*ayer terminé un longfic y hoy estoy en esto... bueno, no hay descanso cuando algo realmente te apasiona jejej* BIEN! qué tal? durante esta semana me dedicaré a este pequeño fanfic, que espero les guste. Aproveché el hype que he tenido con SherlockedUK y me puse dedos a la obra de inmediato.

Este Fanfic participa en el reto "Slash-olimpiadas" del foro I am sherlocked! con el tema: Atletismo. (específicamente, Maratón)

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino que son propiedad de Sir Arthur Conan Doyle y su adaptación a la televisión pertenece a la BBC y a su creadores (Moffat/Gattis). Esta actividad la realizo sin fines de lucro y solo por entretención.


Línea de partida.

Se habían preparado desde que tenían 12 y 10 años respectivamente para poder, un día, estar en el lugar en el que estaban ahora, cumpliendo una meta personal y además teniendo sobre sus hombros el honor de representar a una nación que en un par de semanas más estaría al pendiente de cada paso que daban, literalmente hablando. John Watson y Sherlock Holmes, ambos maratonistas olímpicos, habían cruzado un océano junto a la comisión de Inglaterra a fin de obtener "la gloria" (o simples medallas, como mascullaba Sherlock cuando el entrenador le daba la perorata del triunfo) en estos juegos Olímpicos de Río 2016. Habían participado en los juegos de su propia nación hace cuatro años atrás, pero al ser la primera maratón olímpica que ambos corrían, ninguno alcanzó medalla, pues John había llegado en el séptimo puesto y Sherlock en el quinto lugar. Por la misma razón, y después de aquel episodio que consideraron una derrota, habían dado lo mejor de sí mismos para que en esta ocasión la historia fuera diferente.

Sherlock y John en sí mismos, eran como la luna y el sol; lo cual llamaba la atención de la prensa británica, donde constantemente aparecían en la sección de deportes donde se destacaban sus logros en otras competencias internacionales, así como entrevistas que rescataban la historia de sacrificio y/o amistad férrea de ambos: se habían conocido en la escuela primaria y de inmediato habían congeniado, John fue el que motivó a Sherlock a participar de los primeros talleres de atletismo cuando eran adolescentes y él simplemente lo siguió sin mucho ánimo para luego, convertirse en un corredor mucho más rápido que John. Sherlock siempre parecía apático y frío a los ojos de los auspiciadores deportivos y del público por sí solo, después de todo, medía poco más de un metro y ochenta centímetros, tenía la piel imposiblemente blanca, piernas largas, hombros anchos, pero una complexión delgada y fuerte, además de una mirada cromática penetrante e inquisidora, sumado a su cabello oscuro y ondulado. Era John, algo más bonachón, con cabellos castaños claros y rubios, y una amigable mirada azul como el océano, el encargado de "suavizar" un poco la imagen de Sherlock, a través de sus cuentas de Instagram y Twitter, donde compartía imágenes y videos de sus entrenamientos compartidos, comidas, zapatillas, etcétera. Sherlock no había reclamado nunca esa conducta, muy por el contrario y pese a no usar ningún tipo de red social, revisaba de vez en cuando los perfiles de John por simple curiosidad.

Por supuesto que la prensa amarilla había especulado antes, durante y después de Londres 2012 acerca de una posible relación homosexual entre ambos, pues siempre se les veía juntos en casi todos lados y de hecho, tenían el mismo equipo entrenador, liderado por el veterano maratonista Gregory Lestrade, segundo lugar en los 42 kilómetros de Atlanta 1996. Sin embargo, nadie de su equipo ni ellos mismos habían desmentido el rumor sobre una relación y tiempo después cuando la prensa y la opinión pública ya se habían olvidado un poco del tema, aparecieron fotos de John Watson saliendo de un conocido restaurante londinense con una bonita chica rubia, identificada como Mary Mortsan; una enfermera que John había conocido en la clínica de deportistas hace un par de meses. Se oficializó su relación mediante las mismas redes sociales que John usaba, donde las fotos que tenía con Sherlock en las que muchas veces destacaba su cabello con bucles azabaches, comenzaron a mezclarse con los rizos rubios de Mary, siempre sonriente a la cámara.

Pero eso había sido hace ya mucho. Durante el año pasado, mientras Sherlock se encontraba de vacaciones y había viajado solo hacia el norte Escocia, se dedicó a revisar los perfiles de John, como siempre lo hacía, donde descubrió que algunas fotos de los lugares donde había estado con Mary habían sido eliminadas de la web. "Pues se acabó el amor" dijo para sí mismo, extrañamente conforme. Y si había una característica que destacaba a Sherlock además de ser un buen corredor, era lo perspicaz que era con solo observar a las personas que le rodeaban. Cerró la tapa del laptop y esa tarde corrió 21 kilómetros en los campos escoceses, ligero como una pluma en tan solo una hora, tres minutos y cincuenta segundos. Volvió a Londres al cabo de una semana a sus entrenamientos con John, quien algo apenado le comentó que su relación con Mary había terminado.

Y bien, parte de toda esa historia era lo que traía a Sherlock Holmes y a John Watson de vuelta a sus segundos Juegos Olímpicos. Juntos, como los amigos inseparables que siempre habían sido, y ahora aún más, pues desde que John había terminado con Mary, ambos se habían mudado juntos a un piso en el centro de Londres, lo cual obviamente volvió a encender las alarmas de la prensa amarilla. Sin embargo, y nuevamente, habían hecho caso omiso a ello, pues ambos se sentían a gusto compartiendo un espacio común con su única pasión; correr.

La voz por altoparlante anunció a la delegación de Inglaterra para que desfilara por el estadio Olímpico. Todos iban vestidos de pantalones color caqui, camisa blanca y terno azul marino. Además varios agitaban banderitas con la Unión Jack pintada en ellas, dando saltos o moviendo los brazos. Cuando salieron al estadio, fueron recibidos por las luces multicolores, los flashes de las miles de cámaras presentes y una samba que sonaba a todo volumen. Sherlock iba simplemente caminando tranquilamente con las manos a los lados, mientras los otros deportistas saludaban a la cámara de transmisión internacional y al público presente con amplias sonrisas. John por su parte, iba junto a Sherlock y llevaba un selfie-stick con su teléfono móvil en lo alto, registrando todo lo que ocurría a su alrededor.

-¡ Vamos Sherlock, alégrate! ¡ Estos juegos serán nuestros, ya verás! –gritó lleno de real entusiasmo el rubio maratonista en medio de la bulla. Sherlock se volteó para responder, pero entonces se quedó mirando a John bajo ese destello de luces y colores fluorescentes que bailaban alrededor de ellos. John estaba realmente alegre y lo miraba con sus ojos azules llenos de dicha y esperanza por los logros que obtendrían en un par de semanas más. Sherlock se quedó un rato prendido ahí, en los ojos de John, mientras algunas cosas parecían hacer una especie de "clic" en su cabeza. Le dio una media sonrisa a John y le palmeó el hombro, amistosamente.

-Sí John, estos juegos serán nuestros. – inspiró profundamente y siguió la caravana en silencio, con su amigo caminando a su lado, alegre.


¿cómo va hasta aquí? espero regresar con el segundo capítulo el lunes!

D~