionados los dueños con tanta actividad, y el que ambos digimons habían decidido visitar era de esos pocos.
Gaiomon levantó su vaso, mirando de reojo al dragón a su lado que, divertido y con la cabeza en otra parte, reía y hablaba estupideces sin ser consciente de ello, terminándose de un trago su doceavo vaso, mientras que el virus apenas iba por el segundo. Se terminó el último sorbo de su sake y se volvió a ver a OuRyuumon, mientras éste, yéndose levemente de un lado a otro, e hipando, trataba de mantenerse serio ante un curioso ataque de risa que le había dado. Gaiomon le miraba divertido, sin decir mucho y dejando que el otro dijera de todo.
—Es una cosa bien tonta ¿sabes?—le explicaba el dragón a su compañero, moviendo la mano.
— ¿A sí?—respondía el otro, siguiéndole el juego.
— ¡Sí!—decía OuRyuumon golpeando en la mesa con su mano abierta—Siempre estamos discutiendo por bobadas…Porque no tienen mucho sentido ¿verdad?—preguntó, intentando abrir ambos ojos a la vez.
—Ya lo creo—respondió Gaiomon, alejándole el vaso y regresándoselo al dueño del pequeño local ambulante.
—Es decir—seguía explicando—no es que discutamos por algo en específico—hipo—siempre es por una cosa muy pequeña y ridícula, pero después le ponemos esto y lo otro, y se alarga y se alarga… pero nunca es en serio ¿cierto?—codeó a su compañero, mientras sonreía anchamente.
—Por suerte—dijo el otro, sin que su expresión denotara lo divertido que le resultaba todo eso—Ya empezaba a creer que con tantas discusiones usted realmente tenía algo en mi contra.
Este comentario pareció sorprender sobremanera a OuRyuumon, quien abriendo ambos ojos y haciendo una exclamación, se hizo hacia atrás para remarcar su sorpresa.
— ¿Yo? ¿¡Contra ti!? ¡Pfffffff!—Exclamó sonriendo— ¡No seas ridículo!—puso un brazo alrededor de Gaiomon— ¡Eres el digimon más simpático y divertido del mundo! Me caes muy bien—se le fue la cabeza hacia abajo—Aunque te gusta actuar como idiota—lo miro apenas—Pero yo sé que no eres ningún idiota—volvió a hipar—Eres muy inteligente. Y no está bien que yo diga eso—terminó esto último regresando a su lugar, negando y sonriendo, mientras se sujetaba la cabeza con una mano.
Gaiomon estuvo por decir algo, pero el dueño del local ya había terminado de guardar todo, y lo interrumpió educadamente, pero con un leve deje de impaciencia.
—Disculpen señores—habló el Shurimon—pero ya he de cerrar mi local. Bordean las cuatro de la mañana.
—Eh, seguro—respondió Gaiomon, pagándole al sujeto y ayudando a OuRyuumon a voltearse para marchar—Vamos General—le habló con su tono habitual—ya tenemos que regresar.
El dragón pareció desorientado repentinamente, con los ojos cerrados como estaba y completamente ebrio. Se volvió lentamente y arrastrando las patas, porque si las despegaba del suelo de seguro se iba de lado. Abrió con dificultad un ojo y vio a Gaiomon a su lado. Estiró un brazo y se apoyó en su hombro, tratando inútilmente de encontrar su norte y recordar en qué dirección quedaba el castillo. Se presionó los ojos con la otra mano mientras daba unos golpecitos en el hombro del virus.
—¡Arre!—dijo, y usando a su compañero como guía, y como apoyo luego cuando no se pudiera ni sujetar, se fue todo el camino de regreso cantando contando anécdotas de antes de la guerra, sin poder recordar ni una de ellas a la mañana siguiente.
Continuará...
