El amor huele a pintura fresca.
Sonrío tenuemente.
Avanzado con paso suave por el pasillo del improvisado hospital sentía sus fuerzas renovadas y a pesar del dolor podía reconocer ese sentimiento de satisfacción llenándolo.
La Cuarta Gran Guerra Ninja había terminado. Con sus bajas, con sus logros.
-Sai. –Se giro al escuchar su nombre para encontrarse con la mirada esmeralda de su compañera de equipo. –Me alegra ver que ya estas recuperado.
-Tú también te encuentras bien. –Le respondió al pasar sus ojos sobre ella.
-Mucho mejor. Ya tengo alta médica por Tsunade –sama. ¿Ibas a ver a los demás? –pregunto con voz dulce y entusiasmada.
-Sí. –Afirmo comenzando a caminar en dirección a la habitación donde estaban recluidos los otros dos jóvenes. –Si tuvieras que elegir a quien ver primero…. ¿Sería Sasuke –kun o Naruto –kun? –Cuestiono con curiosidad después de todo al regresar el equipo 7 original estaba malherido requiriendo atención médica inmediata, Sai personalmente había sostenido entre sus brazos el cuerpo agotado de su compañera por lo que escucho claramente cuando musito el nombre del Uchiha en un suspiro.
Aun no podía comprender del todo los sentimientos, las emociones le parecían confusas y las relaciones complicadas. Sakura estaba enamorada de Sasuke pero también quería a Naruto, eran sus amigos, personas valiosas para ella por las que daría su vida sin vacilar. ¿Pero sería todo en la misma medida?
Observo esa sorpresa extenderse con su rostro con velocidad mientras casi escuchaba su mente trabajar rápidamente, no lo entendía seria lo que descubrió como "intuición" pero supo cual era la respuesta sin que lo expresara solo bastaba con ver sus mejillas rosadas.
-Sakura –chan. Sai. –No tuvo oportunidad de escucharla porque por suerte para la muchacha tanto el moreno como el rubio compartían una misma habitación.
-Sasuke –kun. Naruto. –Y aun entonces su nombre lo pronunciaba diferente, más suave, más dulce, más lleno de sentimientos.
Y él desearía poder pintar ese brillo de sus ojos esmeraldas, ese que los hace ver como hermosas joyas resplandecientes, en un lienzo para inmortalizarlo.
Sai no lo comprende mientras se acerca para saludar a Naruto, no comprende el tan famoso sentimiento llamado "amor", ni el sacrificio del corazón y la mente para sentirlo.
-Es un placer conocerte. –Pronunció con cortesía extendiendo su mano hacia el Uchiha. –Soy Sai.
-Sasuke Uchiha. –Dijo sin prestarle demasiada atención pero correspondiendo su gesto al estrechar su mano.
-¡Tenemos que ir a comer Ramen para celebrar que el equipo 7 por fin esta completo! –Grito Naruto animado de pie sobre la cama. Sus ojos brillaban de una manera especial también cuando los miraba.
-No hagas esfuerzos. Vas a lastimarte, acuéstate o llamo a la enfermera. –Regaño Sakura con una sonrisa divertida.
Prefirió irse disimuladamente para darles el espacio que necesitaban, por algún momento se sentía fuera de lugar, incomodo y eso no le gustaba. Su lugar parecía haber sido ocupado por quien pertenecía en primer lugar y él solo era una pieza imperfecta que encajaba forzosamente.
La aldea se reconstruía lenta pero firmemente, todos aportaban un pedazo de su tiempo para ayudar, civiles y ninjas por igual trabajaban armoniosamente. Las mujeres y los niños se encontraban resguardados por seguridad aunque ya podías ver a los Genin corretear contando historias de los héroes de la guerra.
Descubrió un lugar tranquilo en el cual preparar su lienzo, acomodo sus utensilios antes de sentarse a pintar, pinceladas suaves y delicadas para enmarcar el contorno de las personas más valiosas para él.
La chica hermosa y violenta.
El chico estúpido y perseverante.
El hombre pervertido y silencioso.
-Faltas tú ahí. –Una voz femenina lo sorprendió. Al girarse se encontró con los ojos rojos de una muchacha menor quien llevaba orgullosamente su bandana de la aldea en la frente. – ¿Es el equipo 7 verdad? Es de cuatro personas.
-Sí. –Contesto amablemente –Pero primero quería dibujarlos a ellos.
-Ahora son cinco ¿no? Ya que Uchiha –san ha regresado a la aldea, es un equipo con muchas personas. –Reflexiono –Me llamo Shiori.
-Yo soy Sai. –Estrecho suavemente la mano que la niña le ofreció. –Deberías volver a tu casa aun no es seguro que los niños anden solos.
-Yo no soy una niña. Ya cumplí los catorce años y soy Chunnin. –Exclamo ofendida.
-Disculpa. –Observándola detenidamente seguía pareciéndole más joven de lo que ella decía por su postura con las manos en sus caderas, el ceño fruncido y las mejillas infladas.
-¿Podrías pintarme alguna vez? –La petición lo tomo por sorpresa.
-Sí, por supuesto. –Concedido el deseo de la chica se despidió dejándolo solo y confundido. Regresando su atención al cuadro no había lugar para él en la pintura porque originalmente solo quería dibujarlo a ellos, se fijo sin embargo que no lograba la expresión correcta de los ojos de Sakura.
Cansado guardo todo para marcharse de nuevo a la aldea.
-Sai. –Sakura se detuvo justo a un pie delante de él con una sonrisa tranquila –De repente de fuiste sin que nos diéramos cuenta, Sasuke –kun nos dijo. –De nuevo esa aura dulce la rodeaba –Pensábamos que te quedarías para escuchar los planes de Naruto de ir a comer cuando estén recuperados.
-Está bien.
Al caer la noche, Sai caminaba nuevamente por los pasillos del hospital hasta que sus pasos lo llevaron a la habitación de sus compañeros, la puerta estaba entreabierta por lo que motivado por la curiosidad se asomo.
Naruto no se encontraba pero Sasuke si, además estaba acompañado: Sakura sentada en una silla junto a la cama parecía conversar en voz baja con el joven.
Se mantuvo estoico cuando la vio levantarse para abrazar por el cuello al moreno escuchaba sus sollozos apagados pero lo que lo sorprendió fue ver el momento en que Sasuke le correspondía el abrazo rodeando su espalda.
Nuevamente sintiéndose fuera de lugar sus pasos lo alejaron.
-Sai. –Naruto choco prácticamente con él a la salida. –Vamos a comer Ramen. Si no le dices nada a Sakura –chan dejare que tengas el honor de pagarme uno de mis platos, Dattebayo. –Considero la posibilidad de contarle al escandaloso rubio lo que había visto pero después recordó los sentimientos que tenía por su compañera. El amor es complicado y enredado. ¿No podía Naruto fijarse en otra chica?
-Pagare el que gustes. –Pronuncio sin saber que su acto le costaría caro dado que Naruto no era lento ni perezoso cuando se trataba de su preciada comida gratis.
-¡Sí! ¡Vamos! Antes de que Sakura –chan aparezca. –Le hubiera dicho que ella estaba ocupada pero no tuvo tiempo de hacerlo porque se vio arrastrado por las calles hasta el puesto improvisado.
-La pintas mucho a ella. –Nuevamente Shiori lo encontraba dibujando, sus visitas se estaban convirtiendo en habituales los últimos días. –Es muy bonita y tan fuerte como Hokage –sama.
-En realidad es más fuerte que ella. Ya la ha superado. –Contesto con seguridad recordándola en la batalla.
-¿Por qué la pintas con él? –Pregunto señalando el dibujo donde se encontraban Sakura espalda con espalda con Sasuke si bien sus rostros no estaban detallados.
-Ella está enamorada de él. –Respondió.
-¿A pesar de todo lo que hizo? –No era un secreto todas las cosas que Sasuke Uchiha había hecho durante sus años lejos de la aldea por lo que existían muchas dudas sobre su lealtad y su regreso a Konoha.
-Sí, no lo entiendo. –Confeso.
-Las personas no mandan sobre sus sentimientos, el amor llega y se instala lentamente para cuando te das cuenta ya está ahí. Es como una enfermedad. –Shiori sonrió divertida.
-Entonces es malo.
-No lo creo. Solo que no puedes decidir que sentir. ¿Por qué los pintas?
-Cuando Sakura lo ve hay algo en sus ojos. Un brillo, quiero poder dibujarlo.
-Entonces pídele que posen juntos así podrás ver en vivo su mirada.
Shiori le dio una idea bastante buena por lo que decidido se dirigió a buscarlos, preguntándole a Ino descubrió que Sakura estaba atendiendo una sede en las fronteras aunque no sabía dónde podría encontrarse Sasuke.
Le sorprendió un poco encontrarlo en el mismo sitio que Sakura.
-Fea. –La llamo con el dulce apodo que eligió para ella a pesar de que no parecía agradarle cuando lo usaba, sin embargo, Kakashi le había explicado que las mujeres eran complejas y que no debía prestarle demasiada atención a las palabras de su querida alumna.
Un mal consejo realmente.
-Sai, te he dicho que no me digas así. –Bufo con el ceño fruncido cuando en un descanso por fin pudo hablar con ella.
-Los libros dicen que…
-No importa lo que los libros digan. –Lo interrumpió suspirando – ¿Qué sucede? Has venido a buscarme hasta aquí. ¿Ha pasado algo malo?
-No, nada. Quería pintarte. –Dijo levantando ligeramente el lienzo que llevaba en sus manos –Con Sasuke –kun. –Añadió.
Un sonrojo apareció en sus mejillas automáticamente. – ¿Con Sasuke –kun? ¿Por qué?
-Pensé que te gustaría la idea, estás enamorada de él. –La declaración de sus sentimientos por otra persona la avergonzó, toda Konoha y posiblemente todo el continente estaba al tanto de su amor por el Uchiha, si lo comprendían o no realmente le importaba poco pero se sentía nerviosa cuando lo escuchaba de otros labios dejaba de ser intimo, de ser solo suyo.
-De acuerdo. –Sai sonrió al verla brincar, tampoco se percato del momento en que Sasuke se les acerco.
-¿Qué hacemos? –pregunto Sakura ansiosa, sin comprender claramente que ocurría.
-Pueden sentarse en el tronco, no se muevan. –Les indico. Miro con curiosidad mientras Sakura intentaba lograr que un mechón de su cabello se quedara detrás de su oreja al tiempo que alisaba la falda de su vestido, Kakashi le comento sobre la vanidad de las chicas siempre queriendo verse lindas. Sasuke se sentó inmediatamente en silencio, segundos después la chica se coloco a su lado con sus mejillas sonrojadas con una pequeña distancia de separación.
El aroma de la pintura lleno el ambiente, no era su costumbre o su fuerte pintar con colores, usualmente solo usaba el blanco, negro o la escala de grises pero por esta ocasión consideraba necesario ampliar su gama.
A cada pincelada ellos se acercaban, a cada trazo el ambiente se llenaba de paz.
Sai hizo una pausa cuando llego a los ojos de ella, su mirada se enfoco en la pareja que desde hacía rato solo se miraban el uno al otro y lo vio; no tan intenso, no tan perceptible pero presente, un brillo timido en Sasuke.
Se enfoco en el lienzo sin interrumpirlos solo para inmortalizar la expresión de sus rostros. Por fin logrando el tono exacto del iris de Sakura, una piedra preciosa en su mirada y el ónix reluciente de Sasuke.
El amor tan extraño.
-Pueden besarse. –Dijo de repente al recordar que en uno de los libros que leyó explicaban el poder de los besos y de cómo estos ayudaban a fortalecer los lazos entre las personas.
El furioso sonrojo de Sakura le pareció inexplicable ¿no estaba enamorada?, debía querer besarlo para mostrarle su cariño, sin embargo fue Sasuke que en un movimiento fluido unió sus labios ligeramente.
Corto.
Y Sai decidió que el amor tenía el aroma a oleo, a pintura fresca.
Se cuestiono cuantos intentos le llevaría lograr el rojo-rosado de las mejillas de Sakura.
-Sasuke –kun…
El aludido sonrió pequeño como solo sabía hacer pero decidió que podría tolerar a Sai, considerar la posibilidad de aceptarlo como parte del equipo y de la vida de Sakura si le entregaba el cuadro que pintaba para conservarlo entre sus pertenencias junto con ella.
-El oleo tiene un aroma muy fuerte. –Comento distraídamente para sí mismo al darle las sombras y luces finales.
-Gracias, Sai. –No entendía el por qué del agradecimiento por lo que simplemente sonrió al entregarles el cuadro.
Nota: En algún momento lograre ponerme al día con las temáticas del mes. Pero pensándolo se me ocurrió esta pequeña historia, espero que les gustara.
