POST-DEATHLY HALLOWS
Los tres salieron del despacho del director y se dirigieron a la torre de Gryffindor, deseosos de poder, por fin, descansar como es debido. Pasaron por el hueco del retrato, y tras recibir unos cuantos abrazos y felicitaciones por parte de los pocos alumnos que aun estaban allí, subieron cada uno a sus respectivas habitaciones. Una vez arriba, Harry se sentó en su cama, y rompió el silencio que se había apoderado de ellos desde que salieron del despacho del director:
-Lo siento. Quiero decir, siento que me hayáis tenido que acompañar a buscar los Horr...
-Harry... -lo interrumpió Ron-.
-En serio, y siento mucho lo de Fred, ni él, ni Remus, ni Tonks deber...
-Harry! No empieces, sabes que ni Hermione ni yo te habríamos dejado ir solo a por los Horrocruxes, y si todos peleamos, fue para ayudarte a derrotar a Voldemort y poder vivir en paz, no te mortifiques, ni cargues con las culpas, porque para nada es así, vale? Y fin de la discusión, como vuelvas a sacar el tema le digo a Ginny que te eche un hechizo de Mocomurcielagos!
-Vale, lo tendré en cuenta.
En unos minutos lo único que perturbaba la paz de la torre eran los ronquidos de Ron, que habrían hecho competencia a los gruñidos de un troll.
A la mañana siguiente, Harry se despertó, y se dio cuenta que era temprano, ya que ninguno de sus compañeros se había despertado aún. Bajó a la sala común, y allí se encontró a Hermione, sentada en una butaca y con cara de cansancio.
-Parece que no soy el único que no consigue dormir de un tirón. -dijo Harry, sobresaltando a Hermione, que no se había percatado de su presencia-.
-¡Harry! No te había visto, qué susto me has dado...Si, la verdad es que no he pasado muy buena noche, he conseguido descansar algo, pero después de todo lo que paso ayer, ya sabes...demasiadas cosas en la cabeza como para conseguir dormir bien. -contestó Hermione-.
-Si, en especial pensando en un elemento de cabello pelirrojo, amigo mío por cierto, que sigue roncando como si no hubiera mañana, ¿no? - se burló Harry-.
Hermione se puso roja, pero le burló a Harry de la misma manera:
-Me parece que no soy la única que piensa en alguien de cabello pelirrojo, en tu caso amiga mía, y por eso no ha podido dormir toda la noche, ¿verdad?
-Touché, has dado en el blanco...La verdad es que también he pasado parte de la noche pensando en Remus, Tonks, Fred, incluso en Snape, aún sigo sin creerme todo lo que ha pasado, sigo sin asimilar que todo se ha acabado, que a partir de ahora todo será distinto, todo...
-...será mejor -terminó Hermione-.
Los dos se miraron y sonrieron a la vez, sabían que les esperaban momentos difíciles, pero todo iba a mejorar, de eso estaban seguros. De repente, un rugido rompió el silencio.
-Eso ha sido mi estomago, voy a bajar a las cocinas a ver si consigo algo para desayunar, enseguida vuelvo -dijo Harry-.
Harry bajó hasta las cocinas, Hogwarts estaba desierto, aún era temprano para que los pocos estudiantes que seguían allí se despertaran. Algunos elfos que estaban en las cocinas, tan serviciales como siempre, le dieron de todo para desayunar, y le dieron un extra de comida para sus dos amigos, y tras darle las gracias un millón de veces, Harry subió a la torre. Por el camino iba pensando, en unos días volverían a la Madriguera. Iba a ser extraño volver allí, sabiendo que nunca más tendría que temer a que en cualquier esquina se apareciera Voldemort y matara a cualquiera de sus seres queridos, aunque por otra parte, a los Weasley, y a Hermione y a él mismo les costaría reponerse de la perdida de Fred, junto con los demás, pero sabia que seguirían adelante. Aunque aparte de la vuelta a la Madriguera tendría que resolver otro asunto igual de complicado, con nombre propio: Ginny. No había hablado con ella desde la batalla, sabía que no era el mejor momento para hablar, pero necesitaba hacerlo, mostrarle su apoyo y demostrarle que no le importaría esperar, como hizo ella con él durante ese largo año.
Estaba envuelto en esos pensamientos, cuando llegó al retrato de la señora Gorda, que seguía vacío como la noche anterior, seguramente se habría ido a celebrarlo con alguno de los cuadros del colegio. Entró a la Sala Común, y se encontró a Hermione y Ron sentados en el sofá, hablando en susurros mientras Ron jugaba con el pelo de la castaña. Entonces, se percataron de su presencia, y Hermione se acercó a Harry y le dijo:
-Ron me ha contado la conversación que tuvisteis anoche -le dijo con tono de reproche-.
-Ya...-Harry esperaba otra reprimenda como la de Ron-.
En lugar de eso, de repente, Hermione lo abrazó, y susurró:
-Prometimos que te acompañaríamos, y esa promesa no tiene fecha de caducidad, que lo sepas.
Ron se unió al abrazo, y dijo:
-Claro, por mucho que te hayas librado de Voldemort, ¡no cuentes con que te librarás de nosotros!
Los tres se abrazaron con fuerza, y Harry intentó expresarles todo lo que sentía, Ron, su mejor amigo y casi hermano, el que siempre estaba ahí para alegrar el día a todos, se sentía parte de su familia, y Hermione, su mejor amiga, también prácticamente su hermana, siempre sacándoles de líos a los dos, ese lazo tan especial que los unía a los tres era algo con lo que Harry había soñado siempre, una familia.
Entonces, Ron se percató de la comida que traía Harry, y se lanzó como un poseso a devorar todo lo que pillaba, con lo que Harry y Hermione se rieron.
