Nota: No pude resistirme. Mi tía y mi mamá jugaban ajedrez a mi lado. Er... no, a lo que iba: Tabla Griega para Crack and Roll. Amoris es amor en latín... o eso dice en la web owo. Aunque me pueden haber engañado... No sé, no sé.
Atención: Femslash, lime-casi-lemon y Blackcest. Dios, es que Bella era tan adecuada que me dolió.
Amoris
Eros
Ya no es sangre, es lava volcánica. Cada mirada la enciende y cada roce la sulfura. Ni siquiera puede pensar en paz, ni siquiera puede respirar de manera normal. Ni siquiera han comenzado y ya se siente morir. Que de un momento a otro va a caerse de placer o de mareo, porque su mundo –Siempre Puro- no deja de moverse, de volverse negro y blanco... Negro y blanco...
Negro. Como el cabello de Bellatrix y como sus ojos. Blanco. Como su propia piel y su cabello de color casi inexistente.
Le recuerda a un ajedrez. Bella siempre escoge las negras, siempre, sin excepción. No está en sus palabras el quejarse de esa decisión, las blancas tienen apariencia más fina, más elegante. Apariencia.
Quizá ella sea como una pieza de ajedrez. Sí, ella, Narcissa Black, una de las chicas más bonitas de todo Hogwarts, de las más deseadas, de las que solo unos pocos no habían podido probar. Los "sangre sucia" jamás la tocarían, al menos mientras tuviera la varita en la mano.
No la tenía, pero Bella era sangre pura. Corría sangre pura por sus venas, negra como el carbón –y su cabello- pero pura al fin y al cabo.
Todo en ella es puro. Al menos, lo que le interesa. Sus ojos, negros, son puros... en apariencia. Tienen esa oscuridad que da el deseo prohibido, esa que da la maldad a la espera, esa que da el incesto.
Narcissa sabe que no la tiene, pero que hace minutos –sí, minutos- sus ojos han dejado de ser de ese gris, de ese acerco, de ese hielo inquebrantable para pasar a ser algo más parecido al mercurio. Sí, al mercurio. Sus pupilas se dilatan del intenso placer a cada minuto y sólo puede pensar en algo... y en alguien.
Bellatrix Black.
Conocida como una de las mujeres más guapas de Hogwarts, y una cruel Slytherin, nunca había logrado superarla en eso. Quizá en belleza, quizá en elegancia, pero en crueldad...
Dudaba que el mismo Lord Oscuro la superara.
Y en seducción, sí, seducción.
Cuando Bellatrix roza, lame, suspira... ya no hay vuelta atrás. Es como una araña, a veces va despacio, discreta, otras va rápida, gritando a los cuatro vientos lo que hará.
Le besa el cuello, las mejillas, el cabello. Roza lugares dormidos que se encienden en un segundo, observa sitios que no sabía que existía y le suspira.
Bellatrix le suspira en el oído mientras la navega con descaro.
Cierra los ojos, y se deja.
