¿Qué tal?

Bueno, me presento, soy el Garen Player más noob del juego, incluso le saco Muramana.

Llendo al grano, les comento que este es mi primer cuentito acerca del LoL, espero que sea del gusto de la mayoría. Espero recibir observaciones positivas y también criticas, siempre y cuando lo hagan con el debido respeto, no estamos en partida, ¡así que los flamers vayan marchándose a otro lado!

No es mi primera vez escribiendo a través de sitios por Internet, participé de ello en Reddit (extraño, lo sé), DevianArt y también me encanta leer.

Por otro lado, trataré de que en esta historia no encuentren tantos clichés (ya que siempre los hay), ya que tengo algunas ideas bastante interesantes, además que implementaré algo de "Medievalismo", como por ejemplo la palabra "Ser" o la frase "Mi señor". El uso de tropas, escuderos, caballeros y algunos títulos como por ejemplo los condes y los barones estarán presentes; además de hablar un poco de política. No se asusten, será fácil de entender y no es nada del otro mundo, de hecho, si lo vemos de otra manera será más fácil entenderlo que jugar con Garen (por mi parte a veces fallo la R, no me golpeen por favor).

Me atrevo a mencionar que también me encanta usar frases irónicas, espero hacerlos reír con algunas de ellas.

Le voy a poner un hermoso Rating M, algunas de esas razones podrían ser violencia, SENSUALIDAD FEMENINA (no se desesperen, trataré de incluir algo con Ahri para los más morbosos), lenguaje fuerte, alguno que otro personaje borracho y depende mi estado de ánimo capaz que alguno que otro Lemonsillo (lamento decepcionarlos, si bien he escrito muchos Lemons a lo largo de mi travesía por Internet, soy de escribir uno cada cierta cantidad de capítulos, y solamente si lo encuentro necesario).

Voy a usar el genial estilo de Invocadores y Campeones, que aunque no sea muy popular me parece que es el mejor, también habrán algunos factores que en caso de que no los entiendan los explicaré al final de cada capítulo. Mencionaré varios eventos que han tenido lugar en el continente de Valoran, como por ejemplo La Carnaza de Noxus. Este tipo de eventos también serán explicados a medida que transcurre la historia.

¡DISFRUTEN DEL PRÓLOGO!


Profanación interna: Poder y Caos.

Prólogo.


Otro apestoso y agitado día en Aguasturbias, el patio de juegos principal de la piratería de Valoran.

Los barcos cargueros por fin habían atracado en los muelles y los marineros se apresuraban a bajar el ron antes de que la imparable horda de borrachos hunda las embarcaciones. Algunos disparaban sus armas al aire para apresurar el desembarco de la mercadería y para volver aún más locos a sus compañeros.

Si bien todos sabían que era día de ron, lo que nadie esperaba era divisar las velas de un barco cuya bandera presentaba la cabeza de oso acompañada del hacha y del martillo, el conocido emblema noxiano.

Esta inesperada llegada podría tener varias causas: la típica compra de esclavos, el comercio de armas o simplemente Katarina estaba en busca de nuevos marineros intrépidos (o muy estúpidos) que navegaran con ella en sus viajes suicidas. El estruendoso gong de los cuernos noxianos obligó a la multitud a dispersarse aún insatisfechos por no poder conseguir ni una botella de su tan amado ron.

Una vez la nave extranjera había atracado de ella bajó un gran sujeto pertrechado de una armadura negra, un escudo de tamaño considerable y una espada con diamantes en la empuñadura. Otros cinco hombres armados lo seguían. Algunos piratas los abuchearon, pero se quedaron en silencio al oír desenfundarse el arma del que parecía ser el comandante.

―Viven en una pocilga y aún así les alcanza el orgullo para reírse de Noxus. Ustedes son la personificación de la estupidez, más les vale marcharse, maldición―dijo el gran sujeto, y los piratas se esfumaron en un instante a excepción de un hombre que vestía un traje de capitán cuya cabeza estaba acompañada de un gorro en forma de un extraño triángulo. Su cinturón estaba "adornado" con una larga cimitarra y una gran pistola.

―Pensé que en Noxus enseñaban formalidades―comentó el pirata― No me gusta equivocarme―.

―Gangplank―murmuró el caballero noxiano en respuesta― Veo que tu pueblo sigue siendo tan limpio como siempre―los soldados se rieron.

―Mis disculpas, ya mismo iré a escribir una petición formal de mujeres que limpian la mierda del piso―respondió Gangplank poniendo mala cara― Además, un marinero de Aguasturbias siempre necesita de la compañía de una botella de ron, ¿por qué no lo entiendes, Aldin?―.

―Ser Aldin―se apresuró a responder el gran joven.

―Oh, resulta que ahora los mastodontes tienen títulos―se burló el pirata para el descontento de Aldin― Venga, rápido, no estoy de buen humor, dime lo que quieres y lárgate―.

Aldin dio media vuelta y conversó en voz baja con uno de sus subordinados, quien sacó un pergamino y se lo entregó.

―Busco una carga―dijo el caballero.

―Dame un segundo, traeré al idiota encargado de recibir las cargas―contestó Gangplank ignorando las protestas del noxiano. Se metió a lo que parecía ser una taberna y al cabo de unos segundos se escuchó el primer disparo seguido del sonido de muchas botellas haciéndose añicos, gritos, risas y maldiciones.

―Disparos, mi señor―le susurró un soldado a Aldin― En el barco aún quedan hombres, ¿quiere que los traiga?―.

―No le tengo miedo a unos borrachos―no hubo más palabras luego de esa respuesta.

Al cabo de unos minutos más de caos las puertas de la aparente taberna se abrieron. Gangplank apareció arrastrando a un hombre gordo y con barba.

―Venga, ponte de pie y saluda al niño de Noxus―le ordenó al gordo, quien torpemente se puso de pie.

―No soy un niño, soy un Ser―la voz de Aldin mostraba inicios de ira― Exijo que me traten como un Ser―.

―De acuerdo―dijo Gangplank― Sam, saluda a Ser Niño―los piratas que observaban desde las ventanas de las casas estallaron en carcajadas.

―Saludos cordiales, Ser Niño―se burló Sam, y nuevamente los piratas espectadores se rieron bastante fuerte― ¿Puedo ayudarlo en algo?―.

―Me puedes ayudar dándote un buen baño, desgraciado―respondió enojado― Al grano, busco una carga―.

―Maravilloso―respondió el subordinado de Gangplank mientras hacía un gesto que abarcaba todas las cajas que había recibido en los últimos días― Estás de suerte, pues aquí hay un montón de cargas de mierda, elige la que más te guste―.

―Un trabajador chistoso, vaya coincidencia―dijo uno de los escuderos de Aldin en respuesta― Dinos cuál es la carga, mi señor Aldin ya se está cansando de tus burlas―.

―Vaya coincidencia―repitió Sam― No esperaba que los perros hablaran, eso es una coincidencia, ¿no es así?―más risas por parte de los piratas, y Aldin desenvainó su espada.

―No puedo permitir que un simple pedazo de basura como tú se burle de la élite de Noxus―colocó la punta de la hoja en el ombligo descubierto de Sam, y éste se empezó a reír muy fuerte― ¿Te ríes al estar amenazado de muerte? Buf... no tienes remedio―.

―Al contrario, Ser Niño, el que corre el riesgo de morir aquí eres tú―respondió con confianza el barrigón, y Gangplank también sonrió con complicidad.

―Mi señor...―le susurró un escudero a Aldin, y en menos de un instante había notado que todos los piratas que observaban desde las ventanas de los edificios y algunos que habían salido de la taberna los apuntaban con sus armas.

―Por tu propio bien te recomendaría portarte bien cuando no estás en tu casa, niño―le dijo Sam, que de un rápido movimiento logró desarmar a Aldin. El Ser dio un paso atrás y tardó un momento en recomponerse― No estás soñando, acabas de ser desarmado por mí, un gordinflón y un tonto sin remedio―le devolvió el arma.

Aldin observó un momento a sus hombres, quienes lo miraban en silencio. ―Qué vergüenza acabo de dar―pensó. Apretó los puños y enfundó el arma: ―Muy bien, ya ha habido suficientes peleas, me gustaría que pudiéramos ir al grano―dijo. Lo único que faltaba era seguir el pleito que Sam había armado, aparentemente solo para divertirse. Un miembro de la élite noxiana no podía caer en aquella clase de juegos, y menos con un pirata. Debía acordarse de todo lo que le había enseñado su señor padre. Ahora era un hombre, un Ser, no un niño que recién aprendía a blandir su primera espada de madera― Que sea rápido, maldición―.

―Así se habla―dijo Gangplank― Sam, ayúdalo, y si vuelves a burlarte de él te cortaré el miembro y se lo echaré de comer a los peces, estás advertido―.

―Si, jefecito―contestó, y el capitán le golpeó la cabeza― ¡A la orden, capitán!―dicho esto, Sam arrebató de la mano de Ser Aldin el pergamino con la información de la carga que estaba buscando. Leyó las prolijas letras durante un minuto, hasta que al final aplaudió mientras esbozaba una sonrisa.

―¿Ya sabes cuál cajón es?―Aldin volvía a estar impaciente, sin duda era un hombre, pero el seudónimo de Ser Niño no estaba tan errado con respecto a su personalidad arrogante.

―Por supuesto―respondió Sam― Por aquí, vengan conmigo―hizo un gesto con la mano mientras torpemente caminaba hacia el almacén. Sus pasos eran cortos, rápidos y graciosos.

―Yo esperaré afuera― respondió Gangplank mientras se sentaba en el piso y apoyaba su espalda en una pared de madera― Las cargas noxianas siempre traen mierda, y la mierda siempre trae problemas―.

Sam abrió las puertas dobles del almacén y rápidamente se deslizó adentro seguido por Ser Aldin y sus hombres. El ambiente era horrendo; suelo de madera resquebrajado y podrido, el techo parecía estar a punto de venirse abajo y algunos pescados en descomposición estaban dispersados por todo el lugar, ya sea sobre el piso, sobre las cargas o flotando en agua estancada. El fuerte y desagradable olor a agua salada y a pescado volvería loco a cualquiera que no estuviera acostumbrado a él.

―Espero que la humedad no haya afectado en algo el contenido―comento Aldin con algo de esperanza― De lo contrario, le diré a Gangplank que te corte el miembro y se lo eche de comer a los peces―agregó, y Sam le devolvió un gruñido y maldiciones en voz baja.

Caminaron en círculo por unos minutos más. Las puertas se abrieron y entraron cinco hombres vestidos de negro, tal vez buscando otras cargas.

―Aquí está―dijo el pirata finalmente mientras arrastraba un cajón por el suelo― Veamos lo que dice...―se detuvo un momento a leer las inscripciones― Veneno, ¿no es así?―se rascó la cabeza, y acercó aún más el cajón a su dueño.

―No es de tu incumbencia―le respondió Aldin.

―No soy idiota, noxiano―contestó Sam― Si es el veneno que creo, no será apto para que lo use cualquier idiota. Especialmente tú―.

―Parece que sabes del tema―los ojos de Aldin mostraron interés, y Sam sabía que había dado en el clavo― ¿Qué mas puedes decirme? Perdonaré otro de tus insultos si me cuentas más―.

―Si me permites abrirlo, podría mostrarte su uso―respondió el gordo señalando la caja.

Aldin dudó un poco. Sabía que sus hombres no abrirían la boca, pero no debía bajar la guardia ante un pirata de la desagradable calaña de Sam el Barrigón.

―Cualquier movimiento brusco te costará una mano―le respondió al final, y el gordo le dedicó una sonrisa divertida― Adelante―.

Las manos de Sam desataron las cuerdas que apresaban el contenido con mucha habilidad, pues en tan solo unos segundos la gran caja por fin estaba libre para ser abierto. Levantó la tapa y hurgó dentro con las manos. El sudor le recorría la frente.

―¿Está todo bien?―le preguntó Aldin, con una mano en la empuñadura de la espada.

―Mejor de lo que esperaba―respondió Sam mientras sacaba un frasco con un líquido verde, aparentemente muy espeso― Si tan solo un frasco se hubiera roto, en este momento estaríamos todos muertos―agregó mientras cambiaba el frasco de una mano a otra con mucha rapidez, aterrando a los hombres y a Aldin― Tranquilos, no dejaré caer el frasco. Por cierto, ¿a quién planean matar con todos estos?―sacó más frascos y los contó rápidamente. Había más de veinte además de algunos paños de tela y otras chatarras.

―No lo sé, solamente vengo a buscar la carga y llevarla de vuelta―contestó el caballero de Noxus.

―No digas idioteces―le espetó el pirata― Tienes suficientes recipientes para barrer a cien personas, ¿y me dices que no sabes quién o quiénes serán el objetivo?―

―Aunque lo supiera, no te lo diría―le dijo Aldin en respuesta― Además, como ya te lo he dicho, no es de tu incumbencia. Pronto, coloca esos frascos dentro del cajón, firmaré y me llevaré esta carga. Hombres, prepárense a llevarla a bordo―.

―Sí, sí―respondieron los hombres, y se apresuraron a volver a poner las cuerdas para asegurarse que la tapa no se abriera accidentalmente. Ya era suficiente con que Sam supiera qué había dentro, si lo veían los demás piratas sin duda alguna tendrían un gran problema.

Aldin estaba a punto de ir a revisar las ataduras de las cuerdas, pero justo en ese instante los cinco hombres vestidos de negro se acercaron a ellos.

―Soldados, alto―les ordenó a sus hombres, quienes abandonaron las ataduras y se pusieron de pie al instante―Hombres vestidos de negro, soy Ser Aldin, tercer hijo del Barón Zélar de Noxus, si necesitan algo los escucharé, de lo contrario tendrán que apartarse de mi camino inmediatamente―.

―Acertaste, Ser Aldin de Noxus―dijo otro hombre muy alto también vestido de negro, que acababa de entrar al almacén― Estos hombres vestidos de negro están a mis órdenes, y necesitamos la carga que está justo detrás de ustedes―.

―Lamento decepcionarte, pero los noxianos no tenemos piedad con los bandidos―dicho esto el caballero noxiano y sus hombres desenvainaron sus armas― Se llevarán esta carga por encima de nuestros cadáveres―.

―Precisamente esto era lo que quería evitar―dijo el capitán de los bandidos, y entraron más hombres armados con lanzas, espadas y ballestas― Yo también lamento decepcionarte, noxiano, pero no podrás escapar vivo de aquí―.

Aldin tragó saliva y evaluó la situación. Eran seis contra treinta. Su única salida era conseguir llegar al barco con sus demás hombres para poder equilibrar la batalla, pero eso no sería fácil. También tuvo en cuenta de que fuera del almacén también habrían más tipos malos.

―Los noxianos no olvidarán esto―dijo, y levantó la espada―¡Hombres de Noxus, a ellos!―terminada esta frase los seis noxianos asaltaron el frente con sus armas.

Aldin arremetió con su escudo al primer hombre más cercano y lo derribó al suelo a la vez que uno de sus escuderos le cortaba la cabeza de un sablazo. El segundo matón cargó contra ellos con un mandoble, pero fue rápidamente abatido de una certera estocada por parte de un escudero. El sonido de las armas chocando, los alaridos de los heridos y los lamentos de los moribundos comenzaban a llenar el lugar. Aldin y sus hombres ya estaban siendo acorralados por los bandidos. Se acercaba el fin, Sam había huído y su lealtad era insuficiente, era muy poco probable que haya ido a buscar ayuda; pero no podía darse por vencido, tenía que acabar con todos ellos para ganar más respeto, si sobrevivía esta contienda ya no lo llamarían Ser Niño. Debía sobrevivir. Tenía prohibido caer. Escuchó el disparo de una ballesta, y al mirar hacia su derecha vio que el proyectil había impactado en el rostro de uno de sus escuderos, el cual yacía tendido en el suelo inmóvil. No tenía tiempo para lamentar las bajas. Atravesó el pecho del hombre más cercano, le arrebató su lanza y se la arrojó al ballestero en el estómago. Otro bandido con ballesta se preparaba a disparar un proyectil.

Las puertas dobles del almacén se abrieron de golpe y entró Gangplank con una cabeza en su mano derecha.

―Te lo dije, Aldin, las cargas noxianas siempre traen mierda―arrojó la cabeza frente a los bandidos que quedaban en pie―Y la mierda siempre trae problemas―desenvainó su espada y se arrojó a luchar ferozmente a la vez que maldecía en voz alta.

―¡Vamos, hombres!―bramó Aldin a la vez que acompañaba a Gangplank en la batalla. Cayeron dos, tres, cuatro y luego cinco bandidos en un abrir y cerrar de ojos. El capitán pirata tajeó la pierna de un bandido y con su pistola le voló el rostro a otro.

El último en caer fue el hombre que comandaba la emboscada. Un escudero le destrozó la columna con su maza y otro lo atravesó con su lanza.

―Mi señor, ¿qué hacemos con la carga?―le preguntó uno de los noxianos sobrevivientes a su caballero.

―Volveremos luego a recogerla, de momento tenemos que llegar al barco, ¡en marcha!―tras esa respuesta todos corrieron hacia el barco en busca de ayuda, pero se llevaron la desagradable sorpresa ver que el barco había sido abordado por más bandidos, y que ya casi no quedaban noxianos vivos en él― ¡Hay que ayudar a esos hombres!―volvió a desenvainar su ensangrentada espada― ¡Noxus!― bramó, y corrió hacia la batalla junto a Gangplank y sus dos últimos escuderos.

Diez hombres armados se dirigieron hacia ellos. Algunos arrojaron sus lanzas y consiguieron asesinar a otro escudero. Aldin arrojó su escudo como un disco y alcanzó a destrozarle el rostro a un sujeto. Desenvainó otra espada y cortó brazos, piernas y cabezas. Su último escudero ahora también yacía muerto en la arena. El caballero dio un profundo respiro a la vez que un hombre montado en un semental cabalgaba rápidamente hacia él con la punta de su lanza dirigiéndose a su pecho. Con un rápido movimiento a la derecha logró esquivar el golpe letal, pero no alcanzó a ver al espadachín que se le acercaba por detrás. Un instante después se percató del sablazo que le habían asestado por la espalda. Gangplank estaba luchando con cuatro bandidos al mismo tiempo, así que no podría contar con su ayuda.

―Al fin estarás muerto, chico―le dijo el espadachín a Aldin, que estaba arrodillado―Casi todos tus hombres han muerto, y ahora los acompañarás―.

―Bueno, al final caeré―pensó. Sintió el filo de la espada en el cuello y vio como el bandido subía el arma y la bajaba de un rápido y firme movimiento. Su cuerpo se sintió helado. Sudor frío le recorría la espalda. Estaba perdido en sus pensamientos... y estaba vivo.

El espadachín cayó al suelo con agujero en la cabeza. El sujeto del caballo también se vino abajo. Aldin admiró la figura femenina de la pistolera pelirroja que lo había salvado.

―Estás vivo, por ahora―le dijo. ¿Acaso le había leído la mente?

―Eres Miss Fortune, ¿verdad?―no hacía falta preguntar. Toda Valoran sabía que era ella. Sus pantalones negros remarcaban sus curvas en los lugares apropiados y sus más que generosos senos estaban cubiertos por un ajustado top. Sí, definitivamente era ella.

―Tal vez solamente es tu imaginación―respondió la pistolera. Le guiñó un ojo, se dio media vuelta y se marchó, tal vez rumbo a acabar con los bandidos que aún quedaban en el puerto.

El sujeto de la espada tenía razón, pues casi todos los hombres de Aldin habían muerto. Unos pocos supervivientes, algunos de ellos heridos, esperaban órdenes en el barco que estaba cubierto de cadáveres.

Gangplank se acercaba a él por su izquierda. Estaba cubierto de sangre y heridas, pero a pesar de eso aún sonreía.

―Una carga noxiana...―.

―Siempre tiene mierda, lo sé―.

―Y la mierda siempre trae problemas―agregó el capitán pirata mientras enfundaba sus armas― Creo que esta noche tomaré prestadas diez botellas―.

―Tengo que volver a Noxus, debo avisar a mi padre―dijo Aldin.

―Estoy de acuerdo―contestó Gangplank― Además estás herido, no quiero que te conviertas en una carga noxiana para mí, así que lárgate rápido―.

―¡Supervivientes, preparen el barco para regresar lo antes posible!―ordenó Aldin, y rápidamente los hombres se pusieron a trabajar, incluso los heridos. Era evidente que querían regresar a casa, aunque sea un segundo antes―¡Vigilen bien los alrededores, no quiero recibir visitantes inesperados de nuevo!―

―Tranquilo, Aldin, estoy seguro que Miss Fortune ya ha acabado con todos los que quedaban―le dijo Gangplank, y Aldin estuvo a punto de corregirlo por no decir "Ser", pero prefirió quedarse callado, en este momento debía irse de allí inmediatamente.

―Iré a buscar la carga para poder marcharme―informó.

―Esperaré aquí―

Aldin caminó lo más rápido que pudo hacia el almacén. La herida en la espalda lo restringía bastante, pero no podía demostrar debilidad en un momento así. Abrió las puertas dobles y esquivó los cadáveres de los bandidos y sus escuderos. Sintió algo de pena por ellos, pero un guerrero de Noxus sabía que morir en batalla lo era todo. Se dirigió rápidamente a la caja. Los restos de las cuerdas que aseguraban el paquete estaban dispersos por todas partes. Los frascos también se habían ido.

―¿Quién podría...?―escuchó un ruido detrás de él. Fue como una premonición. Movió su cabeza a la izquierda y unas boleadoras hicieron añicos la caja y parte de la pared de madera del almacén.

―Oh...―dijo una voz― ¿De verdad lo esquivaste?―.

―De lo contrario, estaría muerto―respondió Aldin mientras evaluaba a su atacante; alto, pelo blanco, melenas en la parte trasera de la cabeza, hombreras de hierro con púas, parche en el ojo izquierdo, zarpas en un guantelete en una mano y una gigantesca daga con una cruel curva en la otra― Déjame adivinar... ¿Rengar?―.

El sujeto peludo caminó junto a él y recogió sus boleadoras, que se habían quedado clavadas en la pared. Incluso de espaldas se veía monstruoso. Colgó el arma arrojadiza de su hombro y apoyó su brazo en el rústico muro para adoptar una posición interesante.

―Que increíbles reflejos―comentó con una sonrisa socarrona― Fascinante, para alguien de tu especie―.

―¿Alguien de mi especie?―Aldin adoptó una posición defensiva.

―¡Exactamente!―rugió Rengar― ¡Cazar humanos puede ser muy aburrido! ¡Muy pocos son verdaderos rivales para mi incomparable fuerza!―dicho esto lanzó dos puños y una patada al aire.

―Las historias decían que eras famoso por tu brutalidad―dijo Aldin― Y por tu arrogancia―.

―Grr... humano, debes tener cuidado con lo que dices―murmuró la bestia― No permitiré más insolencias en esta conversación, ni siquiera las que diga yo―.

Rengar levantó una caja que debía pesar cien kilos con una mano y la colocó frente a él.

―Siéntate, humano, vamos a conversar un rato―agarró otra caja y se sentó sobre ella.

Aldin se sentó sobre su cuadrado de madera. Se sintió aliviado, pues la herida de su espalda lo estaba matando de dolor.

―Magnífico―dijo Rengar mientras lo miraba de arriba a abajo― Fascinante, fascinante, demasiado fascinante―.

―Suficientes cumplidos por un día―murmuró Aldin, y Rengar se rió muy fuerte.

―Chiquillo mocoso―contestó― A pesar de que eres mi objetivo me caes muy bien―.

―Pues si quieres puedo recomendarte algunos objetivos más apetecibles― dijo Aldin mientras pensaba en Gangplank y en Sam el Barrigón.

―Sé que te refieres al panzón―continuó Rengar mientras enrollaba una de sus garras en sus melenas― No tengo permiso para cambiar de objetivo―.

―¿Permiso? ¡No me digas! No sabía que además de campeón eras un perro― esa respuesta provocó un gruñido de Rengar, quien lo golpeó en la cabeza con la empuñadura de su gran daga― Ya entendí―.

―Vamos, no seas un idiota―dijo Rengar, y luego se golpeó el rostro a sí mismo dos veces.

―Emh... ¿me perdí de algo?―quiso saber Aldin sin entender las acciones de Rengar.

―Te dije que no permitiría ninguna insolencia, ni tuya ni mía. Es mi castigo por faltar el respeto a mi palabra―Aldin se impresionó, y también le dieron ganas de reírse. Era evidente que este sujeto era muy disciplinado y obediente― Mi invocador me ordenó que te matara―agregó con más seriedad.

―Oh... así que también tuviste algo que ver con el robo de la carga de venenos―arriesgó el noxiano, y Rengar asintió con la cabeza.

―A mi invocador le vendrán bien esos frascos. Para sus propósitos, claro―.

―Déjame decirte que necesito unas vacaciones, mi trabajo de objetivo es muy agotador, hoy han intentado matarme unas sesenta veces―respondió Aldin, y Rengar esbozó una sonrisa divertida― Puedo sobrevivir sesenta y un veces―.

―Oh... ¿estás seguro?―preguntó Rengar con tono sombrío― No te será fácil escapar de este lugar―.

―De hecho, ahora que lo mencionas, ya me he salvado sesenta y un veces―comentó Aldin.

―¿Perdón?―.

―Sí, cuando esquivé tu boleadora―contestó el noxiano con firmeza― Eso quiere decir que esta será la ocasión número sesenta y dos―.

Rengar se quedó pensando unos momentos. Se rascó la cabeza, jugó unos segundos con sus garras y luego suspiró:

―Tienes razón―admitió― Grr... maldito seas―agregó mientras hacía pedazos una gran caja de un puñetazo.

Aldin rió bastante fuerte.

―Para ser un perro, tú también me caes bastante bien―.

―¡No soy un perro!―rugió Rengar mientras la baba le goteaba hacia el cuello― ¡Maldito humano con lengua atrevida! ¡Ponte de pie, prepárate para luchar!―.

―Y yo que pensé que podría descansar un poco, creo que mis vacaciones ya terminaron―dijo Aldin mientras se ponía de pie de un salto y desenvainaba su espada. La sangre en ella ya estaba seca― Prepárate a ser derrotado, Rengar―giró la espada a trescientos sesenta grados y adoptó una posición defensiva. La herida en su espalda ya volvía a provocarle mucho dolor.

―Los noxianos deben aprender a no ser tan arrogantes―murmuró Rengar mientras giraba sus boleadoras en su mano con el guantelete de zarpas― ¡De lo contrario, serán eliminados!―la arrojó con una velocidad que era casi imposible de predecir. Aldin se deslizó a la izquierda como en la ocasión anterior, pero sintió como su brazo se endurecía y sufrió un empujón que casi lo derriba en el suelo. El dolor lo invadió, miró su brazo y vio que estaba completamente fuera de lugar, y parte del hueso del hombro estaba afuera.

―Que buen lanzamiento―opinó, tratando de disimular que quería gritar― Ha resultado bastante doloroso, de hecho―.

―¡Silencio!―bramó la bestia mientras se acercaba con la gran daga en mano― ¡Has sido cazado!―apuñaló al noxiano en el pecho con la bestial daga y le provocó dos sonrisas rojas en el cuello con su guantelete de zarpas. Sacó la daga de su cuerpo con un ruidoso ¡Fsshh! y el cuerpo cayó inerte el piso.

Rengar caminó alrededor del cadáver unos momentos mientras observaba como la piscina de sangre aumentaba.

―Ahora tendrás unas vacaciones eternas, chico―murmuró mientras limpiaba sus armas. Sus orejas se movieron al escuchar la voz de Gangplank afuera.

―¡Ser Niño, tu nave esta lista, ya puedes largarte!―.

―Grr...―gruñó Rengar mientras comenzaba camuflarse en el ambiente hasta volverse completamente invisible― Adrenalina del cazador...―

Gangplank se acercó a las puertas dobles, que se abrieron de repente. Desenfundó su pistola y disparó hacia adelante antes de escuchar unos pasos en su flanco derecho. Apuntó y disparó de nuevo. Atrás. Disparó de nuevo. No escuchó nada más. Miró a su alrededor y vio como un trozo de madera caía desde un techo no muy lejos de él.

―Invisibilidad―se dijo el pirata a sí mismo― Se ha escapado por los techos―.

Entró en el almacén y allí vio la desagradable sorpresa.

―Maldita sea, Aldin―murmuró mientras miraba el cadáver― Lo sabía. Sabía que para mí solamente serías una carga noxiana llena de mierda―pateó el cadáver y corrió hacia la taberna en busca de sus diez botellas de ron. Los siguientes días serían bastante complicados, en especial porque tendría que explicarle al Barón Zélar de Noxus lo que había sucedido.


Lux ajustó su ropa interior y rápidamente deslizó sus brazos en la brillante armadura ligera plateada. Acompañó su atuendo con un pantalón oscuro largo y una corta y elegante pollera blanca transparente que hacía juego con todo lo anterior. Peinó su radiante cabello amarillo y pintó sus labios de un suave rojo. Junto sus labios un par de veces para terminar su arreglo. Se quedó parada frente a su gran espejo unos minutos buscando alguna desprolijidad. Sí, ya estaba lista.

―Con permiso―dijo una voz masculina desde el otro lado de la puerta.

―Adelante―la puerta se abrió.

―Estás muy linda―opinó la voz mientras la entrada volvía a cerrarse. Ella dio media vuelta y vio a su hermano.

―Gracias, Garen―contestó, y volvió a mirarse con bastante alegría― Quiero dar una buena impresión a todos los invocadores―.

―Siempre buscas eso, hermanita―dijo Garen en respuesta― Varios campeones se han quedado sin invocadores, y también habrán algunos nuevos―.

―Eso es excelente―dijo ella― Me preocupaba el hecho de que solo yo sea nueva en la liga―.

―Descuida―la tranquilizó― Me he estado informando un poco; uno parece ser una criatura peluda y naranja. Es alguien pequeño, pero los rumores dicen que posee una fuerza incomparable. Lo encontraron en la jungla destrozando centinelas―.

―¿Destrozando centinelas, dices?―Lux estaba intrigada, pues los centinelas eran casi indestructibles. Su madera era casi imposible de cortar aun con las mejores hachas― Debe ser muy poderoso―.

―También hay un sujeto con una espada. Rumores dicen que puede controlar el viento con sus manos―dijo Garen― Por último, hay un hombre sin cabello que usa una gran puerta como escudo. Según he escuchado es más alto que la lanza de Jarvan―.

―Increíble―opinó Lux mientras ajustaba sus botas― De hecho, todos ellos suenan más interesantes que yo―.

―¿Más interesantes que tú? ¡Imposible!―exclamó él― Eres Lux, por boca de muchos hombres eres la personificación de la real belleza representada en una joven dama. Puedes hacer que las personas vean cosas que no han pasado. Puedes crear luz así como extinguirla, ¿qué puede ser más interesante que eso, hermana?―.

―Yo...―era evidente que ella no sabía que decir. Su hermano siempre la había apoyado mucho, y lo seguía haciendo en este momento― Gracias―.

Garen puso una mano en su hombro y le despeinó un poco el cabello.

―Estoy seguro de que serás la mejor campeona de la historia, el que diga lo contrario será un tonto―.


Isentris se quemó la lengua con el café que estaba bebiendo. Se había pasado la noche estudiando las palabras que debía decir al ser elegido como invocador de algún campeón.

―En este momento, por el honor del Instituto de Guerra, creo mi vínculo con este campeón para llevar el bien a los que se lo han ganado y entregar el castigo a quienes se lo merezcan. En nombre del equilibrio entre las facciones de Valoran, juro por mi vida que yo, Isentris de Venmit, haré buen uso del poder que se me ha concedido―repetía esto en su cabeza una y otra vez.

Pasó a la siguiente página del libro y comenzó a releer lo estudiado la noche anterior.

―El código del invocador dicta que el buen comportamiento para con mis pares es vital para la reputación de todo invocador. El mal comportamiento será duramente castigado. El invocador debe respetar a su campeón en todo aspecto y viceversa. Cualquier tipo de problema deberá ser reportado al Tribunal a cargo de la jurisdicción de Kayle, quien revisará el caso―.

Suspiró al ver que el texto continuaba.

―Mierda... ¿quién lee el Código del Invocador hoy en día?―pensó Isentris― Maldito seas, Alto Consejo de la Equidad―.

Le dio otro trago a su café y dejó su taza a un lado del escritorio. Le echó un vistazo rápido a su reloj. Faltaban dos horas para la ceremonia de emparejamientos entre campeones e invocadores, y él ni siquiera se había arreglado ni tampoco había dormido. Se sentía un poco ido debido al cansancio. Tenía miedo de dormirse, ya que correría el riesgo de no despertar a tiempo.

Escuchó que alguien tocaba la puerta.

―Adelantemurmuró. La puerta se abrió y la figura femenina de pelo rubio iluminó la oscura habitación.

¿Isen?llamó la dama¿Dónde estás?―.

Aquírespondió perezosamente mientras se acercaba su cama y se derrumbaba en ella.

―¡En el nombre del Iluminador!―exclamó ella al tratar de caminar por la oscura y desordenada habitación― ¿Cómo es que vives así, con tanta oscuridad?―.

―Costumbre―respondió― Tampoco me molesta―.

―Pues a mí si―protestó Lux enojada― No permitiré que vivas en esta penumbra, lo quieras o no―levantó sus dedos índices, susurró algo en voz baja y una pequeña esfera con colores se formó sobre ambos dedos. Acercó la pegueña esferilla a sus labios y sopló.

―¿Qué haces?―le preguntó Isentris al ver que la esfera se acercaba a él. Estaba por volver a preguntar, pero la esfera estalló y la habitación se bañó en luz.

―Magia―contestó ella inocentemente.

―Trata de no dejarme ciego para la próxima―murmuró él mientras se restregaba los ojos― Buenos días- agregó, y se echó a reír.

―¡Buenos días! ¿Cómo me veo?―Lux dio un lindo giro, su pollera blanca se levantó hasta un poco más arriba de sus muslos, dejando ver la perfecta combinación con el largo pantalón negro que tenía debajo.

―Divina―respondió Isentris― Ven, siéntate. Lo siento, no te he preparado nada para el desayuno. De hecho, este café es peor que recibir un sermón de tu hermano.

Vamos, todos saben que Garen es un buen hombrerespondió Lux mientras cerraba la puerta y se sentaba en la cama― Y descuida, no tengo hambre. ¿Qué estabas leyendo?―preguntó mientras observaba con interés el gran manual que estaba en el escritorio.

―El código del invocador―respondió él mientras escondía su cabeza bajo la almohada― Que suerte tienes de ser una campeona, no debes estudiar para ingresar a la liga―.

―Cierto―Lux estuvo de acuerdo― Sin embargo, tenemos grandes obligaciones, como proteger al invocador de todo daño. Además debemos realizar muchas pruebas de aptitud―.

―Espero que nos elijan como campeón e invocador, podremos tener sinergia. Nos haremos famosos por ser el dúo imbatible―se esperanzó Isentris, y Lux se echó a reír― Lo digo en serio―agregó con tono ofendido.

―Lo sé, lo sé―respondió ella mientras le apretaba las manos― Bueno, supongo que eso dependerá del destino―agregó mientras se ponía de pie y se dirigía hacia la puerta.

―¿Garen te llevará al Instituto de Guerra?―le preguntó él antes de que cerrara la puerta y se marchara.

―Mi hermano estará ocupado, así que iré con Ser Társoma―contestó― Ven con nosotros, si quieres―.

―Por supuesto, nos vemos después―la saludó Isen con una sonrisa.

―Tu familia estaría orgullosa de ti, Isen―le dijo Lux mientras lo saludaba con la mano― Hasta luego―.

Mi familia...

Mi familia ya no existe.

Pero la tengo a ella, la mejor amiga que alguien podría tener.


Espero que les haya gustado esta pequeña introducción al cuentito.

No se confundan, el protagonista no será Gangplank, será Isentris (o como le dice Lux: Isen).

Particularmente siempre me encantaron las historias enfocadas en las relaciones entre invocadores y campeones. Si bien yo busco hacer lo mismo, trataré de que no tenga tantos clichés. Nunca es fácil armar una buena relación romántica entre dos personajes, así que trataré de poner esfuerzo en eso. Tardaré en actualizar debido a eso, quiero que haya calidad en cada capítulo, y ordenar todas las ideas lleva bastante tiempo y trabajo (tranquilos, tampoco pasarán semanas entre actualización y actualización).

Por otro lado, me divertí bastante mientras escribía los diálogos de Gangplank y de Sam el Barrigón. Espero que se hayan divertido tanto como yo.

No lo dejé en claro en el prólogo, pero en este cuentito Lux tiene veintidós años e Isentris tiene veinte. Los campeones de los que habló Garen son obviamente Gnar, Yasuo y Braum. No es algo completamente acertado con el juego, puesto a que Lux ya era jugable antes de que aparecieran estos tres, pero bueno, todo cuentito tiene sus mentiritas.

Los comentarios serán apreciados. Hasta otra.