Un ruido extraño despertó a Charlie de repente. Abrió los ojos lentamente y sin muchas ganas, sintiendo un terrible dolor de cabeza, que le estaba destrozando el cerebro. Estaba tumbado boca abajo, en una cama que se dio cuenta que no era la suya, en una habitación que no reconoció y en una casa totalmente desconocida.
Mientras el ruido seguía sonando, se percató que se trataba de una ducha, por lo que supo que no estaba sólo en el piso. Se dio la vuelta, pero permaneció tumbado, tratando de recordar lo que había ocurrido la noche anterior, pero no fue capaz de hacerlo, su mente parecía un libro en blanco que no sabía como rellenar.
Escuchó como se cerraba el grifo y esperó. La puerta del cuarto de baño se abrió y una nube de vapor salió hacia el dormitorio. Charlie no podía ver quien estaba dentro así que se incorporó ligeramente y esperó.
"Buenos días profesor." La voz resultaba totalmente familiar, pero al principio no consiguió asimilar a quien pertenecía en realidad. Un momento después una figura apareció en la puerta con una toalla sujeta en la cintura. "Espero que hayas dormido bien. No me atreví a despertarte, parecías tan… bueno, que te he dejado dormir"
De repente una luz se iluminó en su cerebro. "¿Ben?"
"Por tu cara, diría que no recuerdas nada de lo sucedido anoche"
"Y por la tuya diría que debería acordarme" Charlie trató de hacer que su cerebro comenzara a funcionar pero le dolía demasiado la cabeza hasta para pensar. "Necesito una buena ducha un café bien cargado y un par de aspirinas." Se incorporó en la cama y fue a levantarse, pero entonces fue cuando se dio cuenta que debajo de la sábana, estaba desnudo. "Sólo por curiosidad. ¿Anoche nos acostamos?"
"Creo que será mejor que primero te tomes ese café"
Charlie tomó esa respuesta como una afirmación, ya que no recordaba nada de lo sucedido en las últimas doce horas, ni lo que había hecho o dejado de hacer, luego volvió a tumbarse en la cama y cerró los ojos.
No sabía si se había quedado dormido otra vez, pero de repente, vinieron a su cabeza imágenes del día anterior. Recordaba estar en su despachó a última hora de la tarde y ver a Don aparecer, preguntándole por el caso que llevaba entre manos. Después de eso y como si nada, Don había sacado el tema de su separación de Amitta.
"Don, prefiero no hablar de eso, ya lo sabes." Don se acercó a él, obviamente no pensaba dejar el tema tan fácilmente.
"Charlie, tienes que hablar con alguien de ello. Todos sabemos que no lo estás pasando nada bien. ¿Quién lo estaría en tu situación? Amitta te dejó por una beca en Yale. Se lo mucho que la querías y precisamente por eso, no puedes estar como si nada." Charlie no lo estaba mirando, parecía inmerso en el ordenador. "Charlie…"
"Por supuesto que me dolió que me dejara, pero era su futuro el que estaba en juego, ¿vale? Si se marchó sería porque lo necesitaba y yo lo entendí, no iba a retenerle aquí si podía realizar su sueño en otro sitio" Don puso mano sobre el hombro de su hermano.
"¿Y ya está, aceptas sin más que la mujer de la que has estado enamorado tres años, te deje sin darte ninguna oportunidad?"
Charlie no quería seguir hablando, tenía tanto que decir y necesitaba tanto soltarlo, pero al mismo tiempo, tenía miedo de liberar todo lo que había estado guardando dentro. Por ello, se mantuvo en silencio un momento, esperando a que su hermano le dijera algo, pero no lo hizo. Se dio la vuelta y, por fin, miró a Don.
Ya no podía resistirlo por más tiempo, tenía que decírselo a alguien y su hermano era la persona en la que más confiaba y que mejor le entendía. "No Don, no fue algo tan sencillo." Se sentó en el borde de la mesa y recapacitó antes de seguir hablando.
"¿Qué es Charlie? Vamos, necesitas soltarlo, nos tienes preocupados a todos, a papá, a mi, a Larry, a Megan, a Ben, sólo queremos ayudarte, si nos dejas, claro."
"Amitta estaba embarazada, abortó y no me dijo nada, hasta que pasó todo, cuando ya no había vuelta atrás." Las palabras le sonaron raras al salir de su boca, había pensado tantas veces en como se lo diría a su hermano, en cuando sería el momento apropiado y el lugar, que al hacerlo, no creía que lo había hecho de verdad.
"¿Cómo has dicho?" Charlie mantenía la mirada baja. Don se puso delante de él y le obligó a mirarle. "¿Por qué no me lo habías dicho antes?"
"No lo se, Don, ¿qué querías que te dijera? ¿Qué iba a ser padre pero que Amitta pensó por los dos? Dijo que había pensado que un niño ahora, estropearía nuestras carreras, sobretodo la mía."
"Charlie yo…"
"No, por favor, nada de pobrecito Charlie. Las cosas han salido así y ya está. Ya no hay marcha atrás. Amitta y yo hemos terminado, ella se ha marchado y la vida sigue adelante." Don lo miró, sabiendo perfectamente, que Charlie no pensaba así realmente. Era tan difícil hacer que sacara sus sentimientos. No podía culparle, en realidad era como él.
Don lo vio levantarse y coger su chaqueta. "¿Dónde vas?, ¿por qué no vamos a casa y cenamos en familia?, hace días que no nos juntamos los tres"
Charlie, sonrió tristemente, aunque pudiera mentir en sus palabras, sus gestos y su rostro lo estaban delatando desde hacía días. "No, prefiero tomar algo, salir por ahí. No recuerdo cuando fue la última vez que lo hice."
"Eres el profesor Charles Epps, tu no sales de bares, tu no tomas copas. No lo has hecho nunca."
"Bueno, tal vez sea un buen momento para empezar."
Don lo vio salir por la puerta. "Charlie…" Pero no le escuchó o por lo menos pareció no hacerlo.
Charlie sabía perfectamente, que todos estaban preocupados por él y que en las últimas semanas no había sido el mismo, pero no se sentía con fuerzas de decirles a todos que se sentía hecho una mierda y que al perder a Amitta y a su, no sabía ni como decirlo ¿hijo?, parte de su mundo se había caído por completo.
Luego recordaba haber estado andando por las calles de Los Ángeles, sin ningún rumbo, porqué sólo necesitaba caminar, andar y no pensar en todas las cosas que daban vueltas en su cabeza.
Cuando se dio cuenta, estaba delante de la puerta de un bar. No recordaba ni siquiera haber mirado el nombre del local. Simplemente entró.
En su interior había mucha gente, pero no miró a nadie en concretó. Se dirigió a la barra y pidió, eso si que no lo recordaba, ni lo que habían sido, ni cuantas copas se había tomado, seguramente más de la cuenta.
Mientras estaba allí, una voz familiar le vino desde el fondo. "¿Charlie?" Al darse la vuelta vio a Ben acercarse a él. "¿Qué haces aquí?, nunca lo hubiera imaginado."
"Necesitaba salir, tomar el aire y de paso tomar una copa y tu, se me hace raro verte fuera de servicio y lejos de Megan."
"Mi hermana está en casa y aunque no lo creas, tengo vida privada fuera del FBI, no siempre estoy resolviendo casos con tu hermano."
Después de la tercera copa, de no sabía muy bien que, Charlie dejó de pensar con claridad y a dejarse llevar por la situación.
Ben, no se había separado de su lado y en él, había descubierto a una estupenda persona para hablar sin presiones, que no lo conocía como su hermano pero que resultaba ser un buen amigo y sin saber como, le había puesto al día de todos su problemas, incluso había llegado a contarle lo del embarazo de Amitta. "¿De verdad Charlie? Sólo por curiosidad, ¿vienes mucho por aquí?"
Mientras seguía recordando, las cosas comenzaron a aclararse poco a poco, porque entonces se acordó de la mano de Ben alrededor de su cintura y de que su cara, de rasgos jóvenes y atrayentes ojos azules y muy atractivos, estaban muy próximos a él. "Sinceramente, no se ni donde estamos, pero lo cierto, es que no suelo salir mucho a ningún lado."
"Ya me parecía a mi. Charlie, mira a tu alrededor."
Mientras notaba como el alcohol comenzaba a hacer su efecto, Charlie se dio la vuelta, se apoyó en la barra y se fijó en la gente del bar. Se dio cuenta de que todos eran hombres y que algunos de ellos se estaban besando.
Se volvió hacia Ben y le sonrió de una forma que estando sobrio le hubiera parecido de lo más estúpida. "¿Es un bar de ambiente verdad?" Ben asintió y Charlie se volvió a dar la vuelta, de nuevo hacia la barra. "No me malinterpretes, no tengo ningún problema por estar aquí, pero no soy gay."
Ben lo miró sonriendo, mientras mantenía su mano rodeando la cintura de Charlie. "Eso dijo el último tío con el que estuve y cinco meses después, me dejó por un abogado."
"Ben, lo digo en serio, yo no, hace poco que he roto con Amitta y las cosas no están siendo fáciles, pero no estoy tomando ninguna decisión tan drástica. Sólo estaba andando y cuando me he dado cuenta…"Cuando se quiso dar cuenta, Ben lo estaba besando y él no se había apartado, sentía sus manos alrededor de su cintura y aunque no sabía cuando había pasado, él también lo estaba abrazando.
Ben se apartó de él y lo miró sonriendo, esperando a que Charlie dijera algo, pero simplemente le devolvió la mirada en silencio, sin saber muy bien lo que hacer en ese momento.
Entre el alcohol, la música a todo volumen, el calor, pensar de repente en Amitta y en lo que podría haber sido su vida, si le hubiera dicho lo del bebé y darse cuenta que acababa de besar a un hombre, a un amigo, al hermano de Megan, Charlie notó que la sala comenzaba a darle vueltas, sintió que le faltaba el aire y creyó perder el equilibrio.
Sintió los brazos de Ben a su alrededor, que lo sujetaban con fuerza. "Vamos, te sacaré de aquí, necesitas aire fresco."
Sin decir nada al respecto, Charlie se dejó llevar por Ben, que al ser bastante más alto que él, fue llevándolo, desde detrás de él, hasta la calle. Una vez fuera, lo ayudó a sentarse en el bordillo. "¿Mejor?"
"Si, gracias." Charlie ocultó la cara entre las manos. Tenía ganas de llorar, porque estaba perdiendo el rumbo y no sabía que hacer para evitarlo. Había perdido a Amitta, apenas podía concentrarse en el último caso de Don y ahora deambulaba como un zombi por la ciudad y llegaba a sitios sin saber como. Desconocía donde se encontraba el fondo de su abismo personal.
"Perdona por lo de antes, creo que me he precipitado al besarte." Ben se sentó a su lado en la acera.
"No te preocupes, en realidad no ha estado tan mal. Es sólo que, no soy yo mismo últimamente y no se como salir de esto."
"Me he dado cuenta, todos lo hemos hecho, pero tienes que dejar que te ayudemos."
"No empieces como mi hermano por favor." Dijo Charlie de tal forma que casi pareció una súplica. "Ya se que queréis ayudarme, pero esto tengo que hacerlo sólo."
"¿Por qué?, ¿por qué los hermanos Epps, os empeñáis en esconder vuestros sentimientos a todos los que os rodean, a todos los que os quieren."
Charlie no sabía si se trataba del alcohol o de que, pero no estaba seguro de por que dijo lo siguiente. "¿Tu me quieres?"
Ben abrió la boca, pero por un segundo no supo que contestar. "Charlie, eres un buen amigo, cuando vine aquí, no conocía a nadie y fuiste un gran apoyo, claro que te quiero."
"No me refiero a eso. Quiero decir que si sientes algo por mi"
"Charlie, yo…"
"Ben, puedo estar borracho, pero ahí dentro me has besado y no creo que beses así a todos tus amigos." Ben lo miró atónito, porque no sabía como contestar exactamente. Sabía muy bien que Charlie estaba borracho y que lo que estaba preguntando ahora, no se lo preguntaría otro día cuando estuviera sereno. Pero que le iba a decir. Una voz, resonó en su cabeza, tal vez la verdad sea lo mejor.
"No, tienes razón, no besó así a todos mis amigos."
"Entonces es que sientes algo por mi."
"Si, me gustas mucho" Ben bajó la cara mientras hablaba, prefería decirle eso sin mirarle directamente. "Creo que he querido besarte, desde que te conocí, desde el primer momento en que te vi, pero estabas con Amitta, tan enamorado, que no me atreví a decirte nada, supuse que no conseguiría nada, pero ahora..."
Charlie se acercó a él, sin pensar en lo que hacía, sin ser de ninguna manera, todo lo racional que el profesor Epps podía ser normalmente y cogió su rostro con su mano, haciendo que le mirara a la cara. Cerró los ojos y acercó sus labios a los de Ben, volvió a sentir sus manos alrededor de su cintura, que lo acercaban a él y cuando separó su boca de la de Ben se dio cuenta que estaba arrodillado delante de él, con sus manos alrededor de su espalda mirando dentro de sus ojos azules, sintiéndose completamente seguro dentro de aquel mar profundo.
"Vamos a tu casa" Porque había dicho, seguía siendo un misterio al día siguiente, porque había decidido entrar en el apartamento de Ben y dejar que lo besara también, pero una vez allí, tumbarse en su cama, abrazarlo y seguir besándolo, había sido algo fácil, incluso natural. Cuando dejó que le quitara la ropa y lo acariciara, se sintió libre y como si alguien le estuviera quitando un peso de encima.
Una vez agotado y abrazado a Ben, se había quedado dormido y ahora, una vez despierto y sereno, después de haberse dado una ducha relajante y tras haber tomado un café bien cargado, aunque con un terrible dolor de cabeza, Charlie comenzaba a pensar con normalidad.
Sentado frente a él en la cocina, con una taza humeante en la mano, Ben lo miraba en silencio, con una mirada tímida, casi infantil.
Charlie no había dicho nada desde que se había levantado de la cama y Ben esperaba a que fuera él, el primero en hablar, porque no sabía como se habría tomado toda aquella situación después de recordar lo sucedido la noche anterior.
"Debería llamar a casa, mi padre y Don estarán preocupados." Charlie se levantó para coger el teléfono, que seguramente todavía seguía en su chaqueta.
"Charlie, sobre lo de anoche." Al pasar a su lado, Charlie lo miró y Ben dejó de hablar, esperando que dijera algo del tipo, estaba muy borracho y no sabía lo que hacía, yo no soy así o no recuerdo nada. Pero no fue así, mientras Ben permanecía quieto, Charlie se acercó a él y volvió a besarle como lo había hecho en la acera, despacio, dulce y tiernamente.
"Supongo que no era gay porque no había encontrado al hombre adecuado para comprobarlo." Ben lo vio salir hacia el salón, mientras buscaba donde había terminado su chaqueta y Ben sonrió, cogió su taza de café y lo acompañó en su búsqueda.
