Este fanfic se sitúa después de la película.

Después de que Al y Ed consiguieran destruir la bomba de uranio, comenzó un genocidio de los nazis a los judíos. ¿Qué iban a hacer¿Convertirse en soldados para matar a más humanos¿Detenerlo?. Esto último ya lo habían intentado, no lo lograron.

Edward se encontraba en su pequeño, pero acogedora casa en un lugar apartado de toda civilización. Comía junto a su hermano.

¿Qué haremos ahora, hermano?- preguntó Al a su hermano. Sabía que le contestaría "¡ya pensaremos algo!".

Quiero volver.- dijo secamente Ed. Esta respuesta a Al le sorprendió tanto, que se cayó hacia atrás con la silla y se atragantó con el pedazo de pan que aún le quedaba en la boca. A esto, Ed se levantó corriendo y ayudó a su hermano a incorporarse, dándole pequeños golpecitos en la espalda.

¿Q-que quieres volver?.- Todavía se reflejaba en su cara la sorpresa, Ed sólo desvió la mirada hacia un lado.

Olvida lo que te he dicho. Sigamos comiendo. Ah, cuando te caigas con la silla, intenta no tener nada en la boca, podrías morir asfixiado. – Al había notado a su hermano bastante raro estos últimos seis meses. Demasiado raro. Había probado a llamarlo enano (cosa que había dejado de ser) y no se había inmutado. Normalmente, le hubiese pegado un capón en la cabeza y le hubiese gritado "¿A quién le llamas enano, que necesitas un microscopio para verlo!".

Y-yo también hecho de menos nuestro mundo, la alquimia….- dijo melancólicamente Al.

A Winry….- Al lo miró, sorprendido. En ese momento Ed se sonrojó y se tapó la boca al ver que Al le miraba, interesado.

¿A Winry? – Edward, aun con el sonrojo, desvió la vista hacia un lado y disimuló.

N-necesito otro automail… e-este ya me queda pequeño.- Al se dio cuenta de que trataba de ocultar que en realidad la echaba de menos.

¡Por qué demonios no lo admites¡ella no te va a oír¡está muy lejos¡por no decir que está en otro mundo!.- Estalló Al, furioso.- hermano, porque demonios no quieres admitir que estás enamorado de ella.- El sonrojo de Edward había aumentado, pero admitir que estaba enamorado de Winry era demasiado para su orgullo.

¡no la voy a ver nunca más, la tengo que olvidar!- en ese momento, pidiendo disculpas, se levantó con brusquedad de la mesa, y se fue a paso ligero a su habitación. Al, al darse cuenta de que se había pasado fue directamente a la habitación de su hermano. Quería llegar a un acuerdo, tenía que ayudar a su hermano. Era de la única mujer que se había enamorado nunca, y tenía que conseguir que se volvieran a ver. Al llegar a la habitación, entró bruscamente y cerró la puerta detrás de sí.

- Hermano, tenemos que hablar. Hay poco tiempo. Dentro de un mes, todas nuestras posibilidades de pasar la puerta serán nulas.- Edward, que estaba acostado en la cama, se sentó.

Con la puerta cerrada no podremos pasar con vida.- contestó Edward.- Aunque por este lado, aún no hayamos logrado cerrarla, sí lo esta por el otro.

No, no lo está. Roy me dijo que, después de nosotros haber pasado la puerta dejaría pasar ocho meses y abriría la puerta de nuevo por si queríamos regresar. Sólo la dejaría abierta un mes. Calculando el tiempo que hemos pasado aquí, la puerta lleva abierta 20 días. Sólo nos quedan ocho días. Tú eliges, hermano.

C-como e-es posible…- Edward tenía que tomar la gran decisión de irse o quedarse en ocho días.

El único problema, es que no cerraríamos la puerta por este lado.

Pero solo basta con cerrar la puerta por un lado. Si la cerramos por nuestro mundo, no habrá problema.- contestó Edward con un tono de alegría

¡Es cierto!- Al se quedó pensativo- ¿Que hacemos?

Noah…- miró a Al, interrogante, él sólo movió los hombros- Vendrá con nosotros. Ella quiere alejarse de este mundo, en cuanto le presentemos la oportunidad lo hará…l-lo hará…-dijo un tanto inseguro, Edward.

La llamaré por teléfono.- Al abandonó la habitación, seguido por Edward y llamaron a Noah, quién muy entusiasmada, pero un tanto asustada, aceptó.

¿Cuándo saldremos?- Le preguntó Al a su hermano.

Noah dijo que vendría ¿no, en cuando llegue nos vamos.

¿Y nuestras cosas¿y Gracia?- A Edward le entristeció no poder ir a ver a Gracia, tardarían días en llegar hasta la puerta, y ni siquiera era seguro que consiguieran llegar, no tenían tiempo de pasar por su casa.

Estará bien sin nosotros, no te preocupes. Noah está a punto de llegar (su casa estaba a menos de un kilómetro de allí), y sobre nuestras cosas…te puedes llevar una cosa que tenga un gran valor sentimental para ti¡sólo una!.

La verdad, no tengo nada.- Edward lo miró, dirigió un momento su vista hacia el suelo, y contestó;

Yo tampoco. Pues bien.- en ese momento se oyó la puerta. Edward se dirigió a abrirla. Noah se lanzó encima de Edward, dándola infinitas gracias por que le fuese a llevar a ella. Después de terminar Noah y dejar respirar a Edward (que al fin era mas alto que ella, se había tenido que poner una plataforma en el pie del automail para poder andar con normalidad ya que la diferencia entre una pierna y la otra era un tanto grande).

¿no te llevas nada?- Noah movió la cabeza en señal negativa.

¿nos vamos ya?- preguntó impaciente Noah.

Si¡vamos Al¡Hay que darse prisa!.- en seguida los hermanos Elric, seguidos por Noah salieron de la casa y se dirigieron hacia la estación. Al llegar a la estación cogieron el primer tren que paso y se dirigieron hacia la ciudad donde estaba la puerta, tendrían que parar en varias ciudades antes de llegar a Munich. Partían de Beremerhaven, pararían en Bremen, en Hannover, Brunswick, Bielefeld, Gotinga, Gotha, Coburg, Würzburgo, Erlangen, Nueremberg, Ingolstadt y finalmente llegarían a Munich.

Entraron en el grandioso castillo donde se hallaba la puerta. Difícil sería entrar, ya que la puerta hacia su mundo se encontraba en el techo, y del techo al piso había una distancia importante. Alphonse Heiderihi había fallecido hacía ya tiempo, y no conocían a nadie que fuera de suficiente confianza como para que les construyera un cohete para propulsarlos hasta el techo.

¡no había pensado en esto!.- Exclamó Ed, exaltado. Ed andaba de un lado a otro de la sala, sumido en sus pensamientos. -Podríamos…no, no.- se interrumpió.

¡Podríamos que, hermano?- preguntó Al.

He visto que cerca de aquí hay un concurso de globos.

¡Necesitaríamos cientos de globos para elevarnos un mínimo!

No, Al. Es de globos aerostáticos.- Ed salió rápidamente del castillo, dirigiéndose hacia el concurso. Al y Noah trataron de seguirle. Al llegar al concurso, Ed entró por detrás de uno de los puestos y, con dificultad, sacó de allí uno de los grandiosos globos. Entre Al, Noah y Ed llevaron el lobo hasta el castillo. La multitud los miraba extrañada, pero les hacían caso omiso.

Ya en el castillo, encendieron el globo, ascendieron y entraron por la puerta…