Habían pasado ya más de 30 años desde que Terriuce había conocido al amor de su vida. Una bella joven de ojos color esmeralda, piel crema, risos dorados y pecas coquetas. Después de un tiempo de conocerse había tenido que separarse de ella con todo el peso de su corazón. No quería convertirla en lo que él era. No imaginar a su pequeña pecosa sufrir por la transformación y verla matar para vivir.

Tres años atrás había salvado a una chica llamada Mikaela, cuatro tipos la rodeaban cuando la encontró, ella estaba en el suelo cubierto de nieve, con la falda de su vestido rota por la mitad llena de sangre, tenia un ojo amoratado e hinchado, sus largos rizos castaños estaban esparcidos en el suelo mientras algo de sangre brotaba de su cabeza. Rasguños, moretones y suciedad cubrían sus brazos y cuello. A primera vista pensó que era Candy, pero después de suponer que para ese entonces ya seria un poco mas vieja y que esa chica era castaña no rubia, decidió no meterse, sin embargo, al ver lo que esos bastardos le hacían a la joven no pudo contenerse y acabó con ellos, para que ella no muriera tuvo que transformarla. Le sorprendió que una chica de apenas 15 años pudiera sobrevivir al dolor que la transformación implicaba. A partir de ese día Mikaela se quedó con Terry, él le enseño a alimentarse, a esconderse y a cuidarse, pero no la dejaba ir. La apreciaba, siempre que la veía imaginaba que era hija suya y de Candy, con esos risos idénticos a los de su pecosa pero castaños como su cabellera y unos hermosos ojos azules con verde, lo único que le faltaba para volverlo loco eran unas pecas. Mikaela por su lado quería mucho a Terry, siempre le obedecía y lo respetaba.

Mikaela… - le habló un día por la noche.

¿Qué ocurre mi señor?

Hoy en la tarde escuché decir al comisario que ha habido asesinatos por las calles de la ciudad, muy frecuentes y al parecer de algo inhumano. Imagino que hay más seres como nosotros rondando por ahí que se están dando mucho a notar.

¿Y que sugiere que hagamos?

Sugiero que dejes de llamarme de forma tan formal querida.

Lo siento señor, me es muy difícil dejar de hacerlo.

Bien, cuando puedas solo llámame Terry.

De acuerdo.

Dime, ¿tienes apetito?

Algo, ya va un poco mas de una semana que no bebo sangre.

Entonces prepárate ya que saldremos a que te alimentes y a hablar con cualquiera que este dándose a ver demasiado.

Me parece perfecto, llámeme cuando quiera irse, estaré en mi habitación.

Terry se quedó pensativo un rato, ¿debería de esperar lo peor? La última vez que no había estado listo para cualquier cosa casi los asesinan. Si Mikaela no hubiera tenido tanto valor ni hubiera sido tan fuerte por el miedo, quien sabe que habría pasado.

Así pues llegó la hora de irse, Mikaela se puso un lindo vestido negro con estampado floral gris, y una capa roja con capucha. Terry llevaba una camisa blanca como las que usaba todo el tiempo, el cuello en "v" y las mangas acampanadas, apretadas en la muñeca, un pantalón de pana azul grisáceo y una capa negra.

Salieron de la gran mansión, la luna estaba cubierta por las nubes, hacia un poco de frio y la chica tembló levemente, Terry la rodeó con el brazo, comenzaron a caminar lentamente. Era muy poca la gente que se encontraba en la calle a esas horas; vagabundos, mujeres dando servicios y hombres apostando. Estaba silencioso, de vez en cuando escuchaban uno que otro hombre vomitando o un bebe llorando, pero nada fuera de lo normal.

Parece que no pasara nada esta noche Mika. Creo que solo tendrás que alimentarte e irnos.

De acue… - se vio interrumpida por un grito desgarrador proveniente de cerca.

Vamos. – dijo Terry al momento que comenzó a correr hacia donde provenía el grito.

Cuando al fin llegaron estaban en una calle bloqueada por un gran muro, al fondo se encontraba una mujer tirada siendo atacada por alguien mas, el grito había cesado ya que la victima había muerto. Terry coloco a Mikaela detrás de él para protegerla. Se acercó lentamente y se detuvo a unos cuantos metros de distancia.

Buenas noches. – dijo amable pero duro.

Aquel ser no le dijo nada, seguía alimentándose grotescamente, no podía distinguir si era hombre o mujer, joven o viejo, así que Terry prosiguió.

He escuchado de usted, le sugiero que tenga mas cuidado en cuanto a sus ataques. Creo que se pregunta porque le digo esto. Es porque, créalo o no, yo y mi compañera Mikaela somos como usted, y no queremos que nadie nos descubra. No tiene idea de lo que la gente hace con nuestra raza.

Después de decir esto, el ser se incorporó, Terry pudo notar que era hombre por la ropa que llevaba. De pronto una fuerza lo separo de Mikaela, a ella la impulsaron fuertemente hacia atrás y a el hacia adelante. El golpe lo mando a las sombras, el otro que se encontraba ahí se abalanzo sobre él y comenzó a atacarlo. El tipo que los había separado tomo a Mikaela por detrás para someterla, pero ella no se dejó, se soltó rápidamente y empezó a esquivar los golpes que le intentaba dar.

¡Deténganse! – grito una voz femenina de pronto.

Esta voz le pareció a Terry tan familiar que provoco que se distrajera y el primer atacante le propinara un golpe en la barbilla.

¡Archie, por favor! – volvió a gritar la chica.

¿Archie? – dijo Terry confundido – No…. No puede ser.

Por otra parte Mikaela había dejado de ser atacada.

Lo lamento señorita. – se disculpo su atacante. – Fue instinto solamente.

Mikaela estaba cansada y asustada, pero al verlo bien, le dio un poco mas de confianza, aquel chico era alto, tenía cabello negro y usaba lentes.

¡Dígale a su compañero que deje a mi amo! – le suplicó con ojos llorosos.

¡Archie detente!

Archie, basta. – le rogo la otra mujer.

Aquel joven llamado Archie finalmente se detuvo. Terry aun incrédulo y más pálido que de costumbre se puso de pie y miro fijamente a la mujer que era acompañada por los dos jóvenes. La luna se dejo ver de entre las nubes, la luz de la misma hizo que el cabello de la joven brillara, era rubio y rizado. Si el corazón de Terry palpitara seguramente se habría detenido en ese momento. Se acerco a la chica y vio sus bellos ojos verdes brillando por las lágrimas que estaban a punto de brotar.

Terry…

Candy… - susurraron los dos al mismo tiempo.

Fin del capítulo 1.

Bueno espero que les haya gustado, dejen reviews comentando lo que piensan y pronto subiré el próximo capítulo.

¡Saludos y Buenos Deseos!