Notas de la autora: Un intento de Universo Alterno, espero que les guste, ya que disfrute escribiéndolo. ¿Qué les pareció?. ¿Les gusto?. ¿Lo odian?. ¿Lo aman?. Vamos, dejen reviews, es importante para mi saberlo.

Summary: Hiei es una de las estrellas del rock más impresionantes del momento y Kurama, el periodista del Times que escribirá su historia. Si dos destinos diferentes se conectan: ¿qué podría resultar de eso?. HieixKurama.

Disclaimer: YYH no me pertenece, este fic está echo sin fines de lucro sino para entretenimiento de sus fans.

Warning: Este es un fic completa y totalmente YAOI!. Quedan advertidos. (BE WARNED!).

Down with me: Capítulo 1: ¿La primera impresión no cuenta?

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-.¡Eres un baka!. ¡Ya te dije que buscaras mejor!. ¡Y no, ya te dije que no quiero entrevistarme con ningún periodista!. ¡Los odio!. Además ... siempre cambian todo lo que yo digo. Sabes que no soy bueno para estas cosas, Sergei. Habla con ellos, y hazlo lo mejor que puedas. Nos vemos en la mañana. ¡Sí, sí!. ¡Adiós!. –Hiei colgó el teléfono con un golpe. Esperaba que aquella pequeña conversación con Sergei no le arruinara la noche pero de todas formas, ya estaba arruinada.

Miró hacia fuera. Si, detestaba las giras, aquello era aún peor que en MTV el año pasado, mucho peor. La gente golpeaba las puertas, lo llamaban, se teñían el pelo de negro y se vestían con camisas negras que decían "Hiei te amo" o esas cursilerías. Estaba en el estadio, y ... ¡maldita sea!. ¡Porque siempre Sergei insistía en que las grabaciones del álbum tenían que ser en vivo!.

Sergei, si, ese era el nombre de su representante. ¡Vaya nombre verdad!. Como sea, Sergei siempre se encargaba de esa clase de asuntos, la mayoría de las veces la "política" de Sergei era "agradar al público". Hiei siempre le reprochaba esta conducta, eso era frívolo y demasiado materialista, él tocaba para él y eso bastaba.

Todo comenzó cuando tomó entre sus manos la guitarra, "Fire flames" la había nombrado. La guitarra la había comprado hace dos años atrás, cuando aún no había Sergei, ni bajo, ni batería, ni fama. Sólo él y "fire flames", la única guitarra eléctrica echa para él.

¿Por qué "fire flames"?. Porque a diferencia de las guitarras comunes, esas que lucen colores normales y opacos, esta guitarra, era negra con llamas de color azul eléctrico. Era única, y claro, ese era uno de los "toques personales" de Hiei Jaganshi, a quien en Norteamérica habían calificado como una "superestrella" del rock internacional. Y desde entonces "Fire flames" también era famosa.

¿Desde cuando una estrella del rock?. Hiei prefería no acordarse. ¿Qué tan dolorosa puede ser la muerte de tu madre y tu hermana?. Mucho si consideramos que cuando la vida parece perfecta te trae un golpe tan duro como estos. ¿Y entonces que quedaba?. ¿Llorar?. ¡Ni modo de que eso sucediera!. Hiei prefería transmitir todos sus sentimientos en algo más duro, más tangible, más hermoso. ¿Y qué mejor modo que una guitarra y un puñado de letras desgarradoras?. Nada ...

Hiei miró hacia fuera, la multitud se le hacía cada vez más parecida a un montón de animales hambrientos. Brillante analogía Hiei, se dijo mientras tomaba entre sus manos a "fire flames", y se dirigía hacia el escenario.

-.¿Vamos?. –Hiei hizo un gesto con los ojos y Vlad (el bajista), echo a reír, no precisamente discreto. Hiei entró en el escenario. Siempre detestaba esa parte, donde todos gritaban su nombre y saltaban o esas cosas. Hiei forzó una sonrisa.

"Voy a matarte esta vez, Sergei", pensó mientras los saludaba con la mano. Tomó el micrófono y hizo una pequeña mueca con los labios, otro de los toques personales de Hiei. En fin, después de todo, prefería eso a tener que entrevistarse con la prensa.

El grupo estaba formado por Hiei (quien era el vocalista y guitarrista), su amigo Vlad Divarius y su hermano Keith Divarius (batería), cuando comenzaron a tocar el estadio pareció estallar en llamas. Hiei se sorprendió un poco por las luces, imitaban muy bien el fuego y hasta se parecían un poco a las llamas de "fire flames", sonrió y levantó los brazos.

Esa noche Hiei se había decidido por aquella especie de capa, negra, con algunos rebordes en blanco, que por dentro era roja, parecía prácticamente echa para que él la usara. Sus pantalones negros, y sus usuales cinturones que usaba quedaban tapados por la capa, pero no importaba. También llevaba unas botas negras que casi se confundían con el resto de su ropa. Su rostro pálido y sus ojos rojos resaltaban perfectamente en medio de ese mar de negro.

Parecía como si fuese un vampiro sacado de esos libros llenos de romanticismo del siglo XIX o incluso del escéptico Renacimiento, no importaba, los únicos que ahora estaban eran él y su guitarra , él y la música flotando por sus oídos. O casi.

Su vista se volvió hacia el público, estaban eufóricos, gritaban, sostenían carteles con su nombre, silbaban y aplaudían. Todos o casi todos. Había un chico pelirrojo en la primera fila, tenía los ojos verdes, lo miraba con un poco de desconfianza. Bastaba acercarse para darse cuenta de que no era uno más de sus "adoradores" fans.

A la mitad del concierto, el chico no había echo absolutamente nada, tenía clavada la mirada en cada uno de sus movimientos, y hasta sonreía de tanto en tanto con un "algo" demasiado molesto. Hiei se acercó hasta donde estaba él hasta que estuvo a una distancia de apenas unos milímetros y comenzó a cantarle bien fuerte y a hacerle muecas. El chico mostró una expresión desconcertada. Hiei rió un poco y se alejó para continuar con el concierto.

Si, había sido bueno burlarse del pelirrojo. Continuó cantando hasta que llegó la parte del concierto que detestaba y que hasta ese momento había tratado de evitar. La última canción iría dedicada a alguno de sus fans, subiría al escenario y trataría de cantarla con él, o como de no saber la letra, podría al menos tratar de seguir el estribillo.

Miró hacia sus fans que gritaban ansiosos y sonrió con un poco de sarcasmo. A ver que hacia el pelirrojo cuando subiera al escenario. Pensó mientras los saludaba a todos con las manos. A una de las señas de Vlad, Hiei se acercó al micrófono y clavó la mirada en su "víctima".

-.Esta canción esta dedicada a todos mis fans. ¡A todos ustedes!. –dijo señalándolos a todos. -.¿¡Quién quiere cantar conmigo esta noche?. –gritó bien alto, todos parecieron agitarse más. Hiei le hizo una mueca al chico pelirrojo y lo subió al escenario. -.¡Kurama cantará con nosotros!. –gritó mientras hacia una pequeña mueca. El pelirrojo aún estaba sorprendido, arqueó un poco las cejas.

-.Mi nombre ... no es Kurama. –susurró. "Claro que tu nombre no es Kurama, yo lo inventé, baka" pensó Hiei, hizo una mueca con los ojos, le hizo una señal a Keith y a Vlad y comenzaron a tocar. La canción era bastante buena, según la opinión de Sergei le gustaba bastante a sus fans. El tema se llamaba: "Lucifer last song" (La última canción de Lucifer) y había sido el primer tema de su primer álbum grabado en vivo.

Claro que su queridísimo "Kurama" no sabía ni una sola palabra de la letra, y Hiei no sólo lo hacia evidente con sus "vamos canta", si no que hasta había querido lanzarlo fuera del escenario. Kurama ya lo miraba con un poco más que desconfianza. ¿Algo Así como odio?. No importaba, Hiei continuaría humillándolo hasta que el show terminara.

Cuando terminó la canción, las luces se apagaron, Hiei levantó los brazos, saludo a todo el mundo que le estuviera escuchando, aventó a Kurama fuera del escenario y salió con un fresco sabor a victoria.

-.Buen concierto Hiei. –dijo Vlad mientras sonreía y guardaba su instrumento, Hiei sólo pronunció un "Hn", y Keith rió un poco como solían hacerlo cuando apenas tenían 13 años y no conocían nada de eso. Vlad lo miró con una cara de pocos amigos.

"No de nuevo". Pensó Hiei, bueno, Vlad y Keith siempre peleaban, después de todo, eran hermanos. Guardó sus cosas lo más rápido que pudo, y salió antes que los demás. Los miles de fans se amontonaban en la puerta. Bastó con una pequeña mueca para que se agitaran todos. Hiei sonrió y los saludó, bueno, nunca había dicho que ser famoso no le gustara: buena paga y adoración suficiente por muchas décadas.

Hiei entró en su limosina y sonrió para sus adentros, que bien, ese era el primer concierto de su gira por toda Europa, y a partir del momento en que había humillado un poco al pelirrojo, se había vuelto un poco más divertido de lo normal.

"Bien Hiei, lo has hecho de nuevo", pensó. Las calles aún estaban llenas de los fans, que traían muchos carteles, Hiei se había fijado que el chico pelirrojo no estaba entre ninguno de aquellas personas, hizo una mueca, algo definitivamente no iba bien con ese chico.

Ah bueno, pensó encogiéndose de hombros, eso después de todo no le importaba. La limosina continuó su camino por la avenida, hasta llegar a una bifurcación y perder de vista a todos los fans que aún se veían un poco en la distancia.

Cuando Hiei llegó hasta el hotel, ya era completamente tarde, algo así como la 1 de la mañana. Hiei bostezó, eso se había tornado realmente agotador, dormiría unas pocas horas hasta su encuentro por la mañana con el periodista que quería entrevistarlo.

Al parecer, y según Sergei, su director de gira y la prensa, ese tal chico, se apellidaba Minamino y tenía un buen futuro dentro de su campo. Le habían asignado la tarea de escribir su biografía, la publicarían con el Times de Londres y parte de las ganancias irían para él. Era un trato razonable.

A simple vista, Hiei ganaría con eso mucho y la prensa también lo haría. Pero había sólo un pequeño pero importante inconveniente, y este era que el famoso y extravagante artista no se había dejado entrevistar con nadie desde hacia un año.

Eso molestaba a Sergei, y ni que decir de la prensa (en especial la amarillista), quienes obviamente, se privaban desde entonces de muy buenas historias. Era por eso que habían ideado una estrategia tan perfecta, que tendrían una especie de "anzuelo" en el que debería caer para firma tal contrato.

No importaba, lo haría de todos modos, se dijo, mientras se sentaba en su silla del escritorio y comenzaba a terminar las canciones que Sergei quería para grabar en su nuevo álbum el viernes. Lo haría de todos modos ...

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-."Son las 7:00 de la mañana y hoy es un día soleado, ideal para ...". –¿encontrarse con la prensa?. No, claro que no era un buen día para eso. Hiei apagó la radio luego de haber casi tirado su despertador al suelo gracias al "suave" golpe que le había dado. Bostezando se incorporó de su ... ¿silla de escritorio?. ¿Se había quedado dormido mientras trabajaba?.

Oh no, eso ya le había pasado antes y había llegado tarde veinte minutos al trabajo, eso era una falta que Sergei no perdonaba nunca, en su trabajo consideraba la puntualidad muy importante y ... Miró el reloj. ¡Las diez de la mañana!. ¡No sólo llegaba tarde sino que faltaban sólo diez minutos para que comenzase la entrevista ... sin él!.

Hiei saltó por alto su escritorio desordenado, ya habría tiempo. ¿Un cambio de ropa?. ¿Un baño?. Bien ... quizás a la prensa no le importase si llegaba tarde unos segundos ... ¡No!. ¡Qué pensaba!. ¡Por supuesto que si importaba!. Se cambió rápido, apenas para quitarse el maquillaje de la noche anterior, ese que lo había dejado "tan pálido como un vampiro" según la prensa. Tomó las letras de las nuevas canciones (canciones que tendría que haberle mostrado a Sergei esa mañana) y salió de su departamento, sin antes tropezar con las estúpidas cartas de sus "admiradoras" (esas que tiraba a la basura todas las mañanas sin siquiera leerlas), hasta llegar al ascensor.

-.Al fin ... –dijo con un suspiro.-.Estúpidas fans, ojalá dejaran de dejarme cartas todas las mañanas ... Ahh ... que cansancio ... ¡Sergeri va a matarme!. –Hiei se dejó caer en el suelo, tan sólo faltaban unos minutos, y considerando que el vivía (de momento) en el piso 56 a pesar de lo rápido que pudiera ser el ascensor terminaría por llegar tarde irremediablemente.

-.¡Hiei!. –Hiei volteó la cabeza para dirigirle un golpe al idiota que se atrevía a terminar de arruinar su día, pero cuando vio los desordenados cabellos rubios de su amigo cerró la boca y se contuvo. -¡Hiei!. ¿Estás bien?. – dijo Vlad mientras se inclinaba con los ojos bien abiertos.

-.No, si es que me encanta llegar tarde al trabajo Vlad ... –dijo taladrándolo con la mirada. Vlad abrió los ojos bien grandes y luego estalló de la risa. Hiei lo miró, Vlad si que tenía el aspecto de un chico despreocupado. Tenía los ojos verdes, y las puntas de su cabello rubio y desordenado eran rojizas, a simple vista parecía alguien serio por su mirada, pero como dicen, las cosas no son como parecen.

-.Hiei, Hiei, Hiei. Qué cosas, es justamente para eso a lo que venía. Sergei pensó, que como ayer tuviste un concierto no ibas a llegar temprano, o por lo menos a tiempo, como a él le gusta decir, así que decidió postergar el encuentro unos minutos y me mandó a buscarte. ¿O no recuerdas que sucedió en el anterior concierto?. Te quedaste dormido ... –dijo mientras contenía una risita. Miró el reloj y antes de que Hiei pudiera quejarse de nada lo arrastró hasta su moto y se fueron juntos.

Ahora, si había algo que Hiei realmente detestase, esa era viajar en una motocicleta, las odiaba, siempre que había subido a una se había mareado, era una consecuencia total y completamente irremediable que sucediera y aunque estando con Vlad y con Keith se había acostumbrado (en especial desde que el año pasado se les había ocurrido gastarse todos sus ahorros en motos y artículos de deporte, tantos que es imposible mencionar), Hiei no paraba de pensar que si alguno de ellos dos conducía no sólo iba a marearse, si no que correría muchos, muchos riesgos.

-.¡Legamos!. –dijo Vlad quitándose el casco. -. Y mira Hiei, aún estamos a tiempo, faltan cinco minutos nada más. ¡Mira allí está Keith!. –dijo señalándolo, Hiei volteó para ver hacia donde apuntaba su rubio amigo.

-.Yo no veo nada, y ya deja de fumar Vlad, no ves que te hace mal baka. –dijo Hiei tratando de quitarle el cigarrillo de la boca, cosa que no pudo, y fue entonces que los dos se quedaron con la boca abierta.

Keith, el menor de los dos hermanos, estaba allí, con su cabello azul completamente peinado (cosa poco común) y leyendo un libro. Algo aburrido como "Ivanhoe" pensó Vlad, pero Hiei alcanzó a leer el título: "Historia de Francia" por "Shuichi Minamino". Hiei abrió los ojos y la boca, formando una mueca horrible en cuando vio el nombre.

-.Ah .. ¡Hola Vlad!. ¡Hola Hiei!. Siento no haberlos saludado, es que estaba leyendo un libro, es muy interesante. –dijo con una sonrisa de satisfacción, Vlad lo miró y se restregó los ojos una y otra vez, mientras lo miraba desde diferentes ángulos.

-.En serio ... ¿seguro que estás bien?. Es decir ... ¿seguro que eres tú?. –Keith lo golpeó con el libro, mientras que formaba un mueca con los labios y caminaba, dejando a su pobre hermano "malherido" en el suelo. Keith se acercó un poco hasta Hiei quien no estaba precisamente de buen humor.

-.¿Te encuentras bien Hiei?. –preguntó mientras formaba una sonrisa e ignorando completamente a su hermano que se quejaba allá atrás. Hiei lo miró con una mirada que hubiera echo desear a Keith esconderse justo en ese momento detrás del libro.

-.¡Dame eso!. –Hiei le quitó el libro de las manos y comenzó a hojearlo con prisa, miró las páginas una por una y emitió un fuerte gruñido cuando lanzó el libro hacia atrás sin siquiera mirar o dudarlo un segundo. -.Deja de leerlo, es un ... desperdicio. –

-.¡No hagas eso!. ¡Qué no es mío Hiei!. –dijo Keith mientras lo levantaba del suelo. -.Además ... luego de terminar la gira me iré a Francia, tengo un primo allí que me invitó. –dijo mientras comenzaba a saltar de la emoción. -¡No es fascinante!. –

-.No, además ... si te invitó a ti es porque está muy desesperado. –sentenció Vlad mientras se frotaba la cabeza y se restregaba el saco que hasta hace unos momentos, antes de ser golpeado, estaba impecablemente limpió.

-.Voy a ignorar eso "querido" hermano, sólo porque hoy estoy muy feliz y porque no estás invitado. –dijo con una mirada de suficiencia mientras se le adelantaba para caminar justo al lado de Hiei. Las mejillas de Vlad estaban completamente rojas, mientras tenía las manos escarbando en sus bolsillos, y Keith sonrió satisfecho.

Hiei suspiró, esos dos si que no cambiarían nunca. Continuó caminando, pronto llegarían, según Vlad, las calles estaban cortadas, y sólo los peatones podían avanzar, así que habían continuado caminando. Hiei pudo ver al chico pelirrojo de la noche anterior comprar el diario en una esquina y casualmente discutir acerca del precio.

-.Ah si que ... a monsieur "yo soy el único que importa" le gusta alguien. ¿O no?. –alcanzó a decir Keith por detrás del libro acentuando mucho el "monsieur" ya que "estaba aprendiendo francés". Su hermano Vlad asintió, y ambos se rieron. Era demasiado obvio que había allí muchos graciosos que se creen sarcásticos, pensó Hiei

-.Bah ... piensen lo que quieran .. bakas ... –dijo Hiei mientras parecía querer tratar de asesinarlos con la mirada.

-.Ah .. aquí están ... –dijo Sergei mirándolos fijamente. -.¡Vlad pedazo de tonto!. –dijo mientras lo levantaba del suelo. -.¡Te dije que trajeras a Hiei a tiempo!. –dijo. Hiei lo miró con una cara de pocos amigos, los ojos azules de Sergei se centraron un momento en su figura.

-.Oh bueno ... –dijo mientras soltaba a Vlad. - ... pero después de todo estamos todos aquí y los de la prensa ... –dijo fijándose en su reloj. –llegarán en pocos minutos. Aclaró con una sonrisa. Los tres chicos miraron a su representante.

Sergei era, desde que Hiei lo conocía, un hombre delgado, de apenas unos veinticuatro años, de cabellos castaños y una mirada azul traviesa por momentos, extremadamente seria por otros. Todos lo respetaban y algunos hasta le temían un poco.

Hiei frunció el ceño, viendo como Sergei extraía de su portafolios un papel arrugado, tenía una foto suya, era más bien del año pasado, y estaba firmada. Se suponía que la enviarían a la familia de Vlad en francia, ya que Hiei había vivido con ellos desde que su familia real había muerto. Sergei partió la fotografía en dos y le mostró una imagen recortada de la primera plana en el diario.

-.Este eres tu Hiei y este es tu futuro, ya no necesitas estas cosas. Deberías olvidarte de todo, esto es lo más importante. Cuando te concentres dejaré que vuelvas, mientras tanto, harás lo que te digo. – Hiei apretó los puños y no dijo nada. Keith negó con la cabeza, y Vlad lo miró lleno de desaprobación.

-.¿Cuándo llegan los de la prensa?. –Sergei sonrió y guardó la imagen de nuevo.

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El pelirrojo miró el papel. Ya estaba, había llegado, a lo lejos se los veía, Vlad, Keith y Hiei, con las mismas ropas de vampiros del día anterior, y el tal Sergei. Estaban todos. Guardó el trozo amarillento de papel con la dirección y se sonrió a si mismo, todas las piezas estaban en su lugar. Que el juego comience.

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Notas: dedicado a Yami, por ser tan paciente.

Se despide,

-.Nasaki.-