Las noches de inspiración son fascinantes.
Pareja: Kiyoko x Yachi
Disclaimer: Esta manga/animu le pertenece a Furudate Haruichi. La historia vino de mi delirio.
OJO: Kiyoshi Shimizu no es Kiyoko ni tampoco será un personaje recurrente.
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Hedonista
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Prólogo
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—Oye, Shimizu—escuché una voz rugir.—Tienes que presentárnosla.
Una tarde cualquiera, me encontraba realizando tareas de limpieza del aula. Al escuchar esa voz, mi curiosidad me venció para ir a descubrir de quién se trataba. Grave error.
Al otro lado de la esquina en la que me encontraba, se encontraban dos chicos encorralando a un tercero contra la pared.
Están extorsionándolo. Rápidamente, me escondí y, como de costumbre, entré en pánico. ¿A quién podía llamar? No había ningún profesor cerca. La sala de profesores se encontraba justo un piso más arriba. ¿Debería gritar? No, quizás podrían ir tras de mí. Muy mala idea, me atraparían rápido por mis piernas cortas.
¡Soy muy joven para morir, solo tengo 16 años!, pensaba aterrorizada cuando todavía no había actuado. Culpaba a mi lado justiciero por evadir la brillante idea de huir y fingir que no había visto nada.
—Ya les dije que no.
De inmediato, reconocí la voz. Cuando me asomé para identificar a los actores, pude reconocerlos sin dificultad. El que recién había hablado era Kiyoshi Shimizu, un chico flacucho de anteojos que estaba en mi clase. Toda su apariencia cumplía con el rol de chico indefenso, aunque su personalidad era la de un idiota. Aunque los otros dos no se quedaban muy atrás. Se trataban de Ryuusuke Tanaka y Yuu Nishinoya, dos chicos de un grado mayor que ya de por sí tenían pinta de delincuentes. Si no mal recordaba, todos se conocían por pertenecer al mismo club.
—Oh, vamos, Shimizu—replicaba Tanaka. Era lo suficientemente alto para hacerle una sombra intimidante al menor, mas este permanecía con una expresión fastidio.—Déjame conocer a tu hermana.
—No comprendo, Ryuu—dijo el acompañante bajito de pelo teñido, Nishinoya. De altura, casi no se distanciaba de Shimizu por demasiado.—¿Qué tiene tan de especial esa chica?
—¿Que qué tiene de especial Kiyoko Shimizu? Nunca verás a alguien así, Noya-san, una mujer sin igual—afirmó Tanaka, con los brazos cruzados, firme con su tesis.
—Les agradecería que no hablaran así de la hermana de otros, gracias—agregó Shimizu con una mueca de asco.
— ¡Oh! ¡Debe ser una belleza!—exclamó Nishinoya entusiasmado.
—Es que no es una simple belleza, Noya-san. Es una maldita diosa—corrigió Tanaka con total seriedad.— El día que faltaste a la reunión, fue la primera vez que vi a Kiyoko-san, mientras ella esperaba para recoger a Shimizu.
«Fue como si vieras el mismísimo cuadro del El nacimiento de Venus en vida real. Su cabello negro bailaba con el viento, pero no era un obstáculo para que apreciaras su precioso rostro. A través de los lentes, podías ver esos magníficos ojos azules que harían petrificar a cualquier hombre que se le cruzase, incluyéndome. ¡Y ese lunar! El lunar de su mentón, en la comisura de sus labios, era como la firma de un escultor al terminar su obra maestra. Representaba tanto libido inimaginable, era extremadamente erótico.»
—¿Qué traía puesto?—interrumpió Nishinoya, con mucha seriedad.
Tanaka meditó unos instantes, regresando a su película.—Creo que su uniforme era de una escuela de chicas, algo cerca de aquí—Tenía una mueca de satisfacción en todo su rostro.— Pero te lo juro, le quedaba exquisito. Dejaba ver sus finas piernas tan blancas como la nieve, con una esencia sensual.
—Otra vez, no hablen así de la hermana de otros por favor—interrumpía Shimizu. Sentí algo de lastima por él al tener escuchar tales elogios, un tanto perturbadores, con respecto a su familia.
Nishinoya alzó los brazos, alterado.—¿Por qué no hablaste con ella, Ryuu?
—¡Te lo dije, viejo! —Tanaka se cubrió la cabeza con sus manos. Claramente estaba arrepentido.—Apenas crucé miradas con ella, creo que me desmayé.
—No lo hiciste —agregó Shimizu.— Solo te quedaste embobado viéndola. Ella pensó que tenías algún retraso mental.
—En todo caso, ni siquiera me acepta una solicitud de amistad para hablarle—confesó Tanaka disgustado.—Solo puedo conformarme con fotos públicas de ella.
—No quiero saber a qué te refieres con "conformar"—soltó Shimizu.
—¡Kiyoshi! —Nishinoya lo tomó de los hombros y sostuvo la mirada con raigambre.— ¡Déjanos ir a tu casa para poder conocerla!
—¡Sí! ¡Hazlo por tus senpais! —Se sumaba Tanaka al ruego.
—¿Qué? No quiero—dijo Shimizu con el ceño fruncido.—Me voy a mi clase.
Inmediatamente, los superiores procedieron a arrodillarse a los pies del menor. Tomaron sus manos, casi al borde de las lágrimas.—¡Shimizu-sama, por favor!
Qué increíble perseverancia, no pude evitar pensar.
Para estos chicos todas las chicas con las que se cruzaban eran "bellezas despampanantes", por lo que no me sorprendía la manera de narrar de Tanaka. No obstante, sentía algo de curiosidad. Debía tratarse de algo plenamente maravilloso de ver para que esos dos llegaran al punto de suplicar en el suelo, solo con el fin de hablar con ella.
Quizás más tarde la buscaré para ver cómo es ella, pensé aquella tarde de mi primer año de preparatoria.
No imagine la repercusión que tendría esa decisión.
Un comentario sería agradable, no sé, sí.
Canción del día: Tessa Ia - Ultravioleta
¡Gracias por leer!
