Naruto y sus personajes no me pertenecen.
Advertencias: Historia Cliché. OoC y AU.
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El chico nerd
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Capítulo 1
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Bostezó y movió los cabellos azabaches encima de su frente. Estaba muy cansado y con un humor de los mil demonios, porque esa mañana no tuvo tiempo de darse una ducha ni de comer el pan tostado con mantequilla que tanto le gustaba. Se encontraba enojado consigo mismo, porque a pesar de haber puesto la alarma a las 6 a.m, no la escuchó y terminó despertando quince para las 8. Estaba molesto porque para rematar, tuvo que soportar a su madre reprimiéndole.
Y aunque el día apenas y comenzaba, Sasuke ya sentía que todo iba a ser una mierda.
El camino hacia la preparatoria se le antojó demasiado largo. Y mientras paseaba perezoso, observaba a varios chicos corriendo, que como a él, se les había hecho tarde. Sasuke no corría, no caminaba a pasitos veloces. Sabía que cualquier esfuerzo resultaba en vano. Ya iba retrasado de todas formas.
Suspiró. Estaba a punto de darse la vuelta y regresar a casa para continuar viendo series en Netflix.
Giró sobre sus talones, decidido.
El sonido de un choque hueco fue lo único que se escuchó. Luego, Sasuke cayendo al suelo, con la mano en la frente donde algo lo había golpeado. Entonces abrió los ojos y distinguió una melena larga y completamente rubia. Aclaró los ojos y encontró a una chica tirada delante suyo, sobándose la cabeza.
—¡Auch! —se quejó.
Sasuke la examinó bien. Vestía el mismo uniforme. Él la conocía. Claro que sí.
—Discúlpame. Estaba tan distraída —se excusó la rubia, mirándolo.
Él desvió la cabeza, poniéndose de pie y sin decir nada.
—¿Te hiciste daño? —le preguntó ella, parándose también, sacudiendo la falda corta.
Sasuke la vio de reojo, preguntándose si estaba permitido llevar la falda de ese modo, con cinco dedos arriba de la rodilla. Él sabía que en algún lado estaba estipulado que estaba prohibido llevar la falda cinco dedos arriba de la rodilla.
—¡Eh! —ella se acercó a él, lo suficiente para hacer que éste retrocediera unos centímetros—. ¡Eres estudiante de la preparatoria Fujisawa! Yo también.
Sasuke no respondió. Casi por inercia, comenzó a alejarse. Empezó a marchar en la misma dirección, sobre la colina, rumbo al instituto. La chica lo siguió, sin esperar una invitación.
—Soy de primer año, senpai.
Sasuke arrugó el entrecejo, fulminándola con la mirada ante el llamado.
—Perdón por lo del golpe, senpai —sonrió—. Venía corriendo y no me di cuenta de que estabas ahí parado, senpai.
Él bufó.
—¿No deberíamos darnos prisa, senpai?
Sasuke carraspeó la garganta.
—Ya llegamos tarde.
—¡Oh!, ¡sí hablas!
Él gruñó. Ella rió.
—Es una broma, no lo tomes tan apecho, senpai —le palmeó la espalda.
—No me hables así.
—¿Cómo?
—Senpai. No soy tu senpai.
—No eres mi senpai —repitió, sorprendida.
Se llevó una mano al mentón, pensando.
—¿No?, ¿es que no estudias un grado más arriba?
—No.
—¿Eres de primero?
Sasuke asintió con la cabeza. Qué más daba, declaraba ese día como la inauguración de "días mierdosos para Sasuke".
—No puede ser. Estoy segura de que nunca te había visto antes...
—Como sea. Ya llegamos.
Los dos entraron al instituto. Los pasillos estaban completamente solos, señal de que las clases ya habían comenzado.
—¿Cuál es tu salón? —insistió la platinada.
—1-D —se cambió el calzado.
—1-D —repitió, haciendo lo mismo que él, desde su casillero. Entonces, la chica abrió mucho los orbes verdosos—. ¡1-D!
Gritó, mas Sasuke ya se encontraba por entrar al salón. Ella corrió hasta él y lo detuvo por el antebrazo.
—Eres mi compañero —él la observó fastidiado—. No, o sea. Vas en mi salón.
—Sí, y ¿qué?
—Que no… no te había visto antes —habló quedito, casi susurrando.
Él se encogió de hombros.
—Ya sabía, Yamanaka.
Estuvo por tirar de la manija de la puerta, pero ella no lo dejó.
—¡Sabes mi nombre!
—Sé tu nombre —respondió tajante.
—¿Cómo?
—Todo mundo lo sabe.
Ella se apenó, agachando la cabeza un poco, tamborileando los dedos de las manos de pronto, como si se hubiera avergonzado repentinamente. Claro que Sasuke sabía quién era, la conocía de vista… por Dios, iba en su salón. Ella era Ino Yamanaka, la chica popular de la que muchos hombres hablaban, la chica de la que varios de sus amigos suspiraban embobados cuando la veían pasar. Ino era preciosa, sí y mucho. Era justo como el estereotipo de cualquier joven adolescente en preparatoria. Miembro del club de actuación, atlética, femenina y siempre a la moda.
—Okey. Tienes razón —pronunció dulcemente.
Sasuke rodó los ojos.
—¿Puedo preguntar por tu nombre? —se entusiasmó.
Él rodó los ojos. Otra vez.
—No —contestó serio. Ella hizo lo más cercano a un puchero y él chasqueó la lengua—. Soy Uchiha…
—¡Ya te recuerdo! —casi gritó.
—¡Chist! —le indicó que bajara el tono de su voz.
Ino se llevó ambas manos a la boca.
—Ya sé quién eres —susurró—. Eres el chico que ganó el tercer lugar en las olimpiadas de matemáticas hace un mes.
—Eran de ciencias.
—Ah sí… ¡pero ganaste!
Él disintió.
—No es verdad.
Por supuesto que no. El primer lugar lo obtuvo Hyuga Hinata, estudiante del salón 1-A, y amiga de Ino, lo suponía porque a menudo la veía comiendo con ella y con otras chicas. El segundo lugar lo ganó Hyuga Neji, de segundo grado. Él quedó en tercero, pero no le importaba porque sabía que no era necesario, ni quería, mostrar su inteligencia a nadie.
—Pero gracias a ti nos evitamos el proyecto de Iruka-sensei. Nos salvaste de algún modo.
—Supongo —gruñido.
—Sasuke, ¿verdad?
Él la contempló fijamente.
—Sí. Sasuke.
Ino sonrió contenta. Y Sasuke pudo distinguir el color perlado de su perfecta dentadura.
—Ahora te pondré más atención.
El chico se tensó, totalmente a disgusto por lo que escuchó salir de la boca rojiza de ella.
—¿Cómo? No —movió la cabeza a los lados.
—Sí. Seré tu amiga. Te pediré como pareja para los trabajos en clase. Iremos juntos a casa para hacer la tarea. Te visitaré en tu club y te invitaré a las obras de mi club —sonrió ampliamente—. ¿No te agrada la idea? Es como ser buenos compañeros, amigos de toda la vida.
—No. Lo que tú quieres es como ser novio y novia.
Ella se ruborizó. Luego Sasuke abrió ligeramente los ojos al percatarse de sus propias palabras.
—No precisamente —lanzó ella.
—Quita eso de tu rubia cabeza…
Iba a decirle más, quizás una ofensa para hacer que ella lo dejara en paz. Pero la puerta se abrió de golpe, dejándolos a ellos dos mudos.
—Ino, Sasuke —exclamó el profesor frente a ellos. Para conmoción de los jóvenes, estaba muy calmado, como de costumbre—. ¡Qué sorpresa!, conque llegando tarde a mi clase… —miró el reloj de muñeca— Bueno, la clase ya terminó, pero de todas formas ésto es una falta total de respeto. Para mañana quiero un ensayo de mil palabras… ah no, de cinco mil palabras —se rascó la cabeza plateada—. Sí, cinco mil palabras sobre por qué… ¿por qué?, porque la naturaleza es importante. Sí.
—Kakashi-sensei —se quejó la rubia—. ¿Eso qué tiene que ver con…
—¿Ah?, ¿Faltas hacia la autoridad? Agreguen un ensayo más sobre historia japonesa.
—Pero su clase es de español…
—¿De verdad? —volvió a rascarse la cabeza—. Sí, ya sabía.
—Eh…
—Sólo entreguen esos ensayos para mañana, en pareja, o tendrán reporte.
Y desapareció. A veces Ino se cuestionaba sobre la calidad de los profesores en la preparatoria, daba la impresión de que a ninguno le gustara su trabajo; solamente Iruka y Maito Gai eran los que se esforzaban en sus materias.
Sasuke entró al salón, ignorando todo lo anterior. Se tumbó en su asiento, recargando la cabeza entre sus brazos. Vigilando discretamente a la molesta chica acomodarse en su pupitre y saludar a otra igual que ella, pero de cabellos rosados. A esa otra chica, Sasuke sí la conocía, su nombre era Sakura, y también estaba en el club de ciencias junto con él.
—¡Hey, teme!
Sasuke viró los ojos hacia la hiperactiva voz. Suspiró derrotado.
—Dobe. No estoy de humor.
—¿Y cuándo sí? —se carcajeó.
Naruto era lo que le faltaba para desear no haber despertado ese día.
—¿Por qué no llegaste a la reunión?
Sasuke rodó los ojos.
—No me digas que tú sí llegaste.
—¡Claro! —rió enérgico—. Vale la pena despertarse temprano. Hasta comimos ramen y un té que sabía raro.
—No me perdí de mucho —dejó caer la cabeza en la madera.
—¡Bromeas! Hablamos de hacer cosplay para la convención de abril.
—No sé…
—¡Tienes qué, Sasuke!
—No. Lo que tengo es sueño —cerró los ojos.
—Bah —entrecerró sus azules ojos—. Tienes cara de que te desvelaste viendo Game of Thrones.
El azabache asintió.
Naruto continuó hablando de mil cosas, riendo a sonoras carcajadas. Incluso le contó que el mismo maestro Kakashi había llegado, cuando menos, cinco minutos antes que ellos. Eso hizo que Sasuke arrugara el puente de la nariz.
Entonces, Sasuke miró de nuevo a la chica rubia, platicando con Sakura, probablemente de su novio Nagato, el chico fornido de tercer grado.
—Ino —susurró, regresando el rostro dentro de las palmas.
Él era Sasuke Uchiha. Miembro del club de ciencias, antisocial y con una actitud algo deprimente. Era justo el tipo de chico del que nadie quería convertirse, del que nadie invitaba a las fiestas porque sabían que diría que no. El que no bebía alcohol y prefería pasar un sábado encerrado mirando series en internet. El chico que tenía manías frikis, pero jamás aceptaba que las tenía, pero que reconocía completamente el nombre de los personajes de Star Wars.
Él era Sasuke.
Y, tenía que admitir, que le gustaba Ino Yamanaka. Pero nunca lo haría.
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Continuará...
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NA:
Gracias por leer.
