Disclaimer: Harry Potter y su mundo lamentablemente no son míos, o sino, no estaría publicando aquí. Todo es de JK Rowling, qué es la mejor. Esto es hecho sin fines de lucro y sólo tome prestado los personajes por un ratito algo largo.

Esto, es algo súper cursi, pero quería empezar con algo chiquitito y esto fue lo más pasable, por ahora. No me tiren Crucios, por favor.


Recordaba el momento exacto


A veces en noches como éstas miraba el cielo desde la Torre de Astronomía, contemplando las millones, millones y millones de estrellas que se extendían y pensaba, pensaba en él, en ella, en ellos, en el por qué las cosas a veces tenían que ser de aquella manera.

Recordaba el momento exacto en el que lo conoció, el momento en el que lo conoció realmente, cuando gracias a su primo Albus y una caída casi fatal jugando Quidditch se dio cuenta que no todo lo que le decía su padre tenía una justificación.

Recordaba el momento exacto en que se dio cuenta de que lo que sentía no era sólo un cariño hacia el mejor amigo de su primo, que no era sólo una simple amistad que crecía, y mucho menos una simple atracción.

Recordaba el momento exacto cuando su sonrisa torcida y su mirada dejaron de arritarla para convertirse en la mejor parte de su día, que esperar con más felicidad de lo que debería sus encuentros casi casuales no era sólo porque lo extrañara, que analizar la manera en que decía su nombre o su apellido hacía que su estómago se apretara.

Recordaba con exactitud la forma en que se enojaba y hacía aquel movimiento con su nariz, o la forma en que la hacía reír en clases, o como de alguna manera nunca olvidaba darle chocolates antes de Historia de la Magia.

Recordaba que todo aquello no era porque fuera detallista, sino porque había algo más allí.

Rosie —dijo Scorpius a su lado.

—¿Qué? —respondió en un susurro Rose.

—Nada, es sólo que me gusta decirte así.

—Lo sé.

—Ah, y también me gusta decirte que te quiero. —La miró con su sonrisa torcida.

—Yo también te quiero Scorpius, mucho.

Recordaba el momento exacto en que ambos decidieron que todo podría funcionar, en que no importaba lo que dijera su hermano Hugo, ni que Susan (la ex de Scorpius) chillara y pataleara porque según ella siempre supo que terminarían juntos y que sólo jugó con ella.

Porque en momentos como éste pensaba en el por qué las cosas a veces tenían que ser de aquella manera.

En que a pesar de todo, sin importa lo que dijeran, eran felices.


Fin.

Sí, súper cursi, no me maten y sean bonitos, espero seguir publicando y si es posible para mi gran horario y mi no tan gran imaginación crear una historia más larga.

Besos, Cami :)