Autor original: trashweasel

Enlace original: archiveofourown org/works/7132508

Traducción al español realizada por BAzulyRojo. Permisos concedidos.

(El capítulo 4 está en modificaciones. Será traducido apenas se publique la versión oficial.)


Nick apenas se dio cuenta que el tren se había detenido. Todo el recorrido desde la ciudad a Bunnyburrow pasó muy rápido. Apenas el tren salió de los límites de la ciudad, se relajó, apoyando su cabeza contra la ventana a su lado, tratando de no pensar en el cercano fin de semana. No podía ni recordar la última vez que estuvo tan lejos de casa. Levantó su cabeza cuando notó que los pasajeros se preparaban para salir. Moviéndose en la fila, tomó su equipaje del portamaletas superior. ¿Por qué no podía tomarse esto con calma? Sabía que podía. Exhaló, fingió una sonrisa, y salió del vagón del tren. Colgó su bolso sobre su hombro y dio un salto, mientras una cabra detrás de él baló enfadadamente.

"¡Lo siento! ¡Lo siento!"

Nick se sacudió agitadamente para liberar la correa de la maleta que se enredó en los cuernos de la cabra, provocando que ambos tropezaran y cayeran sobre la plataforma. Una fuerte e inconfundible risa le hizo saber que no, esto no se iba a acabar tan pronto. Sonrió de su propio pesar, enderezando su corbata mientras la cabra se levantó, dando un jadeo irritado. Desde la perspectiva de Nick, la multitud en la plataforma parecía un océano de orejas de conejo. Un set de ellos le estaba hablando.

"¡Nick! ¡Por aquí!"

El insistente par de orejas se meneaba mientras su colega trataba de darle señales con sus brazos. La sonrisa de Nick se agrandó por una fracción de segundo, pero volvió a la normalidad. Tranquilización. Esto debía ser fácil para él. Por el amor de Dios, él estaba con ella casi todos los días de la semana. Cuando no estaban trabajando juntos, usualmente ella lo arrastraba a un concierto o para probar algún restaurante nuevo. Pero él sabía que había una diferencia. Esas cosas no eran nada. ¿Pero esto? Esto si era algo.

Judy finalmente se hizo paso hacia el frente de la multitud. "¡Nick!" Estaba radiante de felicidad. "Qué bueno que viniste." Casi pierde el control de su maleta de nuevo mientras ella lo abrazaba.

"¿Ya me estas extrañando, Zanahorias? Si solo ha sido una semana."

"Y déjame adivinar, fue tu semana más aburrida en la estación."

"Estaba en ruinas, Zanahorias. Era un hombre quebrado."

Ella se rió. ¿Es eso cierto?"

"Estaban barriendo partes de mí en la sala de descanso."

"¿Así de mal, eh?"

"Bueno, aparte de mi primer arresto con collar sin ayuda", añadió, como algo adicional.

Las orejas de Judy se pararon al oír eso. "¡Qué bien! ¡Cuéntame!"

"Cuando sea la oportunidad, pelusita." No pudo evitar sonreír por su entusiasmo. "Pero te lo aseguro. Fue muy heroico." Pensó en dejarlo así, pero no pudo evitarlo. "O sea, era yo contra un búfalo ebrio."

"¡¿Qué?!"

Siguieron su camino hacia una chatarra vieja que Judy insistía que era su camioneta. Nick finalmente observó el campo a su alrededor. Dio un gran respiro y cerró los ojos por un segundo. El tardío sol veraniego aún proveía de calor reconfortante. Incluso en el estacionamiento de la estación de trenes, el aire era más limpio que el de la ciudad.

"Así que, ¿cómo ha estado la legión Hopps estos días?" Dijo Nick mientras dejaba su maleta en la parte de atrás del vehículo.

"Ja, solo digamos que mamá y papá se merecen sus vacaciones."

"¿Me estás diciendo que la valiente Oficial Hopps de ZPD no puede cuidar algunos niños por una semana?"

"Algunos cientos."

"Bueno, después me agradecerás por darte refuerzos."

"¿Refuerzos? Lo que necesito aquí es una unidad contra crimen organizado."

Nick soltó una carcajada, y por un momento sus angustias se habían calmado. Claro, este no era su territorio, pero al final era él y Zanahorias pasando el rato como siempre. Le insistió acerca de su arresto en solitario, así que le exageró un poco acerca de cómo derribó al maleante sin ninguna ayuda. Peleaban por el dial de la radio. Judy golpeaba sus patas para evitar que Nick le tocara el claxon a un par de barbudos campesinos Llamish, que insistían en andar en su bicicleta tándem en medio de la vía. Eventualmente, Judy viró hacia un largo camino de tierra, que terminó justo en su casa-madriguera.

"Así que esta es la casa Zanahorias" dijo Nick, burlonamente, bajándose del vehículo y reubicando el bolso en su espalda. La madriguera se veía como media casa siendo tragada por una enorme y herbosa colina. Mientras observaba esto, varios conejitos más pequeños tiraban sus bicicletas en el césped y corrieron hacia la puerta delantera. Incluso la dejaron entreabierta, aunque Nick no se dio cuenta desde donde estaba parado.

"¡Síp! Este es mi hogar" dijo Judy, con sus manos en su cintura mientras admiraba la vista en frente de Nick. "Bueno, lo que se puede ver sobre el nivel del suelo, claro."

"Personalmente, me gustaría ver el sector con la silla mecedora y un largo vaso de té dulce."

"Aaah, esa parte. Mira, esa parte de la madriguera está justo al final del pasillo, pasando después de la cena sin cocinar, enterrado entre la ropa sin lavar…"

Judy le dio una sonrisa mientras abría la puerta de la entrada. "…pero si te das prisa, estoy segura que lo encontrarás antes del atardecer."

"Ah, la legendaria hospitalidad de los granjeros de zanahorias."

Nick la siguió hasta adentro. Sillas sobre-mullidas y sillones llenaban la muy iluminada sala de estar. Al menos cincuenta sombreros y chaquetas colgaban de un pedestal tallado de un árbol entero. Según estándares de zorro, la sala era enorme, pero la enorme cantidad de cosas en la sala casi le dieron a Nick claustrofobia. Diez o más conejitos se paseaban por esta, ignorantes de su nuevo invitado por el momento. Judy se adentró a la sala, quejándose jovialmente a todos y nadie en particular.

"Oigan, ustedes saben que deben cerrar la puerta."

"Debo decirlo, ustedes conejos tienen un interesante sentido de diseño interior."

"Oye, tener asientos en las ventanas es un gran lujo en esta madriguera, ya que casi todo está bajo tierra y eso. Ven, te mostraré tu habitación." Ella comenzó a caminar, pero Nick estaba distraído con los jóvenes conejitos que lo rodeaban. Dejaron de mirarlo al darse cuenta que estaban en frente de un zorro. Una docena más de conejitos pequeños se asomaron por entre libros, siestas y videojuegos para mirar a su visita.

"Oh, eh, hola. Nicholas Wilde." Dio un gesto de saludo. Ellos se quedaron mirándolo. "Así que, acerca de esa sala…", dijo, sin quitar sus ojos a la multitud frente a él. Dirigió su vista a Judy, que estaba a medio camino del pasillo. "¡Zanahorias!" Sintió que algo agarraba su cola. "¡Oye, espérame!" Nick corrió hacia ella, evadiendo un par de hermanos peleando y pasando por encima de una fiesta de té para alcanzarla.

"Nunca más me hagas algo así" dijo él, deteniéndose jadeando delante de ella al final del largo pasillo.

"Pobrecito." Judy le dio una sonrisa.

Nick subió la vista hacia ella y se olvidó completamente de la astuta observación que le iba a decir. Al final del pasillo, la madriguera se reveló ante ellos. Elevadores y masivas escaleras llevaban conejos arriba y abajo por entre el complejo, e incontables pasillos se alimentaban en el vestíbulo central en el cual estaban parados. Nick olfateó un aroma a suelo. Estaban definitivamente bajo la colina en ese preciso momento.

"Toma. Deberías quedarte con esto." Le dio una bofetada en el pecho con un rectangular pedazo de papel.

"Ah sí, el folleto del hotel."

"El mapa."

Nick lo abrió como si estuviera leyendo las noticias del domingo.

Judy se agachó bajo su brazo, escribiendo en el mapa y haciendo círculos en ciertas áreas con un lápiz. "Las áreas de color azul y rosa son dormitorios, los baños son verdes, las salidas de emergencia son rojas…"

"Que acogedor."

"… y estamos… aquí" dijo Judy, dibujando una pequeña estrella al final de uno de los pasillos.

"¿Tendré que compartir cuarto con las tropas, entonces?"

"Tan divertido como eso sería, te vas a quedar en la pieza de invitados. Aquí." Hizo un círculo sobre el "G6" en el plano. "¡Sígueme!"

Judy comenzó a caminar y él la siguió detrás, bajando la vista a su mapa cada cierto rato, en un fútil esfuerzo para relacionar las varias letras y números de los sitios más destacados. Tuvo que descartar esta idea la segunda vez que casi chocó con uno de los varios parientes de Judy, que transitaba por la conejera. Cada cierto rato un conejo se detenía y miraba atónito al zorro, pero la madriguera era un lugar tan grande y ocupado que avanzaron casi todo el camino siendo inadvertidos.

"Estamos cerca de la superficie, ¿cierto?"

"Mírate, ya te estas orientando. Vamos a hacer de ti un granjero de zanahorias, Sr. Wilde."

Abrió la puerta y entró a la habitación. "¡Bienvenido a casa! Al menos lo será por este fin de semana."

La pieza era pequeña, y a pesar de que el amueblado se notaba agradable, se veía como si fueran hechos para una sala más grande. Nick podía sentir que lo miraba bien un par de ojos, mientras él registraba la habitación. Lanzó su bolso sobre la cama. "Tengo que decirte, Zanahorias, estos son buenos alojamientos", dijo mientras se sentaba en un sillón visiblemente hecho para un mamífero más grande que un conejo. "Y mira, ¡mi propia ventana! Escuché que estas cosas son un lujo dentro de las madrigueras."

Judy manipulaba una lámpara, como si no lo estuviera escuchando. "Sé que no es mucho para alguien de tu tamaño. Mamá hizo que papá equipara algunas habitaciones para mamíferos más grandes." Sonrió, poniendo su mano en una mesita de noche que le llegaba hasta su mentón. "Está tratando de que él sea más… hospitalario."

Nick parpadeó, para luego sonreír de vuelta. "Bueno, a mí me encanta."

Judy sonrió aún más. "Bueno, no te acomodes tanto. Ordena las cosas de tu maleta y te veré en la sala de lavado." Se disponía a salir por la puerta. "Y deberías soltarte un poco la corbata por ahora."

Nick abrió la cremallera de su maleta mientras ella salía. "Ah vaya, creo que se me olvidó el overol para la granja."

"¡Yo te prestaré un overol!" Llamó ella desde el pasillo.

Nick se rió solo mientras cerraba su puerta. Le dio otro vistazo a su habitación. Los muebles no se veían precisamente nuevos, pero tenían buena representación, como si alguien la hubiera reparado de la manera que a él le gustaba. Deben ser de segunda mano. El acolchado que se estiraba sobre la cama era definitivamente hecho a mano. Se sentó encima, la cama se hundió por su peso, luego dio un respiro y se lanzó en ella. Todo iba muy bien hasta ese momento. Así que ¿por qué se sentía preocupado?

Después de un minuto de mirar hacia el techo, se sentó y abrió las cortinas. Desde su ventana, podía ver a un grupo de al menos treinta jóvenes conejitos furiosamente desmalezando un reciente sembrado de tierra. Nick sabía que la familia de Judy era grande, pero subestimó severamente la escala del negocio familiar. La madriguera era casi un pequeño pueblo. ¿Celebraban cumpleaños individuales? ¿Cómo era la navidad? Nick era hijo único. Honestamente ni podía recordar su última conversación con su mamá.

Nick volvió a la realidad. Zanahorias lo estaba esperando Se sacó la corbata y la dejó en la espalda de la silla. Se puso un par de jeans y una vieja camisa a cuadros que había sobrevivido la era grunge. Se miró a sí mismo en el espejo, tomó el mapa y se encaminó por el pasillo. La sala de lavado estaba dos pisos abajo al otro lado de la madriguera. Encontrarla debería ser bastante simple.

Se las arregló para encontrar el elevador del 'Ala Izquierda' sin mucha dificultad. Tres conejitos que llevaban equipo para béisbol estaban atentamente mirando las puertas. Sacó su celular por un momento, tratando de parecer discreto. Podía sentir que uno de los conejitos trataba de que lo mire a los ojos. El más grande delos tres, al parecer. Nick de repente encontró su teléfono particularmente fascinante.

Nick miró al sonriente conejo. "ah, sí", dijo Nick. Trató de sonar como si se diera cuenta que el elevador ya casi estaba llegando. Pasó un segundo. Pensó que debía presentarse. "Nick Wilde." Le dio la mano.

"Anthony", dijo el joven. Miró la mano de Nick, para luego dársela.

¿Por qué se saludaba de las manos con un jovencito? Así no es como uno se presenta ante un joven como ellos. Nick descartó la idea y dio una informal sonrisa.

"¿Así que tú eres la novia de Judy?" Dejó escapar Anthony.

"¿Qué? No, yo soy, eh, su colega."

"Nuestro Tío Jim tiene un colega", dijo el conejito más joven detrás de Anthony.

Anthony se rió mientras veía la cara de Nick. "No, creo que dice que él también es policía."

"¿Qué? Sí. Policía. También soy policía." Este era el elevador más lento del mundo.

Todavía estaban inquietos cuando el elevador avisó que llegó. Rápidamente Nick soltó su mano al ver que las puertas se abrían. Varios conejos llenaron la ya estrecha zona. Los tres chicos se metieron mientras Nick observaba sobre todas esas cabezas para ver donde se podía meter. Las puertas comenzaron a cerrarse. Nick puso su brazo entre ellas y éstas se reabrieron. Comenzó apretadamente a meterse, dolorosamente consciente que habían muchos pares de ojos sobre él.

"Lo siento. Disculpe." Las puertas comenzaron a cerrarse otra vez, para luego reabrirse cuando su cola cruzó el sensor. "Saben qué, tomaré el siguiente."

Dio media vuelta y se alejó caminando del elevador tan rápido como pudo, recordando de no mirar atrás hacia el mar de conejos observando su retirada. No iba a esperar al siguiente.