Soy nueva escribiendo, espero sea de su agrado la historia. Dejen sus comentarios si les gusta, de ser lo contrario comenten que es lo que les gustaría que sucediese.

Demashitaa! Powerpuffgirls Z no me pertenece, por otro lado los personajes anexados si.

Nota: Los RRB ahora tienen poderes pero no los habían usado. Ni las chicas, ni los chicos.

Momoko - 18 años.

Kaoru - 18 años.

Miyako - 18 años.

Brick - 19 años.

Butch - 19 años.

Boomer - 19 años.


Era viernes, al fin podría relajarse. Se sentía estresada, no hacía falta resaltar que era inteligente pero la universidad era agobiante desde el ángulo social. Lo primero que haría al llegar a su departamento sería tirar todos sus libros y dormir lo que quedaba del resto de la tarde, pero primero tenía que esperar a Brick. A primera hora de la mañana, cuando apenas había llegado a la universidad, él le había pedido que lo esperara en la salida porque tenía algo importante que decirle. Admitía que tenía cierta curiosidad por saber qué es lo que él quería decirle con tanta importancia, sin embargo, no quería parecer ansiosa.

Ahora que lo analizaba, todo parecía una ilusión. Extrañamente, desde la batalla contra Him, las aguas se habían calmado. Casi todos los villanos habían desaparecido, y decía casi, porque los RowdyRuffBoys eran los únicos sobre los que se sabía su ubicación. Ahora vivían pacíficamente como cualquier ciudadano, pasando por desapercibidos ante los ojos de la ley aunque seguían haciendo de las suyas de manera mínima, con travesuras y bromas, pero ahora habían madurado considerablemente y de vez en cuando dejaban emerger su Rowdy interior

Revisó el reloj de muñeca por tercera vez.

- ¿Por qué se tarda demasiado? – habló al aire.

- Porque el profesor me pidió un favor – respondió alguien a su espalda.

Dio un leve brinquito al escuchar la voz masculina de Brick cerca de su oído. Había descubierto que últimamente la presencia del pelinaranja la hacía sentir nerviosa y extraña. De hecho, él era el motivo por el cual últimamente se distraía fácilmente. Se dio la vuelta para poder verlo, llevaba su típica gorra roja, una camisa de cuadros abierta de los tres primeros botones dejando ver una playera negra por debajo de esta y un pantalón de mezclilla, sin olvidar el maletín café que cargaba por encima de su hombro en modo despreocupado. Pero lo que más le llamó su atención fueron sus ojos rojos, tan perfectos como el rubí. Su sonrisa serena y tranquila, sin una gota de arrogancia como las sonrisas que siempre suele dirigirle. Había comenzado a quererlo, amarlo; pero tenía miedo a que si le decía sus sentimientos, él la rechazara. No lo soportaría.

En silencio caminaron en dirección al parque que estaba frente a la universidad y se sentaron en una banca con vista al pequeño parque de juegos que había en el lugar. Habían muchos niños jugando, mientras que los padres los cuidaban desde lejos. A veces ella misma soñaba con formar una familia, tener sus hijos y un esposo que la amara. Pero en ese sueño, siempre aparecía el rostro de Brick, y por más que lo había intentado no podía cambiar esa escena con otro rostro que no fuera el de él, ¿acaso era un capricho?

Mientras, Brick permanecía tranquilo, inmóvil. Admirando junto a Momoko la escena frente a ellos. Desvió la mirada de los niños para ver a la chica a su lado. Tenía un brillo único en ese momento, sonriendo inconscientemente con los ojos rosados desbordando ilusión. Normalmente era seria y calculadora pero cuando llegaba el momento, podía ser tan delicada como una frágil muñeca de porcelana. Y es que así se veía, una gran líder de duro carácter en el cuerpo de una muñeca desprotegida, como si su dueña la hubiera abandonado. Si no mal recordaba, ella había tenido problemas familiares. La mamá de Momoko le había sido infiel a su papá, y un día antes del cumpleaños de la chica, el hombre descubrió a ambos en la misma cama. La señora los abandonó y desde entonces el señor se dedicaba a ahogar sus penas en alcohol, mientras que ella trabajaba medio tiempo para pagar la comida y cuidar de su hermanita, Kuriko. La menor de las Akatsutsumi se había mudado con Momoko a su departamento pues el padre de ellas había sido despedido por ausencia laboral, sin embargo tenía la ventaja de que el alcalde le pagaba sus estudios por haber servido a la ciudad en la batalla contra Him, la beca por sus excelentes calificaciones y el trabajo de medio tiempo que era principalmente para Kuriko. A sus dieciocho años ella podía tener la tutela de su hermanita pues sabía que su padre no saldría pronto de la depresión.

Bajó la mirada a su cuello, donde reposaba una fina gargantilla de oro puro con un dije del mismo material en forma de corazón que él mismo le había regalado el día de su cumpleaños, después de lo sucedido. Se había esforzado en hacer una pequeña comida entre amigos para subirle los ánimos y de alguna manera había funcionado aunque ese mismo día ella lloró a mares después de que todos se habían retirado. Ambos se habían quedado en el departamento de él, hablando de trivialidades que no se dieron cuenta cuando había amanecido. Desde entonces ella había perdido la alegría poco a poco, aguantando el dolor para poder salir adelante por su hermana y por ella.

- ¿Sabes? – habló Brick - Hace mucho que no sonríes de esa manera.

Momoko dirigió su mirada hacia él, levemente sorprendida con las mejillas rojizas. Nunca pensó que sería tan transparente pero de alguna manera entendía que a Brick no lo podía engañar fácilmente.

- Siempre sonrío, no hay nada diferente – respondió con tranquilidad.

Se miraron fijamente, olvidando por completo todo. Brick levantó su mano derecha en dirección a la mejilla sonrojada de Momoko, acariciando la suave piel de la pelinaranja, con cuidado a no lastimarla, con cariño, suavidad, con amor. Ella por otro lado, su tacto con la mano varonil de Brick era tranquilizador y gratificante, se sentía tan protegida, como si toda su vida le hubiera hecho falta el calor de Brick, como si desde que nació hubiera estado esperando el día en que él la complementara.

- Momoko, me tienes loco – dijo con voz ronca.

Como si los nervios le impidieran hablar.

Ella sintió su cara arder.

Cerró los ojos pensando que era un sueño, un lindo sueño, que cuando los abriera estaría en su cama durmiendo pacíficamente. Si realmente era un sueño aprovecharía ese calor, con un ligero movimiento movió su mejilla para acariciar la mano de Brick; era una sensación única. Era lo único que necesitaba en esos momentos.

Sus labios sintieron una ligera presión y la respiración de alguien más. Abrió los ojos sorprendida, y se apartó de Brick lo más rápido que pudo. La había besado, un pequeño roce, pero suficiente para clasificarlo como un beso.

Brick por su lado, le dolió que se apartara de él.

- ¿Qué fue eso? – preguntó Momoko.

- Lo...Lo siento si te molestó.

Momoko no supo cómo responder, no le había molestado, simplemente la había tomado por sorpresa. Desvió la mirada con la vergüenza de mirarlo a los ojos y se tocó los labios con el sabor a chocolate que le quedó de los labios de Brick.

Él solamente desvió la cara maldiciendo internamente por apresurar las cosas. Apretó los puños dejando los nudillos blancos de la presión que ejercía su mano. No se atrevía a mirar a Momoko, tal vez si le explicaba sus sentimientos ella entendería. Nunca fue un chico de palabras, él solamente era de acciones, tal vez por eso era un tonto en eso del romance. Sintió una mano tranquilizando sus puños y subió la mirada solamente para observar como Momoko se acercaba a él con la cara roja. ¡Lo besó, le correspondió el beso!

Sus fuerzas lo abandonaron y rodeó posesivamente la cintura de ella, como si se quisiera fundir en uno solo con ella. Las suaves manos de Momoko acariciaron los cabellos del chico, provocándole cosquillas en la nuca. La atrajo más hacia su cuerpo para profundizar el beso.

Se separaron despacio. Ella roja de la vergüenza y él sonriendo de felicidad.

- Momoko, ¿aceptarías ser mi no...?

- ¡Papá! – interrumpió un niño.

Ambos voltearon a ver al pequeño que corría como alma que lleva el diablo. Era pequeño, le calculaban unos seis años, pelinaranja de ojos rojos. Parecía una versión en miniatura de Brick, pero lo más curioso es que corría en dirección a ellos.

Se miraron extrañados del gran parecido que tenía el niño con el líder de los RRB.

- Papá - volvió a llamar el infante una vez llegó ante los dos jóvenes.

Brick movió la cabeza en todas direcciones buscando a alguien más cerca de ellos, igual de pelinaranja y de ojos rojos como él, con la vana esperanza de encontrarlo.

- Papá, ¿a quién buscas? – preguntó el niño.

Brick posó su mirada sobre el niño y se señaló a sí mismo.

- ¿Me hablas a mí?

- ¿A quién más estaría hablando si no fuera a ti? – respondió el niño con arrogancia.

- Brick, ¿es tu hijo? – habló Momoko.

- No, no sé quién es él – trató de justificarse -. Niño, te equivocaste de persona, yo no te conozco.

- Adiós Brick, veo que tienes asuntos que resolver – dijo Momoko mientras se levantaba y se iba.

- Niño, yo no soy tu papá tal vez estas perdido y me confundes – intentó razonar - . Quédate aquí, en un momento regreso y te ayudo a encontrar a tu papá o a tú mamá.

Se levantó de su lugar y siguió a Momoko que ya estaba a punto de tomar un taxi. La tomó del brazo derecho y la obligo a verlo. Cerró la puerta del auto y le dijo al conductor que se fuera.

- ¿Qué quieres? – dijo Momoko enojada con las lágrimas amenazando con salir.

- Escúchame, no sé quién es el niño.

La tomó por los hombros y la miró fijamente. Ella forcejeó para soltarse de su agarre pero él la abrazó con fuerza.

- Analicemos la situación – habló Brick -, al niño le calculo unos seis años réstaselo a mi edad, diecinueve menos seis, y el resultado da trece. ¿Recuerdas mi mentalidad a los trece años?

Momoko se tranquilizó para analizar las palabras de Brick. Era cierto. A esa edad, Brick no se le acercaba a ninguna niña por la tonta ideología de que le pegaría "piojos".

- Entonces, ¿por qué dice que eres su papá? – preguntó más relajada.

- No sé, y eso tenemos que averiguar.

Regresaron donde Brick había dejado al niño y lo encontraron sentado en la banca donde momentos antes habían estado sentados. Jugaba con sus pequeñas piernas que colgaban de la banca. Brick tomó la mano de Momoko y se sentaron junto al niño.

- Hola pequeño, ¿cómo te llamas? – preguntó Momoko, sonriendo amablemente.

Tal vez el niño estaba confundido y perdido.

- Hola, mi nombre es Masaru – respondió con una gran sonrisa.

- ¿Este chico de aquí es tu papá? – señaló a Brick.

- Si

- ¿Por qué piensas que él es tu papá?

- Mi mamá me dio una foto de él, mira - dijo, mostrando una foto de Brick sonriendo.

El pelinaranja se la quitó de las manos y definitivamente era él.

Momoko cargó al niño en su regazo. Si se parecía a Brick pero no tenía lógica. La edad no cuadraba.

- ¿Y cómo se llama tu mamá? – preguntó el chico.

- No sé, ella me envió acá para protegerme y lo último que recuerdo es que me dijo que te buscara y que te entregara esto – dijo señalando la foto.

Momoko tomó la foto de las manos de Brick, le dio la vuelta donde había una pequeña oración escrita perfectamente en letras cursivas y por un momento pensó que era su letra.

Masaru, sentado en el regazo de la pelinaranja, observó el dije de oro en forma de corazón que reposaba suavemente sobre el cuello de ella y dijo:

- Es el collar de mi mamá, es el collar que mi papá le regalo a mi mamá cuando fue su cumpleaños. Cuando eran jóvenes.

- Para Brick Him. Quiero decirte que te tengo una sorpresa, y espero regreses pronto. Atentamente Momoko Akatsutsumi – ambos jóvenes leyeron en voz alta.

Momoko escuchó lo que segundos antes había dicho Masaru y lo observó atentamente, con las mejillas rojizas.

- Esto es imposible, ¿de dónde vienes? – cuestionó Momoko.

El niño la abrazo con fuerza y lloró intensamente. Ambos jóvenes se sorprendieron de la acción pues hace unos segundos sonreía arrogantemente.

- Tal vez si es tú hijo, es igual de bipolar que tú – comentó Brick.

La chica lo fulminó con la mirada por hacer un comentario fuera de lugar.

- Vengo del futuro, mi mamá me envió aquí para protegerme de la guerra que estaban teniendo, dijo que cuando todo acabara allá ellos vendrían por mí – dijo por fin el niño, llorando en el pecho de ella.

Momoko lo abrazó fuertemente con el dolor de verlo llorar, no podía confiar así como así pero cuando las lágrimas fluyeron de sus tiernos ojos sintió un fuerte dolor en el pecho.

Todos los que pasaban cerca de ellos los miraban raro. Conocían al Rowdy, y los señalaban al ver al niño llorar amargamente. Hasta que alguien hizo un comentario.

- Si tienen hijos que los cuiden, mira que hacer tal espectáculo – dijo una señora con su hijo en brazos mientras hablaba con otras madres del parque.

Decidieron irse de ahí para no llamar más la atención, tendrían que hacerse una prueba de ADN para confirmar si él niño realmente era su hijo. Y sabían el lugar perfecto para ir. El laboratorio del profesor Utonium.


Momoko llevaba en brazos a Masaru que se había dormido de tanto llorar. Se veía tan tranquilo y tierno. Acarició suavemente el cabello del infante que de alguna manera sentía que se relajaba al hacerlo.

- ¿Tú crees que es posible? – habló Brick que caminaba a su lado, observando al niño.

- No lo sé.

El pequeño se removió en los brazos de Momoko, claramente se iba a despertar.

Abrió los ojos dejando ver sus orbes rojos. Y desesperadamente miró a todos lados buscando algo.

- ¿Qué buscas? – preguntó la pelinaranja.

- Mamá – dijo Masaru, y se llevó ambas manos al estómago -, tengo hambre.

Momoko paró en seco y abrió los ojos exageradamente. No se esperaba eso, "mamá". La dejó completamente helada y desnuda, Masaru había tocado una fina capa de su personalidad.

Brick se dio cuenta de su reacción y tomó al niño de sus brazos. Lo cargó y lo elevó en el aire.

- ¿Qué quieres comer? – preguntó el chico.

Y justo cuando Masaru iba a caer en brazos de Brick, voló, adoptando una posición pensativa.

- Quiero comer el espaguetti de mamá, ella lo prepara muy rico – respondió infantilmente.

- ¿Cómo es que puedes volar sin transformarte? – preguntó Momoko una vez que retomó su postura.

- Oh, es que como ustedes están modificados genéticamente, a mí no me hace falta una transformación. Viene en mi ADN.

- Muy bien, ven aquí – Momoko extendió sus brazos para abrazarlo -, hoy tendremos una cena familiar.

- Pero antes tenemos que ir al laboratorio – recordó Brick.


Brick y Momoko se habían quedado en la sala del laboratorio mientras esperaban al profesor Utonium con los resultados de las pruebas de sangre. Las puertas se abrieron dejando ver a un señor de cabello negro con Masaru en brazos quien hablaba sobre lo mucho que le disgustaban las agujas.

- No me gustan - dijo Masaru, mientras hacia un puchero.

- Brick, Momoko. Los resultados dieron positivo. Masaru si es su hijo - dijo levemente confundido y al mismo tiempo sorprendido.

- Si, heredó el mismo terror que Brick. Las agujas - comentó Momoko divertidamente.

Brick sólo se sonrojo.

Alguien más entro al laboratorio, era Miyako que cargaba consigo a un niño rubio de ojos azules. Luego llegó Boomer, claramente nervioso.

- Dijo que era nuestro hijo, pero eso no es lo más sorprendente - dijo Boomer.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Brick.

- Mira, ahí vienen, velo por tí mismo - respondió Miyako.

- ¡Profesor! - gritaron Butch y Kaoru al mismo tiempo cuando llegaron al laboratorio.

- ¿Esto es posible? - cuestionó Kauro mientras señalaba a la niña que Butch tenía en brazos.

- Eso parece, mira - indicó el profesor señalando a los presentes.

- Exijo una prueba de ADN - ordenó Butch, mientras dejaba a la niña en el suelo.

- En diez minutos les diré los resultados - determinó el profesor mientras tomaba muestras de sangre de los dos niños restantes.

- ¡Makoto! - gritó Masaru con entusiasmo.

- Masaru - respondió el nombrado -. Encontré a mi mamá, ¿no crees que es muy bonita?

Miyako se sonrojó ante el halago.

- Si, pero no es más bonita que mi mamá - respondió el pequeño pelinaranja.

- La mía es más bonita - contraatacó el rubio.

- Hola pequeña, ¿cómo te llamas? - preguntó el profesor mientras le tomaba muestras de sangre a la niña que estaba a un lado de las piernas de Butch.

Esta, sin embargo, se escondió detrás del pelinegro. El profesor sonrió amablemente y se retiró.

- Si realmente es su hija, no se parece a ninguno de ustedes dos - comentó Boomer.

- Ya lo sé - repondieron al mismo tiempo Kaoru y Butch.

- Esmeralda, ¿y Kojiro? - preguntó Masaru.

La nombrada se abrazó a las piernas del mayor. Kaoru por su lado la cargó en sus brazos y se sentó en el sofá de la sala, acurrucándola en su pecho.

- ¿Quién es Kojiro, mini Brick? - cuestionó Butch.

- Oh, Kojiro es mi otro primo. Son mellizos tío Butch - respondió Masaru.

- Mellizos - repitió Kaoru en voz baja.

Observó a la niña que estaba acunando, tenía el cabello negro y alborotado. Sus ojos, de un verde oscuro, les recordaban a los de Butch. ¿Acaso sería posible que en un futuro lejano, Butch y ella tuvieran mellizos? Se sonrojó ante la idea. Levantó la vista hacia el pelinegro, quien al parecer susurró algo que claramente ella entendió.

- Me hace feliz la idea de formar una familia contigo.

Desvió la mirada avergonzada. Primero tenían que saber que es lo que estaba sucediendo.

- ¿Qué tienes ahí? - preguntó Miyako, señalando el objeto que Makoto sostenía en sus pequeñas manos.

- Es un colgante, me lo regalaron mis padres cuando fue mi sexto cumpleaños.

Miyako reconoció el colgante, era una reliquia familiar. Su abuelita se lo había regalado cuando había cumplido quince años. Había pasado de generación en generación durante tres décadas seguidas en la familia Gotokuji. Era plateado en forma de óvalo, con finos detalles muy bien elaborados. Lo tomó de las diminutas manos del rubio y lo abrió. Dentro, del lado izquierdo, tenía una foto de Boomer y ella sonriendo, y en el lado derecho había una foto de Boomer y ella cargando a un pequeño, ambos sonriendo ampliamente; pero la imagen remarcaba notoriamente que eran mayores de lo que eran actualmente, posiblemente tenían veintidos o veintitres años. Desvió la mirada atónita del colgante para posarla sobre Boomer quien también había visto la foto.

- ¿Cuál es tu apellido? - preguntó Boomer.

- Him, me llamo Makoto Him - respondió con emoción, como si llevar ese apellido fuera el orgullo más grande del mundo -. Papá, ¿verdad que mamá es hermosa?

Miyako y Boomer se sonrojaron.

- Si pequeñín, tu mami es la más hermosa - halagó Boomer.

Habían comenzado a salir semanas atrás y ahora se enteraban que tendrían un futuro hijo. El destino si que podía ser caprichoso.

- Mamá - habló por primera vez la pequeña pelinegra -, yo creo que tú eres la más hermosa. Papá siempre te lo dice.

Ambos azabaches se sonrojaron. Optaron por preferir que la niña no hubiese hablado.

Butch cargó a la niña y la alzó, quedando ella sobre su cabeza con los pies colgando en el aire. La vio fijamente a los ojos pensando que desviaría la mirada pero ella simplemente la sostuvo. Inesperadamente, Esmeralda le dio una patada a Butch en la mandíbula, soltándola en el acto pero antes de caer, Kaoru la sostuvo. Todo el mundo silenció al presenciar tal escena y luego rieron en estruendosas carcajadas.

- No me gusta que me carguen así - gritó la pequeña.

- Si, si eres mi hija. Butch, ¿estás bien? - preguntó Kaoru indiferentemente.

El ojiverde se sobó la mandíbula y sonrió.

- Ya tengo los resultados, dieron positivo - dijo el profesor mientras leía unos papeles al pasar la puerta blanca por la que se había ido momentos antes.

Butch rió.

- Que buena patada Esme - felicitó el pelinegro.

- Papá lo siento, pero no me gusta que me carguen así - se defendió la pequeña.

- Ahora si se parece más a ustedes - comentó Momoko, con Masaru en brazos.

- Por cierto, hablaron de un mellizo - dijo Butch -. Esmeralda, ¿dónde está tu hermano?

- Mamá no tuvo tiempo de enviarlo conmigo, solamente podía enviar a uno de los dos y Kojiro me puso a mi en la cápsula, yo no quería venir sin él - rompió en llanto.

- Tranquila mi amor, encontraremos una solución - Kaoru besó la pequeña cabecita de la niña y cerró los ojos.

- Nunca esperé ver esa faceta de tí - dijo Brick.

Kaoru solamente lo ignoró. Abrazó a la niña protectoramente quien silenció lentamente. De alguna manera comprendía el miedo que sentía al separarse de su hermano. Ella también se había separado de sus hermanos y aún le dolía recordar ese día. Butch se sentó a su lado y posó su mano sobre el hombro de ella. Quería confortarla.

- Oh, casi se me olvidaba - habló Makoto mientras sacaba un aparato de su bolsillo -, mamá me dio esto para todos ustedes.

Se bajó de los brazos de Miyako, lo posicionó sobre la mesa de centro que había en la sala y presionó un botón rojo que había en el centro del aparato. De el salió el holograma de Brick, Boomer y Butch.

- Hola, ¿cómo están? Solamente disponemos de veinte minutos para hablar, es lo único que podemos hacer pues son dos épocas distintas - dijo Boomer del futuro.

Tenía la mirada seria y fuermente amenazadora, con una presencia notablemente poderosa, llevaba puesto un traje de vestir azul y el cabello peinado estrictamente hacia atrás, nada comparado con el Boomer del presente. Tierno, comprensivo y sencillo. Brick por su parte tenía un traje de vestir rojo vino, con el cabello atado hacia atrás y un cigarro en la mano derecha. Su mirada rojiza notablemente cansada y un semblante tan intimidante que la pequeña Esmeralda se escondió en el pecho de Kaoru. Butch solamente estaba cruzado de brazos en silencio, observando todo con una mirada seria pero la misma sonrisa arrogante que tanto lo caracterizaba, con un traje de combate negro que resaltaba los músculos perfeccionados de su cuerpo.

- Antes de comenzar, los niños tienen que salir, esta es una plática de adultos - advirtió Brick del futuro.

- Vengan niños, vamos por helado - anunció el profesor.

Los niños salieron junto al profesor Utonium. Una vez se perdieron de vista, Kaoru habló.

- ¿Qué esta sucediendo?

- Kaoru, es bueno verte en buen estado - comentó Butch del futuro -. ¿Cómo estás?

- Deja los saludos para después Butch, esto debe ser rápido o de lo contrario podrían encontrar la ubicación de los niños - anunció Brick del futuro.

- Comencemos. Nos vimos en la necesidad de enviar a los niños con ustedes, así será casi imposible de encontrarlos. Como ya sabrán, ellos tienen poderes sin la necesidad de una transformación pues nuestra composición genética se vio afectada por los rayos Z negros y los rayos Z blancos de las chicas. Es hereditario, nada fuera de lo normal - comenzó Boomer del futuro.

- Hace un año, Mojo Jojo inició una revolución con la ayuda de Him y Himeko Shirogane. Al principio estuvo controlado pero inesperadamente atacaron la ciudad una noche mientras la ciudad estaba descuidada, desafortunadamente no pudimos detenerlos a tiempo. Las chicas intentaron detenerlos pero fue en vano. Realizamos estrategias muy bien elaboradas pero al parecer ninguna tuvo efecto. La guerra comenzó desde entonces. Hemos caído uno por uno. La primera fue Kaoru, después Miyako y por último Momoko, actualmente estan en estado de coma. Solamente quedamos nosotros. Nos han rodeado. Aún tenemos una esperanza, sin embargo, para poder cumplir nuestro objetivo necesitamos que cuiden de los pequeños, ellos los quieren en su poder para extender su gobierno.

- Entonces tenemos su tutela - concluyó Miyako.

- Exacto. Organizamos a un grupo de personas para que nos ayuden durante la guerra, nos hacemos llamar "La resistencia" y planeamos un próximo ataque pero hasta entonces no podemos cuidar de los niños - dijo Butch del futuro.

- No sabemos...como cuidar niños - admitió Brick del futuro notoriamente avergonzado.

- Kaoru, te amo - dijo Butch del futuro -, perdóname por todo lo que sucederá pero será necesario para fortalecernos.

- ¿A qué te refieres? - preguntó la nombrada ligeramente sonrojada.

Butch, simplemente sintió celos a pesar de ser su yo del futuro.

- Miyako, cuida de Makoto, por favor muestren su lado más amoroso. Deje de ser el Boomer tierno y amable, y fracasé como padre pero deseo que mi yo del pasado pueda demostrar el amor que siento por él como nunca lo hice, espero que pueda vivir la buena infancia que se merece. No debe crecer entre tanta guerra y destrucción - dijo Boomer del futuro -. Los amo, a ambos.

- Momoko, Masaru y yo siempre dependemos de tí. Me haces tanta falta en estos momentos, regre...- Brick del futuro fue interrumpido por un sonoro bombardeo.

- Nos están atacando, Brick - informó Boomer del futuro.

- A sus posiciones, pase lo que pase no permitan que atraviesen la fortaleza - ordenó Brick del futuro mientras apagaba su cigarro rápidamente.

- Brick, están entrando por el lado oeste - anunció Butch

Una explosión se escuchó cerca de los tres elevando mucho polvo. Por un momento se fue la señal y luego regresó para enseñar la imagen de los tres chicos heridos. Boomer se dió la vuelta y dijo:

- Adiós, protéjanlos. Pronto iremos por ellos y... - la transmisión fue interrumpida y el aparato se apagó.

- ¡Papá! - gritó Makoto al atravesar corriendo la puerta de la habitación en dirección a la mesita de centro para tomar el aparato -. Papá.

Lloró el pequeño rubio apretando fuertemente el aparato contra su pecho. Boomer se acercó al niño y se agachó para quedar a su altura.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué me llamas? - preguntó el menor de los Rowdys mientras despeinaba la suave cabellera del infante que tenía enfrente.

El niño solamente se lanzó a los brazos del adulto y lloró aún más fuerte que antes. Miyako dudó en acercarse pero al final se decidió.

- Cariño, ¿qué quieres comer? Papá y yo te compraremos lo que quieras - la voz de Miyako fue maternal.

- Quiero ir a casa - pidió el rubio.

Todos quedaron en silencio, procesando la información que acababan de recibir. Miyako cargó a Makoto en sus brazos y dijo:

- Mi amor, este lugar será temporalmente tu casa.


Ese fue el primer capítulo. Espero sea entendible. Dejen sus comentarios por favor, se los agradecería de corazón.