Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de WB y demas parentela.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y será slash) y este se da entre los personajes de Osmosis Jones y Thrax, ademas de algún posible competidor de creación propia, si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capítulo 1. La Muerte Roja viene para quedarse.
Dolor. El dolor había sido insoportable, nunca había sentido nada parecido.
Disolverse, derretirse siendo plenamente consciente de ello.
El alcohol le había destrozado casi por completo, desintegrando su estructura. Había estado a un paso de ser reducido a la nada.
Pero los virus eran supervivientes natos. Sus antepasados habían evolucionado de cuerpo en cuerpo durante siglos, unas veces triunfando y otras perdiendo, pero siempre habían encontrado el modo de sobrevivir. Mutar, adaptarse, regenerarse, evolucionar... todo con un mismo objetivo: Sobrevivir.
Thrax sabía mucho de eso, él mismo era una mutación, el primero y único de su clase. Sus antepasados solo habían habitado en animales, en la familia avícola, él había conseguido transmitirse también al ser humano.
En un principio no lo había hecho por ambición sino en un acto de pura desesperación, porque si permanecía atrapado en aquella especie estaba condenado.
Y en cada cuerpo por el que había pasado había aprendido más y más, no había dejado de mejorar su estructura ni por un momento. Incluso había aprendido a transmitirse por el aire, algo impensable para sus progenitores.
Sobreviviría de nuevo. Aun rodeado por antiséptico.
Ironicamente el haber tenido las garras atrapadas en aquella pestaña postiza le había salvado la vida. Al caer en el alcohol, su uña asesina había quedado rota e hincada en la pestaña. Su pauta genética estaba allí, a salvo. Poco a poco la replicación comenzó, regenerando a gran velocidad sobre su balsa salvadora.
Finalmente la oscura figura de piel entre roja y granate se alzó sacando su zarpa de un tirón.
Thrax tosió violentamente y tuvo que sentarse para no caer accidentalmente en el alcohol, el olor que emanaba el antiséptico le estaba haciendo casi tanto daño como estar sumergido en él, le dolía la piel como si se la hubiesen tensado. Cualquier otro virus hubiese muerto en el instante por la simple inhalación del alcohol, pero Thrax aun resistía, la exposición anterior al alcohol estaba en su mente y le había enseñado una leve adaptación, que no inmunidad.
Tenía pocas energías, si no entraba en un cuerpo orgánico pronto, moriría. Los hongos, por pateticos que fueran, tenían la ventaja de fructificar en zonas de espacio orgánico mínimo, solo necesitaban un poco de humedad. La mayoría de los virus no tenía esa suerte, si estaban demasiado tiempo sin huesped, su tiempo se acababa definitivamente.
Y Thrax, que precisaba tanto de calor corporal, estaba quedándose sin tiempo.
Uso las pocas energías que le quedaban para crear su ropa a su alrededor y con ello su capa con alas. Dio un aleteo, un impulso para salir del vaso... y despues no tuvo mas remedio que dejarse llevar por el aire y rezar para no caer en otro lugar tan antiséptico, cosa harto dificil en un hospital.
Voló sin rumbo en un estado de casi inconsciencia, se moría de frio y de hambre.
El humano llamado Frank aun estaba allí, también su hija, ninguno de los dos llevaba ropa esterilizada, tenía que conseguirlo, tenía que...
Su tiempo no se acabó pero su suerte sí. Thrax tuvo un último pensamiento consciente de alivio, al caer en un líquido cálido y lleno de vida, debía ser un líquido nutriente.
De haber estado en el exterior y haber tenido una visión completa habría leido el letrero de la caja. " Muestras para analizar".
Jones bostezó sonoramente y desistió de seguir fingiendo que prestaba atención. Desde que Drix estudiaba en la Universidad del Cerebro, se estaba volviéndo insoportable. Era cierto que los glóbulos blancos tenían que saber de todo tipo de enfermedades, pero que Drix quisiese comunicarle cada novedad le estaba empezando a poner nervioso.
- ¿Y sabías que ese herpes es capaz de pasar de un cuerpo mediante...?
- Drix, ¿sabes que te aprecio muchísimo mas cuando estas calladito?
Al menos era rápido captando indirectas, porque Drix no abrió la boca el resto de la patrulla.
No tenían demasiado trabajo. Desde que mandaba el nuevo alcalde las cosas habían mejorado visiblemente. Y no cabía duda de que la experiencia de Frank al borde de la muerte había llevado a este a preocuparse muchísimo mas por su salud y por su hija.
De hecho las cosas iban tan bien que Osmosis Jones estaba harto de tratar unicamente con un par de descarriadas bacterias que apenas si conseguían poner en guardia a los refuerzos que llegaban continuamente con el dentífrico de Efecto Total que usaba Frank.
- Se que te aburres, Ozzy.- Dijo de pronto Drix.
Jones levantó la vista de la carretera y le dedicó una amplia sonrisa que no conseguía ser real pese al esfuerzo que puso en ello.
- ¿Aburrirme? ¿Yo? ¡Ja!
- Deberías tener un hobby, como yo.
- No, gracias, no me gusta estudiar.
En realidad no era solo la falta de actividad, Leah le había dejado hacía una semana. Al principio no había pensado demasiado en ello, aquellas cosas ocurrían, pero después había descubierto una serie de casualidades. Leah y él habían empezado a salir en el momento en que él se hizo famoso, él policia del año. Y habían dejado de salir dos días despues de bajar en las listas de parejas populares. Para mas decepción Leah estaba saliendo con el nuevo alcalde, ¡pero si había sido secretaria del anterior!.
Puro interes. Se había sentido asquerosamente utilizado. Y encima no podía apagar su frustración dando mamporros a alguna bacteria medianamente agresiva. Ni siquiera quedaban hongos duros en el huñero.
No quería que la vida de Frank volviese a correr peligro, pero... a veces deseaba que ocurriese algo... aunque fuera malo.
Cuando su busca empezó a sonar insistentemente no pudo sino gritar mentalmente que no iba en serio. El número de las emergencias. A veces había que recordar aquello de que uno debe tener cuidado con lo que desea.
Cogió el teléfono y llamó al departamento central.
- ¿Qué ocurre, jefe?
- Una inyección, Jones, el cerebro dice que es una nueva vacuna, y adivina de qué.
Jones frunció el ceño, no había oido hablar de ninguna gripe nueva.
- ¿Y yo que se? ¿Han encontrado la vacuna contra la estupidez?
- Nooo, es una vieja conocida.
- ¿No me diga que volvemos a tener que vacunarnos de varicela? Crei que solo se necesitaban dos inyecciones.
- La vacuna es nueva y el virus también.
Jones se puso lívido, no podía ser cierto... no podía ser él...
- ¿Thrax?
- Así es, los médicos lo encontraron y le han convertido en una vacuna que solo han puesto a Frank. Así que la Muerte Roja viene a vivir con nosotros.
Jones estuvo a punto de estrellar el coche contra un nervio.
