bueno aquí empieza una de mis locuras... como saben no todos los personajes me pertenecen, le doy gracias a Jk por prestarme algunos...


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Junta en el café

Desde que salieron de la escuela, para ser más exactos hace ya nueve años. Era sagrado para un grupo de amigas juntarse el último fin de semana del mes, para comentar lo que hacían en el resto de este en sus trabajos, vida social y como toda mujer también platicar sobre su vida amorosa-sexual. Siempre quedaban en el mismo café para luego ir al departamento de alguna y seguir con el cotilleo ahí. En ese momento se encontraban ya reunidas tres de las cuatro. La que más cerca estaba del pasillo era rubia de cabello largo y muy liso, alta, de ojos celeste claro, tez blanca como la porcelana, labios rosados y finos todo mago que la veía la confundía con una veela, por su belleza enigmática. Su nombre era Carey Martinz, la chica que se encontraba a su derecha era morena, ojitos almendrados y castaños, de labios gruesos y cabello negro y muy corto lo llevaba todo desordenado con dos pinzas delante del flequillo su nombre era Alice Longbottom, también era la única de sus amigas que estaba casada, al lado izquierdo de Carey se encontraba una pelirroja llamada Lilian Evans, de hermosos ojos verdes, delgada, de piel nívea y con unas tierna pequitas que la hacían lucir infantil para sus veinticinco años. En ese momento el trío se encontraba hablando de lo que le había pasado a Carey en el trabajo.

--Pero, cariño, ¿Cómo pudo hacer eso? -preguntaba una desconcertada Alice

--Yo tampoco lo se, el siempre había sido muy amable conmigo-respondió Carey aun conmocionada por lo sucedido.

--¿Nunca te diste cuenta de nada?-inquirió ceñuda Lily

--No -negó simplemente la aludida

En ese momento llego la última integrante de este grupo, esta era castaña de piel blanca, ojos almendrados y pardos a pesar de no ser tan alta como sus amigas, era esbelta y proporcionada. La castaña que aun no era vista por sus amigas se acerco a la mesa donde se ubicaban sus ex compañeras de colegio y amigas, cuando ya casi llegaba Alice se percato de su presencia, la morena se puso de pie y abrazo a la recién llegada con efusividad y dos besos en las mejillas

--¡Hola, cariño! -Saludó Alice feliz de ver a la castaña. Carey y Lily también apoyaron el saludo con grandes sonrisa, y después de que Alice se separara de la recién llegada le proporcionaron un fuerte abrazo cada una.

--Hola, Samy -saludó afectuosamente la rubia.

--Hola -saludó cariñosamente Samantha Proxy a sus amigas --¿Cómo han estado, chicas?-pregunto con una sonrisa encantadora

--Bien -contestaron las demás al unísono

--Porque no nos sentamos para que sigamos conversando -propuso Lily. Después de sentarse Carey llamo al mesero para que trajera algo de beber a la recién llegada. Un chico guapo se acerco con el típico trajecito de mesero.

--¿Qué te puedo servir? - preguntó el chico un poco cortado por la presencia de cuatro chicas. La castaña lo miro de pies a cabeza con una sonrisa pícara y después de examinar al pobre chico que tiritaba de los nervios dijo.

--Tú

El chico aun más cohibido contesto.

--Lo siento yo, yo no estoy en el menú

--Oh, que pena -lamentó Samy tratando --entonces quiero un moka -agrego. El chico se retiro para traer el pedido, bueno realmente el no quería volver a esa mesa, ya que pensaba que la castaña se lo comería vivo, así que prefirió que otro se los llevara, pero ninguno quiso ir, por lo que se vio obligado ser él quien llevara el moka a la mesa, el proceso fue rápido llego, deposito el vaso y se largo de ahí.

Carey se reía de la cara del pobre chico junto con Alice, mientras que Lily la miraba desaprobando la actitud

--No se cuando te volviste tan, tan…-trataba de decir Lily molesta con su amiga --zorra -término en un susurro. Las chicas solo ampliaron sus sonrisas.

--Ya, Lily, ¿Quién me viene hablar de moral?, la que esta apunto de casarse y que tiene un amante desde los dieciséis años -contraataco mordazmente la castaña.

Ante las palabras de Samy Carey y Alice se callaron, Lily se puso roja, y luego de unos segundos un poco tensos Carey, Alice y Samantha largaron grandes carcajadas, la pobre pelirroja estaba totalmente avergonzada, pero no se dejo amedrentar por su amiga, así que se dispuso a contestarle.

--Hmmm…. Ya lo recuerdo te volviste una suelta cuando Sirius te dijo que eras muy inocente para él –comentó maliciosamente Lily.

Golpe bajo para la castaña. Esto provoco un nuevo silencio en la mesa y esta vez la que estaba roja era Samantha, pero al igual que la primera vez luego de unos momentos reían como si se le fuera la vida en ello, el resto del café las miraba un poco alarmados, esto no pareció molestar a las chicas que en ese momento ya estaban más calmadas.

--¿Y de que hablaban? -preguntó Samantha.

--De lo que le paso a Carey hoy en trabajo -contestó Alice.

--¿De que se trata? -escudriño Samantha esta vez mirando a la rubia.

--Es que mi jefe… -titubeó la rubia

Pero la pelirroja viendo lo que le costaba hablar a su amiga prefirió contarle ella lo que paso para que la rubia no se atormentara de nuevo con la historia.

--Lo que pasa es que el jefe de Carey le ha sugerido de forma muy sutil, que se acostara con él. -contó la pelirroja molesta por el atrevimiento del imbécil.

--Pero ¿Cómo? -preguntó con incredulidad la castaña.

--Espera, aun no acabo-se adelantó a decir Lily, pero fue interrumpida por Carey.

--No te preocupes yo se lo cuento --cerró los ojos para relajarse y las imágenes de lo que había vivido pasaron como flash en su mente…

--Carey, te llaman –le aviso una chica de cabello azul eléctrico y bajita --dijo que era urgente -agrego, para luego dar la vuelta y cerrar la puerta de la oficina de la rubia. Carey un poco extrañada por la llamada de su jefe decidió que lo mejor era no hacerle esperar, se encamino hasta la oficina de este, al entrar encontró Aliert Gasitua, su jefe, parado con un vaso de güisqui en la mano izquierda y en la derecha un cigarrillo a medio fumar. Se encontraba mirando por el gran ventanal de su oficina.

--¿Me mando a llamar, Sr. Gasitua? -consultó Carey antes de entrar totalmente a la oficina.

El hombre se giro y al verla le dedico una sonrisa, dejo su vaso en su escritorio y apago su cigarrillo en el cenicero.

--Acérquese, por favor señorita, Martinz –pidió el hombre indicándole la silla frente a su escritorio, él se recargo en la punta de este.

La rubia obedeció y se acerco un poco más, pero aun así guardo cierta distancia, ya que sabía que se jefe tenía fama de desvergonzado, aunque nunca creyó que fuera cierto. Él se dio cuenta de que la rubia estaba un poco incomoda y eso lo excito aun más. En sus labios se formo una sonrisa lujuriosa, Aliert sabía que Martinz era una mujer competitiva, hasta un poco frívola en cuanto a trabajo se tratase, sabía también que quería llegar muy lejos en las oficinas del ministerio, esto lo incitaba más a seguir con lo pensado.

--Vera señorita, Martinz, el ministerio quiere una persona que se haga cargo de la documentación de estado mágico e indudablemente las personas más capacitadas son la de esta sección, -la rubia con cada palabra que le decía su jefe ampliaba más su sonrisa, ya que quizás por eso la había mandado a llamar para que ella se hiciera cargo de todo. Gasitua veía como la rubia se hacia la idea de que ella era la que se iba a hacer cargo del trabajo, pero lo que esta no percibía era lo que tenía que hacer para obtener aquel trabajo anhelado. --y la persona mas capacitada para aquel trabajo es usted –lo último se lo dijo a poco centímetros de la cara --pero se tendría que ganar aquel puesto tan importante –añadió con una sonrisa morbosa, ante aquella sonrisa la rubia se puso nerviosa.

"Odio los pero… Siempre traen algo malo" se dijo con impaciencia.

--Haré todo lo que este en mis manos –dijo con la cabeza en alto y con el orgullo aflorando por sus poros. Gasitua sonrió.

--¿Hará lo que yo le pida? –preguntó de forma maliciosa.

Martinz nunca pensó lo que le podría pasar si aceptaba, siempre se sintió admirada por su jefe, y nunca creyó lo que decían de él, para ella era un hombre intachable, un poco viejo verde, pero sin salir de las casillas solo por eso se arriesgo.

--Lo que usted me pida –respondió simplemente

Al escuchar la respuesta se abalanzo sobre ella besándola con fiereza, la pobre quedo congelada, nunca se espero que su jefe le pidiera sexo a cambio de su trabajo. Trato de arrancar de sus brazos, pero le fue imposible el hombre tenía más fuerza que ella. Se vio a corralada por las manos de él que la recorrían de forma violenta bajo la falda, sintió como el la tomaba y la tiraba sobre el escritorio y se posesionaba sobre ella, la mano de él se metió entre el entre pierna, al sentirlas ahí la chica sollozo, no sabía como escapar. Gasitua comenzó a desabrochar su pantalón para pasar a mayores, pero para hacer esto la soltó un poco, ella se aprovecho y le propino una fuerte patada en su carne de hombre. Él gruño de dolor y cuando la rubia iba a salir corriendo la tomo del brazo y la bofeteo haciendo que con la fuerza del golpe cayera.

--¡Perra! –Le gritó enojado. Ella lo miro ofendida y con temor.--¡¿Qué te crees puta de mierda?! –Volvió a insultarla Gasitua –ni creas que vas a seguir trabajando aquí.

Ella lo miro y se levanto, se arreglo la falda y la blusa.

--¡Como si quisiera seguir trabajando para un pervertido! –gritó ella también molesta, comenzó la marcha para salir lo rápido de la oficina, al salir azoto con fuerza la puerta. Lo único que deseaba era salir de ahí, fue a su oficina y con un movimiento de varita guardo todas sus cosas en una caja y la achico para guardarlas en su bolsillo, luego de eso salio del lujoso edificio para juntarse con sus amigas unas horas más tardes…

--Y eso es lo que me paso –término de contar Carey

--Viejo de mierda, maldito, mal nacido, hijo de la gran pu….-lanzaba insultos Sam, pero no pudo terminar por que Lily la interrumpió con una mirada de advertencia.

Todas sonrieron. Lily era la que siempre ponía el freno a todo, antes era Samantha, pero desde que uno de los chicos más atractivos del colegio le dijo que no quería salir con ella por que era "inocente" y muy poco atractiva para él, se olvido de sus años de niña para transformase en una mujer ardiente y exitosa, pero esto no lo alcanzo a ver su "amor" por que su transformación fue cuando se fue por un año a Italia a estudia para ser auror, ahora trabaja en uno de los escuadrones mejor pagado y mas exitosos, el cual era representado por puras féminas.

--¿Y a que departamento vamos hoy chicas? –preguntó Alice.

--Que tal si vamos al mió, nunca han ido a mi departamento nuevo -propuso Lily --hoy no estará Paolo en casa, así que pueden quedarse ahí, conmigo.

Las cuatro chicas tomaron sus bolsos, dejaron el dinero de lo consumido y se dirigieron a la calle. Caminaron una cuadra hasta llegar al auto de la castaña.

--¿Les gusta? –preguntó Sam a sus amigas. Las chicas estaban impresionadas con el hermoso deportivo.

--Esta, hermoso –respondió Lily --¿hace cuanto que lo tienes?

--Hace unos 15 días -respondió la castaña quitando la alarma del hermoso auto negro, las cuatro chicas se subieron de la siguiente manera: atrás iban Carey y Alice y delante manejando Samy y de copiloto Lilian. La pelirroja le dio la dirección del departamento. Llegaron en unos veinte minutos al hermoso edificio de veinticuatro pisos de color escarlata. Se bajaron del deportivo y cruzaron la calle para quedar frente al edificio, entraron, subieron al elevador y se bajaron en el piso decimoprimero, luego caminaron por un pasillo iluminado por pequeñas lámparas doradas y se detuvieron en la puerta que tenía el numero "413", entraron y las tres amigas de la pelirroja quedaron asombradas con lo lindo que era. No era muy grande, pero si era cómodo para unas cuatro personas, la sala era de paredes rojas, las cortinas eran doradas y los sillones eran a juego con las cortinas. En el medio había una mesa de centro de madera (roble oscuro), por el lado izquierdo había una escalera de caracol, y una puerta que daba a la cocina y por el lado derecho dos puertas que eran la biblioteca y el baño. Las cuatro entraron y se acomodaron en los sillones, Lily fue a la cocina por algo para comer y beber, Samy la acompaño para ayudarla con las cosas, cuando volvieron la radio estaba encendida y se escuchaba a Coldpley, bien bajito para solo dar ambiente, la pelirroja y la castaña venían con unos vasos y tres botellas de vodka y una de jugo de naranja.

--¿No creen que es mucho? –preguntó un poco temerosa Carey

--Ya, cariño, no seas tímida, ¡disfrutemos! –exclamó Samy. Comenzaron a recordar cosas que en el colegio les habían pasado.

--Recuerdan a Samy en quinto, cuando salio con las pantuflas a clases porque por primera vez se había quedado dormida –comentó Alice con una sonrisa, la aludida estaba roja, ya que las cosas más vergonzosas le habían ocurrido a ella.

--Y tú cuando confundiste a Frank con el chico de Ravenclaw, y el pobre estaba besándose con una chica y le hiciste el denso escándalo –contraataco mordazmente Samy, ya que estaba picada con los recuerdos.

Las cuatro reían por los recuerdos de su adolescencia. Les encantaba recordar aquel precioso pasado, ya que en esos momentos no existían preocupaciones, ni nada. Las horas pasaron y ya eran las tres de la mañana y nuestras chicas estaban un poquito mareadas, bueno les digo la verdad estaba casi tiradas de lo borrachas que estaban y la radio estaba un poco fuerte. El timbre de la puerta sonó Samantha que era la que más sobria estaba se levanto y se dirigió a la puerta para ver quien era, miro por el ojillo de la puerta y vio que era un hombre y bastante guapo, se separo de la puerta y se saco el suéter quedando con una camisa transparente que dejaba poco a la imaginación, se arreglo un poco el cabello y tomo el pomo para abrir, la abrió lentamente, una sonrisa coqueta se poso en sus labios cuando vio que el ojillo no mentía, ya que si era un hombre y muy guapo además. El sujeto era de cabello negro y un poco largo, de ojos azul grisáceo, alto y de una contextura física perfecta, aparte sus dientes blancos fueron mostrados cuando vio la despampanante castaña que tenía de vecina.

--Hola –saludó con voz profunda.--te quería pedir un favor -pidió el sexy morocho

--Lo que tú quieras… -contestó la castaña con una sonrisa pícara

Él sonrió al ver que la castaña se le insinuaba de esa forma, pero había algo en ella que se le hacia vagamente familiar, sus ojos eran los mismo que los de la chica que tuvo miedo de tener algo, porque un Black nunca se enamora, pero salio de sus pensamientos, no era momento de recordar, ya que estos dolían aun. Porque el amor nunca pasa solo se esconde en lo profundo de nuestro corazón (palabras que le había dicho una vez James cuando recién había terminado con Lily).

--Podrías baja un poco la radio, porque estoy estudiando con unos amigos y con la música nos perdemos un poco –pidió Sirius, si ahí estaba el chico que años atrás le había dicho a Samy que era muy inocente, pero ella no lo había reconocido, si hubiera estado en mejor estado quizás si lo hubiera hecho.

--No te preocupes, ya le bajo… -contestó la castaña

En el pasillo se escucho un grito del departamento de al lado, la voz era masculina.

--¡Apúrate Canuto!…-el dueño de esta voz era un hombre de cabello negro azabache desordenado y con anteojos redondos.

--Ya voy –le contesto a su amigo Sirius -- nos vemos luego y gracias…. –dijo esta vez dirigiéndose a la castaña.

--Adiós –se despidió simplemente ella y cerró. El sonido de la puerta al cerrarse la despertó de la borrachera y recordó que al mal nacido de Back le decían Canuto, pero no podía ser, ¿Cómo era que Lily viviese ahí?, junto a Sirius… imposible.

"No, no y no, esto no puede ser" se decía la castaña, la voz de Lily la hizo aterrizar.

--¿Cariño, quien buscaba, que te dejo así? –Preguntó la pelirroja --dime era Sirius que quedaste tan aturdida –agrego burlándose la pelirroja con la voz aguada por la borrachera.

--¿Entonces, sabías que el vivía aquí? –preguntó Samy desconcertada y un poco temerosa por la respuesta de su amiga. Las otras pararon en seco de reír, ¿Cómo era eso de que Lily era vecina de Black?

--¿Cómo, Lily, que eres vecina de Back? no, nos habías dicho –preguntó Carey un poco extrañada

--No lo sabía, saben que me vine a vivir aquí hace solo una semana solo conozco a la pareja que vive en el 412 y a nadie más, no tenía idea que Black viviera aquí y que más encima, junto a mí –explicó con temor, pues sabía que si Sirius estaba ahí Potter también y eso la ponía un poco nerviosa y ansiosa.

--Entonces si esta Black esta Potter –comentó Carey

--Oh no, esto no me puede estar pasándome -dijo Lily tirándose sobre el sillón y tapándose la cabeza con uno de los cojines.

--Esto se va poner muy negro –comentó Alice --y más aún, no lo quiero ni imaginar.

--Si, lo se, pero justo cuando con Paolo estamos tan bien –respondió Lily angustiada

--¿Hace cuanto fue que terminaste con Potter? –preguntó Samy.

--Hace unos ocho mese que no se nada de él – contestó Lily

--Que pequeño es el mundo –dijo Alice

--No te preocupes, linda, él no puede hacer nada fue solo tu amante, nada más –repuso Samy

--Si lo se, pero el pone mi mundo de cabezas –respondió Lily –piensen chicas fuimos amantes desde los dieciséis, yo ya estaba con Paolo, esto no esta bien.

--Si lo sabemos, linda, pero tienes que estar tranquila y mejor nos vamos a dormir –propuso Alice

--Tienes razón, es mejor que vayamos a dormir. –concordó Carey.

Esa noche Lily recordó todos los momentos que estuvo con James.

Necesito hablar contigo, nos vemos en la torre de astronomía a la media noche…

James Potter

--¿Qué querrá este imbécil? –se preguntaba una Lily de dieciséis años.

Acomodo sus cosas en la mochila y camino hacia la sala común de Gryffindor a paso lento. Cinco horas más tarde la pelirroja se encaminaba a la sala de astronomía. Cuando ya se encontraba fuera de la sala abrió la puerta y entre la penumbra se veía un cuerpo de un chico alto, ella se acerco y pregunto.

--¿Qué quieres, Potter?

El no la había sentido entrar y pego un saltito al escuchar la voz de la muchacha, se estremeció con solo escucharla, sonrió, estaba seguro de lo que sentía y ya era hora de que ella se enterara.

--¿Y?, no vas a decir nada, para eso me llamaste, mejor me voy –dijo de forma petulante la chica

--No, por favor, no te vayas, yo… yo te mande a llamar por que tengo algo muy importante que confesarte –dijo el morocho –Lily yo… yo, que difícil es decirlo y que fácil sentirlo –musito James más para el que para la chica --sabes desde que te vi me enamore de ti.

Ella quedo muy colada por la declaración del chico que no pudo responder nada.

--…

--No te pido que sientas lo mismo, solo quiero que me dejes entrar en tu corazón.

--…

--Eso quería decirte –termino de hablar James abatido, ya que la pelirroja no le respondía nada.

--Lo siento, pero yo tengo novio y lo quiero mucho –susurró ella después de unos minutos de silencio –no te lo niego siento una atracción por ti, pero nada mas.

Al pobre se le destrozo el corazón, pero no se dejo vencer tan fácilmente.

--Antes de que te vayas te quiero pedir un favor…. –le pidió suplicante el morocho. Ella se volvió a girar para mirarlo y dijo…

--Dime

--Dame aunque sea un solo beso, por favor, hazme feliz solo unos segundos.

Lily sabía que era solo un beso, que no le haría daño a nadie si se lo daba, así que se acerco a él y lo beso dulce, lento y suave, luego se separo y se fue por donde entro. Fue así como comenzó todo, después de eso ella se volvió adicta a James, y siempre que discutía con Paolo lo buscaba para estar con él. James sabía que nunca la tendría de otra forma, pero se conformaba con besarla de vez en cuando o hacer el amor con ella. Por que para el era hacer el amor aunque para la pelirroja solo significara sexo banal.

Lily tenía claro que jugaba con fuego, pero siempre se sintió segura junto a James, no le importo nada y cada vez se hacia más dependiente del muchacho, hasta que un día; más exacto hace ocho mese, Paolo le pidió matrimonio, esa noche que se junto con James se lo dijo, también le dijo que esa sería su última noche juntos, que después de eso no habría nada, el pobre quedo destrozado, siempre tuvo la esperanza de que la pelirroja se enamorara de él, pero no fue así y nunca iba a ser. Lily ese día se dio cuenta que lo amaba de una forma extraña, pero ya era tarde ya no había vuelta atrás estaba comprometida con Paolo y quizás simplemente quizás era solo añoranza lo que sentía cuando se separo de James, y al poco tiempo pensó que lo había superado, pero aquella noche supo que no era así, estaba vacía. Prefrió dormir un poco, alo mejor de esta forma dejaría de pesar en él. Y se entrego a los brazos de Morfeo.

continuara...


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