El Potterverso pertenece a J.K. Rowling. Yo sólo estoy escribiendo por puro placer y diversión.
Este fic participa del Reto Normal de Abril "Emociones y Sentimientos" del foro "Provocare Ravenclaw".
Personajes: Albus Severus Potter/Lorcan Scamander.
Advertencias: Slash. Esta historia narra una relación homosexual y su contenido puede ofender a algunas personas; si no te sientes cómodo con ello, ruego abandones esta historia. Dicho está, sobre aviso no hay engaño.
Viñetas: 1/3
Palabras: 991
Cuando reencontramos lo que fuimos
Por:
PukitChan
I
Temor
Tu corazón palpita desbocado mientras tus ojos, sin tomarse la molestia de parpadear, siguen el movimiento giratorio del galeón que Lysander, tu hermano gemelo, acaba de lanzar al aire. Y aunque no puedes creer que estés permitiendo eso, tampoco quieres detenerlo, porque ese galeón que está por sellar tu destino, crea en tu estómago una sensación vagamente experimentada, pero nunca olvidada.
Tras unos segundos que sentiste eternos, la moneda finalmente desciende y rebota contra la mesa de madera en la que están sentados tú y Lysander; él con una expresión aventura, tú con el miedo reflejado en tus ojos. El galeón termina rodando con unos movimientos oscilantes hasta que, cansada de hacerlo, se detiene imprevistamente para caer lenta y silenciosamente.
Cierras los ojos de inmediato, aterrado por el resultado.
Afuera, tras la ventana del local donde te refugias e ignorando tu presencia y el juego de la moneda, se encuentra Albus Potter. Han pasado cuatro desde la última vez que lo viste, pero aún recuerdas perfectamente la noche en la que sus labios rozaron los tuyos por última vez; su relación había comenzado cuando tú estabas iniciando el cuarto año y él el séptimo. Decidiste decirle adiós cuando él se graduó. Y aunque breves, sus sentimientos habían sido intensos, porque Albus fue tu primer amor.
Algunos dicen que el primer amor jamás se olvida, ¿no es verdad?
Sin darte cuenta de ello, una sonrisa aflora en tus labios, como siempre te sucede cuando piensas en Albus. Cuando la nostalgia se vuelve añoranza, te das cuenta del porqué permitiste dejarte por la estupidez que Lysander te planteó: quieres reencontrar a Albus y descubrir si esta vez, ahora que el tiempo ha pasado y todo ha cambiado, las cosas puedan funcionar.
Confiando en ese pensamiento, abres una vez más tus ojos. Lysander te mira cariñosamente cuando tú agachas el rostro y desvías la mirada hacia el galeón que reposa en la mesa. La sugerencia de tu gemelo fue simple; si la moneda caía del lado de la cara, tú te animarías a salir de ese lugar y acercarte a Albus para conocerlo otra vez. En cambio, si la cruz era la que te saludaba, dejarías la oportunidad pasar. Era una decisión tomada de forma irracional y, probablemente, nadie más que tu madre y Lysander podrían haberla sugerido y aceptarla, pero aún así te has arriesgado a acatarla. Por él.
Entonces, tu corazón deja de palpitar. O, cuanto menos, eso es lo que sentiste al notar que el galeón te dice que sí, que debes continuar. Que no importa cuántos años han estado separados o de que exista la posibilidad de que Albus te hubiera olvidado. Simplemente, debes ponerte de pie, alcanzarlo e intentar.
Apenas miras el rostro de Lysander cuando te incorporas de un solo movimiento. No tienes tiempo de dudar porque de hacerlo, huirás y la oportunidad puede escapar de tus manos. Torpemente, como no te habías sentido en mucho tiempo, esquivas a las personas y vacilas ante la puerta cerrada. No obstante, esa duda desaparece tan rápido como llega y, sin mirar atrás, sales al exterior.
Albus está de pie, sosteniendo algunos paquetes debajo de su brazo mientras mira un pergamino; quizás esté de compras y revisa que nada le falte. Inhalas lo más pausado que puedes y aunque cierras la puerta con calma, el tintineo de ésta es lo suficientemente fuerte para llamar su atención.
Y ocurre.
Sus ojos verdes se dilatan y sus labios se separan ligeramente al fijar su mirada en ti. Palidece y te tienes que repetir a ti mismo que no eres un fantasma, no importa cuánto te diga eso su expresión. Aprietas tus labios, temeroso, hasta que las facciones de Albus se suavizan y sonríe. Y entonces, como si eso fuera lo único que había estado durante demasiado tiempo, sientes a tu corazón volver a latir.
Desvías ligeramente la mirada, sintiéndote tan estúpido como avergonzado. Peor aún, te sientes como el Hufflpueff que es Albus en lugar del Slytherin que se supone que eres. Sabes que tus mejillas están sonrojadas y que estás temblado. Ruegas por pronto poder dejar de hacerlo; sin embargo, tus infantiles plegarias no parecen ser escuchadas, al menos no de manera inmediata, porque tu cuerpo se estremece involuntariamente al notar que Albus camina hacia ti. Intentas pensar desesperadamente en algo que justifique tu presencia, aunque al final, cuando sientes esa cálida mano tocar tu hombro, todo desaparece.
Al alzar el rostro, descubres a Albus mirándote con curiosidad. Abres la boca, esperando que algo coherente salga de ella, porque tiene que hacerlo sino quieres quedar como un estúpido frente a él. Otra vez.
―Te vi mientras estaba allá adentro ―explicas, señalando con el rostro el local en donde te escondías con Lysander unos minutos atrás―. Decidí salir a saludarte y…
…Y no tienes tiempo de continuar. Pasmado, descubres que Albus ha dejado caer sus paquetes al suelo y sus brazos te rodean con esa suavidad y firmeza tan característica de él. Su rostro se esconde en la curvatura de tu cuello y sientes su sonrisa acompañada de un suave sollozo. Y aunque deseas abrazarlo también, todo ha ocurrido tan rápido que simplemente no puedes reaccionar. El miedo combinado con la sorpresa te ha paralizado. Porque Albus abrazándote de esa manera se siente tan normal que te asusta darte cuenta de lo fácil que puede ser volver a acostumbrarte a su calor, a su aroma, a su cuerpo pidiendo por el tuyo.
―Yo…
―Me alegra tanto verte de nuevo, Lorcan ―musita Albus, acariciando con sus labios tu lóbulo―. Ha pasado mucho tiempo…
Aún tiemblas cuando levantas los brazos y tus manos se aferran a su ropa. Te escondes en su pecho e intentas reír secamente. Entonces, no sabes cómo ni por qué, entiendes que Albus está tan aterrado como tú. Es normal, piensas, todo lo que ocurrió entre ustedes fue demasiado intenso para querer volverlo a vivir.
…O para volver a dejarlo ir.
Autora al habla:
¡Buenas noches! Antes que nada, muchas gracias por leer esta historia. Esta pareja en particular siempre ha sido una de mis más grandes debilidades. En mi canon mental, Lorcan es tres años menor que Albus, aunque este fic, cronológicamente hablando, se centra cuatro años después de que asistieran a Hogwarts. En su tiempo como estudiantes, ambos tuvieron una relación que, como bien se dice, terminó en el momento en el que Albus se graduó. Aquí se han encontrado después de todo ese tiempo con la idea de que, ¿esta vez sí puede funcionar? Espero que sí.
¡Muchas gracias por leer, gracias si se animan a dejar un review y, por supuesto, suerte a los participantes de este reto! :D
