N/A: Hace tiempo, Demona 0 me retó a dar un nuevo final a algún cuento infantil. Ella lo hizo con mi preferido, El flautista de Hamelín, y yo lo hice con la Cenicienta. Tal vez no sea lo mejor del mundo, pero me gustó y, ante todo, disfruté escribiéndolo. Os reto a que escribáis otros como este (y a que visitéis el profile de Demona 0 y leáis el suyo, y de paso, sus fics, porque ella es genial y lo vale).

Disclaimer: Cenicienta no me pertenece, creo que queda claro. Cultura popular, cuento infantil... pero no mío, de todos.


Porque un zapato no lo es todo...

...aunque sea de cristal. Los años pasan, los recuerdos se convierten en rastros difusos, casi no podemos distinguir el pasado. Y así es mejor. Tal vez si lo hiciésemos veríamos de nuevo el dolor que un día padecimos. Quizás esa niebla que oculta todo lo pasado ayude. Pero también impide ver la realidad, moldea la memoria, y falsas fantasías de tiempos mejores se abren paso en tu mente.

Tal vez si uno de nosotros pudiera viajar al pasado, encontrar a Cenicienta, la princesa de cuento, la bendita muchacha que encontró a su príncipe, ella pudiera contarnos su historia. Porque un zapato nunca es suficiente.

¿Fue feliz¿Para siempre? No dudo que comiera perdices, pero la joven Cenicienta merecía mucho más que aquel príncipe, merecía mucho más que un hombre que arriesgaba su felicidad probando un zapato de cristal a todas las jóvenes del reino.

Aquellas hermanastras no volvieron a cruzarse en su camino, su madrastra nunca más la molestó, aquella simpática hada madrina no volvió a sonreírle. Y la princesa que debía ser feliz, se encontró en aquel gran palacio, con un príncipe que viajaba constantemente, que tenía que vigilar su reino. Y un día se hizo rey. Y Cenicienta valoraba lo que él hacía, preocuparse por su pueblo.

Pero eso no evitaba su infelicidad, nada podía evitarlo. Continuamente lloraba, su sonrisa había sido olvidada.

Y un día de lluvia, con un cielo gris y las nubes amenazando tormenta, la joven Cenicienta tomó sus cosas, tomó un carruaje, y huyó. Jamás nadie supo adónde fue, cuánto tiempo vivió, si formó familia o fue feliz. De hecho, nunca nadie supo que Cenicienta dejó solo al rey, que no quiso amar a un hombre que preferia amar a su pueblo. La mentira se mantuvo hasta los últimos días del rey, hasta que exhaló su suspiro y todos 'supieron' que Cenicienta había fallecido con él.

La leyenda de la muchacha del zapato de cristal sigue en pie, todos creen el final feliz y yo no soy quien para contradecirlo, todos tienen derecho a pensar que Cenicienta fue feliz, aunque ni siquiera conozcamos el nombre de tan dulce muchacha. A veces la verdad es mejor olvidarla, que se esconda entre la bruma y se escurra entre nuestros dedos, porque tal vez así sea más fácil mirar al futuro. Solo tal vez.


No es mi cuento favorito, pero el único del cual se me ocurrió idea en aquel momento. Y you know, me gustan las críticas ;)