Tetsuna Hibari: ¡Nuevo Fic! ¡Esperamos les guste!

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TÍTULO: Fragmentos

RESUMEN: Vivirás muerto en vida con el único objetivo de dar muerte a quien te quitó al amor...

CLASIFICACIÓN: +13 años

CATEGORÍA: Boku no Hero: Academia.

GÉNEROS: BL, Angst, Tragedia.

ADVERTENCIAS: Muerte de personaje.

PAREJA: Kirishima Eijirou x Izuku Midoriya.

Cursiva = Recuerdos

Cursiva y negrita = Llamada por telefono.

** = Pensamientos.


CAPITULO 1 - ESPEJISMO


Hizo una mueca, nuevamente la información era falsa. Soltó el agarre de su mano, dejando que lo que sostenía cayera al piso cual costal. Paso una mano por su rostro, limpiándose con el pulgar la sangre que le había salpicado. Al no tener nada más que hacer allí, dio media vuelta para salir del callejón, la calle se encontraba solitaria, algo muy común por la hora, demasiado tarde. Salto hasta el techo de un edificio asegurándose que nadie le hubiera visto, para luego sentarse en el barandal, observando como la oscuridad de la noche se tragaba la ciudad.

Su amada ciudad.

Escucho a lo lejos la sirena de una patrulla, la cual se detuvo en la entrada del callejón en donde estuvo segundos atrás, por lo que dedujo que alguien más les dio aviso. Observó con tranquilidad como ambos policías valientemente se adentraron a la oscuridad del callejón, no obstante, no pasó ni dos segundos cuando uno de ellos salió y empezó a vomitar en la orilla de la acera. Río un poco al pensar en lo poco preparados que eran ahora los policías por no poder soportar una escena como aquella, tampoco era como si hubiera hecho un gran lío. Suspiro para retirarse, ya no tenía nada que hacer allí.

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—Izuku.

Detuvo su caminata al escuchar su nombre, volteando levemente el rostro para encontrarse con el del pelirrojo, quien le sonrió al ver como sus mejillas tomaban un tenue color carmín por la cercanía.

— ¿Sí? —Cuestiono, soltando una leve sonrisa al ver el repentino nerviosismo de su compañero.

Era hermoso verlo nervioso y muy poco común con la gran confianza que se tenía.

— ¿Te...? —Se mordió el labio inferior, asustado de la respuesta— ¿Te divertiste?

La pregunta le sorprendió, pero también le avergonzó, por un momento pensó que el pelirrojo le pediría un beso o algo por el estilo. Se dijo a sí mismo que era un pervertido por pensar eso por simplemente verle nervioso, además de que era su primera cita, parecía urgido por pensar que su pretendiente le pediría algo tan avanzado.

— ¿Por qué no debería haberme divertido? —Pregunto intentando mantener una sonrisa en su cara, estaba avergonzado consigo mismo— Tú parecías divertirte mucho. —Se relajó al ver que la tensión en el pelirrojo disminuyo.

— Bueno... la verdad es que creo que metí la pata, —confesó con una mano detrás de la cabeza— no creo que haberte invitado a una función de lucha libre fuera buena idea, no al menos para nuestra primera cita.

La respuesta sincera le hizo sonreír aún más. Su enamorado pensaba demasiado en él y eso le generaba un sentimiento mayor por corresponder a sus sentimientos. No dudo por tomar la mano ajena entre las suyas.

— Bueno, generalmente las parejas hacen algo más romántico en la primera cita...

— ¡Lo sabía! ¡Lo arruine todo! —El oji-rubí le interrumpió, agarrándose la cabeza y dejándose caer al suelo deprimido. — Debí hacerle caso a Kaminari y no hacer lo que a mi me gusta. ¡Lo siento!

— Kirishima. —Llamo, mas, el contrario no le hizo caso.

Su boca no pudo evitar hacer un puchero al verse ignorado en los dos siguientes llamados, su compañero estaba hundido en su propio lodo de arrepentimientos desde donde se disculpaba, así que opto hacer algo que le generaba incluso bochorno a él. Con gran esfuerzo e intentando no sonrojarse lo llamó nuevamente, pero con otro tono y nombre.

— Eijirou. —Rápidamente el pelirrojo levanto la vista.

Ambos jóvenes rostros tenían el color rojo grabado en sus mejillas y en parte de sus orejas, uno por llamar tan íntimamente a su pareja y el contrario por oír su nombre de los labios ajenos. Reponiéndose de su propia timidez y al saberse escuchado, sonrió, estirando la mano, invitando al contrario a levantarse. Izuku agradecía que se encontraran en un callejón -atajo que tomaron para acortar el camino a la estación- o hubiera sido algo vergonzoso que la gente viera a su pareja en el suelo disculpándose innumerables veces.

— Probablemente no es lo mejor para una primera cita, pero me divertí... y mucho. —Le aclaro— Todo lo que hago contigo es divertido, mientras estés a mi lado siempre sonreiré y estaré feliz. —Le sonrió con amor— Vamos, levántate.

— ¿En serio te divertiste? —parecía dudar aun de sus palabras, por lo que el más bajito lo abrazó en cuanto se puso de pie.

— Por supuesto que sí. —Se separó un poco para poder ver directamente a los ojos de su pareja y que de paso viera su puchero por no creer en él— Ya te dije que cualquier cosa que haga contigo es divertido. Además, verte actuar como un pequeño niño emocionado fue realmente algo que disfrute y no olvidaré. —Soltó una carcajada al ver que logro avergonzarlo— Y también fue muy entretenido ver como personas luchan sin utilizar su quirk, es algo realmente emocionante. Te hace cuestionarte si gente sin quirk puede luchar de igual a igual contra gente con quirk...

Sin que lo notara, comenzó a murmurar cosas, sumergido en su propio mundo de análisis de las probabilidades y, fue la dulce y sincera risa del pelirrojo lo que lo interrumpió. Ahora fue su turno de avergonzarse, los viejos hábitos son difíciles de dejar y más cuando no haces ni el intento.

— Lo siento.

— No te preocupes, me gusta verte así. —Confesó, más tranquilo ahora que ambos habían tenido sus momentos embarazosos. — El que murmures, es algo que me enamoro de ti. —Lo dijo con una facilidad que sonrojo de nuevo al peli-verde.

— Bue... bueno... el caso... el caso es que si me divertí. —Intentaba de no tartamudear, pero le era inevitable, y más ahora que Kirishima había acercado su rostro al suyo y le miraba fijamente— Y si... Y si aun sientes que nuestra primera cita aún no es perfecta... vayamos a cenar...—Se aplaudió por su idea, después de todo, no quería que terminara aun su salida— Cenemos en un restaurante... eso sería... romántico...—murmuro bajito, desviando la mirada.

Sintió una mano fría pero refrescante posarse en su mejilla, obligándolo a voltear y mirar a los ojos al dueño de esta. Un contacto rápido y leve de sus labios, fue tan solo un segundo, pero que logró mover todo su interior; su corazón palpitaba demasiado, sentía que se saldría de su pecho sin contar que las manos amenazaban con sudarle al ser tomadas por otras.

— Es una buena idea, vayamos a cenar. —Apoyo la idea, tomándolo de la mano para ir en busca de un restaurante.

Aun con el corazón acelerado, apretó con fuerza la mano que lo guiaba. Mirando desde atrás la gran espalda de su pareja, dándole una sensación de tranquilidad y protección.

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Frunció el ceño fastidiado de ese molesto pitido, aun con los ojos cerrados estiró su mano para alcanzar aquel tedioso aparato y apagarlo, tanteo el buró hasta encontrarlo, abriendo al fin sus ojos y notar que no se trataba de su alarma sino de una llamada. Suspiró y rodó los ojos al leer el nombre del remitente en la pantalla. Le gustaría ignorarlo, pero conocía muy bien al hombre que le llamaba como para saber que no lo dejaría en paz hasta que contestara.

— ¿Qué quieres? —Pregunto cortante al conectar la llamada.

Tsk, ¿quién te crees para hablarme de esa manera, bastardo? —La voz de su antiguo compañero sonó molesta como siempre, por lo que no le tomo mayor importancia.

— ¿Qué quieres, Katsuki? —Pregunto de nuevo, no estaba de humor por la falla de la noche anterior o tal vez nunca estaba de buen humor desde hace tiempo.

El silencio se instaló unos segundos, parecía que el contrario no sabía cómo entablar como comenzar la conversación, pero el silencio, intuyo correctamente de lo que deseaba hablar el chico de las explosiones y eso le hizo fruncir aún más el ceño.

Él...—Habló, pero aquel pronombre solo le molesto.

— Si lo único que quieres es darme un sermón, búscate a otro. —Gruño, harto de que siempre fuera igual— ¿Desde cuándo al gran Katsuki le importan los demás? Déjame solo.

Una punzada en la parte frontal del cerebro le hizo cerrar los ojos, anunciando un dolor de cabeza producto de su gran enfado. Y es que era algo que no podía evitar, sus viejos compañeros se creían lo bastantes superiores -con sus felices y cómodas vidas- por lo que no dudaban en sermonearle a él, siempre tocando temas que ellos poco podían comprender y que no tenían derecho de hablar.

¡Bastardo! ¡Solo te estoy llamando porque él no qui...!

No dejo que terminara al momento de cortar la llamada, lanzando con fuerza el teléfono que quedó destrozado por el choque contra la pared de la habitación. Se dio vuelta sobre la cama, cubriéndose con la cobija hasta la cabeza, aun deseaba dormir. Había realizado un buen trabajo hasta tarde como para que vinieran a molestarlo con estupideces desde temprano. Él mejor que nadie sabía lo que "él" deseaba, después de todo, se lo dijo de frente. ¿Qué lo olvidara? ¿Qué continuara con su vida?

¡Que estupidez! ¡Jamás podría!

Intento conciliar nuevamente el sueño, sin éxito alguno. Frustrado se levantó y se metió a la regadera, abriendo la llave del agua fría, necesitaba que su cabeza se enfriara, por culpa del héroe explosivo varios pensamientos vinieron a su mente y no estaba dispuesto a que los sentimientos se interpusieran en su camino. Hace un año había tomado una decisión y nadie se lo impediría, ni él mismo.

— ¡Regrese a casa! —Gritaron desde la entrada, reconocía a perfección la voz de esa loca— ¿Dónde te encuentras?

Su voz se escuchaba más cerca por lo que le estaba buscando, se tensó al escuchar la puerta abrirse.

— Oh, aquí estas. Traje la cena.

Volteo sus enojados ojos hacia la puerta de vidrio de la regadera, fulminando a su compañera de piso; Toga Himiko, una famosa villana, exaliada de la Liga de los Villanos. Ellos dos deberían de ser enemigos y era consciente de ello, sin embargo, allí estaba, él debajo de la regadera y ella enfrente en la puerta del baño. La joven había cambiado mucho, se había desarrollado lo suficientemente bien para decir que era bonita, no obstante, para él no lo era, aquella retorcida sonrisa que la caracterizaba hacía que la repudiara y deseara matarla, pero la necesitaba y por ello aún no se deshacía de ella. Lo más retorcido del asunto es que Himiko era consciente que era odiada y utilizada, pero poco le importaba mientras continuaba declarando su amor.

— Toga, te he dicho que no entres a mi habitación. —Gruño, saliendo de la bañera y cubriendo su intimidad con una toalla.

— Lo siento, Riot-sama. —Su sonrisa se agrando molestándolo aún más.

Odiaba aquella sonrisa que le profesaba amor "sincero" -enfermo- pero sobre todo la odia a ella. La odiaba, ¿cómo había olvidado tan rápido el amor que le profesaba a él...? Chasqueo la lengua, rabioso, con ella, con el mundo.

— Vete. —Le ordeno y la chica obedeció sin rechistar, saliendo del baño y habitación, dejándolo solo.

Cerro los ojos, aun necesitaba tranquilizarse, por lo que nuevamente se adentró a la ducha. Se quedó quieto dejando que el agua cayera en él, relajando todo su cuerpo y borrando la sangre seca.

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— ¿Aún no te duermes? —Detuvo su lectura al oír la voz de su pareja que salía de bañarse.

— Lo siento, el libro está realmente bueno. —Se disculpó con una sonrisa.

Mantuvo en todo momento su mirada sobre los movimientos del pelirrojo, sonrojándose al darse cuenta que había estado admirando a su amado semidesnudo. Salió de su bochorno al sentirle sentarse en la orilla contraria de la cama. Cerró el libro que leía para gatear hasta él, una vez tras la espalda del oji-rubí, tomo la toalla que descansaba en la cabeza roja.

— Yo secaré tu cabello.

— Gracias. —Escuchó y empezó su trabajo. — Por cierto, Izuku.

— ¿Mmm? —Dio a entender que le escuchaba sin dejar de secar su cabello.

— Mañana tengo el día libre...

— Oh, yo también...

— Si... Lo sé...—Izuku noto que las puntas de las orejas de su pareja estaban sonrojadas. — Por eso pedí mi día libre mañana, quería que coincidiéramos al menos esta vez. —Ahora ambos estaban rojos— Hace mucho que no teníamos un día libre igual. Creo que sería bueno pasar al menos un tiempo en pareja.

Feliz por lo hecho y las molestias tomadas, por el contrario, Izuku le abrazo por el cuello, besando su mejilla.

— Sí, me parece que deberíamos. —Acepto con una sonrisa rebosante de felicidad.

Deshizo el abrazo, retomando la acción de secar el cabello rojizo, no quería que se resfriara por tenerlo por más tiempo húmedo.

— ¿Y dónde deberíamos ir?

— A donde sea estará bien. —Izuku no deseaba visitar nada en específico— Siempre que estés conmigo...

— Seremos feliz. —a completo y modificó la frase eterna de su amado.

— Si. —Acepto con una sonrisa.

Un silencio cómodo y cálido se instaló entre ellos, por lo que ninguno se sintió obligado a romperlo. Con delicadeza, paciencia y lentitud pasaba la toalla por el cabello semi largo de su pareja, después de todo amaba el tono rojizo de su cabello, lo hacían ver tierno, mientras que, en su opinión, el tono natural -negro- del oji-rubí le daba un toque sexy. Estaba más que claro que jamás le había dicho sus pensamientos a su pareja o de lo contrario, estaba seguro, el contrario estaría cambiando constantemente de color, o capaz, y se creaba un estilo parecido al de Todoroki; negro de un lado, rojo del otro. Rió divertido ante esa opción, su pareja con dos tonos de colores al mismo tiempo se vería gracioso.

— Nee~ Eijirou...—quiso compartir su tonta idea.

Mas toda frase o pregunta que hubiera podido formular, se vio interrumpida por un ronquido. Sorprendido por tal sonido, miró por sobre el hombro de Kirishima si realmente provenían del pelirrojo, sonriendo nuevamente al comprobar que así era.

— Solo tú te puedes quedar dormido de esta mane...

No continuo al recordar que él mismo hacía tiempo también se quedó dormido mientras Kirishima le secaba el cabello, aunque él se había recargado en el pecho de su pareja, muy contrario del pelirrojo, quien con cada segundo que pasaba se iba cayendo hacia delante. Lanzó la toalla al piso y cargó con cuidado al contrario para poder acostarlo en la cama, agradecía que había salido del baño ya vestido y preparado para dormir o de lo contrario le hubiera dado gran vergüenza vestirlo.

— Buenas noches. —Beso la mejilla de su amado. — Ya deseo que sea mañana.

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Salió del baño, dejándose caer en la orilla de la cama, aquella costumbre de tener una toalla en la cabeza aún no se le quitaba, solo que ahora ya no había quien gateara hasta él y se ofreciera a acariciar su cabello con la excusa de ayudarle a secarlo. Y eso, solo eso, enfriaba cualquier sentimiento cálido que aún albergara su corazón. Ignoro el espejo frente a él y que a causa de un golpe suyo tiempo atrás, estaba quebrado, impidiendo que cualquier reflejo se viera correctamente, del mismo modo, ignoro los dos porta-retratos en el buró, aquellos que tenían impresos a dos jóvenes felices y enamorados. Deslizó sus dedos sobre su pecho, la podía sentir, aquella gran cicatriz que surcaba su pecho de un extremo otro. Cicatriz que le recordaba lo inútil que era, que no pudo proteger lo que más le importaba en la vida y a pesar de que ya no estaba a su lado, esperaba que él siguiera sonriendo y fuera feliz, sin importar donde se encontrara.

Se levanto y empezó a vestirse, no queriendo seguir pensando en lo patético que era por estar muerto en vida.

Una vez vestido, salió de la habitación y se dirigió al comedor, donde la rubia ya lo esperaba sentada con la comida servida sobre la mesa. Tomo asiento en silencio y empezaron a comer, era la rutina que se repetía desde hace seis meses en ese pequeño y sucio departamento que alquilo para alejarse del otro, que era más grande y hermoso pero lleno de dolorosos recuerdos. Justo en el momento en que dejo atrás su antigua casa y mientras buscaba información del líder de la liga de los villanos, la chica traiciono a sus compañeros para unírsele, dándole la información de algunas bases secretas que ella conocía. No sabía la razón por la que la mujer quiso unirse a su causa en aquel entonces, pero le había mostrado una gran lealtad a él al estar a punto de morir por el más de cuatro veces.

— Nee~ Riot-sama. —La ignoro, generalmente lo llamaba para decir idioteces— Se donde podemos encontrar a Dabi.

Ante la revelación, levanto su mirada para verla directamente, recriminándose al hacerlo pues la mujer se había sonrojado y agrandado su sonrisa en señal de victoria por haber capturado su atención.

— ¿Dónde? —Cuestiono secamente.

Necesitaba aquella información para poder encontrar a Shiragaki Tomura, porque donde estuviera alguien de la liga era probable que también estuviera Shiragaki, ese maldito.

— Te diré si me dejas acompañarte esta vez. —Condiciono.

— Como quieras, si te matan mejor para mí. —Respondió sin inmutarse por sus propias palabras hirientes.

— ¡Como era de esperarse de Riot-sama, es tan romántico! —Exclamo la chica juntando sus manos y poniéndolas en su pecho mientras sus mejillas tomaban un tono carmín que el contrario clasificaba como asqueroso.

— ¿En dónde? —Pregunto de nueva cuenta, irritado de que la chica olvidara lo importante.

— Hoy mientras iba por la cena, lo vi, obviamente lo he seguido y muy cuidadosamente. —El gruño, molesto de que diera detalles que a él poco importaban— Tome la forma de Fuyu-chan, la hermana de aquel héroe Todoroki...

— ¿Cuándo conseguiste la sangre de esa mujer? —Eso si le dio curiosidad, hacía mucho que Fuyumi era intocable.

— Ese día...—Fue toda la respuesta que dio con una gran sonrisa retorcida al ver como el cuerpo contrario se tensó

El varón no dijo nada, esperando que la rubia continuara, no quería demostrarle algo más allá de lo necesario, como era el hecho de que aun lloraba por lo sucedido aquel día que destruyo todo su mundo.

— Bueno, como iba diciendo, tomé la forma de Fuyu-chan y fingí estar haciendo las compras. —Toga siguió parloteando cosas innecesarias solo para molestarle— Dabi ni siquiera me noto, no creo que me haya reconocido, lo vi adentrándose a un edificio abandonado en la zona del Este, espere al menos una hora para asegurarme por si salía, pero no salió. —Sonrió emocionada al ver la determinación en los ojos del contrario.

— Prepara tus cosas, iremos a visitarlo. —Ordeno, olvidando la comida.

— Si. —Asintió emocionada

Estaba por retirarse cuando sintió la mirada insistente de la chica, por lo que suspiro.

— Buena chica. —Dijo con fastidio oculto.

La mujer chilló como desquiciada ante el contacto carente de emoción. Conocía muy bien aquel chillido, pues era el mismo que hacían sus fans cuando aceptaba tomarse una foto con ellas o les daba un autógrafo y solo podía pensar que eran escandalosas e incluso odiosas. Al regresar a la intimidad de su cuarto sonrió, no pudo evitarlo, desde hace 8 meses la liga de los villanos había mantenido gran discreción en sus movimientos, hecho que le estaba dificultando mucho encontrarlos y ahora, al fin, uno de ellos se mostraba. Y solo podía pensar en que había dos opciones de tal milagro; una trampa o lo que estaban planeando era algo tan grande e imparable, que poco les importaba que pudieran encontrarlos.

Mas lo segundo poco le concernía, no que estaba interesado en que planearan aquellos tipos, así como si todo era una trampa o no, no sentía mínimo interés en si planeaban el fin de la raza humana o la destrucción del mundo... él solo quería destrozarlos, hacerles pagar todo lo que ha sufrido y sufrió su amado. Aunque la verdad fuera, es que, si hubiera podido matar a Shiragaki hace 8 meses no estaría ahora buscándolo, es más, estaría descansado al lado de su dulce amor.

— ¿No terminaras tu cena? —Su cuerpo se tensó, aquella voz tan alegre...

Volteo rápidamente a la puerta de su cuarto, encontrando un cuerpo que le hizo estremecer pero que sabía de sobra sería imposible de estar ahí. Enfureció, esa maldita de Toga y su Quirck, rápidamente se acercó a ella por verla transformada en él. Empujo las cosas a su paso con fuerza, sujetándola por el cuello más que dispuesto a darle fin, y a pesar de que estaba a punto de matarla, ella solo sonreía con aquella apariencia.

— ¿Qué crees que haces? —Su voz había salido como un gran rugido, mostrando la ira que sentía en esos momentos.

— J-aja... jaja...—Forzada a causa de falta de aire, la chica hizo un intento de reír— Adoro... ver...te... sufriendo. —Dijo sonriendo aún más— Y… amo... esta apariencia.

El rostro de la mujer empezó a ponerse pálido conforme su mano presionaba el cuello ajeno, el aire empezaba a faltarle y como consecuencia, el quirk de la loca empezó a desaparecer. La apariencia de su amado empezaba a desaparecer para mostrar a esa desquiciada. El cabello oscuro regresaba a su tono rubio. La soltó, no era la primera vez que la maldita tomaba la apariencia de su pareja, lo hacía pasar por un disgusto así y en los momentos menos esperados. Luego se encargaría de deshacerse de ella, por ahora, aún la seguía necesitando para encontrar a la liga de los villanos en caso de que la visita nocturna de ese día fuera un fracaso, por solamente esa razón aun la mantenía con vida y a su lado. Escucho a la mujer toser en el suelo, intentando recuperar el aire y no dudo en mirarla con odio, no podía creer que se atreviera a usar aquella apariencia, ni siquiera sabía de donde seguía consiguiendo "su" sangre para poder tomar aquella apariencia.

— No vuelvas a usar ese rostro. —Ni siquiera la miro, prefirió dar media vuelta para irse a prepararse.

Muchas veces le había advertido lo mismo pero nunca cumplía con su amenaza, lo que usaba Toga para seguir haciéndolo y es que a pesar de continuar diciéndose que era por que la necesitara -y en parte era verdad- también era porque una parte de su corazón, esa que seguía sufriendo y continuaría así hasta el fin de su vida, esa parte olvidada de su corazón vivo, agradecía ver por unos segundos a su amado, verle respirando, verle sonriendo... verle vivo. Era un sentimiento que le daba sufrimiento, pero también le brindaba alegría, recordándole por quien hacia todo eso.

— Jaja, te duele ¿cierto? —Se detuvo al escucharla, en serio que esa mujer deseaba una muerte prematura— Después de todo Izuku...

Miro su mano, no sabía en qué momento se había movido para tomar el rostro de la rubia y azotarlo contra el suelo sin medir su fuerza, enterrando aquel molesto rostro en la madera. Sabía que no la había matado al no haber usado su quirk, pero si la había dejado inconsciente y eso le brindo a él paz. La empujo fuera de su cuarto y azoto la puerta para prepararse para esa noche. Con la mujer en ese estado, él atacaría solo, mejor para él, necesitaba sacar su frustración.

— Auch. —Se quejo un poco al notar una leve herida en su mano.

Suspiro para tranquilizarse, seguro de que la madera le corto cuando enterró a Toga sobre ella. Se adentro al baño para limpiarse y que dejara de sangrar. Cuando la sangre se detuvo, regreso a lo suyo, rápidamente se cambió su ropa por el traje de héroe, aun lo utilizaba para su nuevo objetivo, después de todo, era bastante cómodo y ayudaba a su quirk. Se coloco una gabardina negra que lo cubriera hasta llegar al lugar, pues Toga no le había dado la ubicación exacta y eso solo significaba que tendría que buscar, no obstante, en la zona Este solo había dos edificios abandonados, tendría que visitar ambos para saber cuál era.

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— Estoy en casa. —escucho un anuncio nervioso y con voz débil.

Levantó la mirada con una sonrisa que se borró inmediatamente, palideciendo al ver a Kirishima llegar a casa con más de una herida en el brazo derecho. Apago la estufa y salió de la cocina en donde preparaba la cena, corriendo hasta colocarse al lado del recién llegado, estaba asustado había tanta sangre adornando el brazo y ropa del pelirrojo. Estaba bastante asustado y extrañado, su pareja nunca había llegado a casa en ese estado y muy rara vez se hería hasta sangrar, todo gracias a su quirk de endurecimiento, pero esa era la primera vez.

— ¿Que te sucedió? —pregunto rápidamente, guiándolo al baño de donde saco un botiquín de primeros auxilios. — Estira el brazo.

Escucho un intento de risa provenir del contrario, suponía que para aligerar el ambiente mientras se quitaba la camisa con manchas rojas. Al ver que solo eran heridas en el brazo, pudo suspirar un poco más aliviado.

— No es algo para reírse. —Le reprendió con un nudo en la garganta

— Lo siento. Estábamos lidiando con un villano del tipo temperamental al igual que su quirk, le derrotamos, pero cuando los policías lo esposaban se libró de ellos y se fue contra mí. —escuchó el relato mientras limpiaba las heridas— Fue tan rápido que no me dio tiempo de activar mi quirk. —su vista empezó a nublarse, las lágrimas empezaron a salir — Izuku, lo siento. En verdad. No llores.

— No... yo... yo lo siento... Sé que son cosas que pasan... pasan en nuestro trabajo, pero... pero... pero estaba asustado... lo siento...—Hipaba con el llanto— Es... Es la primera vez que llegas así y yo... yo solo...

Intentaba detenerse, en verdad lo hacía, pero el llanto parecía no querer hacerlo. Se había asustado demasiado al ver a su persona amada ensangrentado, temiendo que debajo de la playera que tenía con manchas rojas hubiera heridas demasiado graves. Era consciente que las heridas eran parte de su oficio, pero eso no disminuía el miedo por verlas en tus personas especiales. Sintió una mano acariciar sus cabellos.

— Lo siento. —Dijo al calmarse después de un rato.

— Esta bien. Al menos ahora ya sabes que siento yo cuando el herido eres tú. —Le dio un beso en la frente.

— Es horrible. —hizo un puchero y abrazo fuertemente al pelirrojo— No vuelvas a lastimarte. —Pidió.

— Lo prometo y lo cumpliré si tú haces lo mismo.

— ¿Ahora es una condición?

— No. Pero como tú has dicho, es horrible. Y me duele verte lastimado a ti también.

Comprendiendo el punto de su pareja, Izuku asintió.

— Es una promesa. —Dijeron al mismo tiempo.

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Al fin los había encontrado, saco su celular sintiendo un nudo en su garganta al ver por unos segundos su fondo de pantalla, a pesar del dolor al ver un momento feliz del pasado, era incapaz de cambiar aquella foto de ellos dos juntos; sonrió de lado al pensar que muy pronto todo acabaría, conecto unos audífonos al poner su canción favorita, era una buena noche, tenía tres opciones favorables para esa noche con la información de Toga.

La primera, Shigaraki Tomura se encontraba estaba allí y lo mataba. La segunda, en caso de que no estuviera, podría sacárselo a Dabi o algún otro idiota de los miembros de la Liga de los Villanos que estuviera en esa base. La tercera y última, en caso de que nadie le diera información, al menos esperaba que hubiera documentos o indicios del lugar donde pudiera encontrar al líder de esa escoria.

Se coloco los audífonos en los oídos, apretó el play, dejando que la canción se dejara escuchar. Se relajo al escuchar aquella canción tan vieja, pero tan querida para él y su pareja, esa melodía que les era predilecta a ambos. La que marcaba al pie de la letra su amor y la cual, Izuku había llamado su canción ideal. Esa misma que escogió poner en los altavoces de la oficina del heredero de All Might el día que le propuso compartir sus vidas. Uno de las pocas pruebas de que él siempre estaría a su lado.

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— ¿Que estas escuchando?

Fue imposible, soltó un grito por el susto causado por su pareja. Había estado tan sumergido escuchando la melodía que se había topado vagando por el Internet que no prestó atención a la hora. Era exactamente la hora en que acordó reunirse con su novio en la misma banca de siempre para su cita número 300. No es como que las contara, simplemente se le daban bien los números, o al menos eso siempre se decía a sí mismo, pues no quería aceptar que llevaba la cuenta porque todas y cada una de sus salidas en pareja era única, especial e inigualables.

— ¡Eijirou! —Grito, sonrojándose al notar que las personas alrededor los miraban por el escándalo.

— Lo siento.

Frunció el ceño al escucharle disculparse, pero no le creyó en lo más mínimo sobre que se arrepentía de asustarle al ver la gran y feliz sonrisa que tenía en los labios, el muy malo de su novio había notado su concentración y por ello no dudo en asustarle. Suspiro, no queriendo comenzar una pelea en un lugar público y menos por algo tan insignificante; después de todo era probable que él hubiera hecho lo mismo si los factores correctos estuvieran presentes y fuera a la inversa.

— ¿Y bien, a donde iremos en esta ocasión? —Pregunto intentando controlar la emoción que sentía.

Su pelirrojo amado siempre le sorprendía llevándolo a los lugares donde menos se pensaría que podría ser adecuado para una cita, pero ellos siempre terminaban felices de la vivencia y de estar juntos para disfrutarla.

— Es un secreto.

— Tacaño. —Hizo un puchero como respuesta al guiño del contrario.

— Tal vez lo soy o tal vez no. —sin evitarlo regreso la sonrisa que le regalaron.

Sintió un brazo rodear su cintura instándolo a avanzar, algo que él hizo sin dudar, expectante de la aventura del día.

— ¿Puedo adivinar? —pregunto solo para mantener la conversación viva y escuchar su voz.

— Puedes... Pero dudo que lo logres. —observó como su compañero sonreía.

— Mmm...—Lo medito unos segundos— ¿Vamos a pescar de nuevo? ¿Tal vez a escalar una montaña? ¿Qué me dices de ir a una firma de autógrafos de algún héroe?

— Incorrecto. Nada cerca.

Hizo un puchero de nuevo, pensando en otras posibilidades, pero ninguna fue acertada por lo que terminó por rendirse.

— Me he quedado sin ideas. —Confesó con pesar después de un rato.

— Aun nos falta camino. —le miro de reojo, observando las calles a su paso. — Así que, ¿porque no me dices que era lo que escuchabas tan concentrado que me ha invitado a asustarte?

— Así que si fue a propósito. —Le acusó, pero la única respuesta que obtuvo fueron carcajadas del contrario

— Me declaro culpable.

— Como sea. —Suspiro derrotado, sonriendo al compartir la alegría ajena. No era tan malo. — Escucha. —Le colocó con rapidez sus audífonos, dejándolo escuchar la misma canción.

Siendo guiado a su lugar de cita, se mantuvo en silencio, dejando que su pareja escuchará la melodía que le cautivó desde que la encontró.

— Esto es...—Sonrió aún más al ver que el pelirrojo pensó lo mismo que él— ¿Tú la escribiste?

— Claro que no. —Río ante la ocurrencia. — No tengo talento para eso.

— Pero es que es tan nuestra...

— Lo sé. —Le dio un beso en la mejilla. — Es perfecta para nosotros.

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Después de relajarse con la melodía, se adentró al primer edificio. Y tal como supuso, no encontró nada extraño en apariencia en esas bodegas abandonadas, no obstante, como su experiencia le enseñó, tuvo que buscar en todas las paredes alguna entrada secreta, era claro que los villanos no dejarían a la vista de cualquiera lo que se empeñaban en ocultar. Encontró lo que buscaba en la segunda bodega, una puerta secreta que lo llevaba por un pasadizo oscuro hasta otro cuarto, en donde se topó con tres villanos discutiendo algunos planos que tenían extendidos sobre la única mesa.

No reconocía a dos de ellos, pero uno de los que le interesaba estaba ahí, explicando algún plan que él no le dio importancia. Intento controlar su emoción y escuchar sus planes, tal vez, y solo si no se interponía en su propia meta, compartiría la información con la policía, pero todo pensamiento se fue al caño al oír a Dabi.

— Shigaraki estará complacido con esto. Si todo sale de acuerdo al plan, será peor que el "día gris"...

"Día gris", era el nombre dado al día en que todo su mundo se derrumbó; aquel día que marcó por segunda vez a la población por el enfrentamiento de varios héroes guiados por el segundo símbolo de la paz contra la liga de villanos liderados por Shigaraki Tomura. Aquel día nublado en que la lucha duró horas, edificios se derrumbaron al igual que muchas vidas se perdieron.

Su sangre hirvió, nublo sus pensamientos y en su arranque salió de su escondite, activando su quirk para atacar, ignorando todo y con la única meta de matar a los dos que no le servían, acorralar al hombre de fuego frio e interrogarlo, torturarle hasta obtener la información que deseaba; la ubicación de Tomura. No fue consciente de lo destructivo que fue, de la escena sangrienta que provocaba, de lo cruel que era ni de lo desafortunado que fueron esos dos simples aspirantes a villanos. Sin bien le costó derrotar al asesino de cicatrices y recibió su buena dotación de heridas, logro dejarlo al borde de la muerte, manteniéndole derrumbado en el suelo y con sus manos sobre el barrote de hierro con el que le atravesó el estómago.

— ¿Dónde está? —Demando saber, presionando aún más el metal.

Observo entre la locura y la razón como el azabache escupía sangre de la boca mientras mantenía la mirada tranquila, como si la situación fuera normal, importándole poco si le mataba o no.

—Estás impaciente...

— ¡Cállate! —Grito furioso— ¿Dónde está Shiragaki? —Pregunto nuevamente— Si me dices probablemente me piense el sí dejarte vivir o no.

—Incluso si te digo me mataras...—Tosió— Pero está bien... te lo diré...—Le costaba hablar a causa de los golpes y la pérdida de sangre— Solo quiero ver a Shiragaki frustrado de que su gran plan fallo de nuevo...

Intento esperar pacientemente, el hombre ya estaba más muerto que vivo por lo que nada le costaba dejarle hablar tonterías.

—Está en Tokio...—La inconsciencia le atacaba y en esos momentos sentía como su agresor enterraba más el arma con lo que lo derribo, despertándole con el dolor— En... En un edificio abandonado en Kabukicho...

Escucho sus últimas palabras con una gran sonrisa, al fin obtenía algo sólido. Se irguió en su lugar, poniendo atención a su alrededor. Después de ver la masacre del lugar que ahora estaba pintado de rojo, admitió que realmente había sacado toda su frustración. Se encogió de hombros, no era su asunto. Se puso nuevamente lo audífonos para salir de aquel lugar, ya no tenía nada que hacer allí, dejaría que la policía se hiciera cargo de la limpieza.

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Entró a la habitación buscando a su pareja y sonrió al verlo tan concentrado recargado en el barandal del balcón, mirando a la nada tranquilamente. Se acercó con sigilo hasta ponerse a su lado.

— ¿Qué piensas? —Cuestiono mientras le quitaba un audífono para ponérselo él, escuchando la canción.

Se sorprendió un poco al oír una melodía bastante triste, a decir verdad. Se extrañó un poco, su pareja era de escuchar canciones más rítmicas, alegres, pero al ver la falta de sonrisa en el rostro ajeno lo comprendió. Su amado no estaba del mejor ánimo, una nube de tristeza le envolvía.

— Es una buena canción, ¿cierto? —Le contestó con una pregunta.

Sintió su corazón estrujarse al notar en tono melancólico escondido en su voz y en su sonrisa forzada y carente de alegría o vitalidad, aquello que más amaba de Eijirou.

— Si, muy bonita pero muy triste, ¿no lo crees? —Recargo su cabeza en el hombro del contrario, sintiendo como el contrario le abrazaba.

— Sí, pero me gusta, es relajante. —Entrelazo su mano con la de él.

Sintió la ansiedad ajena y aumentó la suya, sentía que no era un buen momento, aun así, se mantuvo en silencio, esperando que su pareja le confesara lo que le atormentaba.

—Izuku...—Percibió el cuerpo contrario tensarse— Si... En el caso de que nosotros... Si nosotros llegáramos a separarnos... En caso de que uno de los dos llegara a perder la vida...

—No lo haremos. —Le interrumpió con firmeza, no le gustaron esas palabras— Somos fuertes. Y mi amor por ti me hace aún más fuerte, no creo llegar a amar tanto a alguien como te amo a ti. —Le miro directamente a los ojos rojos.

—También yo pienso así.

—Entonces somos invencibles. —Sonrió al oír sus palabras.

Mantuvo el contacto visual el tiempo necesario para hacerle saber que no mentía y que estaba muy seguro de sus palabras, se alegró un poco al ver una leve mueca parecida a una sonrisa en el rostro del más alto. Su mensaje fue recibido.

—Jajá, tienes razón. —Se conmovió al recibir un beso en su frente— Pero si llegara a pasar algo que nos separe, yo... Espero que sigas adelante. —Se vio envuelto con más fuerza en los brazos contrarios, cómodo con el contacto. — Prométemelo.

—Eijirou. —Deseaba toda su atención. — Lo que más me preocupa en realidad es otra cosa...—Su pareja le dejó continuar— En el imposible caso de que llegáramos a ser separados, lo que me preocupa más eres tú, ¿podrás seguir hacia delante sin mí.

No hubo respuesta, solo un abrazo más fuerte y el llanto silencioso de parte de su pareja. Le regreso el abrazo y espero paciente, la luz proveniente del interior del departamento atrajo su atención, al entrar no se había percatado que la televisión estaba encendida. No le hubiera tomado importancia de no ser por el titular de la noticia; la muerte de una heroína de la misma agencia que su pelirrojo. Entendió de donde surgió el repentino miedo del contrario y lo vivió él mismo al ver en pantalla al esposo e hijo de la mujer que murió en acción.

—Te amo.

No supo si él se lo dijo al pelirrojo o fue a la inversa, pero no le importo, grabó esas palabras en su corazón.

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Tetsuna: Ciao~ Ciao~ Esperamos que hayan disfrutado de esta nueva historia

Marlene: Ante todo esperamos les gustara y tal y como ven este Nuevo Fic es de una pareja muy amorosa...

Angelice: ¡KIRIDEKU! -grito haciendo que las otras dos se cubran los oídos- Así que ámenlos y ¡SUFRAN CON LO QUE NOSOTRAS GOZAMOS!

Nos vemos~