"Brando, ¿Cómo se siente el ahora tricampeón de la liga con esta victoria? ¿Algunas palabras que dedicar a nuestros radio oyentes?
Bueno Kate, no sé qué decirte, me contenta mucho levantar esta copa por tercera vez. Le dedico esta victoria a mis pokémon, y quiero decirles a todos. No se rindan, todos podemos lograr nuestros sueños. Y recuerden, incluso el más pequeño Marill puede vencer a un Dragonite, si cuenta con un entrenador apropiado."
-¡Patrañas! –dije tirando mi lata de cerveza a la radio, la cual rodo y casi cae por el borde de la azotea-. Por eso odio oír entrevistas, terminas escuchando a gente exitosa, tratando de venderte que si ellos pudieron, tu también –decía mientras abría otra lata y miraba a las bandas de Pokémon que pasaban volando en el horizonte donde apenas estaba saliendo el sol- ¿Cómo pretende una supermodelo, alta y con rostro de ángel, tratar de decirle a una niña fea que también puede convertirse en una? ¿Cómo pretende un futbolista profesional venderle a un niño con problemas en el corazón que el también puede ser como él? Algunos sueños no se cumplen, es la realidad.
Sentí que un par de grandes ojos me juzgaban desde atrás de mi nuca.
-Lo siento Mocacchino, en un momento lo recojo. ¿Podrías apagar la radio por mí?
Un Minccino apareció por detrás de mí y obedientemente apago la radio.
-Y ese bastardo –pensé mientras abria otra lata-, "le dedico esta victoria a mis Pokémon" una frase a prueba de tontos para decir: me la dedico a mí y a nadie más. ¿Y qué hay con eso de "incluso el más pequeño Marill puede vencer a un Dragonite, si cuenta con un entrenador apropiado"? supongo que por eso solo usa dragones… el muy hipócrita- bebí la lata de un solo sorbo-. Debería relajarme –pensé-, me caerá mal mi cerveza a este paso.
-Moca, ya que estas por allí –le dije al Minccino que solo volteo a mirarme mientras apagaba la radio-, ¿puedes pasarme la lata?
La expresión del Minccino cambio en un instante, hombros caídos, esa mirada de desprecio. Este chico de verdad no puede ocultar su mal genio. Pero aun así, fue hasta la lata… y la pateo de la azotea... Oye. Ahora enserio tengo que ir y recogerla, Soy uno, por no decir el único que usa la azotea durante el amanecer ¿lo sabes no es así?
Sentí otro movimiento a mis espaldas, más grande. Más pesado. Mucho. Mas. Pesado.
-Sam… pensé, por octogésima sexta vez, que había quedado claro que ya no te me echarías encimaaaAA, ¡NO! ¡NO ME LLENES DE BABA! –le grite a este bastardo mientras me lo quitaba de encima-. ¡Ya no eres un Oshawott, Sam! ¡Eres un Samurott! Es tiempo de que madures un poco.
Sam es mi Oshawott, bueno, mi Samurott. Es mi primer compañero, y mi más inútil amigo. Llevamos creo que 9 años juntos. Sin embargo, pareciera que la edad no le ha servido de nada. Cualquiera pensaría que este Samurott, que camina con porte, arrogancia y que tiene una pronunciada cicatriz que atraviesa su casco, parpado izquierdo y parte de su hocico; tendría una personalidad impresionante. Pues bueno, no estarían equivocados. Es impresionante, es verdad, pues es un perfecto zoquete.
¿El Minccino? Si supongo que también es mío. Aunque lo considero más como un mayordomo con el que puedo librar combates pokémon. A veces es un coñazo tratar con él, pero es muy servicial la mayoría de las veces: despolva los muebles, me despierta cuando las alarmas no lo hacen, me ayuda a limpiar, entre otras cosas. Si puedo considerar a Sam como un fiel amigo, no hay forma de que no piense en Mocacchino de la misma forma.
Devolví a Sam a su pokébola, y deje a Moca sobre mi hombro, supongo es hora de irse. En poco será mi turno, el ingeniero asistente siempre debe estar temprano en la obra. Toca recoger mis cosas en el apartamento e irme, recogeré la lata de salida.
Si, así es, soy Ingeniero, no un entrenador pokémon, solo un adulto activo y productivo en la sociedad. Bueno, tan adulto como se es a los 25. Claro, no es que ser un entrenador pokémon sea algo malo, pero es algo como el fútbol, si deseas dedicar la vida a eso. Deberás ser de los mejores, o simplemente vivir a la intemperie. Si bien, estoy hablando como si no me agradara mucho, la verdad es que disfrute mucho de entrenar pokemon cuando estaba más chico, incluso obtuve mis 8 medallas y participe en la liga, aunque me destruyeron en la primera ronda. Hoy en día de vez en cuando salgo practicar, no puedo dejar que Sam y Moca engorden.
Mientras me dejaba llevar por mis pensamientos, habia tomado ya las escaleras al piso de abajo, en el cual estaba mi apartamento. Apenas llegue a la entrada de mi apartamento una voz fastidiosamente enérgica me saludo desde la puerta de al lado.
-¡Señor Joseph! –Exclamó con alegría un niño de ojos marrones con gorra y camisa de baseball, mientras una niña pelirroja de vestido blanco sonreía a su lado-. ¿¡Listo para entrenar pokémon hoy!?
-No me digas señor, T-boy. No soy tan viejo todavía –respondí al pequeño mequetrefe.
Esta irritante y enérgica alimaña, es T-boy. El hijo de mi vecina. Tiene 12, es un fan de los pokémon, y como todo niño amante de los pokémon, desea ser un maestro pokémon y ganar la liga. No me cae mal, el pequeño incluso juega con mis pokémon de vez en cuando. Siendo francos, lo único que me irrita de él es que me llame "señor". En cuanto a la adorable niña de cabello rojo, pecas y ojos azules… es una larga historia, por ahora solo digamos que es una droga que reduce al niño tonto, a uno más tonto, pobre, pobre T-boy.
-¡No soy T-boy señor! (este chico lo está haciendo a propósito –pensé.) Llámeme por mi nombre.
-No puedo T-boy –le respondí mientras abría la puerta- , me es imposible decir Temurabito Takaeda sin tartamudear al menos tres veces.
-¡Acaba de hacerlo!
-…Fue un milagro –le respondí mientras entraba por la puerta-. Lo siento T-boy, justo ahora voy al trabajo. Hablamos cuando llegue. Sora –dije dirigiéndome a la niña- , lo siento pero tendrás que venir conmigo hoy, posiblemente salga muy tarde, así que comeremos afuera.
La niña solo asintió alegremente con mejillas coloradas.
-¡Eeh! –exclamo T-boy con una cara que se debatia entre traición y asombro. T-boy, no sé que estas pensando, no, en realidad creo saberlo, pero te puedo asegurar que no es el caso.
-… ¡Solo porque es su tío! ¡No puede llevársela! ¡E-ella, podría comer en mi casa, mi madre estaría encantada!
Podía sentir odio viniendo de mi hombro, moca, eres un caso, no es tu hija y la sobreproteges. Pero, esta vez ambos estamos de acuerdo. No T-boy, no puedo permitir eso. Eso sería el inicio de una tragedia, TU. TRAGEDIA. No es que este celoso del primer amor de un pequeñin, no, es enserio, lo hago por tu bien T-boy. Pero bueno, supongo puedo jugar un poco con él.
-Lo siento T-boy. No le entregare mi adorable sobrinita a nadie que no sea un maestro pokémon. Vuelve cuando puedas ganarme un combate.
Deje atrás al encendido enano que trataba de convencer a Sora la cual simplemente agitaba sus manos en señal de negativa. Tomé mis cosas y al resto de mis chicos. Recogimos la lata, para evitar que moca me arañara. Y tomamos el camino más solitario de la ya solitaria ruta 4. Es un camino en medio del desierto, a pesar de ser una zona de mucho tráfico comercial debido a las grandes ciudades a las que conecta. La chispa del urbanismo apenas comienza a surgir, el viento desértico sopla cubriendo todo de arena, mientras que solo se divisan unas pocas estructuras que aúllan con el viento en medio de las dunas y mesetas rocosas. Es un extraño lugar para vivir, como parte de un programa urbanístico entre Ciudad Mayólica y Porcelana, se crearon varios complejos residenciales en torno a la carretera que las conecta. Eso en teoría está muy bien, si no fuera porque por los varios kilómetros de desierto y zonas áridas. Si preguntas mi opinión, no me parece una zona muy atractiva. Vivo aquí solo por el trabajo. Pero tampoco es del todo un fallo, hay ciertas ventajas, y dada la localización tan apartada son bastante económicas.
En fin ¿Por qué tomamos la ruta más solitaria de una zona donde lo más común que atraviesa la carretera es una nube de arena?
-hyaaaaaaa- gimió Sora después de ver que estábamos solos rompiendo su característico silencio.
Mientras lo hacía, su imagen brillo y se distorsionó, en un instante, la niña de cabello rojizo y ojos azules había desaparecido, y en su lugar quedaba una Zorua.
Si, esta es la razón. Lo siento T-boy. Tu primer amor es un pokémon, lo entiendo, también he tenido malas experiencias en el amor. ¡Es por eso que tu vecino, te apoya! ¡Nunca sabrás de esto, solo creerás que no tuviste suerte algo así, o que ella nunca estuvo interesada en ti! ¡No que en realidad ibas a cometer pokéfilia! Lo sé, soy una maravillosa persona.
-¡Gua! –se expresó la pequeña zorua a mis piernas.
-No, no habrá bocadillos hasta el almuerzo –le respondí mientras Moca asentía con seriedad. Desayunaste lo suficiente, Sora.
-¡Au, au! –me replicó enérgicamente mientras movía el hocico de lado a lado.
-Oh, es eso. De acuerdo, ven –dije mientras me agachaba para recogerla-. Vamos en buen tiempo, así que creo tendrás un buen rato para descansar. No había terminado cuando ya se había puesto cómoda y cerrado los ojos.
El asumir forma humana, agota mucho a Sora, no física sino mentalmente, no le cuesta mantener activa su habilidad sino a que le cuesta mantener su actuación. Una cosa es parecer humana, y otra es actuar como tal. Expresiones, reacciones, gestos, todo eso quizás desde nuestro punto de vista parezca natural. Pero no lo es desde el punto de vista de un pokémon. Aprender cómo actuar en todo momento y tenerlo presente es algo difícil. Y hay incluso otra dificultad mas, Ilusión no altera el cuerpo de los Zorua o Zoroark. Por lo que Sora debe tener cuidado de que nadie toque la parte superior de su cuerpo, o se darán cuenta de que no hay nada allí.
Es por eso que momentos como este, en los que puede relajarse y ser ella misma, son sus favoritos. Especialmente, le gusta que le acaricien por detrás de las orejas. A veces venimos a esta ruta a jugar durante los fines de semana y otros días a entrenar. Caminé con Sora en brazos por un tiempo, cuando empezamos a acercarnos a la obra, mi sobrina, el amor imposible de T-boy volvió a aparecer. Si bien podría tomar la forma de otro pokémon similar a ella, parece se siente más segura asumiendo forma humana… Puedo entenderla, como dije, la historia de porque tengo una Zorua, pese a que son muy raras, es una muy larga.
-¡Hey Joseph! ¿De nuevo presumiendo a tu sobrina? –Me gritaron desde lo alto de un andamio.
Estos cabrones, bueno supongo que esto me lo gano por haber aceptado salir a beber con ellos en dos ocasiones.
-Un poco más de respeto Nicole –le grité jocosamente de vuelta-, no la presumo, es que ver sus caras todos los días me enferma, así que ella viene a cuidarme.
Bien, eso servirá, considero que fue una buena respuesta. Lo suficientemente abrasiva para denotar que no me agrado el comentario, pero lo suficientemente juguetona para demostrar que no me caen mal.
Llegue a mi despacho, el cual estaba tan desordenado como lo recuerdo. El lado de mi escritorio y mesa de trabajo estaban abarrotados de planos e impresiones, el suelo lleno de polvo y de planos descartados. Y justo al lado de eso había una pequeña sala de descanso con televisión que se encontraba inmaculada. Mocacchino y Sora, inmediatamente se fueron para allá. Moca, se adelanto para despolvar las sillas antes de que Sora pudiera sentarse (que caballero) después de lo cual se dedico a despolvar el resto de la sala; solo de la sala. Está bien, muy bien, yo haría lo mismo. Sora por su lado, encendió la televisión a toda velocidad, estaba por empezar su novela favorita. No sé qué tan apropiado sea dejar que una niña, indiferentemente de si sea humana o no, se vuelva amante de las telenovelas. Suelo hablar con ella, para asegurarme que sepa que es ficción…Lo sé, en algunos momentos yo también llego a creer que realmente somos familia.
Volviendo a mi lado, Los últimos días habían sido particularmente agitados, por lo que no tenía el mayor interés por limpiar. Hoy estimábamos sería el último día de labor, así que tenía la obligación de limpiar hoy.
Y hablando de basura..
-Trash, sal de allí –dije al tirar una pokébola por la ventanilla mientras cierto enanito malhumorado levantaba las orejas.
-¡Gaaaurg! –Exclamó alegremente un garbodor desde fuera.
-¡Miiiiiiiiiii! –Se escucho el grito de odio de Moca desde la sala al ver a su enemigo mortal.
El rostro del Garbodor se retorció en una sonrisa mientras sus ojos buscaban la fuente del sonido, una conversación algo caldeada pareció desenvolverse mientras yo buscaba algo para empezar a limpiar. La conversación se caldeaba más, cuando el Garbodo parecía prepararse para escupir algo.
-No, chico malo –dije a secas mientras rociaba desgrasador en su boca. ¿Cruel? Nah, no le hara daño, solo se retuerce y tose porque es muy dramático. Además, soy el único que puede controlar a este chico.
Su nombre es Trash, es mi garbodor, lo tuve desde que era un Trubbish. Si bien no son pokémon muy populares debido a su hedor, hay muchas formas de hacer que apesten menos, en el caso de Trash, huele mejor que muchos baños públicos. De cualquier modo, Trash es grosero y bastante insolente con cualquiera que no sea yo. No quiero recordar los problemas en los que me ha metido, aunque, siempre que lo diga yo, hará sin rechistar cualquier cosa… es un encanto. ¿Qué que hay entre él y Mocaccino? Se odian desde que se conocieron, bueno, decir que se odian seria mentira, la verdad son muy unidos. Tienen una solida relación de rivalidad siendo Moca un Paladín de la Limpieza y Trash el Amo del Basurero.
Recogí todas las bolsas de deshechos y se las di a Trash. El cual los comió con gusto, con eso habrá comido suficiente para todo el dia; cuando veo eso no entiendo como no es tan popular (por supuesto hay un tipo de basura que nunca le doy), hay mucha gente que odia limpiar ¿No es esto algo bueno para ellos? Claro, eso no es lo único para lo que sirve Trash.
-Trash –le dije en tono serio mientras este aun tosía (enserio, este chico)-, ve al basurero, y asegúrate de que todo esté en orden, hoy será el último día de trabajo. Confió en ti –le dije mientras acariciaba su cabeza. Me lavaría después, así que no era problema.
Como siempre, Trash solo me miro, asintió diciendo algo, y se fue a cumplir el encargo. En serio que agradable es que te hagan caso. La verdad es que Trash tiene un trabajo muy importante aquí. Por lo general, en las construcciones se producen muchos desperdicios, por lo que muchos pokémon terminan causando un montón de problemas en los sitios de bote. Así que Trash se ocupa de mantener a raya al resto de los pokémon, o al menos a los problemáticos. ¡Y me pagan extra por ello!
Tocaron a la puerta. Mire rápidamente a Sora, seguía embobada con la televisión, pero en su apariencia humana.
-Pasé.
-Disculpe Inspector –dijo el hombre que había entrado por la puerta-, El maestro de obra quiere que le ayude con algo.
-De acuerdo, dígale que en un momento paso.
El hombre salió. Sora como adelantándose a cualquier pregunta, me miro con su usual cara de lillipup para convencerme de dejarla ir. Supongo está bien, no creo que allá mayor problema. Asentí, y deje salir a Sam, seria problemático que se acercaran mucho a Sora, así que quería que Sam y ese Minccino amargado la cuidaran. No perdamos más tiempo, quizás sea importante… aunque espero que no lo sea, no tengo ganas de trabajar hoy.
Encontramos al jefe de obra a unos cuantos pasos de mi oficina, me hizo pensar el porqué no había ido a verme directamente. ¿Sera por el desorden? No lo creo, este tipo no tiene pinta de limpiar ni el plato donde come.
-Ah Joseph allí esta –me respondió Bart, el jefe de obra, mientras daba instrucciones a unos obreros y sus Gurdurr-, quería pedirle que nos prestara a su Onix y su Magnezone, nos agilizaría mucho el trabajo.
-Si eso significa que nos iremos temprano hoy, hecho –dije mientras lanzaba dos pokebolas al aire.
Una Onix con un cuerpo pulido, de color algo negruzco y brillo purpura. Y un(a) magnezone también apareció, descendiendo con gracia hasta mi.
-Ok, ¿Qué es lo que deberían hacer?
-Quiero que su Onix vaya a los suministros y traiga materiales y que su magnezone nos ayude a levantar algunas cosas hasta el último piso.
-No suena difícil.
Instruí a mi Onix, para que hiciera caso al hombre al que Bart le encargo la tarea. Un suave asentido fue la respuesta. El hombre montó y rapidamente se fueron. Mientras, Bart me decía que era lo que se debía llevar arriba.
3 aires acondicionados integrales, 5 placas de 2x0.5 metros, 10 ductos de 15x15 y de variadas longitudes. Sencillo.
No había terminado de ordenarle, cuando ya todo estaba levitando y dirigiéndose al techo de la obra.
Esas son mis chicas, Onisha y Magna, bueno, como tal Magna no es una "hembra" en el sentido estricto de la palabra…olvídalo, ellas son unas de mis chicas, punto.
Onisha, es mi Onix, dicen que mientras más duro el cuerpo de Onix más oscuro se pone, no sé qué tan cierto sea, pero el cuerpo de Onisha es más oscuro que el de un Onix común. Y su cuerpo pulido le da una apariencia elegante. Magna son mis Magnezone, suena extraño, pero tomando en cuenta que se trata de evolución de Magneton el cual a su vez son tres magnamites que…de nuevo, olvidemoslo. Uso el plural cuando me refiero a ella y es mi pokémon mas fuerte, de verdad, es un monstruo.
Lo que más me agrada de Magna y Onisha, son sus personalidades. Magna posee unas personalidades serias y orgullosas por lo que son fáciles de tratar, mientras Onisha posee una personalidad dócil y muy tratable a pesar de su tamaño. Aunque en el caso de Onisha, no siempre fue así, solía ser muy traviesa. Posiblemente maduro.
Mire a Sam mientras pensaba en eso último. Quizás mi madre tenía razón, las únicas que maduran son las mujeres, y nosotros los hombres simplemente aprendemos cuando debemos actuar de forma madura. Eso, o Sam y yo somos los únicos idiotas.
De cualquier modo, el día de trabajo había comenzado.
