"Estúpida" se dijo a sí misma y entró a la mansión Malfoy.
"¿Dónde está tu maldito orgullo, Parkinson?" rió irónica y se contestó "Me lo robó".
Lucius se hizo presente en el vestíbulo, me saludó cual si fuese parte de la familia, mi voz interior volvió a reír, y me invitó a subir las escaleras…
Mirar esos pasillos, esas habitaciones en desuso me hizo expulsar una sonrisa tonta y me dije "Aquí eras querida por él, te hacía sentir única, ¿recuerdas?", al instante revolví mi cabeza de un lado al otro tratando de echar ese pensamiento. "¿Quererte? ¿Bromeas verdad, Pansy? ¿O te refieres a usarte?" se volvió a repetir irónica.
Llegó hasta la puerta del dormitorio. "¿Y si salgo corriendo ahora mismo, me desaparezco y nunca más me vuelven a ver?" Me pregunté…
Pero no pude decidir, antes siquiera de reconsiderármelo ÉL abrió la puerta. Y ahí estaba yo, después de dos años sin verlo, parada frente a mi único amor, ¿y él? Él me saludaba…
— ¡Pansy! — exclamó y me abrazó. Me abrazó… otra vez esa maldita sonrisa.
— Draco… — sonreí y me recompuse al instante. Aclaré mi garganta y seguí: — Draco, felicitaciones.
— ¿Sucede algo? — me dijo con el ceño demasiado fruncido. Se veía tan lindo.
— Para nada… — solté y avancé — quiero conocerlo. — mentí.
Se hizo a un lado y caminé. Ahí estaba ella. Y eso.
— Astoria Greengrass… que lindo verte así, te sienta bien el pequeño… — "bastardo" pensé sonriendo completando la oración, pero Draco dijo otra cosa.
— Se llama Scorpius.
— Scorpius… — terminé de decir y me acerqué a ellos. No debí hacer eso.
Astoria me entregó al niño, si no lo tomaba quedaría mal.
Una maldita corriente eléctrica cuando el pequeño Scorpius Malfoy me tocó la cara con su mano, también pequeña, me hizo derretir el hielo con el que entré.
Sonreí.
Lo que escuché luego fue: "Pansy, queremos que seas la madrina, después de todo, eres mi mejor AMIGA..."
Lloré toda esa noche, pero no lo sabrán. No sabrán que sigo amando a Draco Malfoy.
