Disclaimer: Los personajes de ésta historia pertenecen al grupo CLAMP, yo solo los tomé prestados para narrar éste FanFic, el cual es de mi exclusiva autoría.

Summary: Sakura Kinomoto conoció por casualidad a aquel chico que se robaría varios suspiros, aunque fuera algo pasajero de una simple noche. Lo que menos imaginó fue que el destino venía cargado de sorpresas.

Capítulo I

"Conociendo a un perfecto desconocido"

Me encontraba aquella noche en un concurrido pub de la ciudad de Tokio, al cual mi amiga había insistido con tanto anhelo para que asistiéramos. Quizás fue hace varias semanas en las que comenzó con sus intentos por persuadirme. Claro está que yo no era de esas personas amantes de la noche, las discotecas, los bares y los ambientes cerrados donde las escasas luces y la música estruendosa parecían consumirte. Porque sí, a mis 24 años de edad yo era una joven tranquila que siempre optaba por sumirse en sus libros de fantasías, con historias que siempre involucraban romances perfectos, o en otras ocasiones prefería deleitarme con aquellos comics o mangas que tanto me gustaban y prefería ocultarlos, ya que todos opinaban que era una costumbre inmadura a mi edad.

Pero en fin, aquí me encontraba, con unas ropas algo ajustadas para mi gusto. Mi amiga era la responsable de mi vestuario: un top blanco de mangas cortas, una minifalda negra con botones que se adhería perfectamente a mis caderas y cubría la mitad de mis muslos, un abrigo de cuero negro y unas botitas cortas del mismo color. Simple, pero atrevido.

−Tranquila Sakura, no seas tan tímida, yo opino que luces preciosa –me decía Tomoyo con esa sonrisa característica pintada en su rostro−. Además puedo asegurarte que no soy la única que nota tal cosa –ésta vez haciendo alusión a las miradas inquisidoras de algunos hombres dentro del antro.

−Si crees que con eso lograste quitarme lo incómodo, te aviso que conseguiste todo lo contrario –advertí en un tono resignado.

Ella simplemente soltó una risita. Así era Tomoyo Daidouji. La conocí en J Magazine, la revista en Tokio para la cual trabajábamos. Ella era la encargada de los diseños de moda y fotografías, y fue además quien, con sus ojos violáceos y su mirada llena de dulzura, se convirtió en la primera persona en brindarme su cálida amistad dentro de aquellas instalaciones.

Yo por mi parte, con tan sólo 20 años de edad, ingresé como ayudante de edición de determinados artículos de la revista, claro que en aquel entonces era sólo una estudiante de la carrera de periodismo. Hoy por hoy, me encontraba como jefa y encargada de edición en una sección importante de la editorial, ya con mi título de periodista en manos.

−Sakura voy a pedir otra ronda de cervezas, quizás resulte ser un buen remedio para quitar tu timidez –Soltó mi amiga. Y sin darme lugar a reproches, ordenó las bebidas.

−Sabes que no soy muy fanática de las bebidas con alcohol –me limité a decir.

−Sí, y también sé que necesitas divertirte, y puede que quizás ayude a desinhibirte.

−Puede que quizás, solo quizás –solté en un suspiro ya sin remedio.

−Te propongo algo, si consigues divertirte sin cohibirte ésta noche, y lo haces a causa de la dosis de alcohol, claro –lo decía entre una sonrisa pícara− tendrás que pagarme nuestro almuerzo típico de los sábados. Si en cambio mi idea se aleja de los resultados deseados, seré yo quien se haga cargo de los gastos que corramos.

− ¿El ganador podrá ordenar la comida que desee, incluido el postre?, ¿Aún cuando no sea el plato más económico de la carta? –Quizás la propuesta me estaba resultando interesante.

−Claro, eso es más que obvio.

−Está bien, entonces es un trato.

Y así sellamos aquel extraño acuerdo en un apretón de manos. Y con respecto a las cervezas, no fue sólo una ronda más. Tal vez fueron tres, tal vez cuatro, no estaría segura. Lógicamente no había perdido la cabeza, era totalmente consciente de todos mis actos y cada palabra que salía de mi boca. Sinceramente la situación era un tanto divertida. A lo mejor se debía al hecho de que no podía callar ningún tipo de pensamiento, y sin siquiera meditar cada cosa que por mi mente pasaba, la largaba sin mas, sin siquiera corroborar si era correcto o no.

Tomoyo se me acercó en un momento para decirme que necesitaba ir hasta el baño, le pregunté si quería que la acompañara, pero ésta me negó. Y sí, el lugar se encontraba abarrotado para aquellas horas de la noche, y si abandonábamos la mesa que ocupábamos, quizás luego no tendríamos ningún lugar. Así que sin refutar nada, me quedé en mi asiento.

El lugar era bastante grande y pasaban muy buena música, muchos bailaban y otros se limitaban a conversar, reír y compartir tragos en una mesa, el ambiente era muy ameno. Tal vez me había comportado demasiado hosca al negarme tantas veces para aceptar la propuesta de mi amiga acerca de concurrir a aquel pub. Era indiscutible, la estaba pasando bien y mi atuendo ya no era incómodo, me sentía sexy hasta cierto punto, y hasta un tanto vanidosa y presumida por las miradas masculinas que lograba atraer.

Pasaron algunos minutos desde que Tomoyo se había ido al baño, "¿le habría pasado algo malo?", dejé mis pensamientos de lado y decidí esperar solo un rato más. Continué inspeccionando el lugar y la gente con la mirada, y ¿por qué no decirlo? Intentaba visualizar algún hombre atractivo con el cual deleitarme.

No tardé demasiado en hacer foco en un joven que se encontraba solo en una mesa del lugar, con la única compañía de un vaso y una botella de whisky. Fue cuando decidí prestarle más atención, ¿y es que acaso era posible describir semejante espécimen masculino? Sus cabellos alborotados me recordaban mucho al color del chocolate, y pese a su rebeldía parecía ser sumamente sedoso; su piel tenía un tono trigueño y sus facciones eran muy masculinas, pero sin exagerar; y su espalda, se veía lo suficientemente ancha y bien formada, traía una remera blanca de mangas cortas, un tanto ajustada, que dejaba en evidencia sus marcados brazos y un abdomen para envidiar. Me intrigaba mucho conocer su mirada, la cual, a lo lejos se notaba un tanto perdida y pensativa. ¿Ya les había mencionado que a causa del alcohol no premeditaba ninguna decisión?, simplemente lo hacía y ya. Es así como abandonaba mi mesa en dirección al castaño.

"Una Sakura sobria jamás haría esto" pensaba para mí misma, y sin embargo ahí estaba, tomando asiento sin ningún permiso en el sillón amplio, al lado del chico que había visualizado aquella noche.

Su primera mirada hacía mí fue de evidente sorpresa, como si no entendiera nada de lo que pasaba, pero muy lejos estaba de echarme o con mala cara darme a entender que no necesitaba mi compañía. Cuando lo tuve de frente los descubrí, es decir, a sus bellos y profundos ojos de un color ámbar, tan hipnotizantes que olvidé por completo que tenía que emitir palabra alguna. Tal vez fue por ello que el primero en hablar fue él.

− ¿Se te ofrece algo? –sonó un tanto cortante pero cohibido.

−Simplemente te vi y me pareció una buena idea iniciar una charla contigo –sí, una excusa bastante tonta.

−En ése caso, creo que no me voy a negar –Me dijo ésta vez con una sonrisa que yo encontraba bastante atractiva− Me llamo Shaoran Li, ¿y tu nombre es?

−Soy Sakura Kinomoto, tienes unos ojos muy bonitos Li − ¡Ups!, cómo es posible que ésta Sakura sea tan desbocada.

Él simplemente rió ante tal comentario inesperado –a decir verdad, tus ojos también son bonitos, el verde es mi color preferido.

El rubor se apoderó de mis mejillas, lo sé por el calor que sentía subir por mi cara –Muchas gracias, y dime, ¿simplemente viniste solo a éste bar?

−Sí, tan simple como eso, supongo que necesitaba despejarme.

−y qué mejor que con unos tragos de whisky –Me aventuré a agregar.

−y qué mejor que entablando conversación con una linda castaña de ojos verdes –completó a mi frase.

A decir verdad, eso era demasiado, de haber sido la Sakura sobria simplemente se habría tapado el rostro con las manos por la pena. Pero corría con la suerte de que quién sostenía el diálogo era la Sakura picada y bastante desinhibida a causa del alcohol.

−Sí, tal vez es tu noche de suerte, no suelo aventurarme a iniciar conversaciones con extraños –le dije con aires de superioridad.

−Comprendo, entonces mi noche de mala suerte, se convirtió en una de suerte ¡Qué afortunado soy! –él tampoco estaba en todos sus cabales, lo pude notar. Porque pese a no manejar completamente todos mis sentidos, algo me decía que él era un chico tímido e introvertido, quizás como yo, y de igual modo el whisky hacía en él, el mismo efecto que la cerveza en mí.

− ¿Puedo preguntar la razón por la que tu noche no venía con suerte? –Quise indagar.

−Preferiría obviar esos detalles –respondió corto.

Y yo simplemente no iba a entrometerme en la vida de un desconocido. No sé en qué momento comencé a compartir unos tragos de whisky con un chico que apenas conocía. Aún recordaba que Tomoyo se había ido al baño y yo esperaría un rato más antes de ir a buscarla, no estoy segura cuál habría sido mi parámetro de la expresión "un rato más". En mi mente me auto-convencía de que seguro mi amiga me había visto charlando con aquel chico, y en su afán porque "me divirtiera aquella noche" decidió no interrumpir y sociabilizar aparte en ése bar.

Que mala amiga resulte ser, convenciéndome con pobres conjeturas sobre la no aparición de Tomoyo. El único consuelo era que estaba segura que quien pagaría el almuerzo del sábado sería yo misma y Tommy tendría algo por lo cual sentirse vencedora.

Y así continuaba, pegada a la conversación con el apuesto joven que acababa de conocer.

−Sakura, ¿tienes novio? –lanzó sin mas en algún momento de la charla.

Y sí, ya nos llamábamos por nuestros nombres –No, desconozco el significado de esa palabra –En mi mente, yo me sentía simplemente toda una cómica.

−Que bien, porque no sería correcto desear tanto un beso de una chica en compromiso –dijo modestamente y con sonrisa seductora.

No habría sabido qué responderle en aquel momento, me tomó bastante desprevenida su comentario, pero más desprevenida aún me tomaron sus labios, que ahora estaban puestos sobre los míos. Cuando caí en cuenta de la situación cerré mis ojos y comencé a corresponderle ése beso robado, pero a la vez pedido implícitamente. Se trataba de un beso suave pero exigente al mismo tiempo, se sentía tan bien que deseaba parar el tiempo por un instante, para que aquel momento fuese eterno. Su lengua comenzó a acariciar mis labios como pidiendo permiso para pasar, ante el gesto, yo entreabrí mi boca dispuesta a profundizar ése delicioso y cálido beso. Luego de varios segundos, nos separamos por la falta de aire. Él me miro y con una sonrisa ladeada me demostraba un aire de victoria. Yo me encontraba perdida en algún lugar de sus bellas lagunas ámbar.

− ¡Sakura!, ¡Sakura! –Fueron esos gritos los que me trajeron a la realidad. Era Tomoyo que se dignaba a aparecer en el momento no más adecuado− Lamento interrumpir, pero necesito decirte algo.

Me disculpe con Shaoran y me arrimé a mi amiga para saber que la traía tan preocupada y algo histérica.

−Dime Tommy, ¿qué fue lo que te pasó?

−En resumidas palabras, mi ex novio está en el bar –Agachó la mirada con cierta preocupación.

−Y dime, ¿por qué razón tardaste tanto en regresar? –Algo no concordaba.

−Sabes que no soy capaz de mentirte, y siendo sincera, me quedé a conversar con él –ésta vez lo dijo como escondiéndose.

Y lo que ocurría es que Tomoyo había tenido una relación un tanto tóxica con un chico que no terminaba de desaparecer por completo de su vida. Innumerables fueron las rupturas y las reconciliaciones de esa relación, que siempre terminaba de la misma forma: una Tomoyo lastimada. Algo así como un círculo vicioso, del cual ella salía cada vez más y más herida. Y desde el momento que nos hicimos amigas, yo siempre estuve ahí, para escucharla, para consolarla, para aconsejarla, simplemente con mi hombro dispuesto a recibir sus lágrimas. Estaba harta de que aquel tipo se burlara así de sus sentimientos y la botara o engañara despreocupadamente. Ya había perdido la cuenta de las veces que le había aconsejado alejarse de ése sujeto, pero el amor es ciego y yo era consciente de que la última decisión siempre la tomaba uno mismo sin importar cuánto te hayan hablado los demás.

Pero pese a ser una amiga compresiva no podía evitar la rabia que sentía por las malas decisiones de Tomoyo, y respondía siempre tratando de ser sutil, después de todo no era su culpa estar enamorada.

− ¿Cuántas veces habremos tenido ésta charla?, te explique una y otra vez las razones por las cuales te conviene alejarte de ése sujeto –le dije resignada− pero dime, ¿qué fue lo que pasó ahora?

−Me crucé con él en el momento que venía del baño para encontrarme contigo –comenzó a contar− él me saludo y yo lo imité, fue cuando me tomó de la mano y me invitó a bailar, lo cual acepte. Todo continuó bien, hubo risas y hasta hubo besos –esto último lo dijo apenada− le dije que iría por un par de cervezas para continuar la noche, con lo cual estuvo de acuerdo. Fui a la barra y en cuanto regresé al lugar donde habíamos estado bailando, él ya no estaba –su voz comenzó a dificultarse− lo busqué por varios sitios del bar, hasta que lo encontré en la pista de fumadores muy acaramelado con otra mujer –por fin soltó sus lágrimas− obviamente me di vuelta y me fui sin mas, sin hacerme notar y sin reclamar nada.

No necesitaba que Tomoyo continuara con su historia o me diera más detalles, ahora entendía además por qué cargaba con dos latas de cerveza entre sus manos y un aire de tristeza rodeando a toda su persona. Por mi parte, todo el efecto del alcohol se fue y me tomé muy seriamente mi papel de amiga dispuesta a manejar la situación.

−Tommy, lo mejor va a ser que nos marchemos. Te invito a dormir ésta noche en mi departamento –No soportaba la idea de imaginarla sola y llorando hasta que amanezca.

−Está bien Saku, acepto tu propuesta –esbozo una sonrisa− y en serio lamento interrumpir tu preciado momento con el guapo joven que conseguiste.

−"Conseguiste", lo dices como si de una cosa se tratara –Lo dije remarcando las comillas con mis manos. Ambas reímos ante el comentario.

−De todos modos te ordeno que le pidas su número de teléfono para no perderlo de vista, realmente está como quiere.

Reí con lo último –Está bien, no te preocupes –y me dirigí a donde Shaoran.

No se había movido de su lugar, y al parecer tampoco había tratado de inmiscuirse en la charla con mi amiga. Nuevamente me senté a su lado.

−Lo siento Shaoran, pero tengo que irme –y en su cara se dibujó un gracioso mohín.

− ¿En serio?, pero apenas nos estábamos conociendo –de verdad, si no cambiaba esa expresión iba a modificar todos mis planes.

−Lo sé, pero mi amiga tiene un problema sentimental y yo no puedo simplemente ignorarla –Me lamenté.

−Entiendo, creo. Entonces tendré que contentarme con el hecho de que al menos pude besarte.

−Me encantó nuestra charla, y también ése beso –volvió el color a mis mejillas−. Adiós Shaoran –dije sin mas.

−Adiós, linda Sakura –y me regaló una hermosa sonrisa con esto último.

Regresé al encuentro con mi amiga y le hice una señal de que podíamos retirarnos. Una vez fuera del bar hicimos señas a un taxi para dirigirnos a mi departamento y allí compartir lo que restaba de la noche entre risas y charlas confidentes de amiga a amiga.

Una vez en mi habitación y sin aparentar ningún deseo por dormir, Tomoyo me hizo la pregunta que yo tanto imaginaba y sabía que en algún momento largaría.

−Dime Sakura, ¿qué ocurrió en el pub con ése bombonazo que conociste?, eres una pilluela, apenas te dejo sola y ya haces de las tuyas –ambas soltamos una carcajada con esa última idea.

−Tuvimos una charla muy amena, pero lo mejor de todo fue que me besó, sin rodeos –mi amiga comenzó a aplaudir y chillar de la alegría, muy exageradamente, como solía expresarse.

−Con lo linda que eres, era de esperar que cayera ante tus encantos –me dijo para hacerme sentir apenada con ése comentario− Me imagino que ya tienes su número telefónico –esto último fue más una afirmación que una pregunta.

Ciertamente, no había pasado por alto el detalle de pedirle su número de teléfono, la verdad es que me acobardé en cuanto al pedido. Porque sí, en algún momento todo el alcohol se evaporó de mi cuerpo con la confesión de mi amiga y su historia, y yo simplemente volví a ser la Sakura precavida y meditadora. Y visto y considerando que Shaoran no mostró ningún tipo de interés en mantener el contacto conmigo, yo no podía denigrarme ante él y quedar como una desesperada rogando por un teléfono. Sí, yo y mi maldito orgullo.

− ¿N-no? –lo dije como dudando y esperando el reproche de mi amiga.

− ¡¿Q-QUÉ?! ¡¿Sakura te volviste loca?! –se ahogó en un grito que seguro resonó en todo el edificio. ¿Les dije que mi amiga suele ser un tantito exagerada?


Les presento aquí, el primer capítulo de mi primera historia ¡apenas comienza! Espero con ansias tener algunos reviews. Desde ya, muchas gracias a quienes se tomaron su tiempo en leer. ¡Saludos gente linda!